lunes, 31 de diciembre de 2012

ACTO DE DESAGRAVIO

 Recibo en el correo de ayer por la tarde una amable carta de mi viejo amigo Andrés de la Pomarada y Rodriguez de Villafranca, que me escribe desde su solar en el corazón de la Fidelísima Vardulia a propósito de la agresión sufrida por nuestro querido Doroteo, solicitándome su publicación en nuestro honrado y modesto Cepo. Atiendo de buen grado a esta petición y procedo a transcribir literalmente la misiva.

"Querido Sanglier, dilecto amigo,

A pesar de mi natural rechazo hacia las llamadas nuevas tecnologías, no dejo de seguir los entremeses, discursos, adagios y aldabonazos que publican ustedes en esa hoja de noticias y curiosidades que han dado en titular Cepo Gordo.

Me resultan particularmente interesantes y simpáticas las noticias relativas a la charanga formada por Alcides, Doroteo, El Tato y Argimiro, ya que suelen referirse a asuntos y ambientes que me son conocidos y queridos.
Grande ha sido mi pesar cuando he conocido la agresión sufrida por nuestro querido Doroteo. No cabe duda de que las hordas frentepopulistas han vuelto a tomar las calles y se afanan en zaherir a las gentes de bien amparándose en los pretextos más nimios.

Si atendemos a la narración de los hechos, al bueno de Doroteo no se le puede imputar ninguna conducta execrable.

Como todo hijo de vecino, Doroteo tiene perfecto derecho de darse un paseito alrededor de su casa después de cenar para hacer la digestión. Que su casa sea una amplia y antigua propiedad no implica que pueda ser objeto de agresión verbal y menos aún física, más bien debería ser objeto de devoción popular por haber mantenido la casa abierta y el pendón en lo más alto y más aún hoy que las familias han dejado los solares arrumbados y los pueblos a merced de la iniquidad popular.

Bien sabes por propia experiencia que los radicales se caracterizan por la intolerancia y el "odio de clase". La dialéctica de la clase y la confrontación marxista ha sido causa de más daños y quebrantos que la malaria y el cólera juntos.

Peor aún es cuando la bazofia marxista entra en la familia de uno, ya sea por la puerta principal o la de servicio. Una cuñada sufragista y "progresista" es peor asunto que una herencia ab intestato.

Que el bueno y querido Doroteo se entregue con demasiada fruición a la comida y la bebida no es asunto que incumba a la desagradable y desafortunada Meli. Esa pobre tonta, a la que conocí siendo una niña en el rastrillo de las Comendadoras,  en vez de malgastar su juventud leyendo las bazofias de Chomsky y Jon Sobrino y buscándose el punto g con la ayuda de un manual de educación sexual de las Juventudes Revolucionarias Nicaragüenses, debería de haber canalizado sus energías hormonales en criar a cinco mozos o zurcir en un hogar del jubilado como esas santas mujeres de la Sección Femenina, ejemplo de entrega, sacrificio y feminidad.

Como acto de desagravio por este hecho infame, he decidido organizar una marcha de apoyo a Doroteo que se celebrará D.m, mañana día 1 de enero de 2013 y discurrirá conforme al siguiente programa:

A las 10:30 tras la misa del padre Leoncio en el Convento de las Carmelitas Descalzas, se reunirá el cortejo en la puerta del coro que se abre a la Plaza de Santa Teresa (hoy Plaza del Chorrillo) y se formará de acuerdo al siguiente orden de marcha:

-            Pendón y estandarte de la Muy Noble e Ilustre casa de Villafranca de Pomar, portado por mi sobrino Alfonso, colegial de Salamanca.
-            Banda de pífano, trompeta y tambor San Carlos Borromeo, formada por Pepón, Luisito y Mateo Mendicutía.
-            Veteranos de la Cruzada en uniforme de campaña, mi tío Remigio y yo. El tío Gervasio, camisa vieja, que está impedido, se unirá a los vivas desde el balcón de su casa.
-            Tía Enriqueta y Doña Dolores, en representación de las viudas de la Cruzada.
-            Augusto, Sebastián y Toñin, de la Cooperativa Vitivinícola Santo Niño de la Roca, en representación del gremio obrero.
-            Celestino Fontecha antiguo director del Círculo Católico (hoy extinto), en representación de la cámara de propiedad agraria.
-            Aristóbulo Peñafría, Segismundo Enlosado y Sebastián Granito en representación del estamento letrado.
-            Jacinto Infante de Larra Coronel D.E.M en la reserva, que al concluir el acto declamará su afamado soneto "Vardulia, cabeza de Hispania o la verdad revelada de Nuestro Padre Santiago y el niño moro".

El cortejo marchará a los sones de la banda que interpretará un potpurrí de marchas patrióticas y discurrirá en orden cerrado por la Calle Mayor hasta la Plaza del Caudillo (hoy de la Constitución), torcerá por la Calle Santísima Trinidad (hoy Pablo Iglesias) y culminará en la Plaza de la Ascensión (hoy Margarita Xirgú).

Tras la lectura del soneto y los vivas de rigor se romperá filas frente al Círculo Agrario dónde a continuación se ofrecerá una copa de vino español de cepas viejas  y unas delicias ibéricas generosamente aportadas por la familia Fontecha, afamados criadores de cochinos de la más acrisolada estirpe y pura raza ibérica.

Espero sinceramente que este  sencillo acto sirva de aldabonazo de conciencias y aviso a navegantes de las turbulentas aguas revolucionarias. La decencia y el orden han sido aparcadas pero no han muerto, ¡todavía hay várdulos que no nos resignamos a vivir de rodillas y no dudaremos en defender nuestros derechos!.

Si bien soy consciente de la premura de este aviso, no sabes la alegría que nos daría contar tu presencia así como la del agraviado Doroteo y los queridos Tato y Alcides.

Se despide afectuosamente, tuyo

Andrés de la Pomarada y Rodriguez de Villafranca.
Señor de Villafranca de Pomar.
Alferez Provisional, medalla al mérito individual.
Caballero Legionario honorífico.
Presidente de la asociación de estudios históricos y genealógicos Vardulia."

sábado, 29 de diciembre de 2012

NAVIDAD BARROCA


Esta mañana, nos escapamos al centro de Madrid. Madrid es una ciudad espléndida en Navidad. Amanece el día envuelto en la más espesa niebla y de golpe la temperatura por los suelos. Sensación absoluta de frío, pleno invierno, día helado, entre gris y blanco, Navidad. Los Cepogordistas acudimos a la plaza de Oriente para ver el extraordinario belén napolitano del Palacio Real. Es una página viva del barroco europeo, en la que se encuentran arte e historia, al servicio de algo de una fuerza mucho mayor como es la Navidad y lo que ésta significa.

¿Qué decir del sinfín de tipos retratados en las numerosas figuras que componen el Belén? Por su cercanía a la vida, por su realismo, son toda una forma de ver el mundo, de enorme agudeza, una sabiduría antigua, mediterránea si se quiere, que sabe lo que el Mundo (con mayúscula) es y lo acepta en lugar de negarlo. No es extraño que estas figuras napolitanas fueran acogidas con entusiasmo en España. El grueso tabernero de cara encendida, fascinante con su punto malvado y excesivo (¿de qué rellenará empanadas y pasteles?), el calvo de inmensas orejas, el contador de historias subido sobre la mesa, a punto de largar su discurso, el bestial jorobado, pobre hombre de inmensa geta múltiples papadas y contrahecha figura, y luego campesinos, artesanos, un panadero, un librero, elegantes caballeros vistiendo casacas bordadas, en la mano bastón de marfileño pomo, un hombre dormido sobre la leña que acarrea, señoras peripuestas, una de ellas pechugona, como solía decirse, con un escote que mal contiene las exuberancias, y varios moros y como turcos, de faja, turbantes, bigotón y hasta coraza. A través de la ventana de una de las casas podemos ver, colgado de la pared, un cuadro barroco, alegórico de las vanidades del mundo, al estilo de un Valdés Leal, tema tan de la época y tan español. Y así vamos rodeando el Belén, pasando por delante de todo ese mundo, de toda esa extraordinaria galería de retratos. Hasta llegar al Misterio, con el que culmina la representación. Se encuentra colocado en lo alto, tal vez un poco alejado. Algunos espectadores, no sólo los niños sino también Tato que mide dos palmos y ha tenido que apagar el cigarro para entrar en el palacio y lo lleva en el bolsillo del abrigo para encenderlo a la salida, se quejan un poco de ello, les resulta inaccesible, un poco pequeño en comparación con el resto de figuras, si lo comparamos por ejemplo con los propios Reyes Magos y su sequito de negros armados de instrumentos musicales, que han llegado al pie del monte y parecen descansar, preparando los regalos, para iniciar la ascensión, el tramo final del viaje antes de la adoración. Uno se pregunta si es a propósito esa distancia entre el lugar dónde se encuentra el Misterio, en lo alto, y el paisaje por dónde evolucionan el resto de personajes, incluidos los Magos, la parte baja, el llano. Y es probable que así sea, pues nada parece dejado al azar por el artista o los artistas extraordinarios que realizaron el trabajo. Parece ser que hay figuras de distintas épocas y que contribuyeron a la escenografía distintos personajes, incluido algún pintor de corte. En efecto, la Sagrada Familia está colocada en la parte alta de un monte (lo escribo de memoria), al amparo de unas ruinas clásicas, como suele ser habitual en los belenes napolitanos. Debajo, en las entrañas del monte, puede verse entre rojos destellos al diablo, a satanás mirando hacia arriba, como rabiando por la escena que se desarrolla por encima suyo, lejos de las tinieblas que él habita, tan sólo sombríamente iluminadas por el siniestro resplandor que arrojan las llamas del infierno. En el campo, al aire libre, en la pureza de las alturas, y bajo un cielo sereno cuajado de estrellas, podemos contemplar el Misterio, la Sagrada Familia, representados por unas figuras de gran delicadeza, la pureza alba de las ropas del Niño, los espléndidos mantos de San José y la Virgen, con unos vuelos que no son de este mundo. Parece como si el artista hubiera trasladado a la escena del portal, de gran humildad (… y le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón), la gloria que está presente en la anunciación del nacimiento a los pastores (… Se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió con su luz (…) Al instante se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombre de buena voluntad). El contraste con el personaje de la caverna, el rojo y negro frente al blanco, azul y plata de la Sagrada Familia; oscuridad y encierro, pesadez, opresión, frente a ligereza, hermosura y vuelo. Todo en las figuras contribuye a crear el inmenso contraste, al que asistimos un poco asombrados. Tal vez conscientes de que satanás se encuentra en realidad, aunque dentro de su cueva, a nivel del resto de figuras, mientras que la escena central del Belén queda por encima y nos preguntamos si, tal vez, un poco inaccesible para los pobres espectadores de la escena, que se sienten poco merecedores de la Venida y que son además de corta memoria y débil voluntad, necesitando les sea recordado permanentemente aquél suceso. Es posible que no se trate de un contraste únicamente barroco, sino de gran actualidad. En fin. Ya en la calle, Tato ha sacado del bolsillo medio cigarro y lo ha encendido escondido en una de las garitas de guardia del patio del palacio. El viendo helado arrecia, como con ganas de burlarse un poco de Tato y de fumarse su cigarro de dos soplidos.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

TIPO FÍSICO DEL SIGLO XX (EXTINGUIDO)

AGRESIÓN A DOROTEO (O ZAMPATE LO QUE TE DEN)

Lo que no puede ser es que no se respete al prójimo. Esto le escribe Alcides a Tato, relatando el lamentable suceso. La intolerancia reina por doquier, incluso en la propia familia.

Terminaba Doroteo de cenar. De postre, pian pianito, medio Roblochon y algo de manchego bien curado, para compensar, con una botellita de Rioja, enterita, bien llena la etiqueta de premios y medallas. Reconozcamos que Doroteo no es amigo del pueblo. Mientras se zampaba el Roblochon pensaba por lo bajini: el que no sepa lo que es el Roblochon, que se joda, oye, incluso por estas fechas. Digamos también, que Doroteo es caritativo y bondadoso, aunque no pelota. Para hacer la digestión, un cigarrito de palmo y medio, y tirando a grueso, cepo gordo, que narices. A medio cigarro abrimos la puerta de casa  para sacar las carnes a dar una vuelta, un paseo por ahí (una casa solariega, el que no la tenga que rabie y patee oiga, que es el deporte nacional y se queje amargamente de este país). A los diez pasos, paradita y sonoro regüeldo. En ese momento se oyó aquello, la terrible frase:

-          ¡Gordo cabrón!

No hay respeto. Pero Doroteo no se da por aludido, se palpa un poquillo el panzamen. Rebuscando un poco, apartando aquí y allá, da con el hebilla del cinturón. Comprueba que sigue cinchado en el mismo punto que el año pasado. No soy yo se dice. Reanuda el paseíllo contento. Bien es verdad que el cinturón es elástico, pero así son las cosas. Una caladita al cigarro en la esquina, y al doblarla un succionar más intenso, dándole vueltas, para que espabile un poco. Se elevan las volutas al cielo. Con Luisito, el niño del frutero la parada se hace un poco más larga: hay que hacer figuras con el humo y regalarle la anilla rojigualda a Luisito, contándole una batallita. Cielos, al enfilar la calle, de camino al portón de la casa solariega (ya saben, el que no tenga que se j…), por cierto de magnifico jardín, Doroteo ve venir de frente a la mula de su cuñada sufragista. Doro la llama Meli la sufragista, en realidad Meli es miembro de pleno derecho de la secta moderna y combate con la saña de un Robespierre a todo fumador que se le ponga a tiro. Milita en la secta de la salud mientras cultiva con frenesí un cuerpo de quitar el hipo, lleno de duras curvas. Pero Meli sólo se entrega a la causa. Pesas y facción, abdominales y panfletos. No hay consanguinidad entre Doroteo y Meli, es una política en todos los sentidos. Doroteo trota entonces hasta el portón. Antes de franquearlo tres caladas fuertes, irrespetuosas con el pobre  cigarro que ninguna culpa tiene, y tres bocanadas de humo denso hacia Meli, en el momento en que esta abría la boca para poner en marcha el disco rayado. Cae abatida con un grito histérico, como un mosquito víctima de tres bombeos de DDT, mientras Doroteo, ágil, cruza de un brinco el portón (de la casa solariega) y cierra echando la tranca gritando: ¡Viva los huevos fritos con chistorra! Ya no se puede pasear tranquilo.

martes, 18 de diciembre de 2012

LA TABAQUERA

Perdónenme la frivolidad pero fumar un cigarro también nos recuerda la vanidad de la vida. Por la ceniza, que después de aguantar quieta cobijando la combustión, se desprende graciosa y en silencio, repartiéndose en partículas minúsculas un poco por todos lados. La ceniza. No hará falta que expliquemos más, ni adentrarnos en el simbolismo religioso. Por ello, porque es un símbolo y carece prácticamente de entidad corpórea, el buen fumador no debe tenerle miedo a la ceniza, no debe asustarse por verla caer inofensiva, callada y gris. Es una delicia ver como se posa por solapas, mangas, alfombras, cojines. No nos habíamos dado cuenta, perdidos en la ensoñación, y ya no está al extremo del cigarro. Como la nieve, se ha desplazado sin que podamos advertirlo más que con la mirada, un rato después.

Una vez, asistimos a la aparición de un amigo que salía del cuarto de fumar de una casona que todavía lo conservaba. Se levantaba del butacón cuando nosotros entrábamos y fue realmente una aparición. Surgió de entre el humo de cien habanos, enteramente recubierto de la más pura y gris ceniza de cigarro puro. Había encanecido súbitamente por obra del fumar, la vestimenta se había recubierto de la misma tonalidad, la barba parecía piedra y todo ello le daba una vaga apariencia de hombre de las nieves, ante la que titubeamos por un momento. Después del más efusivo y sereno de los saludos se alejó a la manera en que lo hacen las nubes cargadas de nieve en esos días gélidos y luminosos que son el regalo de Madrid en invierno.

¡Y pensar que esa ceniza, tan delicada y simbólica, desaparece sin el menor amago de resistencia ante un pobre cepillo para la ropa, que la aniquila con sus duras cerdas! A uno le entra como una congoja, al pensar que tal vez, también la vida, en fin… apuraremos la copilla con un asomo de vaga melancolía, recordando como lo hacía nuestra tía con su dedal de anís en las sobremesas. Algo reconfortados por el cobijo de los clásicos. Verdura de las eras, nieves de antaño. Y mejor con la tabaquera llena, claro. De lo contrario se interrumpe la producción de ceniza y con ella la reflexión trascendental (con lo que por lo visto nada se perdería, susurra el pérfido Doroteo).

lunes, 17 de diciembre de 2012

Argimiro en la tertulia (con motivo de Juan Rulfo)

Argimiro aparece en la tertulia de Pascuas a Ramos. Le tienen como un poco a raya, con su pañuelo al cuello que él llama foulard, su vestimenta impecable, de americana cruzada y pantalones grises, en la que, pese a todo su cuidado, desentona siempre algo: otro pañuelo pero en el bolsillo de la chaqueta, de color rojo chillón, que él llama pochette, un zapato italiano con bocado dorado sobre el empeine, un exceso de gomina que afila su perfil ratonil… Pese a que pisa fuerte y va de rumboso, pagando cafeses, Argimiro es admitido a veces en alguna de esas tertulias en las que reinan la fragilidad y el cigarro.

A Argimiro le ha perturbado profundamente la lectura de Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Juan Rulfo es ese señor de corbata y traje bien cortado, tímido hasta la enfermedad, tan encerrado en sí mismo que hasta le cuesta abrir la boca para articular, porque hacerlo sería revelarse en exceso, con impudicia. Tan dentro de sí que hasta su evidente prestancia y belleza física parecen desaparecer, como queriendo esfumarse en un vuelco sobre sí mismas.

Argimiro no entiende, no se explica lo que le pasa. No ha querido dejarse tocar por ese librito dónde todas las estructuras que deberían armar un mundo válido han caído, diluidas y confundidas. Y además están los prejuicios de su seguridad. Porque Argimiro no tiene sentido del tiempo ni conciencia histórica, sería mucho remover las cosas y las cosas, pues son lo que son, ¿para qué más? Empezaríamos a dudar. Argi es el momento presente, cerrado al pasado y temeroso del futuro. Y llega el librito este y todo lo baraja. ¿A quién se le ocurre? ¡Qué originalidad! Pero hay medios defensivos. Como Argi es presente, no le pidamos que le de muchas vueltas a España que para él se reduce a las cuatro calles céntricas entre las que transcurre su trajinar. Así que vamos a expulsar este tomito del paraíso, vamos a decir que este librillo es una cosa mejicana, un poquito ajena, un poquito sucia, que nada tiene que ver con él, lejana. Y llegan estos tres cabrones y se ponen a decir que hay que ver, que pese a todas las diferencias, ¡cuánta proximidad!, ¡cuánto de la una en el otro! El mismo sentido de la muerte, el pesimismo de la generación del noventa y ocho que rebrota en la obra del mejicano, la coincidencia en la percepción de sus países respectivos aquí y allá, un parecido, pese a las muchas diferencias, en ciertas estructuras y procesos históricos del siglo XIX en ambos lados, y la culpa católica y el lenguaje, el idioma español.

¡Y es que los tres utilizan la palabra español al hablar de la maravilla de esa escritura de allá! Si pudieran decir castellano, como se dice ahora por aquí, pues así podíamos decir que no es lo mismo ¡e incluso llamar a este señor tímido latinoamericano! ¡Y no! Los tres: venga y venga con español y con Hispanoamérica. Argi no se ha movido mucho, no sabe nada, y no quiere que le mezclen con esa gente. No sabe nada pero enseguida se refugia declarando que la novela es representativa de la realidad y la historia de aquello y por tanto lejana de nuevo a esto de aquí. ¡Menos mal! Pero le rebaten el argumento sin piedad. Así que es algo tan profundamente nuestro y él no lo ha entendido… ¿Entonces? Entonces llega lo más terrible porque cae la última barrera. Ese señor tímido y con buena pinta, hay que reconocerlo, es evidente, y con corbata. El autor. Con lo agradable que es pasar el rato y luego cerrar el libro, parapetándose con el recuerdo de que lo ha escrito un millonario frívolo en un arranque de genialidad, un amargado patológico, una lesbiana neoyorquina de hace cien años, esa gente rara que no somos nosotros y solo para entretenerse un rato. Entretenerse. Pero este señor tímido que podía ser de la familia… ¡Que contrariedad! Porque entonces ese constante darle vueltas, ese ir y venir a la infancia, a los padres, los hijos, las abuelas, el mujerío, la vida, el magma… No se puede cerrar sin más y pensar que es obra de un personaje estrafalario talentudo y genial pero ajeno, como esas películas tan agradables, de las que no se recuerda nada… Pinche trío, banda de chingones, me jodieron… Argimiro se sorprende utilizando esas expresiones que no debían ser suyas. Se va a casa pesaroso, prometiéndose encerrar a Rulfo bajo siete llaves, y no volver a juntarse con esos pendejos… Con esos tíos. Porque además se han reído de él, a lo mejor. Los tres, Tato el primero pero luego encantados Alcides y Doroteo, han hablado toda la tarde con ese acento y esos giros, con total naturalidad, como si fueran los primos de Rulfo, felices no más.

domingo, 16 de diciembre de 2012

REYES SODOMITAS (una entrada del Escriba)

El Escriba y sus contertulios don Pablo Cañizares  y el Caballero de Gandía se muestran celosos y resentidos ante la irresistible ascensión de Alcides Bergamota, quien con sus pujos de intelectual provinciano está desbancando incluso la primacía de gentes menos refinadas como Doroteo y Tato. El Encargado, a quien el Escriba ha dejado traslucir su malestar por la privanza de Alcides, le ha contestado que menos quejarse y más trabajar, y ante tal admonición los contertulios se han puesto las pilas, ganosos de que sus cosas merezcan el honor de ser publicadas en Cepo Gordo.
Ayer mismo el Caballero de Gandía se presentó en la tertulia con un ejemplar del  tan esperado libro “Reyes Sodomitas”, subtitulado  "Monarcas y favoritos en las cortes del  Renacimiento y Barroco", y para ir abriendo boca leyó a sus amigos el índice de la obra, que para satisfacción del curioso lector resumimos:

La homosexualidad en su contexto histórico. El pecado nefando o contra natura: un vicio impronunciable.-  Los castigos.- Amores entre caballeros.- Papa Julio III. El mono del Papa.-  Enrique III de Valois. El príncipe de Sodoma.-  Jacobo I de Inglaterra. El tonto más sabio de la cristiandad.-  Luis XIII de Francia, El Casto. El rey de "los mosqueteros".-Felipe de Orleáns, más conocido como Monsieur.- Cristina de Suecia. La reina libertina.-  Guillermo III de Inglaterra. Un monarca honesto.-  Federico III el Grande. El rey ilustrado.
Y para postre,  El Panorama ibérico. Felipe II un rey anti sodomita, en el cual figuran apartados como Don Carlos y Don Sebastián, dos personajes enigmáticos con similar y trágico final.-  El caso de Antonio Pérez: de flamante secretario del rey a reo de muerte por hereje y sodomita.-  Sodomía en la corte del Rey Prudente. Los casos del conde de Ribagorda y del Gran Maestre de Montesa.
Tanto el Escriba como Don Pablo Cañizares mostraron su extrañeza por la inclusión en esa lista de una mujer cual la reina Cristina de Suecia, a lo que el Caballero de Gandía replico con palabras del Autor,  que dentro de su compleja y azarosa, su orientación sexual sería un rasgo distintivo más en su enigmática ambigüedad que tanto le gustaba cultivar.  Cristina  -concluye el autor- tuvo cuatro pasiones importantes en su vida, de las cuales sólo una, la que le dedicó a Ebba Sparre, era de sexo femenino, las otras tres, la de Magnus de la Gardie,  Antonio Pimentel y el cardenal Azzolino, fueron masculinas, con lo que podríamos deducir que, en todo caso, Cristina de Suecia tuvo que ser más bien bisexual que homosexual, coincidiendo con él perfil de libertina en el que gustó de probarlo todo, también en el sexo.
Esta aclaración tranquilizó mucho a los contertulios, a quienes sobre todo enorgulleció la honrosa mención de Don Antonio Pimentel, Embajador de España.

¡Después de esto, cualquiera se atreve¡
“Un hijo de lo primero que sirve es de malicia para llevar la cuenta de pasadas satisfacciones en que fue engendrado”.-  Gabriel Miró, “Nuestro Padre San Daniel”

viernes, 14 de diciembre de 2012

EL ESTADO DEL BIEN-ESTAR Y EL MITO DE LAS "CONQUISTAS SOCIALES"

Desde hace unos meses se viene repitiendo en los medios de comunicación y entre los mal llamados líderes políticos  una suerte de martingala que se formula más o menos de la siguiente forma: "espero que pronto recuperemos el bienestar anterior a la crisis", "algún día recuperaremos el nivel de bienestar de los años anteriores a la crisis".

A fuerza de escuchar esta memez, muchos conciudadanos del que esto escribe se han puesto a repetirla por las calles adoptando un tono entre la añoranza y el deseo y ponen ojos de ese obrero clásico que a la vista del prietísimo y muy palpable muslamen de la morenaza semiencuerada lanza desde el púlpito de su andamio su requiebro celtíbero "quien tuviera esos jamones en su alacena". El piropo, un arte perdido bajo la opresión de la cultura de género.

Me vienen a la memoria las sabias y entrañables palabras del Profesor Pérez de Ayala cuando en sus exquisitas lecciones de Hacienda Pública nos decía con su voz educada y amable que "el estado del bienestar no es lo que se siente después de haberse tomado dos güisquis". El querido Pepe Pérez cómo el mismo se denominó ante la atónita y más bien legañosa audiencia que acudía a primera hora de la mañana a escuchar sus bien preparadas lecciones, tenía toda la razón..el estado de bienestar no es un "estado del bien-estar" que es lo que han vivido falsamente los españolitos en la loca y nefasta primera década del nuevo milenio.

A nadie le gustan las malas noticias y al vulgo patrio menos que nadie. Ahora que el personal las pasa canutas y que se acuerda de los días del cubata, el BMW y las vacaciones en Punta Cana se unen con gozo a la famélica legión de los adoradores del perdido estado del bien-estar.

Este mito del perdido estado del bienestar que a mi juicio debe denominarse de bien-estar se une inexorablemente a otro mito, en este caso  marcadamente progre, como es el de las "conquistas sociales".

Veamos en qué consiste cada uno y cual es la triste realidad que espera a la pléyade de soñadores que ansían su retorno.

Lo que el vulgo patrio entiende por regresar al estado del bien-estar es volver a disponer de crédito barato para el consumo desmedido, que la riada ingente de dinero público se desparrame por doquier permitiendo la creación de innumerables puestos de trabajo públicos y semipúblicos con escaso o ningún contenido real, que alguien (quien sea y como sea, da igual) ponga en marcha la máquina de hacer billetes para que las calles se llenen de vehículos todoterreno y las pantallas de televisión aumenten de tamaño hasta ocupar toda la superficie disponible del salón, etc..etc..

Es decir que el vulgo patrio quiere que regrese el despelote y en ese deseo se manifiesta que nadie o muy pocos han reflexionado porqué se ha llegado a la situación que vivimos hoy día, situación que si bien auspiciada y promovida por los políticos no encuentra entre estos y los banqueros a sus únicos responsables.

En cuanto a las "conquistas sociales", el progre sindicado o no que las demanda y llora su pérdida y lanza venablos contra Mariano y su Banda del Empastre y se manifiesta frente a la Comunidad de Madrid o berrea delante de la sucursal bancaria de turno, de lo que se trata básicamente es de vivir a cuenta del erario público trabajando lo menos posible o directamente no trabajando nada y responsabilizando al Estado de todos los gastos personales del ciudadano.

La conquista social se traduce en el lenguaje común en la educación gratis se estudie o no, en la sanidad ilimitada y la atención social rayana en la prodigalidad, en la piscina climatizada municipal en el municipio de mil habitantes, en los cursos de tiro con arco olímpico patrocinados por la consejería de deportes del ayuntamiento de Carriezo de la Matapiedrilla, en la construcción del campo de golf público y gratuito para los vecinos de un secarral manchego y así hasta el infinito.

Las "conquistas sociales" se han obtenido fundamentalmente mediante la combinación de dos acciones nefastas: por un lado la acción ideológica de la izquierda a través de sus numerosas terminales políticas, sindicales y sociales y por otro la cooperación culpable de los diferentes gobiernos que han ido concediendo más y más "beneficios sociales" a costa del erario público y con la doble intención de tener al rebaño amansado y de paso hacer unos negocietes apañados con las contratas, contratos y actividades correspondientes.

La España de la locura, la especulación y el pelotazo sostenido con dinero público que han patrocinado PSOE y PP (la responsabilidad de Aznar en esto es enorme) era el medio natural dónde se desarrollaba ese añorado estado del bien-estar y en el que los políticos progres (de ambos partidos) construyeron el gigantesco edificio del beneficio social.

De lo que no se han enterado la mayor parte de los españoles es algo que ningún político quiere explicar con claridad meridiana: el modelo anterior que ha traído la crisis no sólo no era tal modelo sino que adolecía de errores fatales.

La economía española es poco competitiva, escasamente innovadora, altamente dependiente de un sector servicios anclado en el consumo interno y muy poco industrializada.

España ha renunciado a la industria y la innovación. Las grandes generadoras de dinero durante el "milagro del bien-estar" eran lavadoras de dinero público como las grandes contratistas de obra pública, la construcción y sus sectores asociados.

A la agricultura y la agroindustria que son uno de los sectores más sólidos y aseados de nuestra maltrecha economía se las dejó de la mano de Dios, hasta el punto de desaparecer el ministerio del ramo o bien ser amalgamado con otras carteras  de escaso fuste.

La industria innovadora y puntera es escasa y se basa fundamentalmente en empresas de pequeño tamaño que dependen fundamentalmente de la resistencia heroica de sus propietarios y un puñado de obreros especializados.

Las únicas grandes empresas españolas que funcionan han desarrollado la mayor parte de su actividad en el exterior y por tanto generan empleos y futuro en otros rincones del mundo.

Convendría reflexionar el porqué de todo esto y que han estado haciendo los españoles tanto políticos cómo ciudadanos en materias esenciales como el aumento de la natalidad, el avance en la educación, la estabilidad territorial, la moderación en el gasto público para  poder invertir capital en el trabajo, el apoyo al emprendedor y una política fiscal que fomente el ahorro, la inversión y por supuesto el beneficio.

Los españoles deberían de enterarse de una vez por todas que el empleo y la riqueza lo crean los empresarios y que éstos buscan el beneficio y que éste se consigue con trabajo, competitividad y algo tan sencillo como la falta de trabas y barreras al desarrollo de la lícita iniciativa personal.

Esto no es un discurso liberal, ni mucho menos, es un discurso de doctrina social de la buena en el que la riqueza verdadera consiste en distribuir lo ganado adecuadamente en función de los méritos y esfuerzos de cada uno, como dijo San Pablo a los Tesalonicenses; el que no trabaje que no coma.

La España del bien-estar se basaba en el pelotazo y el dinero público, la España de las conquistas sociales se basa en que paguen impuestos unos cuantos y el resto se "enchufen" en el sistema de vivir a costa de la subvención porque gano poco..

La gran lesión moral causada es la de haber acostumbrado al ciudadano a vivir de prestado, a vivir con poco, a conformarse con un salario bajo a cambio de trabajar poco y mal y tener al padre y madre Estado como surtidor de todos los bienes necesarios y superfluos.

Al progre le gusta el modelo porque sabe o intuye que un ciudadano que depende del Estado pasa a engrosar inmediatamente la famélica legión de los beneficiados y se le puede educar en su forma de ser, pensar, vivir y consumir. Es el paraíso compartido de los sindicalistas, de la nomenclatura  socialista y de los millonarios al estilo Roures y Cebrián.

Mientras hubo dinero público el no-modelo gustaba a casi todos o pasaba desaparecido.."otra de gambas". Ahora que Europa ha cerrado el grifo y las cuentas no salen es cuando algunas gentes comienzan a preguntarse el porqué cientos de miles de españoles tendrán que emigrar para buscar sustento y si no podría haberse hecho algo para crear una economía seria.

La respuesta a esa dolorosa pregunta tiene mucho que ver con lo que un pueblo quiere de si mismo y todo empieza por lo que cada uno quiere para si y cuanto está dispuesto a luchar para conseguirlo. El español contemporáneo tiene una visión pequeñita de España (salvo en lo tocante al fútbol) que como mucho se extiende al horizonte de su comarca o la comunidad autónoma y en consecuencia tiene una visión pequeñita de si mismo y se contenta con ser un consumidor con aspiraciones.

Sin un re-enfoque de la persona y la familia consistente en una revisión profunda de los valores, es decir del "ser" del español, no habrá mejora duradera posible. 

Todos los grandes asuntos de los que depende la economía pasan inexorablemente por la cuestión del hombre y su acción que se dirige siempre conforme un cuadro de preferencias y valores. Si no se comienza por esa "reforma" básica no hay nada serio que pueda hacerse y España seguirá a la deriva hasta su transformación en otra cosa cuya forma y contenido solo Dios sabe cual puede llegar a ser. 

Por todo lo expuesto no conviene repetir por tanto esas frases tópicas sobre el bien-estar o falso bienestar y sobre las conquistas sociales. Aparte de manoseadas encierran un contenido fétido, una triste ilusión de euforia pasajera que encierra en su interior un veneno mortal.

Sanglier.


jueves, 6 de diciembre de 2012

CARGAS A LA BAYONETA

De la correspondencia de Espartero a su mujer.

-          ¿Quién el torero?
-          ¡No! ¡El famoso general! …

He escarmentado bien a la canalla (30 de marzo de 1834)
La canalla fue bien escarmentada como lo será siempre (12 de abril de 1834)
La canalla me teme más que al diablo (6 de mayo de 1834)
Los rebeldes me tienen un terror pánico (1 de junio de 1834)
Yo en persona cargué a la bayoneta (6 de agosto)
Yo salí sin pérdida de consideración pues no resiste nadie la impetuosidad de mis cargas a la bayoneta (15 de noviembre)

Tato, siempre tan fino le comenta al Doroteo mientras repasan esta correspondencia:

-    Oye, esto de tanta carga a la bayoneta en las cartas dirigidas a su mujer… ¿no irá con segundas?
-    Hombre! Pues claro que no, si fuera por ahí hubiera escrito sable en ristre…

Monarquía


De las memorias del editor y poeta barcelonés Carlos Barral. Si tenemos fuerzas lo comentaremos en otra ocasión.

“De vez en cuando eran los monárquicos los acosados por los provocadores. Pero evidentemente sólo había monárquicos por causa de vanidades sociales. El monarquismo, como el polo, es un sport de las buenas familias que no suele implicar ninguna idea. En aquellos años llevar en la solapa una J y un tres en romanos entrelazados en forma de lira era mucho más un signo de elegancia que una afirmación política. Esa lira y una pluma de perdiz en la cinta del sombrero –que barbaridad, había olvidado que gran número de estudiantes llevaban sombrero, qué tiempos- indicaban más que el fervor de don Juan, el pretendiente, que se veraneaba en Puigcerdà y que se poseían fincas. Lo que defendían a puñetazos los llamados monárquicos contra los zafios falangistas era generalmente una partícula postiza de los apellidos o un marquesado pontificio. No, apenas había nadie con ideas.”

Carlos Barral
Años de penitencia
Tusquets Editores
Primera edición 1990.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Café y farias.

“Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en el cerebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes y prendéis malandrines? Andad enhorabuena y en tal se os diga: volveos a vuestra casa, y criad vuestros hijos, si los tenéis, y curad de vuestra hacienda, y dejad de andar vagando por el mundo, papando viento y dando de reír a cuantos os conocen, y no os conocen.”

El jurista, aunque sea medianejo, sabe que las cosas son lo que son y no lo que las partes dicen que son. Lo mismo sucede con la historia, cuando lo es. Y así, la historia del descubrimiento, conquista y población de América es lo que es, y no lo que algunos, muchos en el siglo XIX y mucho bobalicón aún hoy, dicen que es.

De la misma forma que perduran hoy con mucha fuerza y nublando el entendimiento de muchos, esquemas sobre España acuñados por el pesimismo de la generación del noventa y ocho, paradójicamente sin duda lo menos estimable y valioso de su extraordinaria producción, perviven sobre la América española, toscas ideas preconcebidas, que se superponen con sorprendente fuerza, pese a su torpe tosquedad, sobre lo que las cosas fueron y siguen siendo. En ambos casos recibidas sin espíritu crítico y mantenidas por la falta de curiosidad y el complejo de inferioridad, por españoles de uno y otro lado del mar, de ambos hemisferios, según la expresión famosa del año 1812. Ideas mantenidas hoy, con torpe pasión ciega por esa forma de no pensamiento que es el sentimiento progre, porque difícilmente se le puede calificar de pensamiento, que como el pulgón se extiende sobre el rosal en primavera y lo ahoga, privándole de flores.

Alcides, en su exilio provinciano, no renuncia sin embargo. Fue difícil al principio. Su fama de mujeriego, de temible don Juan, le cerró al principio las puertas del casino, temerosos sus socios por la virtud local. Luego se conoció las historia de sus batacazos sentimentales y la aparición, fugaz, para la firma de unos papeles, de Toñi la socialista, el error de los años progres, en coche oficial conducida por el chofer de las cortes autonómicas, ajamonada y brutal, le granjeó la inmediata simpatía y compungida solidaridad de todos el personal. Pronto tuvo sitio en la tertulia y compartió café y cigarro en las sobremesas de los sábados. Fue allí, cuando pudo reanudar, constante y paciente, con una de sus obsesiones favoritas, el desfacer entuertos. Comentaba Aquilino sin ánimo de picar en el ojo de nadie, que los mejicanos no tenían idioma propio, puesto que el español era nuestro. Con delicadeza replicó Alcides que tan suyo es el español como nuestro, pues en rigor no existía Méjico cuando arribaron allí las primeras naves. Es decir, no existía un Méjico anterior al descubrimiento que se pudiera conquistar y sobre el que se impusiera lo nuestro. En rigor, lo que allí había era otra cosa y el nuevo mundo, fue el resultado de lo que allí sucedió. Y el resultado fue lo que deslumbró al viajero alemán cuando describió la América española, pocos años antes de la independencia, de su triste independencia, porque se hizo al amparo de un error intelectual, cuando podía haberse hecho de otra forma, sin la ceguera de sus caudillos españoles. No se impuso el español como algo ajeno a los ancestros de Juan Rulfo, por ejemplo, porque no había ancestros de Juan Rulfo antes de la llegada de los grandes barcos. Como le decía Alcides a su contertulio de casino provinciano, si usted no quiere ver, no culpe a las generaciones pasadas, siga ciego, pero bajo su responsabilidad, sin retroactividad. Pero no alarguemos esto, que aburriremos al lector. Le dejamos, para escándalo de cegatones bien pensantes y amigos de revoluciones, con el soriano Franciso López de Gómara:
diéronle bestias de carga para que no se cargue; y de lana para que se vistan no por necesidad sino por honestidad, si quisieren; y de carne para que coman, nunca les faltaba. Mostráronle el uso del hierro y del candil con que mejoran la vida. Hánles enseñado latín y ciencias, que vale más que cuanto oro y plata les tomaron; porque con letras son verdaderamente hombres, y del la plata no se aprovechan mucho ni todos. Así que libraron bien en ser conquistados, y mejor en ser cristianos”. Se hizo en la tertulia del casino provinciano un algo de silencio, tanto sorprendió la rotundidad de la frase de Gómara que sonó a la más extraordinaria de las provocaciones. Pero como no son los socios del casino, amigos de Alcides, gente empanada del todo todavía, se atrevió uno de ellos, a preguntar casi en voz baja:
- Oye, ¿y este Gómara quien era…?

lunes, 26 de noviembre de 2012

¿Pero que te has fumado, hijo?

 El pobre Alcides se armó de diccionario para leer en su texto original a Li Po y a Tu Fu. Fue una decepción. No entendió nada. Tuvo que conformarse con la traducción:

A la señora Yang
(Según la melodía “Ching Ping”), de Li Po

Su traje es una nube, su cara una flor,
radiante con el rocío de la primavera.
¿Estoy en la cumbre de la Montaña de Jade,
o en la Terraza del paraíso bajo la luna?

A mi amigo Wei, letrado en retiro, de Tu Fu (fragmento)

Difícilmente podemos vernos
como las estrellas Shen y Shang
¡Bendita la noche de hoy que nos reunimos
A la luz de un mismo candil!
Ya ha pasado rauda
nuestra edad lozana,
y ahora nos cubren las canas.
Visito a los viejos compañeros,
más muchos de ellos son ya espectros.
(…)

No es sorprendente enterarse de que el delicado y tintineante Tu Fu fuera el inventor del epitafio, el suyo propio, según la leyenda, propalada por don Alvaro Cunqueiro, nuestro famoso sinólogo gallego. Este fue el epitafio de Tu Fu, melancólico, lúcido y tembloroso, para sí mismo:

Tu Fu amaba las blancas nubes
 y las verdes colinas,
¡pero ay, murió de tanto beber!

Pero volviendo a Alcides, se sentía cosmopolita e internacional por haberse cruzado con una inglesa en chores al volver de tomar café en el casino. No quiso intentarlo con los haikus japoneses, pero si con Turguenev. Se lanzó con el diccionario sobre Padres e Hijos y sobre un capítulo de Memorias de un cazador. Pensó que, como conocía las obras, sería más fácil. Pero nones. Nada de nada. Con el capítulo de las memorias ni lo intentó, pese a probar la traducción por infusión, con unos tragos de Vodka. Pero el destilado de patata no es lo suyo, pues Alcides es más del país de la uva. La verdad es que las traducciones de ahora son directas del ruso y muy buenas. Los cursis no lo soportan. Así que no merecía la pena sacrificar el hígado. Alcides pasó al español:

Iván Turguenev, Memorias de un cazador:

El bosque de Ardalión Mijáilych me era familiar desde la infancia. Con frecuencia acompañaba a Chaplýguino a mi preceptor francés M. Desiré Fleury, bellísima persona, que, sin embargo, estuvo a punto de arruinar mi salud, a fuerza de administrarme todas las noches la medicina Leroy. Este bosque que constaba de doscientos o trescientos enormes robles y gigantescos fresnos. (…)

Finalmente, agotado en su retiro provinciano por tanto esfuerzo, lo intentó en francés. Esta vez sí. Pensó que abdicaba al reeditar la intentona con una novela policiaca. Pero se encontró con un extraordinario contador de historias, un gran narrador. Aunque Alcides no es partidario de utilizar expresiones rebuscadas, ni de envolverse en ningún manto de intelectualismo de pacotilla, pensó, sólo por un momento, que había dado con gran literatura (nadie topó nunca en España, pese a lo que repiten siempre los que no han leído el libro) :

Quand il se réveilla au petit jour, il y avait devant le train arrêté, une barrière peinte en vert, une petite gare entourée de fleurs.
Mme Maigret et sa sœur, déjà inquiètes, regardaient les portières les unes après les autres.
Et tout cela, la gare, la campagne, la maison des parents, les collines d’alentour, le ciel lui-même, tout était frais comme si chaque matin c’eût été lavé à grande eau.
Georges Simenon, La guinguette à deux sous

Horrorizado por la palabreja, por la ermita intelectual, en San Angel o en Coyoacán, salió a dar una vuelta. En realidad, el gran regalo era aquello, el otoño en su culminación. El extraordinario silencio. El paisaje un poco fantasmal, sin llegar a la niebla, pero con una humedad que la hacía presagiar, de maravillosa luz grisácea, veladuras lechosas en un silencio casi absoluto, alfombrado el suelo de hojas pardas y desechas en montones, a orillas de caminos y carreteras, llenando las cunetas, esparcidas por el suelo, quietas como el entorno. Sin la menor brisa, sin un movimiento, sin un animal, como conteniendo la respiración el paisaje, al echarse a dormir. Sobre los árboles, todavía una nota de color, de un amarillo extremo, último, como un recuerdo del mundo alegre que el invierno se aprestara a recoger del todo, a ordenar y a colocar cuidadosamente podado, antes de pasar por todas partes el manto de frío que  no había hecho todavía su presencia.

Por la noche, entusiasmado por la visión de aquél paisaje, ahora bien guardado en la retina, se lanzó sobre el más extraordinario habano que los tiempos hubieran visto y el fumeque fue memorable: la tapa de la tabaquera sin cerrar, el rápido y certero corte, la llama espléndida y la nube convocando todas las compañías, y páginas y más páginas. Lo cierto, sin embargo, es que le produjo luego las más atroces pesadillas. Despertó sobresaltado a las tres de la mañana, escapado del puchero en el que un atroz marmitón quería cocerlo, como a un ingrediente más, sumergiéndolo en el burbujeo de una desmesurada y extraordinaria sopa de pescado al estilo del cantábrico. Así es la vida señores, una ermita intelectual, en Coyoacán o en San Angel.

sábado, 17 de noviembre de 2012

AUNQUE SE EXPLICA POR SI SOLO EL TEXTO

 ...le ponemos esta entradilla:

Aún hoy, una mayoría de conversaciones, y en plena crisis sobre todo las que a España y a los españoles se refieren, se articulan de la forma en que lo hacían las discusiones de estos jovencillos de 1940, que tan bien se describe a continuación.

“Hablábamos de vez en cuando de política (…). Una y otras opiniones muy flacas y asentadas en muy pocos datos. Hablar de política era sobre todo remontarse a generalidades históricas, un tema que tienta mucho a esa edad, y defender las banderas de las civilizaciones con las que cada uno simpatizaba. Antonio y yo éramos furiosamente pro-franceses y anglófobos, pero en mí apuntaba una subsidiaria debilidad por el mundo germánico. Román era pro-anglosajón sin indulgencia para los continentales. Es curioso, de pronto, darse cuenta de la cantidad de energía mental y de derrochada pasión que se invierten en estos vicios, tributarios, como los fanatismos de cualquier tipo, de las limitaciones de información o, mejor dicho, de la exclusiva incidencia de una información limitada a un área de posibilidades. Generalmente esos furores histórico-geográficos están casi unánimemente determinados por la identidad de las lenguas a las que cada cual tiene acceso. Y lo grave que suelen constituirse en deformaciones permanentes por más que una cultura más universal las disimule.”

Carlos Barral,
Años de penitencia
Tusquets Editores

CARLOS BARRAL


Tato nos presentó a Carlos Barral hace unos años. Cosas de Tato, inexplicables. Y le llamaba Carlitos. Nosotros, ante aquel hombre de presencia única, ante aquellas barbas espléndidas, como de mitológico dios Pan y esa forma de fumar, sujetando el cigarrillo con una mano larga y tensa, que parecía esculpida en piedra, estábamos atónitos. Y por qué no decirlo, fascinados ante aquella complejidad, ante aquél atractivo, tan difícil de definir, tan peculiar. ¿Un algo pagado de sí mismo, como posando a lo intelectual o tal vez escondido tras la imagen; y de una ironía sutil, disimuladora de una sensibilidad difícilmente contenida por el juego de espejos? Pero Tato, Carlitos por aquí, Carlitos cuéntanos, Carlitos por allá. Cosas del inexplicable y misterioso Tato. Y durante toda la tarde estuvimos tirando de la lengua, si es que puede utilizarse esta expresión, a este hombre extraordinario que con amabilidad, brillantez y punto de altiva condescendencia, desplegaba ante nosotros con su verbo preciso, redondo y pétreo a un tiempo, con esa voz algo ronca tan única por española, su visión del mundo. No hemos vuelto oír a nadie hablar de esa forma, desprendiendo ese dominio del verbo hablado, con esa soltura y un halo de elegancia viril como mundana, como de salón de otro tiempo. Buscábamos a hurtadillas, a su alrededor, la flauta mitológica, que seguramente tocara por la noche, al despedirse de nosotros, para salir a correr los bosques, excesivo.