El ejecutivillo moderno ha renunciado a sus signos de identidad tradicionales, de honrada clase media: primero la corbata, luego el traje. Ahora viene a trabajar vestido de calle, pantalones de los llamados chinos, de colores, una camisa o lo que se llama un polo (cuando éramos pequeños un “niqui”, vaya usted a saber por qué). Para completar el atuendo se pone alrededor del cuello, como si de un collar ancestral se tratara, una cinta del color de la marca de la empresa, de la que cuelga, no un amuleto ni el hueso o colmillo de una fiera a la que hubiera dado caza, sino la tarjeta para la apertura electrónica de puertas, el santo y seña del templo laico al que ingresa todos los días de lunes a viernes. Pero el detalle más importante es lo que utiliza para llevar sus cosas. Pasó a mejor vida, tal vez con razón, el maletín. Durante un tiempo fue sustituido por la bolsa de ordenador esta a su vez desterrada ya para siempre por ¡la mochila! Así que con el pantalón de colores -un milagro que no sea corto todavía- la camisa de manga corta, las zapatillas de deporte y la mochila ya estamos en plena “vuelta al cole”.
domingo, 26 de octubre de 2025
De los dietarios de A. Bergamota. Época de hierro.
El ejecutivillo moderno ha renunciado a sus signos de identidad tradicionales, de honrada clase media: primero la corbata, luego el traje. Ahora viene a trabajar vestido de calle, pantalones de los llamados chinos, de colores, una camisa o lo que se llama un polo (cuando éramos pequeños un “niqui”, vaya usted a saber por qué). Para completar el atuendo se pone alrededor del cuello, como si de un collar ancestral se tratara, una cinta del color de la marca de la empresa, de la que cuelga, no un amuleto ni el hueso o colmillo de una fiera a la que hubiera dado caza, sino la tarjeta para la apertura electrónica de puertas, el santo y seña del templo laico al que ingresa todos los días de lunes a viernes. Pero el detalle más importante es lo que utiliza para llevar sus cosas. Pasó a mejor vida, tal vez con razón, el maletín. Durante un tiempo fue sustituido por la bolsa de ordenador esta a su vez desterrada ya para siempre por ¡la mochila! Así que con el pantalón de colores -un milagro que no sea corto todavía- la camisa de manga corta, las zapatillas de deporte y la mochila ya estamos en plena “vuelta al cole”.
miércoles, 15 de octubre de 2025
El mar.
Hay en el polígono un olor a gas, a berza, a alga podrida, un aire a puerto, una humedad como marítima, con el día nublado, el sol escondido. Pero es el polígono de siempre, sobre el páramo madrileño, con algunos rastrojos y desmontes alrededor, todavía, pero que tiene ya poco que ver con las parameras que describen Baroja o Galdós en sus libros madrileños.
lunes, 13 de octubre de 2025
Lectura. De los dietarios de A. Bergamota (otro que da la brasa con sus cosas).
Cercanos al mar, el papel se altera, se humedece, se comba, los libros se curvan, parecen abrirse solos. Un año en el sur es un libro de Antonio Colinas, que publico la editorial Trieste en el año 1985. Lleva por subtítulo “Para una educación estética”. Y no defrauda la gran belleza de su prosa, muy cercana al poema en prosa. Nuevamente una exploración a ese género tan atractivo que son los libros de iniciación a la vida, los primeros pasos de un adolescente en un momento que se abre y que va descubriendo: amor, paisaje, literatura, arte, sentimientos, racionalidad, sentido de las cosas, relación con los demás, vida religiosa, escritura. El protagonista, como tantos otros, encuentra en la curiosidad y el asombro canalizados y a su vez cultivados a través de los libros y la observación del mundo, una manera de dar sentido a la vida, de intentar ordenarla en alguna medida, de encauzarla y poder afrontarla.
“
(…) En lo secreto crecían los mejores frutos. En la soledad, lejos de las miradas falsamente atentas, el hombre podía desarrollar una vida digna, ejemplar. ¿Cómo serían los versos de aquél oscuro poeta de provincias? ¡Cuántos matices interesantes para la ávida adolescencia de Jano, para su vocación llena aún de dudas, se podían extraer de aquella vida ignorada!” Pág. 132.El libro de Colinas a pesar de su belleza formal resulta algo frío y lo recorre desde el principio un halo de tristeza. Que bien le va el color de la portada de un tono verde apagado, como herrumbroso. Si fue a propósito, desde luego es todo un acierto. Viene la tristeza no sólo por el argumento, sino porque desde el principio, el adolescente protagonista es un dolor vivo, un chico que sufre casi permanentemente. Tal vez la adolescencia tenga esa parte dolorosa, seguramente si hacemos memoria la recordaremos, pero no únicamente, había muchas otras cosas que le daban alegría, risas, ilusión, pese a las enormes dificultades de esa travesía. El impacto del Sur, como idea de tierra cálida, luminosa, antigua, de vegetación espléndida y lujuriosa, no parece que se produzca, el adolescente no parece beneficiarse de ese mundo, pase a la fascinación que le produce la vieja ciudad romana y califal, pues cerca de Córdoba está el internado. Es más, se inclinará por la contemplación fascinada y morbosa de un cuadro terrible de Romero de Torres, anunciador de la tragedia. Tal vez resulte eso un tanto artificioso. Sin lugar a duda, faltan la religión, el catolicismo, la caridad, apenas tratados y descartados luego de manera excesivamente brusca, sin que las lecturas de poetas franceses románticos y simbolistas en las que se zambulle el protagonista sean contrapeso suficiente, como es obvio. Ahí se echa de menos que el autor pula el retrato de un adolescente, pero de un adolescente local, de aquí, encarnado verdaderamente. Etc. ¿¡Pero bueno!?
***
“Él está como vosotros: sin hacer todavía grandes progresos en su vida. Quemad los libros y labrad la tierra. Que la tierra os sea familiar. Ella entonces os reconocerá el día que os reciba. Cuidad la tierra y ella será para vosotros un alivio. ¿Os imagináis tendidos bajo la tierra negra, sintiendo la caricia de las raíces de los laureles? Quemad, quemad los libros…Y añadía una gran carcajada o un gesto de máxima educación a sus palabras.” Pág. 154.
Cornudos
jueves, 10 de julio de 2025
Lecturas. A Bergamota.
Leo una cosa que desde hace años parece evidente, pero bien expresada. A propósito de la censura, hace años de un álbum de Tintín en una biblioteca de los Estados Unidos que lo retira de la sala general y confina a un cuarto reservado para empleados de la biblioteca y lectores que expresamente lo soliciten. La frase es esta: “De modo general, tal vez la cuestión sea que vivimos en una cultura que ha perdido su religión, sí, pero conserva una moralidad hecha de prohibiciones que son como fósiles de las verdades de un antiguo credo.” La frase es de Luis Daniel, autor del estupendo blog Bienvenidos a la fiesta: https://bienvenidosalafiesta.com/.
miércoles, 9 de julio de 2025
¡Baja tú! De los dietarios de A. Bergamota El Grande, polígrafo.
Oiga, veo que tienen caviar beluga, muy bien, lo voy a tomar de primero. Aparece un camarero enorme, con manazas de arriero, con gruesos dedos peludos y, con violencia, le suelta un enorme melón apepinado sobre el plato, que se resquebraja. Con el melón, deja sobre la mesa una navaja de mango de cuerno. ¿Pero oiga esto que es? Pues esto es lo que ha pedido usted, caviar beluga, que para nosotros es esto que le hemos servido y no proteste o sírvase usted (¡baja tú!). Pues eso, nos sentamos para ver torear y nos sirven algo que cada vez se le parece menos.
Una anotación de los dietarios de A. Bergamota.
- El voto útil.
- Cada pueblo tiene el gobierno que se merece.
- Lo importante es quitar a ... quien sea.
- Lo importante es la economía.
- España es un país de izquierdas.
La sociedad española se encuentra en tal estado que con esos cuatro mantras se la pastorea tranquilamente desde hace cuarenta años, no hace falta más.
domingo, 20 de abril de 2025
Apunte. De los dietarios de... etc. Ya se sabe.
A la vuelta de Salamanca, desde las alturas de la carretera de La Coruña, se ve Madrid. Se ve el largo perfil de la ciudad. Por obra de las transparencias creadas por la lluvia secada luego por el sol, parece flotar sobre una gran masa azul, un lago, una nube, una gran ola.
Más de carreteras, que parecen el hábitat natural de contacto con el exterior para el moderno urbanita: El anochecer sobre la carretera lo vuelve todo azul. Azul el asfalto, las líneas pintadas, las vallas, el horizonte.
Día de todos los Santos. Pasada la tormenta que ha destrozado todo el levante español, aquí sale un sol espléndido, que nos regala una luz delicada e intensa, como limpiada por el agua. Decía Chesterton que le gustaban los días de lluvia porque todo se reflejaba en el agua y parecía que el mundo se llenaba de espejos. Algo así, mejor expresado sin duda por el inglés.
Dos hombres asomados a la reja de un camposanto pueblerino miran hacia su interior. Parada en Cuéllar.Recordar como gran fuente de información el discurso de recepción en la RAE de Manuel Halcón.
Dese hace años evito los desayunos en grandes hoteles, como los Paradores, porque las escenas que allí veo me producen un poco de desagrado, pero sobre todo mucha vergüenza ajena. Y la mirada que pongo sobre todo ello falta sin duda a la más elemental caridad con el prójimo.
Zampo y también me cansa infinitamente la sociedad del zampe.
martes, 8 de abril de 2025
MARZO. De los dietarios del gran polígrafo A. B.
Tabaco oscuro, casi negro, tabaco recio, para fumar a la intemperie, puro para una tarde de toros, de caballos sin peto, de cielo nublado, para escupir por el colmillo con los primeros goterones de lluvia. Para llevar el nombre de quien fue teniente general de la Armada tiene paradójicamente un aire bucanero, le faltan elegancia, distinción, marcialidad, le sobran negrura y oscuridad. Sólo su blanca ceniza lo rescata.
Después de semanas bajo la lluvia, ayer tuvimos tregua y las temperaturas de este asombroso mes de marzo subieron algo. Esta mañana de nuevo el cielo encapotado y a medida que transcurre la mañana el día se va oscureciendo.
Celebramos ayer el cumpleaños de G. cenando juntos en la Ancha.
jueves, 27 de febrero de 2025
De los dietarios de A. Bergamota. Como siempre, cortesía de Calvino de Liposthey, biógrafo.
viernes, 21 de febrero de 2025
El mundo. Extracto de los famosos diarios de A. Bergamota (época de hierro, anterior a Nava). Cortesía de Calvino de Liposthey, biógrafo.
Bendita rutina sin duda, pero ¿Cómo resistirla? Cuanta más perspectiva se tiene de la sociedad española, peor es la impresión. Supongo que sucederá lo mismo con la sociedad de otros países. Quiero decir que, con mayor perspectiva, lo único que se consigue es un mayor catálogo de miserias humanas. Sin duda hay gente estupenda aquí y allá, pero tener mayor conocimiento de la sociedad en la que vivimos, lejos de reconciliarnos con ella, aumenta nuestro espanto. En un círculo pequeño, formado por familia, algún amigo, ciertos conocidos, trabajo, la miseria parece acotada, reducida, explicable por el conocimiento que tenemos de las personas, de su carácter y circunstancias. Pensamos por tanto que es excepcional. Que se debe a esta o a aquella causa evidente. Que sin esa circunstancia concreta que la crea, desaparecería. Al ampliar el campo de conocimiento, si por cualquier razón la vida nos lo permite o nos lleva a ello, por participar en instituciones, tener mayor vida social, etc. la sorpresa es que lo que nos parecía excepcional es en realidad general y que el estado natural y primero del hombre se compone de desequilibrio y chifladura. Nos impacta especialmente cuando el acceso a ese campo de visión más amplio llega tarde, con muchos años vividos en un mundo más pequeño. Que el hombre está profundamente tocado por el pecado original es algo tan evidente, tan obvio, que no puede haber duda de que es un perfecto loco, un demente, quien pretenda lo contrario, al estilo de Juan Jacobo y de todos los revolucionarios que le han seguido, en la esfera pública o particular. Porque la revolución ha sucedido también en la esfera particular, en la que la creencia en la perfección y bondad intrínsecas del hombre han conducido a dejar de educar.
Sólo la mejor educación, bondadosa, estricta y refinada, tan cara, es capaz de canalizar la condición alterada y desequilibrada del hombre. Esa educación incluye por supuesto la educación religiosa católica, el cultivo de la fe. Si no se accede a todo lo demás, que se acceda por lo menos a los diez mandamientos. Y aún así, las probabilidades de cierto éxito son ínfimas.
viernes, 24 de enero de 2025
Annapurna. Puede herir sensibilidades delicadas. De los dietarios de A. Bergamota.
¿Pero por qué le echaron? Fue cuando los síntomas de que se le estaba yendo la olla se agudizaron. Sobre todo, con los indios. ¿Cómo con los indios, con qué indios? Me refiero a los consultores, a los indios de la India, a los hindúes si es correcto llamarles así. ¡Ah! Ya entiendo. Aparecieron hace un año más o menos, para aquel proyecto. Si, esos. Y a él se le hacía cada vez más difícil soportarlos. No lo entiendo, si no hacíamos apenas vida con ellos, salvo por las llamadas de teléfono. Eso es lo que empezó a trastornarle, es lo que no soportaba: La voz, el acento, la entonación, el ritmo de las frases al hablar inglés. Empezó a obsesionarle.
De manera ostensible y fría, diría que casi flemática, empezó a darles a todos el mismo nombre, utilizándolo cuantas veces le resultaba posible. ¿Pero cómo? Annapurna. Empezó a llamarles a todos, Annapurna, imitando su acento. Mr. Annapurna, por aquí, good morning Annapurna por allá, Annapurna, Annapurna, Annapurna por todos lados.
jueves, 23 de enero de 2025
Sol naciente, sol decreciente. De los dietarios de Alcides Bergamota, polígrafo.
Dos chinas taponas y poligoneras, vestidas las dos con un chándal negro con ribetes verdes, muy feo. Al cruzarme veo su ancha nariz, sus blancos dientes, los ojos achinados y el pelo lacio color ala de cuervo, que se agita largo y denso, como una cortinilla movida por el aire. Oigo un retal de conversación y que dicen con acento oriental, de las antípodas, quejándose del funcionamiento del semáforo: - ¡es de coña! Que bien adaptadas.
En la barra del bar dónde tomo un pincho a la hora de comer, nuevos retales de conversación que es imposible no oír, por lo cerca que están y lo alto que hablan. Parece que están los dos divorciados y tienen, los dos, hijas en edad adolescente o a punto. Da un poco de tristeza oírlos hablar de como se las arreglan para ver a las niñas, hacer de padres, lidiar con su crecimiento, trabajar a la vez, etc.
miércoles, 15 de enero de 2025
Una nota crítica, aparecida en el Heraldo de Nava. Por Genaro García Mingo Emperador.
Y cuando el español contemporáneo da el paso, se quita la venda, a menudo lo hace con la misma simpleza, la misma tosquedad, manchándolo todo. Oía hace poco a uno de estos decir que no se podía atribuir a Nelson el triunfo en el combate de Trafalgar puesto que había muerto al principio de la batalla naval. Me quedo asombrado. ¿No pudo Nelson decidir que se daría el combate, diseñar la estrategia, ordenar las formaciones? ¿No fue él quien pronunció la famosa arenga? Y para poner las cosas en su sitio, en su realidad, ¿vamos a acudir a expediente tan miserable? En fin.
La poética de Sinforoso García Pote. XIX.
Espléndidas manos, excelente barba, espléndido anciano. Charles Le Goffic (1863-1932), un año antes de su muerte.
martes, 14 de enero de 2025
Apunte del poligó. De los dietarios de A. Bergamota Elgrande. Cortesía, una vez más, de Calvino de Liposthey, biógrafo.
Vuelvo de tomar café y noto la presencia de alguien que anda por delante de mí. Es decir, ando con la vista levantada, como debe ser, como un cazador, aunque con las gafas de ver de cerca. La silueta, la forma de moverse y el porte característico, algo recogido como preparado para el salto o la carrera repentinos, como si de un animal característico del bosque se tratara, me resultan familiares y le reconozco. Pero es como si reconociera a su equivalente en la fauna silvestre de un cuento, como si su silueta y sus aires fueran en realidad prestados de un relato antiguo. No es alto, pero si corpulento, macizo. El cuerpo parece oscilar al andar. El cuello es grueso y parece siempre girado hacia un lado y echado hacia delante, como si venteara un rastro. Una bonita cabeza cuadrada y maciza exhibe el remate de un buen mechón de pelo hirsuto, erguido y vibrante como si de un penacho se tratara. Falta verle lanzarse al trote, profiriendo un gruñido.
Todos los días al salir de comer en el polígono hay un hombre sentado en el quicio entre dos ventanales. Va con ropa de trabajo y con una gorrilla que le esconde un poco el rostro. Además, como está siempre liando un pitillo, no se lo he visto nunca por ahora.
sábado, 11 de enero de 2025
Lo cotidiano. Nota, de los dietarios de A. Bergamota Elgrande. Cortesía de Calvino de Liphostey, biógrafo.
Comemos, la casa es bonita, ellos son excelentes, en el sentido primero, es decir, que sobresale por sus óptimas cualidades. La conversación es un tanto deslavazada, inconexa, algunas voces son un poco altas para mi gusto del día, vuelven a oírse cosas que ya sabemos, nos repetimos un poco. Pero aparecen cosas nuevas y, sobre todo, estamos bien en aquel salón bien amueblado que es como estar en casa. Con perdón, oiga.
sábado, 7 de diciembre de 2024
TABACO. Nota tabaquera aparecida en el Heraldo de Nava hace pocos días. Se reproduce con permiso de su autor, Genaro García Mingo Emperador, publicista.
Otro
asunto peliagudo es el del mascar tabaco, costumbre prácticamente desaparecida.
Encontramos
la siguiente descripción:
Para
mascar el tabaco (verbo impropio si los hubo pues no se masca, sino que se
exprime por presión), se corta de la cuerda un trozo como de media pulgada, se
enrosca, se introduce en la boca y con el índice se hunde en el lado izquierdo
de ella entre las llamadas muelas del juicio. Un movimiento dulce e insensible
de las mandíbulas tritura poco a poco el tabaco; de vez en cuando se da una
vuelta a la mascadura con la lengua; cuando el tabaco no sabe a nada y parece
paja se trae la pelota adelante, se aprieta entre la lengua y los dientes y se
arroja.
El
arte de fumar. Tabacología universal, por Leopoldo Garcia Ramón, Paris 1881,
edición facsímil de editorial Maxtor.
En caso de que la descripción anterior no produzca el suficiente rechazo en quien la lea, se podrá rematar la jugada acudiendo a las descripciones que del hábito de mascar tabaco -y del constante escupir que lleva a aparejado- hace Dickens en su novela Vida y aventuras de Martin Chuzzlewit. Insiste particularmente en ello en los capítulos que relatan las aventuras del protagonista en los Estados Unidos. La descripción inmisericorde que hace del país y de sus habitantes se encuentra constantemente aderezada y recrudecida por la general falta de higiene y en particular por todo lo relacionado con los esputos del tabaco.
Veamos
un ejemplo en el que un personaje norteamericano reúne tanto la costumbre de
mascar tabaco todo el día como la falta de higiene y de modales elementales. Es
un párrafo del capítulo xxxiv, en la edición magnífica de Alba Editores: “Enfrente
tenían a un caballero exaltado por el tabaco, con una barbita hecha de los
desbordamientos de esa hierba que se habían secado en torno a la boca y la
barbilla: un adorno tan común que apenas llamó la atención de Martín; pero ese
buen ciudadano, ardiendo en deseos de afirmar su igualdad con los recién
llegados, chupó el cuchillo y cortó con él la mantequilla, justo en el momento
en que Martín iba a servirse un poco. Lo hizo con tal jugosidad que le habría
revuelto las tripas a un carroñero.”
***
martes, 19 de noviembre de 2024
Le guste o no, suburbio. De los dietarios de Alcides Bergamota.
Se ha venido el atardecer de golpe y ya es casi de noche y la casa se ha como enfriado. Todo el día ha sido mortecino y gris, con el sol escondido como si no quisiera volver. Y no hace frío, pero hay una punta de humedad que no es de aquí. Humedad, cielo bajo y gris, como si casi todas las luces se hubieran apagado, y quedaran sólo algunas bombillas sin pantalla proyectando una luz tristísima. Se quita el sol y esto parece una tarde triste de París, de cuando llegamos con quince años, con mis padres, para vivir allí una corta temporada. No conocíamos entonces la ciudad y esa atmósfera húmeda, de cielo bajo y anochecer temprano se nos hizo cuesta arriba. Y ahora esta tarde tristona me lo recuerda, claro que, en cutre, sin el empaque de aquella ciudad. Esto de esta tarde es el gran Madrid, la expansión acelerada de los últimos cuarenta años. Aunque esta parte por la que paseo accidentalmente hoy es la mejor desarrollada, la parte pensada y rica, no deja de ser una zona impersonal, de burguesía media viviendo a la americana, en urbanizaciones con coches que van y vienen sin parar, niños a los que se lleva y se trae, autobuses de colegio, frenazos, bocinazos, paradas en doble fila, rotondas. Una señora con el inevitable perro. Otro perro cuya correa sujeta una chica que viste calcetín blanco y chanclas de goma, algo realmente feo. El perro es mucho más digno y elegante que ella. Árboles, cuatro tiendas, algún bar, de repente una calle con más solera, mejor pensada, un poco de urbanismo, y de nuevo el pueblito parcheado por el crecimiento con edificios de toda condición. Así es esto. Y no digo que esté mal, no del todo. Pero esta vida motorizada cansa a veces un poco.
martes, 29 de octubre de 2024
El cliente.
Un cliente difícil sin duda. Manolo Urbano es un enano. Un tío correoso que se ha leído hasta la letra pequeña. Manolo Urbano es un obseso. Un tío rabioso que ha pedido cambios, que ha escrito, que ha tachado. Manolo Urbano es un marrano. Un tío exigente, pegajoso, protestón. Manolo Urbano es maricón. Si, si, así a lo bruto. Pero por fin se ha rendido, le hemos podido, ha cedido, ha firmado. ¡A Manolo Urbano se la han hincado! Ha mordido el polvo. Oye, ¡pero que le has mandado al cliente! ¡Se ha puesto como una furia, ha dicho que en su vida le habían insultado de esa manera, que nos vamos a enterar! ¡Vete empaquetando que estás en la calle!

























