viernes, 14 de febrero de 2014

NO HAY TROPA NECESARIA

Que tenían en común Jacinto Verderón, Antonio Jilguero, Pepe Picogordo, Ramón Totovía, Anselmo Cogujada, Bernardo Correlimos y Narciso Farlopo Picogrueso? Que todos ellos, en algún momento, con un tiro en el ala, de forma más o menos discreta, más o menos abierta, habían solicitado los cuidados, la atención y el socorro de la Fundación Tato para Varones Desahuciados. Enmarcada en un recuadro en la entrada de la fundación podía leerse la frase de Blas de Lezo, toda una declaración de principios: “No hay tropa necesaria para tanto como “ay” que guardar pero tendremos paciencia.

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