«Aquellos
parajes, situados en un ancho valle, son muy bellos en su olvido. El turismo no
los profanó todavía con su curiosidad de niño sin gracia. Es posible que por
hallarse lejos del mar no llegue a descubrirlos nunca. Los viajeros de hoy no
se reclutan entre los artistas ni los grandes duques. Son más bien gentes
domingueras, deseosas de tostarse en una playa y admirar a las vocalistas sin
voz, sirenas depauperadas que claman amor a través de un micrófono: el mar
constituyendo, según ha dicho Miguel Villalonga, los arrabales de la Tierra.»
Lorenzo
Villalonga,
Desenlace en
Montlleó.
Seix Barral,
1971.