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martes, 16 de enero de 2024

Tiorras y tiorros. Pipa. Un extracto de los famosos cuadernos de A. Bergamota.

Homenaje -modesto- a E.P. Jacobs.
 Dice mi amigo Genaro que no hay nada más destructivo para la relación entre un hombre y una mujer que descubrir que el otro es simplemente tonto, sin más. Sabe mucho Genaro y ha descubierto alta tontería en toda una larga fila de tiorras que forman disciplinadamente en su ajetreado pasado. Todos esperamos que la actual se revele de una vez por todas tan inteligente como curvilínea. Genaro es difícil. 

Vi en París un día a un señor de excelente pinta, tal vez de mi quinta, que yo ya soy como no me veo, con pantalones de pana de un verde encendido de magnífico paño, sacudir la pipa sobre el talón de un magnífico zapato izquierdo. Un gesto de Maigret, civilizado, antiguo. Como la tienda de pipas del palacio real, que en francés se escribe Palais Royale. Hay gente que presume de idiomas. ¡Cuántos bofetones se pierden!


lunes, 30 de enero de 2023

Las cosas del cuerpo II.

El murmullo es constante, un run-run que no cesa, por debajo o por encima, se distinguen a veces frases entrecortadas, voces, conversaciones completas, llamadas, quejidos, preguntas, se oyen términos médicos, alguna carrera. Hay amabilidad y cierta cordialidad pese a que el hospital está al parecer saturado. 

Se oye gritar:

- ¡Jose, Jose! Es una voz femenina que sabe alzarse sin violencia. 

- Jose, soy la doctora, abra los ojos…

Jose debe ser muy mayor y le incorporan para examinarle. 

Ahora una discusión entre una enfermera y una paciente, paciente que además de estar enferma es muy pesada la pobre. Llegan casi a dar voces. Aunque este rincón dónde me han puesto ahora es mucho más tranquilo, se oye casi todo. 




viernes, 27 de enero de 2023

Las cosas del cuerpo I.

Así que el nene se pone exigente.

¡Oiga a mi marido no le llame nene!

- Lo digo por lo de querer birlarnos la mantequilla, a su edad.


En la sala saturada de enfermos, la distribución de la merienda había provocado tensiones inevitables.

- Yo si insiste le doy mi mantequilla, pero si es diabético no debería.

¡Pero si no es diabético! ¡Traiga!

Como le veo tan grueso.

- Encima faltando.

- ¿Cómo que encima? Si el que le he dado la mantequilla he sido yo. Pero que cara. ¿No sé la irá a comer usted?

- Pues claro que sí, el bocata es para mí que soy la sufrida acompañante. Si este no come ni alpiste.

- Pero bueno, un poco de respeto.

- Usted a callar.

La llegada una enfermera pone orden. La luz es chillona, el movimiento de celadores, camillas, sillas de rueda, médicos y enfermeras es constante. A veces marea.

- Corazón, tomate la agüita – le dicen a Julián, todo un señor, quien, por la edad y la pinta, incluso en pijama, es más de los tiempos del usted.



viernes, 18 de diciembre de 2020

HAENDAEL

Parece que Haendel era gordo y muy tragón. Encarga un menú en un restaurante mencionando una sola bebida. Después de tomar nota el encargado le pregunta, ¿y sus dos acompañantes que beberán?, sin duda asumiendo que lo encargado era para dar de comer a tres personas. Haendel muy enfado contesta, mis dos acompañantes soy yo idiota.

viernes, 23 de octubre de 2020

Una novela del oeste.

Hoy he encargado una novela del oeste. Es una novela de aventuras, de espacios abiertos, de grandes bosques, de vida al aire libre, de galopadas por las praderas y viajes en canoa por ríos caudalosos, de las que publica la editorial Valdemar en su colección Frontera. Creo que ha sido un acto casi reflejo, como para compensar la sensación que tenemos hoy en España de estar viviendo en una habitación mal ventilada, en un ambiente asfixiante, dónde apenas si nos dejan respirar a los que no comulgamos con el dogma progresista, con la ultra izquierda, con los radicales del género, abortistas y eugenistas, con terroristas y nacionalistas, con la ñoñez blandengue de los tibios, con los ataques a la familia, al derecho a educar a los propios hijos, a hablar español, a la propiedad privada, a la unidad de España, a la libertad, y a ese mundo en el que, mal que bien, todavía quedan restos de lo que un día fue la Cristiandad.

jueves, 21 de mayo de 2020

Jersey de pico (absténganse los profundos).


Doroteo consideraba que no se puede pasar el invierno sin calcetines de lana de oveja merina. Le decía Alcides que esas son consideraciones frívolas cuando hay tanta necesidad. Tato le recordaba que las merinas se las comieron los franceses cuando la guerra de independencia. Los franceses y los demás. Doroteo contestaba que nones, que su rebisabuela Nicanora escondió un rebaño, si, un rebaño entero, en las cuevas de la Cazadora. Un rebaño que ahora habría que sacrificar, si resultaba que los calcetines de lana merina eran una frivolidad. Se defendía bien Doroteo, palo aquí, palo allá.


Consideraba Doroteo muy adecuado combinar chaqueta y corbata con jersey de los llamados de pico. Le contestaba el gran Bergamota, con ánimo provocador, que sin duda, si uno quería pasar por abanderado de la máxima carcumbre, por fósil victoriano. ¿Y por qué no una levita?



Cuando se despedían, Bergamota pidió en portería que le trajeran su güito de negro fieltro y su capa española, con forro de terciopelo verde agua. Hacía frío todavía en Nava de Goliardos, pese a que el verano estaba a las puertas.

sábado, 16 de mayo de 2020

El jardín de lo cerezos.

Ilustración de G. Torices.
Colección particular.

Hemos visto esta tarde, atrevámonos a decirlo, un gran clásico, que nos remite a un cine con mayúsculas, el de que aquellos grandes directores y actores como Errol Flynn, Gary Cooper, John Wayne, Charles Boyer, Charles Laughton, Robert Mirchum, James Stewart, Joseph Cotten, Alec Guiness, George Sanders, Ava Gardner, Anne Baxter, Olivia de Haviland, Joanne Fontaine, Bette Davis, Lauren Bacall, y un larguísimo etcétera que incluye por supuesto a Neville y Conchita Montes, a Saura o Erice, a Jean-Pierre Melville, a un cierto Tavernier, a Jean Gabin, Jean Rochefort, Philippe Noiret, a Totó, Vittorio de Sica, Gassman, Monicelli, Rossellini y de nuevo un larguísimo etcétera. Una época del cine que probablemente ya no volverá. A su lado, las series, tan en boga hoy, con sus infinitas temporadas, son un triste sucedáneo, representan una cierta miseria moral y estética, un símbolo de la regresión colectiva en la que, en tantísimos aspectos, nuestra sociedad está inmersa. Se ha hecho costumbre vivir en la mediocridad, tragando lo primero que nos sirvan. Se supone natural vivir instalados en un escalón más bajo que el anterior y, al poco tiempo, tras un nuevo retroceso y el descenso de un par de peldaños más, nos acostumbramos de nuevo, sin sentirlo apenas, a la nueva recaída. Sin memoria apenas de lo anterior. Como si vivir inmersos en un fango que poco a poco nos va tragando fuera lo natural. Digo fango y no arenas movedizas. Porque el que se ve atrapado repentinamente en unas arenas movedizas, muere al debatirse por intentar salir de ellas. Cada movimiento de resistencia le hunde un poco más. Pero al menos se resiste, muere peleando. Mientras que hoy, el fango nos traga ante el contento y la pasividad general. Y no me refiero a la política, que no es más que lo más aparente de algo mucho más profundo. Como si la casa entera estuviera derrumbándose ante la indiferencia general. Si fuéramos conscientes de lo que sucede, al menos trataríamos de refugiarnos en el último salón, para tomar un último café con el mejor juego de porcelana y la mejor cubertería, mientras la maleza termina de invadir, en un avance silencioso e inexorable, el resto de la casa convertida en escombros. Pero ni siquiera queda ese reflejo. Vivimos como si la casa siguiera entera, pero dónde antes colgaban los bodegones familiares, algunos pintados por los propios abuelos, hoy se admiran con contento los cromos impresos en un gran almacén que los han sustituido, los libros viejos se llevan al contenedor de papel, porque no caben, es que no tengo tiempo, sabes, y del pasado se hace, no una gran almoneda a la que nadie acudiría, sino sonriente y satisfecha tabula rasa, mientras se reenvían estupideces por el teléfono móvil, se calculan calorías y se prepara la siguiente maratón.
El Gran Bergamota se detuvo, cerrando la carpetilla en la que había traído las notas para la charla. Se hizo un gran silencio. Luego empezó a subir el murmullo habitual y se oyeron las primeras protestas. ¿Pero esto no era un cine club? ¡La película no la ha comentado, vaya robo! ¡Pues yo sigo setenta series a la vez y no veo que tienen de malo, a mí me gustan! ¡Este tío es un cenizo! Doroteo, por lo bajini le susurró a Tato un ¡ya estamos como siempre! - resignado. Voló el primer objeto mientras se oía el crujir de la primera butaca desgajada a tirones del suelo. ¡Payasos! – gritaba Bergamota mientras Tato y Doroteo le arrastraban hacia la puerta de atrás dónde les esperaba el coche con el motor encendido. Los murmullos ya eran un griterío feroz -¡nadie se ríe de nosotros!- cuando el coche arrancó a escape para perderse por la pequeña carretera comarcal. ¡Ni una más, ni una conferencia más Alcides! - reñía Doroteo al que habían manchado la chaqueta de tweed con una hortaliza podrida- te desahogas en casa y todos tan contentos. 
Dibujo de G. Torices.
Colección particular. 



lunes, 3 de febrero de 2020

Pavorras. breve crónica bergamotiana.


Se ríen la pavorras como brujas de un cuento de miedo, como si un aquelarre goyesco estuviera formado al otro lado del pasillo. Dos enanas en minifalda con las que me cruzo van hablando del fiestorro al que asistirán por la noche. La más retaca y horrenda le dice a la amiga: cuando esté con la borrachera se va a enterar… La palabra borrachera incorporada al vocabulario cotidiano, porque lo que designa, la ebriedad etílica, ya no es algo excepcional, un accidente o un incidente que nos causaría vergüenza, sino algo normal, que sucede con regularidad, al salir, como parte de lo cotidiano. Pero no todo son risotadas atroces. Le decía el otro día la camarera de uno de los bares de Nava al ilustre polígrafo que le consideraba uno de los clientes más estimables y distinguidos, por su erudita educación, por verle leer a veces. Al decirlo se acercaba sinuosa, mirando fijamente y con la boca entreabierta. Bergamota un poco turbado daba las gracias con frases sin rematar y, antes de que ella le posara la mano sobre el muslo, salía corriendo.

miércoles, 29 de enero de 2020

Pesadilla sobre el futuro.




Pesadilla futurible. Gordo Ponzoñoso ha sacado la patita fuera de la calefacción para ir a comer. Ha llegado rodando hasta el restaurante El Circo de Baco dónde todo es redondo. Las mesas, los camareros, el local, las cartas, el pan. Y los platos claro. Y los clientes. Todos los clientes son gordos ponzoñosos. La presencia de un flaco resultaría ofensiva y violenta. Sobre todo porque de aparecer un flaco sería por haberse descubierto el tinglado. Y es que el Circo de Baco es un lugar secreto. Como dicen en las películas es un garito underground y como dice Melquiades, una casa de comidas gordoground. Y de haberse descubierto, el flaco, energético, vigoréxico, vitamínico, hiper-en forma y super-saludable, vendría armado con una pistola, un arma automática o una escopeta de cañones recortados, que para reventar gordos es más divertida. Y es que Gordo Ponzoñoso y sus compañeros mantecosos y disfrutones, el capitán Ballena y su pandilla de inflados panzudos, han sido declarados insalubres. También perniciosos e infectos. Son ahora un codiciado trofeo. Se esconden y venden muy cara su gruesa anatomía.


viernes, 13 de diciembre de 2019

La presidenta. En alemán Der Präsident.

Preliminar cigarrero y desenfadado. Monólogo interior del protagonista. Verdaderamente la pipita cerda es para enredar, para tener contacto con una madera noble y trabajada, con la calidez del brezo que va cambiado de temperatura al absorber el calor del fumeque. Incluso cuando tira magníficamente, cuando espera los gestos del dueño sin apagarse, y el tabaco arde constante y con parsimonia, sin sustos ni ajetreos, aun así el gran fumeque, el humo supremo, es el habano.

Esta mañana, cuando lo estaba limpiando y sacudía las cenizas por la ventana se me ha escapado de las manos. Sí, un descuido, un gesto torpe, y ha salido detrás de las ligeras cenizas que casi remontaban el aire, el enorme y pesado cenicero que las contenía hace un momento. Como decía, no un cenicero cualquiera. Un cenicero grueso, macizo, de los que ya apenas se ven con esto de que se fuma menos y en las casas de los maridos apocados mandan implacables sus gordas esposas. No necesariamente gordas físicamente, gordas y gruesas –como el cenicero- de mentalidad.



 

¡Hay que ver con que fuerza, con qué velocidad caía desde el tercer piso, con que aplastante seguridad descendía macizo haciendo trizas el aire! Y de repente, ahí abajo, como un nomo de cuento surgiendo de las profundidades, como un topo cegato saliendo de su cueva, ¡la presidenta de la comunidad! Se me había olvidado que todos los días a la misma hora pasa rodando en sistemático paseo. No tenía que haber limpiado el cenicero a la hora en que pasa la gorda, quiero decir en realidad que no tenía que haber limpiado coincidiendo con el paseo de la señora presidenta, Der Präsident. Yo en el tercero, ella abajo, con sus pasitos cortos, yo viendo las cenizas volar y luego ¡esas manos torpes que nada sujetan con firmeza salvo el buen habano! ¡Pero qué mal me cae la tía! ¡Qué voces le pega al pobre Raimundo que aunque pequeñajo y poca cosa no es mala gente! ¡El cenicero iba a dar en el blanco! ¡Caía centrado, atómico! Una maza del neolítico hubiera hecho menos daño, ¡cómo se iba a poner todo!

 

El impacto fue terrible, como una explosión. Lo extraño fue el silencio que siguió. Yo había cerrado los ojos implorando a los Cielos, en un arranque de sensatez, que nos ahorraran la visión de la presidenta despanzurrada, descalabrada. El impacto y luego, el silencio. Y en seguida los gritos, cuando ya iba encajando las piezas. Hay silencio porque esta tiesa y no puede dar alaridos. Pero no. ¡Gritos! No entendía nada. ¡Me han querido matar! ¡Es un atentado criminal! ¡Salvajes! Era ella, los bramidos eran inconfundibles. Ya me había separado de la venta con un rápido paso atrás. Silencioso, inmóvil, casi sin respirar, oía a la gorda gritar. Tan cercanas parecían las voces como si súbitamente convertida en globo o dirigible se hubiera elevado hasta el tercero para chillarme en la oreja. Mi furor contra ella redoblaba: ¿No caería ahora fulminada por un soponcio demoledor, sin manchas ni despojos?
El cenicero que era de cristal macizo se había hecho añicos y nunca pudo saberse quien había sido el criminal lanzador.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

No vamos a entrar al capote político.

El espantoso y obsesivo peso de la actualidad, toda hecha de partículas digitales. Se sueña con un lugar retirado, tal vez con una biblioteca silenciosa, dentro de una gran casa. Las paredes están forradas de libros, la chimenea encendida, dos butacones de lectura cómodos, mesas bajas. Hasta se puede fumar un habano. Por la ventana, al levantar la cabeza del libro, se ve la tarde gris. El inmenso silencio es un presagio de nieve. Algunos copos sueltos. Una corneja cruza el paisaje dando brincos por el suelo. Las ramas desnudas de un árbol inmenso se estremecen por la ligera brisa, aunque parece que lo hacen de frío. Pasar allí unos días. Pasear.





martes, 24 de septiembre de 2019

Radio (no hablaremos de exhumaciones)


Escuchando en el coche una entrevista a un historiador especialista en historia militar, me llama la atención su forma de hablar un poco torpe. La voz es joven. Sabe y conoce muchas cosas, pero no las expone del todo bien y la forma de expresarse es más bien tosca, incluso gramaticalmente. Es como si le faltaran elementos para hacerlo correctamente. Tal vez falta de lecturas fuera del ámbito especializado. Literatura, por ejemplo. Como si de la época que estudia conociera la parte militar, pero no dominara nada más o sólo de manera elemental, como para un tertulia, pero no para dar una clase. Transmite en general la sensación de que le falta un hervor, que no tiene bagaje cultural suficiente, si es que se puede decir así. Estudios no le faltan, lo que da que pensar. Con esto no quiero decir que su trabajo no pueda ser valioso, pero inevitablemente, en cuanto trate de salirse de la pura especialización dará con muchas dificultades. Decir imperio español en lugar de Monarquía española o monarquía Hispánica, trabucarse y decir maestro de campo en lugar de maestre de campo, expresarse de manera confusa en general, fallar al no situar las cosas en su contexto debidamente, en fin. Puede ser simplemente fruto de los nervios porque a medida que el programa avanza va mejorando. Salvemos al prójimo nos dice siempre Doroteo.



viernes, 6 de septiembre de 2019

Las plumas del ave.


Chesterton relaciona divorcio y esclavitud.
“Sólo toleran una forma de libertad, y es la clase de libertad sexual que cubre la ficción legal del divorcio. Si preguntamos por qué solo queda esta libertad, cuando tantas libertades se han perdido, encontraremos la respuesta en el resumen de este capítulo. Intentan quebrantar el voto del caballero como quebrantaron el voto del monje. Reconocen en el voto la antítesis vital del estado servil, la alternativa, luego el antagonista. El matrimonio hace un pequeño estado dentro del estado, que resiste a toda regimentación. Ese lazo rompe los demás lazos. Desean que la democracia sea sexualmente fluida porque el nacimiento de pequeños núcleos es como el nacimiento de pequeñas naciones. Como las pequeñas naciones, son una molestia para las mentes de alcance imperial. En resumen, lo que temen es, en el sentido más literal, el autogobierno.”

lunes, 29 de julio de 2019

Responso de San Antonio (de los diarios de A. B. E.).



Cenamos ayer en casa de la Condesa. En el piso que conserva en la capital, salvado de la ruina familiar. Además de Doroteo y Calvino se acercaron Norma Desmond –mote con el que cruelmente identificamos a doña María Tecla Ruibarbo Colmenares, siempre tan joven a sus cien años- y don Manolito. Don Estra sigue ingresado en la clínica tras su último estallido de cólera esteparia y no pudo acudir, claro. A Tato no le dio la gana salir de Nava.
Se mencionó durante la conversación el responso de San Antonio de Padua. Lo leímos en voz alta después de cenar. Los señores fumábamos un cigarro; a poca distancia tronaba la música tachundera de una embajada, recibiendo no sabemos si a vips –como se dice ahora- o a masas plebeyas. El contraste entre la estruendosa música y el hermoso y sencillo responso era evidente. Este es el texto:

 

Si buscas milagros, mira,

Muerte y error desterrados,

Miseria y demonios huidos,

Leprosos y enfermos sanos.

 El mar sosiega su ira,
Redimense encarcelados;



Miembros y bienes perdidos

Recobran mozos y ancianos.

 

El peligro se retira,

Los pobres van remediados;

Cuéntenlo los socorridos,

Díganlo los paduanos.

 

El mar sosiega su ira,

Redimense encarcelados;

Miembros y bienes perdidos

Recobran mozos y ancianos.

 

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo

 

El mar sosiega su ira,

Redimense encarcelados;

Miembros y bienes perdidos

Recobran mozos y ancianos.

 

Ruega a Cristo por nosotros, Antonio glorioso y santo,

Para que dignos así

De sus promesas seamos. Amen.

 

¿Y que es un responso? Lo define el diccionario de la Real Academia como “responsorio que, separado del rezo, se dice por los difuntos”, definiéndose a su vez responsorio como “en el rezo, serie de preces y versículos que se dicen después de las lecciones en los maitines y después de las capítulas de otras horas”. Es decir, formaría parte de la Liturgia de las Horas u Oficio Divino, un antiguo libro de oración de lo que un día fue la Cristiandad.

miércoles, 22 de mayo de 2019

De los Cuadernos de Alcides Bergamota el Grande (cortesía de Calvino de Liposthey).


Oído en el polígono: le he dado la silicona para dejarlo más curioso. Pues claro que sí. Bien de silicona. Y un empujón. Y más tarde, en el súper, un cajero de mucha pluma tutea sin piedad a un cliente con un carro de la compra mediado, lleno de gollerías. Cuando me toca el turno estoy preparado para sostener el duelo, no pienso renunciar al usted. Pero para mi sorpresa el dependiente de la pluma, con el mismo amaneramiento me trata con corrección exquisita. Se oye incluso el consabido ¿algo más caballero? Tato me aclara las cosas ya en la calle: es obvio que la conversación anterior, con ese tuteo tan agresivo, era una conversación entre maricas que se habían identificado como tales. El que hacía la compra disimulaba pero estaba volado y el cajero le zurraba sin piedad. Cada vez que se oía un tú era como decirle, loca, maricona, que yo a ti te conozco. En fin cosas de antes, que está usted en las nubes Bergamota.


¡Danos paciencia con este Bergamota Señor!
 

lunes, 6 de mayo de 2019

Lapsus (coda)

Si ya lo decía don Leopoldo, con aquella

facilidad suya: “Todas aquellas necedades

ensartadas en lugares comunes; aquella

retórica fiambre, sin pizca de sinceridad (…)”

La Regenta, Leopoldo Alas Clarín, capítulo

XVI.

sábado, 4 de mayo de 2019

LAPSUS


Como ya explicamos en su día, Cepogordo no hace ya crónica política por razones evidentes y sobre las que no hace falta insistir.

Esto no impide seguir observando lo que ocurre a nuestro alrededor y a veces, como ahora, anotarlo. Nos ha hecho gracia, por decirlo de alguna manera, la coincidencia de dos lapsus significativos en una misma semana.
Según el Diccionario de la lengua española de la RAE, un lapsus es una falta o equivocación cometida por descuido.
No hace volver a contar el lapsus de la periodista María Rey asociando el dos de mayo  con una revuelta contra las tropas de Franco… Lo revelador del asunto es que el error consista en asociar el evento conmemorado precisamente con Franco. No podía haberse cometido la equivocación asociando el dos de mayo con otro personaje histórico más cercano en el tiempo. Qué se yo, Wellington, Carlos III, Esquilache… A menudo un lapsus no es más que eso, un error, producto del cansancio o de los nervios. Pero en este caso, es toda una explicación, toda una metáfora del estado de intoxicación colectiva en que vivimos.
¿Y la reacción de la prensa disculpando rápidamente a la periodista? Cierre de filas corporativo, ideológico, de amiguetes. Hasta el escritor este tan valentón, auténtico capitán Matamoros, verdadero matón de las redes, que tan recio arrea cuando el enemigo tiene pocos medios de defensa, que quería pegar físicamente a aquél escritor mayor y hoy olvidado, con su bufanda, que en paz descanse; incluso este trabucaire, mezcla de periodista y plagiador de folletines decimonónicos, se calla, se achanta, cierra filas.

Y el segundo lapsus es el siguiente, temo que también revelador y no simple producto del cansancio.
El que tenga ánimo y estómago podrá encontrar en la tercera del ABC del tres de mayo un artículo firmado por el rector de una universidad católica. Un espantoso revoltijo de lugares comunes que provocarán nauseas en el lector más sensible, y que son motivo suficiente para retirar de inmediato a los estudiantes matriculados en esa universidad si realmente el espíritu de la tercera ha llegado a permear hasta las clases.

La ensalada mixta es espectacular, tiene de todo. Referencias a la actualidad más intrascendente -como empezar el artículo citando a esa horrible niña sueca convertida en espectáculo mundial- o dudosa – ¡la ONU y su agenda de desarrollo sostenible!-; el uso de un lenguaje mitad académico mitad clerical, que si son ambos incomprensibles por separado, mezclados ya ni les cuento; una predicación entre religiosa y ecológica hueca, vacía, tan inane que provoca vergüenza ajena. Sirva de ejemplo esta frase: “(…) encuentran en ella el marco adecuado para alinear creativamente sus esfuerzos por la justicia social mirando de frente a las condiciones socioeconómicas y medioambientales, con el signo de los tiempos de la diversidad cultural y religiosa.” Y no es la peor. Y entre toda la hojarasca, aparece lo que desde luego tiene que ser un lapsus: “Ahondar en el pozo de la tradición cristiana se convierte en modelo e invitación para que otras tradiciones (…)”. A Lo mejor nos pasamos de puntillosos o somos un poco retorcidos, pero pensábamos que la tradición cristiana es más una fuente que un pozo, que no son exactamente lo mismo.

La fonte que mana y corre aunque es noche...

Debe ser que lo de fuente no va ya con el signo de los tiempos o que es poco diverso. En fin.

Para LA VOZ DE NAVA, Genaro García Mingo.


viernes, 8 de marzo de 2019

Melancolías del poligó. De los papeles del eximino polígrafo A. Bergamota. Cortesía de C. de Liposthey, biógrafo.



 Todos los días, al salir del metro, féminas andariegas esperan agazapadas para humillar al PG (Primoroso Gordo). Ayer un china de zancada corta y rápida. Hoy una caucásica de zancada descomunal, una giganta de siete o catorce leguas, quien sabe. Todo transcurre de la manera siguiente: PG sale pletórico del metropolitano, erguido, confiado, admirando la mañana y se lanza animoso calle arriba por el polígono. Cuando cruza la primera calle, dejando atrás un fresno cuyas ramas le obligan a agacharse, y enfila la avenida Melonar, oye de repente un clap clap que se va aproximando, como si le siguieran. Primero fue la china. Clap, clap. Le adelanta y es tal la velocidad de su andar que enseguida es ida, un punto pequeño que se ve en la distancia, en el cruce con la calle de Capaos. Al mirar al suelo, PG observa que la china, desde el punto en que le adelantó, ha ido dejando un rastro intermitente de alpiste. PG lo considera ofensivo y se irrita. De vuelta a casa por la tarde todas las chinas del metro parece que le miran con amarilla sorna.


miércoles, 20 de febrero de 2019

Apuntación antigua. De los diarios de A. Bergamota Elgrande.


A la hora de comer, en el restaurante, indescriptible escena en la mesa de al lado porque el camarero explica que para dividir la cuenta cada uno tiene que decirle lo que ha comido. Unos jovenzuelos de pinta siniestra, trajes de medio pelo y corbatas exageradas, le dicen de todo con grandes aspavientos, con expresiones que revelarían su zafiedad y grosería rabiosamente actuales si uno no pudiera verles. Que les vio. Me hubiera gustado levantarme a montar la gorda. Pero se encargó Tato al dirigirse a uno de ellos, al de traje más feo y corbata más chillona y relamida: “niño ponnos un café cortado y luego te vas a fregar, y –refiriéndose a su acompañante- no te traigas fulanas al trabajo que te podemos despedir”. En la mesa de al lado dos matrimonios. Entre los cuatro les falta poco para juntar los trecientos años. Su tema de conversación es la salida de Morata del Real Madrid. Así están las cosas.


miércoles, 20 de septiembre de 2017

LAS VENTAS: más de lo miso. No hacemos sino recoger lo dicho por varios aficionados (entre ellos Domingo Delgado de La Cámara en el programa de Radio EsToros). Por supuesto la responsabilidad de lo escrito es sólo nuestra.

Las obras que al parecer se quieren hacer en la Plaza de las Ventas son una muy mala noticia para los aficionados a los toros. La plaza no necesita una reforma, necesita simplemente mantenimiento: arreglos puntuales, pintura, limpieza y eliminar ciertos adefesios que pretenden darle una aire discotequero.

En la plaza no se han producido, gracias a Dios, accidentes, incendios, se sale de ella con facilidad y rapidez.

La única razón para las obras propuestas es convertir definitivamente la plaza en una instalación multiusos, lo que permitiría explotarla al máximo, alojando en ella espectáculos ajenos a los toros: conciertos, motos, baloncesto… Esto con el fin de sacarle el máximo rendimiento económico. Nada que objetar a esa rentabilidad económica y a ganar dinero, siempre que no sean el motivo para desvirtuar completamente la función de un edificio concebido desde el principio para ser una plaza de toros, y no otra cosa. Es decir, la rentabilidad desde lograrse sobre el negocio de las corridas de toros que para eso sirve la plaza. La rentabilidad no puede ser el caballo de Troya con el que poco a poco se vaya cambiando el uso de Las Ventas. Sí, es cierto que desde hace mucho se dan conciertos en la plaza. Pero hasta hoy eso no afectaba a su fin esencial, ni a su estructura. Recordemos que en el diseño de la plaza participó directamente Joselito El Gallo. Ahora queremos enmendarle la plana, reduciendo el tamaño del ruedo, y eliminando más de 2.000 localidades, lo que lógicamente encarecerá los precios. Mucho mejor, más lógico y más de verdaderos aficionados a los toros sería calcular la rentabilidad, el rendimiento de la plaza en función únicamente de los espectáculos taurinos. El concurso organizado por la Comunidad de Madrid para adjudicar la gestión de la plaza, muy próximo a la subasta y rodeado de secretismos, es un verdadero despropósito, que no tiene en cuenta los intereses de la fiesta de los toros sino exclusivamente los de la Comunidad de Madrid, consistentes en sacar el máximo dinero posible aún a costa de aquello para lo que la plaza existe: la celebración de corridas de toros. Una Comunidad de Madrid gobernada por el PP que por supuesto es el responsable de todo el follón, de todas las oscuras maniobras. EL mismo partido que ha hecho lo necesario para prohibir el Toro de la Vega de Tordesillas, secundando las iniciativas liberticidas de los radicales de siempre, a los que nadie se opone. Y menos que nadie el PP. ¿Todavía se extraña de esto alguien? Pero sigamos: con la fórmula de la subasta –introducida por a CAM gobernada por el PP- no hay más remedio que explotar la plaza como sea para pagar lo comprometido y entonces surge la necesidad de modificarla para convertirla en espacio multiusos, afectando a las localidades, a su aspecto, tal vez a su sonoridad, a su dimensión histórica y quien sabe a cuantas cosas más.

En momentos en que los ataques a los toros son tantos, todo esto da muy mala espina y no puede haber ningún descuido. Las cuestiones de la seguridad y de la comodidad tienen sentido –en todo caso- cuando se llenan gradas y ruedo para otros espectáculos, no cuando la plaza se usa para lo que es. También se utilizan, seguridad y comodidad, como pretextos para ir sustituyendo el uso para el que se destina la plaza. Esto es como el pretexto para lograr el objetivo ques está detrás de todo el asunto: ponerse las botas nuestros políticos.

La Plaza de Toros de las Ventas es la plaza de toros más importante del mundo, pese a todos los peros que se le quieran poner. Es el lugar dónde toros y afición resisten atrincherados contra toda suerte de ataques, los que vienen desde dentro, y los que vienen desde fuera. Es la gran plaza de las 600.000 entradas vendidas en San Isidro y que no sólo no vive de subvenciones sino que da dinero, y mucho, a la Comunidad de Madrid. Es un monumento histórico, testigo de la historia de España, que incluso vacía, una tarde sin toros, produce emoción: por su perfecto diseño, por su coherencia arquitectónica, por su belleza, externa, pero sobre todo interior. Si la avaricia de Comunidad de Madrid acaba rompiendo el saco de la rentabilidad que puede proporcionar el espectáculo de los toros como tal será, claro, a costa de la fiesta de los toros y de los aficionados. ¿Pero le importa esto a un partido como el PP?

Para la Voz de Nava,
Genaro García Mingo

(fotografías de Poética de Sinforoso García Pote Limitada).