Se veía hoy el perfil de la sierra de Guadarrama, blanco, helado,
azul. Al costado de la carretera, un pinar ralo, sobre una alfombra blanca de
escarcha perdiéndose hacia un perfil de polígonos colocado a media distancia,
como para recordarnos, plantado en medio del paisaje, que ese es nuestro mundo,
el de la carretera atascada, no el de las crestas de la sierra, los paisajes
helados, las excursiones de nuestra edad de plata. ¡Oiga no se ponga así!