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miércoles, 21 de junio de 2017

Ante el atronador éxito de la primicia ofrecida ayer, la redacción de Cepo Gordo ha decidido ofrecer a sus leales y muy apreciados lectores otra de las inigualables creaciones poéticas contenidas en "Cien poemas de amor y veinte cantos de corneja en la Corte de Lin-Tai-Pu". 

La traducción, como siempre corre a cargo de nuestro amable colaborador y eximio polígrafo Fernando Tilde Cesura.

Li-Po, tu mirada es profunda como la cueva de Tien-King

La rata almizclera protege a sus crías con inusitada violencia.

El tigre nival lleva una vida normal, ni bien ni mal.

El monje cojo se harta de subir escaleras.

¿Dónde estarán las perlas de la Emperatriz Yu?

La tasa de interés es un invento odioso, reduce el cuenco del granjero y la paga del agrimensor.

Ante estas verdades, solo me queda emigrar a Hong Kong para trabajar en un taller de flores de plástico.

Li-Po, tu mirada es profunda como la cueva de Tien-King,

Al amarte siento que mi fortuna es muy superior a la de Bo-Ting

viernes, 16 de junio de 2017

EL SPLEEN DEL PRIMO TOTÓ

El primo Totó viene a Madrid a pasar unos días de vacaciones. El primo Totó es el hijo mayor de la tía Virgina Livia, a la que todo el mundo en Roma conoce como Donna Livia. El parentesco con los Ortini di Peruginni nos viene por el tío Ernesto, hermano pequeño de papá que conoció a la tía Virgina durante un viaje a San Remo que acabó en boda y le permitieron cuarenta años de pegarse la vida padre en el Palazzo Ortini a medio kilómetro del Vaticano. El tío Ernesto era (según el gossip familiar) el más indolente de los hermanos de mi padre, lo cual, créanme ustedes, es mucho decir. Según me informa la prima Casilda que sabe mucho de los asuntos de la familia y que al ser de Bilbao si no tiene razón al menos impone su opinión, el tío Ernesto se pasó cuarenta años vistiendo impecable, asistiendo a la ópera impecable, comiendo impecable, montando a caballo impecable y aguantando a Donna Livia con actitud impecable y paciencia infinita. Totó tiene tres hermanos, dos varones Gigí (Gabriel Ernesto Ludovico) y Ursino (Joaquín María del Rosario) y una hermana Lilí (Livia Marcela de las Angustias) que es bellísima, miópe y cataléptica.
Según me cuenta la prima Casilda, entre sorbo y sorbo de Murrieta, el tío Ernesto falleció al día siguiente de enterarse de la subida de impuestos que planeaba el nuevo gobierno socialdemócrata de la república italiana. Es verdad que he oído al primo Patricio (mejicano, bebedor y canchero, del que les hablaré otro día) que eso es pura invención y que el tío Ernesto falleció tras una semana de excesos con motivo de la visita a Roma de su amigo y condiscípulo Fernandito Guisasola. Cualquiera sabe. El caso es que la tía Livia se quedó viuda y al cargo de cuatro hijos aún mas indolentes que su marido. Gracias a que el Altísimo protege a muchos incapaces, la tía Livia recibe unas rentas anuales fabulosas. Al parecer uno de los Ortini se casó unos siglos atrás con la hija de un banquero florentino de oscuras raices meridionales que aportó un río de oro por el que han navegado muchas generaciones de Ortini dedicadas al dificil arte del dolce far niente. 
El primo Totó aterriza en Barajas con más equipaje que la Maharajaní de Ruhalia que a tenor de las crónicas precisaba de cinco elefantes para portear sus baúles. Al llegar al aparcamiento y echar un ojo a mi maltrecho Saab frunce el ceño con esnobismo. Hace calor. El primo Totó viste de lino desde los Rossetti hasta el panamá y pese a ello se queja del calor. Se queja del automóvil. Se queja del aparcamiento y se queja de mi por dejar caer su valigetta d'Etro dónde me dice que lleva un laptop. Al tiempo que maldigo al primo Totó, a su equipaje, al calor de Madrid y a mi señora madre por mezclarme en este asunto, pienso que para qué diantres quiere un ordenador un tipo que lleva cuarenta años sin hacer nada más que cambiarse de ropa y flirtear con Julias, Valerias, Andreas, Livias y Carlotas.
Al llegar a casa y dejar el equipaje en manos de Antonio la cosa mejora un poco. Nuestro modesta residencia le resulta burguesa pero suficiente como pied-a-tèrre para curarse el ataque de spleen que lo tenía encerrado en casa sin salir.
Salimos a dar un paseo Serrano abajo. Nos cruzamos con la horda turística, espectáculo atroz de carnes, tatuajes, sudores, chancletas y chorts apretados mostrando nalgas monstruosas y pechugas de bisturí. El primo Totó camina por entre la plebe a paso lento y a medida que avanza, la masa se aparta ante el espectáculo de un europeo de otra época con zapatos lustrosos, traje de lino, corbata de lazo con topos de color heliótropo y sombrero de panamá con cinta tricolor. Unas japonesas le hacen una foto, una americana gorda se arrima con ánimo de hacerse un selfie. El primo Totó sin inmutarse fuma su Rothmans y me comenta: la plebe è lo stesso in tutto il mondo.
Como han cerrado Embassy y José Luis no es ni la sombra de lo que fue, he arreglado las cosas para ir a casa de Paco Vasconcelos, un amigo portugués que tiene un ático mirando al Retiro y nos invita a tomar el aperitivo. Paco Mendes de Figa y Alentejo, duque de Vasconcelos, aparte de ser el mayor coleccionista europeo de pitos irlandeses, asunto que merece ser tratado en otro momento y lugar, es un tipo de hombre al que se puede encomendar cualquier misión que requiera temple, paciencia y saber estar. La misión de aguantar al primo Totó requiere todas estas virtudes y habilidades y algunas más, pero mi recurso al amigo Paco no se ha debido tanto a sus virtudes cuanto al hecho de que su hermana Fernanda está en Madrid de paso, y Fernanda, queridos amigos, ha sido clasificada por todas las autoridades en la materia dentro de la categoría venusina superior; es decir una verdadera y auténtica sultana, una belleza ibérica morena, de piel dorada, piernas dóricas, estructura escultural, cabello negro córvido y mirada azul brumosa del color del oleaje otoñal que rompe contra los acantilados de Cascais. Que el encuentro "casual" con la bella Fernanda sea o no el remedio para el spleen del primo Totó es algo que sólo podremos empezar a vislumbrar en los capítulos que seguirán. 
Aquí les dejo que me espera una copa de fresca manzanilla.
Continuará... 

jueves, 11 de mayo de 2017

DEL "FALSO CASTICISMO" Y LOS CRÍTICOS A LA VIOLETA.


Todo eso que describes no existe (la señoras de Zamora, etc.) y si ha existido ha sido de refilón de forma marginal. Cultivas una especie de cosa castiza mas falsa que una moneda de seis euros. ¿Que es? Algo así como un mundo ideal? Si es así que pereza da. Nunca ha existido ni tiene particular valor. Te aconsejo que seas mas autentico. Esto es un cantaro hueco. Prueba con Elmer Mendoza te puede servir. Es mejor que escribes con un componente de misterio de noir.

Ayer, 10 de mayo de 2017, un amable lector de Cepo escribió un comentario a mi entrada " El as del bombardino" dónde me hacía una crítica no exenta de cierta mala leche. Si no fuera porque la crítica demuestra que el lector no es persona muy atenta a los detalles ni amante de la lógica no me molestaría en responder, pero dado que tiene aspiraciones críticas y se permite el lujo de verter comentarios gratuitos y dar consejos irreflexivos, creo que merita una respuesta, amable y respetuosa, eso si, pero respuesta firme.

Me dice el lector metido a crítico que las cosas que describo no existen. Me temo que al decir esto incurre en el error, nada infrecuente, de creer que sólo existe lo que uno conoce. Por si acaso, se cubre y afirma que "de haber existido ha sido de refilón de forma marginal". 

El comentario carece de toda lógica, o han existido o no han existido y si han existido y no las conoce ¿cómo puede deducir que han tenido una existencia breve y marginal? El comentario en ese punto no se sostiene. 

Debería saber el lector metido a crítico, que el ambiente del café que se retrata (ambiente del ayer, cuando se bebía aguardiante y se fumaba en los cafés) no sólo ha existido sino que ha durado casi 130 años, todavía hoy pervive en algunas islas de civilización, pero ha dejado de ser algo general y por eso se dibuja como una imagen del ayer.

En cuanto a la existencia de tipos humanos como los gacetilleros, los notarios jubilados y las señoras de Zamora no creo que haya que reivindicarla, es tan evidente como que han existido las calles adoquinadas y los tranvías.

Me dice nuestro amable crítico que cultivo "una cosa castiza mas falsa que una moneda de seis euros". Vayamos por partes. Yo no cultivo nada, ni tomates ni géneros. Si se refiere a que me gusta el casticismo y que muchas entradas juegan con situaciones y personas castizas, populares, le doy la razón. Ahora bien, el casticismo, lo popular, gracias a Dios no ha muerto. Vive no sólo en el corazón de muchos europeos (el casticismo tiene formas similares por toda Europa) y en muchos lugares y situaciones de España. La realidad cotidiana que está plagada de tipos y situaciones "castizas". Que el lector metido a crítico no las perciba no quiere decir que no existan y que no las aprecie no implica que carezcan de valor o interés, al menos para el que esto escribe.

La frase "Nunca ha existido ni tiene particular valor" es otra perla que el lector dedica a " la especie de mundo ideal" del que yo escribo. ¿Podría explicarme cómo algo que no ha existido carece de valor? En cuanto al mundo ideal, ya hemos hablado; no conocer un aspecto de la realidad y hablar de ella es propio de los ignorantes o de los atrevidos, que son ignorantes con ganas de dar la lata.

Me aconseja mi crítico que sea más auténtico (no volveré sobre este asunto) y me receta a Élmer Mendoza, que según el "me puede servir". La cosa tiene gracia. 

Da la casualidad de que soy un fiel lector del autor mejicano (si,con j y lo escribo así porque me da la gana) y conozco bastante bien su obra y estilo. 

No voy a establecer competiciones infantiles con nadie sobre quién ha leído más o menos a un autor pero meter al muy estimable autor de Sinaloa en esta fiesta es cómo invitar a Benedicto XVI a un campeonato de mus. 

Si lo que me sugiere es que lea autores que me inciten al cultivo del realismo y de paso mejoren mi  pobre estilo, no comprendo porqué no me receta a Clarín, a Galdós o Doña Emilia entre los hispanos o a Tolstoi, Dostoievsky, Balzac, o Dickens entre los extranjeros. 

Con todo respeto debo decirle que antes de meterse a crítico hay que hacer muchas guardias y calentar muchas bujías. Entiendo perfectamente que lo que cuento no le interesa, que mi afición por el casticismo le repugna, que la España "de ayer" (y en parte de hoy) le parece casposa y apolillada y que en general se aburre usted con mis entradas más que una ostra en la bahía de Arcachón. 

Afortunadamente hay remedios para tantos males; uno, sencillo y gratuito es no leer lo que no le gusta, el otro, más complicado y menos económico es irse a la Casa del Libro y ponerse las botas comprando novelas buenas, que hay muchísimas, mejor escritas que mis modestas croniquejas y dónde se describen muchas realidades, algunas le sonarán, otras no, pero ahí reside la maravilla de la lectura: siempre nos abre nuevos mundos y sorprendentes avenidas...

Paz y Bien. 

martes, 9 de mayo de 2017

El as del bombardino

Jacinto Oloroso, es una buena persona, se lo digo yo. Un tipo que con ese nombre va por la vida tan tranquilo, pues que quieren que les diga, demuestra tener una personalidad a prueba de bomba, o mejor dicho y por ser más precisos, de bombardino. Si señores, lo que oyen, Jacinto Oloroso toca el bombardino, y muy bien. Para muestra, les diré que en una ocasión debutó en plaza de primera; el teatro Romea y lo hizo con "La Lira" de Carcaixent, casi nada, ahí queda eso. Pues bien,  habiendo precisado que Jacinto es buena gente y maestro en el noble arte del bombardino, dejen que les siga contando y no empiecen a calentarse con eso de que el texto es largo, la niña quiere ir al baño ("pide pipí" como dicen las mamas cursis) y el abuelo se ha puesto a jugar con su móvil y va a descubrir sus descargas de youtube con todas las pelis de empuje y demás bellaquerías a las que se entregan durante la sobremesa de las comidas familiares (de sus suegros, vamos). Hoy he pasado por el café a media mañana, cosa rara, y me he encontrado con Jacinto departiendo amigablemente con un señor con cara de ser de Lugo. Ha resultado ser un boticario de Orense y como pueden comprender, tras las presentaciones me he abstenido de decirle nada de su cara de Lucense (que la tiene, y mucho). Como no hay tertulia de dos sin tres ni fuente de torreznos suficientemente grande para el apetito de Alipio Velas, me han invitado a tomar café con ellos y para hacer la cosa más reposadamente nos hemos trasladado a una mesa al fondo del salón, una mesa de esas que yo llamo literarias porque eran las preferidas de los escritores y dramaturgos que iban al café para componer sus obras bajo el amparo de esos camareros (especie extinta) que sabían defender la privacidad del cliente sin necesidad de recurrir a carteles ni reglamentos sancionados por la autoridad. El boticario, de nombre Laxo Outeiriño nos cuenta que ha venido a Madrid a mover unos papeles que tiene parados en algún obscuro negociado de los que aún perduran pese a la transferencia autonómica. Outeiriño se queja y Oloroso le consuela, yo doy pequeños sorbos al café hirviendo y pienso en el ciclo reproductivo de la Upupa epops (vulgo abubilla) asunto que me entretiene más que la martingala administrativa del boticario con cara de lucense. Yo a lo mío. A la cucuta castellana los navarros la denominan a veces gallico de San Martín. Pasan buenos diez minutos de instancias y recursos, de pandrives (así los llama el boticario) y de expedientes de revisión y yo comienzo a sentir una necesidad irrefrenable de asar a patadas las espinillas del tal Outeiriño. Estoy a punto del ataque de apoplejía cuando aparece el camarero con una fuente de Miguelitos de la Roda, fino detalle del propietario para con su amigo Jacinto, que amén de buena persona y dotado músico es un laminero sibarita, un heraldo del milhojas, un catedrático del pionono, un doctor máximo del bizcocho borracho y un propagandista perpetuo y apasionado de cuantas creaciones pasteleras se elaboran en las cuatro esquinas de España. Con la aparición de tan acertada golosina manchega se pone fin a la interminable y cadenciosa relación administrativa de Outeiriño. Jacinto, entre miguelito va y buche de cafe con leche viene, adopta ese aire entre filosófico y distraído tan habitual en los músicos cuando interpretan una pieza difícil. Outeiriño pese a sus protestas de hiperglucemia y alusiones a Rosiña (pobre mujer) engulle con ímpetu de galeote  y yo, que he pedido un segundo café, me dedico a juguetear con la cucharilla mientras silbo La Cucaracha por lo bajini y pongo cara de organillero.  Terminado el dulce, mis contertulios se disponen a reanudar su pleito y yo que no soy un hispano medio y no aguanto bien las cosas de la burocracia me pongo a observar al personal que de desparrama por los veladores y la barra. En tiempos de Alipio Velas, tratante de ganado y colegial menor de San Bartolo de Cesteira, el café a media mañana era un templo silencioso con aromas a grano tostado y aguardiante viejo apenas poblado por dos gacetilleros viejos, un notario jubilado que leía el ABC y dos señoras de Zamora que venían a Madrid a ver a un pariente y hacían tiempo comiendo churros. En aquellos tiempos el humo azul del cigarro se enganchaba entre los brazos de las lámparas y ascendía hasta quedar prendido del artesonado como las  nubes que ciman las cumbres de Somosierra. Ahora el café a media mañana está habitado por una fauna diversa y de tono un poco triste. Cada uno con su aparatito electrónico correspondiente, remueven el café, sorben la infusión o el colacao y se ignoran con fruición muy moderna. La excepción son Pablo Tinajas y su sobrino Fulgencio que son fieles al As y al Aplausos y aprovechan su rato de asueto para comentar las glorias del balompié y las miserias del escalafón. Entre escusas y protestas de estima eterna y aprecio infinito Outeriño se retira. Jacinto que como ha quedado dicho es buena persona lo acompaña hasta la puerta. A su regreso Jacinto me pone al día. El bueno de Outeriño es primo de su mujer. Me quedo de piedra. Tras veinte años de conocer a Jacinto me entero de que amén de buena persona y genio del bombardino, Jacinto Oloroso es un hombre casado y por si fuera poco con una lucense (ya sabía yo...) de la misma patria chica que el inmortal Cunqueiro. El nexo de Jacinto con Mondoñedo por vía marital me sugiere mil y una ideas, el asunto amerita un relato breve, un bosquejo quizá algo borroso, incluso precipitado pero no por ello exento de pasión y gracia. Por un instante tengo la tentación de dejar el café y sentarme un rato en un banco bajo los floridos castaños a meditar y tratar de conectar las imágenes que bullen en mi maltrecho cerebro. Jacinto interrumpe mis meditaciones hablándome de su reciente excursión pajarera. Siguiendo las palabras del as del bombardino me traslado por unos instantes a la laguna de Gallocanta y me parece estar viendo las bandadas de chillonas grullas elevarse sobre el espejo de agua en mitad de la llanura, creo  distinguir el alborozo pajaril en mis oídos hasta que me doy cuenta de que se trata de mi teléfono móvil que debe llevar un rato sonando escondido en lo más profundo de un bolsillo. La realidad me llama, un cliente ha llamado molesto por los retrasos, una señora protesta airada reclamando, literalmente, un trato vip... dejo a Jacinto en el café entretenido en sus cosas, Jacinto es un tipo extraordinario, buena persona, as del bombardino, ornitólogo aficionado y sobre todo un tío listo, vive de su modesta mercería ajeno a los vaivenes de la modernidad. Saber vivir así y estar casado con una mindoniense de pura cepa son pruebas suficientes de que a Jacinto Oloroso hay que tomárselo muy en serio. No lo duden, hablamos de un tipo excepcional, de una buena persona.

viernes, 3 de febrero de 2017

CARTA AL EDITOR DEL MARQUES DE JALEA REAL

Acabamos de recibir en la sede de la redacción de Cepo Gordo una carta del Marqués de Jalea Real dirigida a nuestros editores cuyo interés amerita su reproducción literal
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Colmenilla de Abajo, 2 de febrero de 2017.

Sociedad Editora El Humo Azul
Att. Ilmo Sr. José María Vaca de Parladé y Fino de Barbate.

Querido Pepe,

Te ruego de antemano que perdones mi impertinencia al ocupar tu precioso tiempo con estas mezquindades, pero tratándose de una cuestión de honor y buen nombre me parece imprescindible poner en tu conocimiento este asunto.

El pasado 31 de enero envié a la redacción de Cepo Gordo una carta cuya copia te remito adjunta en la que hacía algunas precisiones en torno a la figura y obra de mi querido amigo y compadre Onofre Velado-Baz al que creo has tenido ocasión de conocer en uno de los seminarios de la Sociedad Arqueológica Várdula.

Cual ha sido mi sorpresa cuando en las ediciones del 1 y 2 de febrero de tu Cepo Gordo se han publicado dos comentarios; uno de un supuesto colmenillero que se esconde bajo el sucio velo del anonimato y el de otro de un falso hijo de la viuda de Manrique que, como sabes por conocer a la sociedad de Colmenilla, no ha tenido descendencia.

Mucho me temo que el autor o autores de esos mensajes falaces y dañinos forman parte de la misma conjura que de manera insidiosa pretenden derribar de su pedestal de honradez a nuestro querido Onofre y de paso mancillar el buen nombre de la casa de Jalea Real y de este humilde siervo sobre el que recae la responsabilidad de tantos siglos de brillante ejecutoria familiar.

A fin de demostrar la falsedad de lo afirmado en esos comentarios, me detengo en responder cada una de las infamias vertidas:

- Don Onofre Velado-Baz es hijo de una rica estirpe de agricultores y propietarios. Su saneada situación financiera no es mero fruto de la herencia (magnífico instituto jurídico que Dios bendiga) sino de la diligente ordenación de sus negocios y la prudente administración de sus capitales. Don Onofre Velado-Baz es persona de costumbres sanas y económicas y no dilapida su dinero en fastos egipcios ni larguezas inmoderadas.

-Don Onofre Velado-Baz es cristiano viejo y persona de profundisima ve y devoción, algo incompatible con el odioso crimen de la usura.

-La situación financiera de la casa de Jalea Real y las cuentas particulares de su titular son cuestiones privadas que a nadie atañen. No pienso decir ni una palabra más ante insinuaciones absurdas que la realidad de mi vida y obra ponen en su sitio.

-Jamás he tenido negocio ni comercio alguno con Don Doroteo Velado-Baz y los citados pagarés no existen sino en la imaginación del difamador. ¡Que muestre al escrutinio público pruebas de semejantes desvaríos!

-El difunto marido de Doña Elisenda Cap-Ferrat, nombre de soltera de la viuda de Manrique, se llamaba Felipe Luis de Manrique y no Dositeo. Ambos datos, de fácil comprobación, desmontan por completo la veracidad del reiteradamente citado comentario.

-Por último y en cuanto al autodenominado Dositeo Manrique Jr, no dejaría de reírme si no fuera este asunto de la máxima seriedad. Ni hubo Dositeo padre ni hay Dositeo hijo y si los hubiera no son quienes dicen ser ni tienen relación alguna con la viuda de Manrique, excelente dama de probadísima virtud y belleza coronada desde su original cuna ampurdanesa hasta los melosos campos de Colmenilla. 

No te fatigo más, querido Pepe, con historias que no te han de quitar el sueño, pero ahora comprenderás porqué era tan importante para mi dejar claras estas acusaciones.

Me despido rogándote hagas llegar estas líneas a la redacción de tu publicación.

Con sincero afecto, un abrazo.

Tomás Jalea.

martes, 31 de enero de 2017

LA VERDAD DE LO ACONTECIDO A DON ONOFRE VELADO-BAZ

Nos llega a la redacción de Cepo Gordo un escrito que por su indudable interés reproducimos en su integridad. En Cepo siempre hemos sido partidarios de defender la verdad a toda costa y dar voz a los que encuentran otras puertas más poderosas cerradas a cal y canto.

Que cada palo aguante su vela y a quien Dios se la dé que San Pedro se la bendiga.
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Colmenilla de Abajo, 30 de enero de 2017.

Redacción de Cepo Gordo.
Att. Sr. D. Cipriano Olmedo Cenicientos, Jefe de Redacción.

Muy Señor. Mío,

Escribo, apelando a su indulgencia, con el ruego de que publique en su estimado medio digital estas líneas que no son sino la refutación completa y enérgica de las informaciones perversas que desde hace unas semanas se están vertiendo en diversos medios acerca del tan comentado suceso acaecido a mi querido amigo y compadre Don Onofre Velado-Baz.

Principiaré por esclarecer la verdad de los hechos y seguiré haciendo un rápido bosquejo de la natura de mi amigo y glosa desapasionada de las virtudes que lo adornan.

Estaba hace ya dos semanas el amigo Onofre sentado en su habitual mesa del mesón Oro Puro de esta noble villa de Colmenilla de Abajo cuando el patrón puso ante sus barbas una cazuela de codornices a la cazadora.

Es de antaño sabido en Colmenilla la pasión que siente Onofre por las codornices y a ninguno de los presentes sorprendió la buena gana, casi devoción, con la que este cristiano viejo emprendió la consumición de tan delicadas avecillas. 

Habiendo liquidado su tercera ave resultó que un pequeño y traicionero huesecillo fue a pararse en la zona dónde el paladar pierde su vuelo y se inicia la cuesta abajo de la cañería degustativa.

Cuando el rostro de Onofre alcanzaba las notas cárdenas propias de la sangre del verraco, el personal circundante reparó en el atragantamiento y se arracimaron en derredor del paisano cuyos ojillos vidriosos presagiaban la cercanía de Caronte.

Gracias a la intervención del Altísimo y de la Virgen de la Colmenilla y habiéndose puesto de manifiesto que no era la hora en que Onofre debía dar cuenta de sus años en el triste mundo, sucedió que estaba entre los presentes el bueno de Antonio Bolaño, conocido albéitar del vecino ayuntamiento de Cañas de Miel que prestamente procedió a practicar la maniobra de compresión abdominal conocida internacionalmente por maniobra de Heimlich.

Liberado del nefasto huesecillo y recuperada la respiración, el amigo Onofre dio puntuales muestras de agradecimiento al veterinario y a los arracimados vecinos y con mayor prudencia y parsimonia completo la consumición de las codornices que restaban para completar su media docena.

Pasados unos días el pueblo entero y diría aún mejor la comarca e incluso la provincia quedó atónita y estremecida al aparecer numerosas noticias que situaban el episodio de Onofre en lugares bien distintos y la causa del ahogamiento a circunstancias muy diferentes.

En unas publicaciones se ha dicho que la tarde de autos Onofre se hallaba en cierto local de la carretera de Colmenilla a Cañas de Miel y que el huesecillo no era de codorniz sino de otra clase de ave más crecida.

En otras se insinúa sin reparo que el atragantamiento no fue tal sino un síncope sufrido en el curso de una francachela pagada a costa del corredor de la cooperativa Santo Niño de la Roca que estaba de tourné por la zona para pagar el vino.

Por último, y ésto es lo que más ha indignado a la facción amiga del honesto Onofre, una última noticia publicada en el Adelantado de Losa, viene a referir con malas artes y peores letras que el accidente de Onofre se produjo en el curso de una visita a la viuda de Manrique que es de todos muy sabido su amistad con Onofre que se retrotrae a los tiempos en que Adelina jugaba con las hermanas de Onofre en tiempos lejanos y anteriores a esta república de iniquidades en la que hoy vivimos.

Narrados los hechos ciertos y resumidas las noticias falsas sólo me queda por reiterar mi denuncia y negar las insinuaciones que hacen de mi amigo y compadre una víctima de las pasiones inguinales, una suerte de sátiro, un pelele en manos de Venus.

Sepan ustedes y debe quedar por escrito que Onofre Velado-Baz, propietario, natural de Colmenilla de Abajo es un cristiano viejo, hombre de gran piedad y costumbres rectas, un espíritu cultivado amante de la poesía, la arqueología y la fina gastronomía regional.

En nuestros incontables años de amistad y convivencia jamás vi ni supe que Onofre no acudiera a ningún local de esparcimiento dónde se denigre al ser humano ni se practiquen licencias de carne o pescado, de vista u oído, de tacto o paladar.

Situar a Onofre entre los brazos de la viuda de Manrique (que sea dicho de paso es una real hembra y se comprendería) es como imaginar a Alejandro Magno de tercera corista del Folies Bergère.

Tras serena reflexión no me cabe duda que esta tormenta de difamación y calumnia no es sino un siniestro ejercicio para minar la reputación de mi amigo Onofre y bloquear su imparable camino hacia la mayordomía de la Muy Venerable Congregación de Sirvientes del Cristo Alanceado.

Sepan las insidiosas alimañas que han urdido esta trama que tienen y tendrán en mí a un enemigo prevenido y por ende doblemente peligroso. Quedan avisados.

Se despide honrado por su amistad con Onofre y con la frente bien alta.

Tomás Jalea
Marqués de Jalea Real - Conde de Colmenilla.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

LA INCONGRUENCIA DE LA JERARQUIA Y SUS EFECTOS

El canal de televisión 13 TV cuenta entre su accionariado con una participación mayoritaria  de la Conferencia Episcopal Española.

El pasado 11 de noviembre el secretario general de la Conferencia Episcopal Española,  José Gil Tamayo, en su intervención en el Foro de la Nueva comunicación realizó las siguientes declaraciones:

“Nosotros tenemos un mandato que está desde los principios del cristianismo, que es el de comunicar”, subrayó. “Lo hemos hecho a lo largo de la historia con los medios que ha puesto a nuestra disposición la invención humana y lo seguiremos haciendo, pese a quien le pese, y buscando no privilegios, sino los mismos derechos que los demás para expresarnos con libertad en sentido pleno”.
El secretario general de la Conferencia Episcopal afirmó que “los medios se tienen para dos cosas: para ganar dinero o para influir, y nosotros no queremos perder dinero y sí queremos influir”. “Así de claro. Esto es un titular”, remarcó.
(Textos tomados del artículo de Gabriel Ariza publicado en InfoVaticana el 11 de noviembre de 2016)
No pongo en duda que el propósito de la CEE sea el de comunicar a través de 13TV pero lo que si pongo en duda es su habilidad para comunicar los valores adecuados.
Hace pocos días, en el programa El Cascabel del 14 de noviembre conducido por Antonio Jimenez, a invitación del conductor del programa los tertulianos comentaron la ridícula afirmación de Antonio Hernando del PSOE que dijo que pensaba celebrar el "bautizo civil" de su hijo.
Pues bien, ni uno sólo de los presentes fue capaz de hacer un comentario que con claridad explicara la naturaleza sacramental del bautismo y la estupidez radical de la memez progre de un "bautizo civil". Los presentes se limitaron a hacer "chistes" y comentarios más o menos jocosos pero con un nivel de calidad intelectual nulo y con una tibieza absolutamente incalificable.
En España existen varios miles de intelectuales católicos que cultivan las más variadas ramas del saber. No me refiero a curillas inapetentes ni a meapilas afiliados a la mamandurria del profesional catolicismo sino verdaderos y auténticos profesionales de su ciencia y saber que son católicos de verdad y piensan y viven como tales. Estos señores no son invitados nunca jamás a participar en ninguna tertulia (salvo error que muy de vez en cuando se produce) y su voz no se escucha más que en los reducidos círculos dónde su prestigio profesional les hace acreedores de atención.
Es evidente y palmario que los señores responsables del ramo comunicación en la CEE evitan cuidadosamente a esta gente independiente.
No pueden argumentar que no hay nadie. Hay muchos pero no les gustan. No son católicos profesionales ni muñequitas de cera.
 Prefieren reclutar entre la tropa común de indecisos, laicistas profesionales, progres confusos, rojos confesos y demás ralea que puebla los medios de comunicación.
Si el resultado de esta decisión consiste en un mensaje torcido, vacío, hueco, blandito...que se le va a hacer. Ellos lo han intentado, son buenos chicos, son tolerantes, son integradores, son equidistantes....¡son un asco!
La responsabilidad en la que está incurriendo la Jerarquía es enorme. No sólo no son capaces de reconocer el desastre de la gestión de sus predecesores y el estado lamentable de muchas áreas bajo su responsabilidad sino que persisten en transitar los mismos caminos equivocados. Más almíbar, más vaselina, más huevo hilado...y luego se quejarán de los continuos ataques a la Iglesia y a los cristianos. ¡Compren un espejo y mediten sobre la imagen que refleja! 

jueves, 10 de noviembre de 2016

TRUMP Y LA NOCHE TRISTE DE LOS PROGRES

Contra todo pronóstico Donald Trump ha salido victorioso y en poco más de dos meses ocupará el sillón del despacho oval.

La victoria de Trump ha provocado una oleada de indignación entre la grey progre que cubre como un manto de limo la superficie del orbe.

Que Donald Trump es un individuo con una ejecutoria dudosa y una calidad insuficiente para liderar una nación como Estados Unidos es algo que no requiere mucha explicación. Entrar en exposiciones detalladas carece de interés para cualquier lector medianamente informado.

Lo que nadie puede negar es  que Donald Trump ha ganado las elecciones y lo ha hecho andando el camino que marca la ley de la nación que los voceros de la recta política califican como "la mas perfecta democracia del mundo". 

Lo que no se puede hacer es aplaudir y ensalzar un sistema para luego denigrarlo si no produce los resultados apetecidos. Y eso, justamente eso es lo que está sucediendo en las últimas horas, de Nueva York a Melbourne, de Madrid a Milán y de Socuéllamos a Villafranca de Pomar.

A mi la democracia según se entiende en sus formatos modernos me parece un sistema nefasto, luego no espero nada bueno de lo que pueda ofrecer y en este sentido estoy vacunado ante las sorpresas que de manera habitual depara la memez de la urna.

Para el hombre moderno, que es de suyo progresista,  la democracia es "el sistema". El progre habita intelectual y dogmáticamente el territorio del mal menor, del equilibrio de poderes, del diálogo, del pacto y demás creaciones que no responden ni al Derecho Natural ni al sentido común sino al vano intento de no reconocer la autoridad, ni la jerarquía ni la verdad. 

La democracia moderna es hija de la falsa igualdad y del relativismo y gracias a su error de partida suele ser generadora de desastres sin cuento que la humanidad viene padeciendo desde hace siglos.

Mi opinión, absolutamente minoritaria y proscrita en los ambientes en los que se vive dentro de los estrechísimos límites la corrección política, se enfrenta a la de la mayoría progre, que interpreta la democracia como un sistema del mal menor que suele encumbrar a los que hacen suya la agenda moderna, de progreso.

Ese contexto, intelectualmente enano y mediocre domina el mundo actual y dentro de sus blandos márgenes teñidos de injusticia y violencia habitan los santones del bien pensar que no aceptan que de vez en cuando el sistema produzca un sapo que salte del charco y croe con un ritmo no aprobado por la comisión correspondiente.

Este es el problema de la progresía multicultural que gobierna amplios sectores del mundo occidental: los medios, la política profesional, la universidad se rasgan las vestiduras y esparcen cenizas ante la elección de Trump, un sujeto que encarna a los ojos de la corrección política todo lo indeseable. 

Para la élite progre que mira al mundo desde la atalaya de la corrección política, Trump es el destilado perfecto del golfo, machista, pendenciero, racista, homófobo y violento que no merece un lugar bajo el sol.

¿Que ha pasado? ¿Cómo es posible que los votantes estadounidenses hayan dado su sagrado voto a un sujeto de estas características? Es el fin del mundo, la llegada del anticristo, el ocaso de la civilización...

Merecería la pena que un realizador tomara el tiempo de reunir las imágenes de estupor y los rostros desencajados de los voceros de la progresía minutos después de confirmada la victoria del magnate neoyorquino, sería una galería digna de serena contemplación.

Que las opciones quedaran circunscritas a Clinton y Trump, es buena muestra de la profunda crisis que atraviesan los Estados Unidos de América. 

El progre, que siempre está contento de serlo, está pasando unas horas amargas. Se conduele, se siente defraudado y molesto. No entiende como el sistema ha podido dar paso a Trump teniendo a Clinton a mano, esa mujer "culta moderna" que es el destilado perfecto y sublime de todo lo que la progresía predica, venera y alienta.

No se tuvo en cuenta la idiosincrasia del sistema americano, la peculiaridad del pueblo del winchester y el corn belt, la acción de las otras élites que pugnan por el poder y que se soportan en el dios dolar...los progres no piensan sino en su clave progre...

Nos esperan días de luto y días de risa,una risa que sería verdaderamente sana si no fuera porque todo esto es muy serio y hablamos de las vidas y el futuro de millones de personas que merecen algo mejor que una progre y que un pillo.

Mientras tanto y en la misma ola que trajo al pillo de Manhattan se permite el uso de la marihuana "para uso recreativo" y el "suicidio asistido" amén de otra porción de ocurrencias propias de un sainete de lunáticos...

¿De verdad alguien en su sano juicio puede defender un sistema que excreta semejantes humos negros?

Pues si señor, lo defienden...y a muerte, porque son los que mandan, tienen la razón, son los nos guían y enseñan al resto del mundo a vivir, a comer, a pensar, a ...r.. ¡eso no! porque el excusado es cosa antigua y cada uno "tira de cinto" según su necesidad y cultura...eso no puede reivindicarlo nadie como propio y exclusivo...ni los más demócratas...en el fondo todos tenemos un tercer ojo que resulta imprescindible para la salud del cuerpo y el contento del espíritu, el Rey Mago de los porteños...eso si que es igualdad y lo demás monsergas.

martes, 12 de julio de 2016

RITOS ANCESTRALES

Todo esto no sucedió hace cien años, ni cincuenta, ni cinco, sino ayer mismo por la tarde, pero vamos por partes que luego el personal se acelera leyendo y confunden churras con merinas y así nos va Gorgonio que hasta nos hurtan las patatas...
 
Estamos en Losa, mes de julio, todavía baja el agua fresca por el río gracias a las fuertes nevadas de este invierno.
 
Estoy en mi casa terminando una acuarela con dos pinzones y una piña rebosante de resina y de rato en rato observo la casa del vecino por entre las ramas de los magnolios y pienso que en cuanto termine me pongo a contarles esto y aquí estamos...
 
A Girolamo Panzavecchia le gustan más los canutillos rellenos de crema de Antibes que a un tonto un lápiz.
 
Cada martes Girolamo recibe su cajita de medio kilo enviada desde la afamada confitería de Rufino Glass sita en el Paseo de Pereda de Santander, confitero que tiene merecida fama de ser la Meca de las cremas de Antibes, la Babilonia de las cremas inglesas, el Ulan Bator de las dobles cremas, el  Southampton del Chantilly y de todas esas creaciones humanas que encogen las arterias y ensanchan la sonrisa y el espíritu.
 
Girolamo Panzavecchia es profesor de física en la Universidad de Bolonia y está casado con Carmencita del Valle, que es una señora muy fina y más sorda que un coronel de artillería gracias a la cual disfruta de unos aseadísimos y prolongados veranos en Losa de Guijarro.
 
La familia del Valle proviene de Losa de Guijarro y el abuelo de doña Carmencita la hizo heredera de un hotelito de tres plantas con jardín, huerto  y alberca.
 
Girolamo se pasa las mañanas sentado en el jardín bajo un tilo gigantesco leyendo novelas de Agatha Christie y bebiendo cervezas Peroni que se hace enviar de Italia por agencia de transportes.
 
A Girolamo le vino Dios a ver el día que conoció a Carmencita que es buenísima, discretísima, sordísima y riquísima. Cuando se conocieron Girolamo era un afamado físico pobre como una rata del laboratorio de biología pero la caprichosa fortuna para unos y la Providencia  para otros hizo que su camino se cruzara con el de Carmencita y de rata leída pasó a ser rico consorte que es una de las mejoras formas de ser rico, sobre todo porque da trabajo pero menos que ser gerente y propietario de Aceros Especiales de Oklahoma que es una cosa espantosamente trabajosa, y encima hay que vivir en Oklahoma, figúrense ustedes.
 
Mi padre y el abuelo de Carmencita fueron compañeros en Salamanca y aunque la vida separó sus caminos durante casi treinta y cinco largos años, cuando ya ambos contaban arrugas y cenaban sopas de ajo se reunieron en Losa gracias a la amable cercanía de sus respectivos domicilios.
 
Si hoy les hablo de Girolamo no es por causa de mi padre o del difunto abuelo de su señora esposa sino porque ayer se produjo un hecho del todo lamentable que alteró por primera vez en más de veinte años el sagrado rito de los canutillos del martes. Agárrense que viene curva.
 
El Profesor Panza, como es cariñosamente conocido en Losa y su comarca, tiene una sobrina, hija de su hermano Nene, que es jovencita, morenita, altita, monita y un poco lerdita.
 
La sobrina, que atiende al nombre de Sabrina (ufonía y birra fría) ha terminado con excelentes calificaciones su primer año de universidad (lo que dice poco de la universidad o mucho de otras cosas... no nos liemos..). Para celebrar tan magno evento a Donatella, la mamá de Sabrina, no se le ha ocurrido mejor idea que financiar un viaje a su hija y a su íntima amiga Chiara para que conozcan las bellas tierras de España.
 
Chiara, que es muy parecida a su amiga Sabrina pero en versión rubia, es una chica inquieta y en cuanto se enteró de los planes y los presupuestos no tardo ni diez minutos en trazar un plan de viaje que, comenzando en julio y entrando por Irún no podía tener mejor estreno que San Fermín. 
 
Así pues, estaba ayer nuestro amigo y vecino el Profesor Panza sentadito en su sillón de fieltro verde con una copita de grappa "Prime Uve" dando lentas chupadas a su pipa de brezo cuando su plácida digestión fue interrumpida por un alarido de su santa y admirable esposa.
 
Solícito como solo él sabe serlo acudió Panzavecchia a socorrer a su amada costilla y la sorprendió paralizada frente a la pantalla del televisor.
 
Carmencita, mujer interesada por todas las novedades que el ancho mundo de la noticia televisiva ofrece, estaba viendo un reportaje sobre las fiestas de San Fermín.
En el momento en que el reportero iba desgranando los entresijos del "chupinazo", la cámara iba recorriendo la masa informe de cuerpos teñidos de tintorro y quedaba congelada en la imagen central dónde se veía a dos jovencitas, una rubia y otra morenita que alzaban sus camisetas al cielo dejando al aire de Pamplona y a las manos de doscientos cincuenta energúmenos la apetitosa curvatura de cuatro senos imponentes que en pocos segundos pasaron del blanco al rojo.
 
Panzavecchia dejó caer la pipa de brezo y se hundió en el mullido tresillo al tiempo que entrelazada sus manos con las de Carmencita que, incapaz de mayor reacción, murmuraba "¡ay madre!, ¡ay madre!, ¡ay madre!"...
 
Ayer llego de Santander la caja de canutillos y se quedó en el frigorífico a la espera de las atenciones del Profesor Panza que no llegaron a materializarse.
 
Esta mañana Carmencita ha enviado a casa a su fiel Faustina con la caja de canutillos y aquí me tienen ustedes zampándome uno con un café con leche de los que hacen época. Cuando termine me da que voy a salir a dar un paseíto hasta el río y no descarto fumarme un Allones, que su fortaleza siempre casa bien con los aromas del campo.

jueves, 9 de junio de 2016

¡EXCLUSIVA MUNDIAL!: SE ANUNCIA UN POSIBLE HERMANAMIENTO ENTRE LAS VILLAS DE VILLAFRANCA DE POMAR Y LOSA DE GUIJARRO.

Queridos Cepogordistas, de noble y contrastada fuente nos llega una noticia que no podemos dejar de poner en su conocimiento de manera urgente e inmediata. Los munícipes de Villafranca de Pomar y Losa de Guijarro han iniciado una ronda de consultas con el propósito de estudiar el posible hermanamiento de las dos insignes y muy nobles villas.
La noticia que ha corrido como la pólvora entre los habitantes de ambas poblaciones y de la que ya se han hecho eco las más importantes publicaciones periódicas del orbe, nos mantiene en vilo.
 
Las consecuencias que pueden derivarse del hermanamiento de estos dos reductos de la verdad hispana, de la pureza racial y del hondo sentimiento jotero son, sencillamente, incalculables.
 
En Villafranca de POMAR, la Cooperativa Vitivinícola Santo Niño de la Roca se ha apresurado a publicar un comunicado anunciando que si el feliz hermanamiento se lleva a cabo, dedicarán su próxima Gran Reserva Cuvée Casa de Pomar a la celebración de tan magno acontecimiento etiquetado cada botella con una mención de "Reserva Especial del Hermanamiento".
 
Les seguiremos informando.

ENCUENTROS EN UNA NOCHE DE PRIMAVERA...EN LA PRE-CAMPAÑA ELECTORAL

Con las últimas luces de la tarde la carretera, oscura y cálida, se perdía entre las sombras de los campos de cereal preñados de mieses cimbreantes. A lo lejos apenas se adivinaban las sombras de las encinas gigantes, mudas y solitarias damas de la meseta que dan cobijo a las aves y alimento a las amables bestias de la meseta.
 
Fermín Antero conducía distraído escuchando un viejo cd algo rayado que de cuando en cuando daba un salto dejando en suspenso el bolero como si María Dolores Pradera estuviera aquejada de una tartamudez repentina.
 
 
Fermín cargaba con treinta años de experiencia como veterinario. Cada jornada viajaba de pueblo en pueblo, de finca en finca, de corral en corral, sanando a sus queridos animales como una versión moderna del Dr. Dolittle. 
 
 
Aquella noche conducía como un autómata, conocía la carretera de memoria y dejaba vagar su mente al ritmo de los boleros sincopados. 
 
 
Esa tarde el parto difícil de una yegua lo había retrasado y ansiaba llegar a su casa para darse una ducha y cenar algo antes de caer rendido. 
 
 
En su región, las noches de junio el cielo alcanzaba una tonalidad azul obscuro. En pocos minutos el manto de estrellas se extendería hasta el infinito. De no estar tan cansado le hubiera gustado parar el coche en el arcén y poder dedicar un rato a localizar las estrellas y sus constelaciones.
 
El cd se detuvo al terminar la última canción justo cuando el coche llegaba a lo alto de un cerrillo a poco menos de diez kilómetros del pueblo. En ese preciso instante Fermín se vio envuelto por una luz anaranjada. Al principio creyó que algún camión o vehículo pesado estaba tratando de adelantarle y lo enfocaba con las luces largas, tras verificar que estaba sólo en la carretera se dio cuenta de que la luz que envolvía su coche tomaba una forma esférica y que la tonalidad iba tornando del amarillo pálido al naranja intenso con un ritmo pausado semejante a la respiración de un animal dormido.

Fermín trató de acelerar para apartarse de la luz pero el vehículo no respondía, ni los pedales ni la caja de cambios obedecían, aferrado al volante trataba de comprender que sucedía al tiempo que el coche se detenía y el motor se paraba.

Fermín abrió la puerta. El coche estaba envuelto por una nube anaranjada. Silencio absoluto. Fermín comenzó a escuchar en su cerebro un leve susurro que iba tornándose en una voz más y más audible que se dirigía a el con un tono amable que se expresaba en un correcto español con una ligera inflexión que fue incapaz de identificar.

La voz le decía que no debía tener miedo, que debía relajarse y disfrutar de la experiencia. El era un elegido, uno de los pocos hombres en el mundo que iba a tener la oportunidad de conocer misterios que largo tiempo habían atormentado el alma humana. A medida que escuchaba las palabras que la seductora voz iba trasladando a su cerebro Fermín comenzó a sentir como su cuerpo iba perdiendo peso, poco a poco se encontró flotando sobre el asfalto y unos instantes después se elevaba hacia arriba en dirección al foco del que emanaba el torrente de luz anaranjada.

Transcurrieron varias horas. Más tarde, al tratar de recordar los detalles durante su deposición ante el cabo primero de la Guardia Civil se sentía incapaz de precisar cuanto tiempo estuvo sumido en un sueño del que apenas podía rescatar imágenes inconexas. En su declaración explico como tras elevarse hasta el centro de la luz vio unas figuras alargadas que lo esperaban con los brazos abiertos. De su rostro sólo recordaba hermosas sonrisas. Se sentía acogido como si aquellos seres fuera sus auténtica familia que lo recibían en su casa después de una larga ausencia.

Regresó a su casa con las primeras luces de la mañana.
Aparcó el coche y entró en la casa. Se sentía agotado y eufórico al tiempo. Se ducho y cambió de ropa. No podía dormir. Decidió desayunar frente al televisor, algo que nunca hacía. Mientras apuraba su segunda taza de café en la pantalla apareció un grupo de hombres y mujeres de aspecto desaliñado que arropaban a un ser flaco y algo cheposo que agitaba las manos por encima de su pelo lacio rematado en una larga cola de caballo.
Entonces, la imagen de la pantalla tomó un color diferente, alrededor de aquellas figuras se veía claramente un halo negro con destellos amarillos, de repente comenzó a recordar las palabras de la voz y lo que le habían dicho los seres de la figura alargada y la sonrisa amable; "de los confines de la quinta dimensión más allá de las galaxias conocidas han llegado unos enemigos de la humanidad, han adoptado vuestra forma y a los ojos de los hombres parecen seres normales, no os dejéis confundir, son una raza alienígena que ha venido a colonizar vuestra tierra, estar atentos, sus señas de identidad son la falsa amabilidad, la modestia pedante, la aparente defensa del débil y el amor por lo desordenado, feo y triste". A medida que escuchaba las palabras del orador gesticulante, Fermín fue reconociendo una a una las señas de identidad y ante sus ojos las figuras aparentemente humanas se fueron tornando en unos seres indescriptibles; enanos, obscuros, filiformes, de bocas desdentadas y ojos vacíos.

Unos días después, Fermín Antero descansaba en una cama del ala de psiquiatría del Hospital Provincial. El doctor Galeano hablaba en el pasillo con Benedicta, la hermana de Fermín.

-¿Es grave doctor? ¿Se recuperará? No me mienta por favor, soy fuerte y prefiero conocer la verdad...

Galeano no sabía bien que decirle, Fermín Antero presentaba un cuadro alucinatorio como nunca antes había diagnosticado...

-No se preocupe señorita, su hermano con tiempo y medicación podrá recuperarse, al menos eso espero. De todos modos necesito estudiar a fondo su caso, cuando lo ingresaron llevaba día y medio viendo en la televisión las intervenciones de la pre-campaña electoral y eso es abusar demasiado de los nervios de uno, hágase cargo.... 

martes, 7 de junio de 2016

CITA A CIEGAS

A muchos compatriotas les gusta desayunarse en "el bar de abajo". Ya sea cerca de su casa o cerca del trabajo, lo que importa es que sea un bar y que siempre sea el mismo. La modernidad no ha podido con esa costumbre y "naide" va a poder con ella salvo el populismo que dejara al personal sin los dos euros cincuenta que necesitan para completar la operación.
 
Yo, que nunca he sido muy urbanita, practico el desayuno domiciliario, básicamente porque así aprovecho un rato para escuchar la radio o leer algo. Hoy he hecho una excepción a la regla (que para eso está la regla, para excepcionarla excepcionalmente) y me he tomado un café con leche (muy bueno) y un cruasán (muy malo) mientras ojeaba un periódico (malísimo) y asistía, muy a mi pesar, a la conversación que mantenían a voces el patrón y uno de los habituales. 
Resulta que ahora emiten un programa en televisión dónde se organizan "citas a ciegas".
 
Al parecer, la gracia del programa consiste en visualizar el encuentro y escuchar los comentarios (mayormente despectivos según decía el patrón) que hacen los participantes acerca del congénere con el que le ha tocado reunirse. 
 
A mi esta historia de las citas arregladas me ha recordado una anécdota de la que fui testigo indirecto hace unos años.

¿Se acuerdan ustedes de Bernardo Carpa Loureiro? ¡Hagan memoria!, se lo ruego...  ¿Aún no? no se dejen vencer por la  pereza.....ven como era fácil, claro, ya está...¡si! ese es el Bernardo Carpa al que me refiero, el hijo de doña Prudente Loureiro, el nieto de Don Antonio el fundador de licores Carpa y Bermejo. 

Pues bien, el amigo Carpa Loureiro cuando era más joven tuvo un amago de enamoramiento cuyo fatídico resultado dejó huella eterna en su corazón y en su psique. Todo aconteció gracias o mejor dicho a causa de una de esas  "citas a ciegas". La cosa sucedió de la siguiente manera, pero esperen un momento  que antes de relatar el suceso debo de ponerles en antecedentes acerca del carácter y peculiaridades de Bernardito (así lo llamaba su adorable mamá).
 
Bernardo Carpa se crio como hijo único del matrimonio  Carpa Loureiro, una pareja añosa y acaudalada que instaló su hogar en el número 2 de la Calle de la Reconquista con vistas a la Plaza del Caño. La casa contaba con un bonito huerto cerrado sobre el que colgaba una solana dónde doña Prudente bordaba tapetes para la catedral y Bernardito jugaba con sus soldados de plomo y sus construcciones.
 
Desde temprana edad Bernardito mostró un gran interés por la comida de calidad y muy poco interés por el género humano en general y por el género humano ajeno a su familia en particular. Doña Prudente, que venía de familia de dinero viejo, tenía una cocinera de las que ya no existen y claro Bernardito fue creciendo al ritmo de las sopas, potajes y  guisos, los asados de pelo y pluma, los pescados en salsa y al horno y la interminable lista de los postres de cocina, desde el espeso arroz con leche hasta el petit-choux de crema pastelera o la tarta de moras con crema inglesa.
 
Bernardito había heredado la consistencia de su amado progenitor y aunque trasegaba a dos carrillos su anatomía no denotaba los excesos calóricos. Andando el tiempo Bernardito se había convertido en un buen mozo, misógino, solitario y glotón, pero paciente y tranquilo, amante de la familia y persona de orden estricto, puntualidad y costumbres higiénicas.
 
Llegó el tiempo de marchar a Santiago de Compostela a cursar Derecho y para nuestro amigo Bernardo la experiencia fue traumática. No sin muchos ruegos y mediante los sabios consejos del canónigo don Celestino Grelos, consiguieron los Carpa Loureiro que Bernardo se instalará en Santiago y comenzará su carrera. Los años compostelanos fueron a mejor y al final Bernardo pensaba en ampliar con un doctorado hasta que la muerte de su padre lo llevó de vuelta a la Calle de la Reconquista con vistas a la Plaza del Caño, ahora llamada de la Constitución. 
 
Transcurrieron dos décadas sin que nada alterara la vida de la casa. La cocinera murió de un catarro contraído durante un viaje a Palencia a ver a su familia. Pero enseguida heredó su puesto una  santanderina de genio torcido que venía de una casa de más apariencia que sustancia y que enseguida apreció la abundancia de los Carpa Loureiro, cuya despensa era famosa en la ciudad y su bodega en la provincia entera.
 
En el primer año de la tercera década, Doña Prudente comenzó a sentirse mal. Las visitas anuales a Mondariz no conseguían mantener su salud a la altura de tantos años. Su estampa de ciprés y sus andares firmes se habían trocado en un perfil encogido y un caminar dubitativo apoyada en su bastón de ébano y marfil.
 
Bernardo, al que ya nadie llamaba Bernardito salvo su señora madre, estaba preocupado y por eso no pudo negarse a la petición que una tarde de primavera, quizá la última, le hizo en la intimidad de su querida galería. Doña Prudente quería morir viendo a su hijo casado y para cumplir tal sueño a Bernardo no le quedaba otra que buscar a una mujer adecuada, dirigirle la palabra, al menos una pregunta y obtenida la respuesta afirmativa contraer matrimonio.
 
Hombre de palabra y más tratándose de agradar a su señora madre, Bernardo se dirigió a un antiguo condiscípulo en busca de consejo. El amigo consultado, Manuel Barbosa, llevaba ya quince o veinte años casado con Brígida Montes de Azur, una rubia grande y fogosa de pelo trigueño y ojos obscuros que le había dado cinco hijos, todos rubicundos y bastante brutotes.
 
Tras tantos años ausente del  mercado, el bueno de Manuel andaba casi tan perdido cómo Bernardo en cuestiones de dónde y cómo conocer al personaje adecuado, pero la diosa Fortuna que no descansa ni pierde ocasión en recompensar a los que aún la invocan, hizo que por aquellos días estuviera en la ciudad Beatriz Lauzeta, una prima de Brígida que estaba recuperándose de un desengaño doloroso y que estaba invitada en casa de su familiar por aquello de que el yodo hace maravillas y los paseos al bordes del mar recuperan a un herido de Monte Arruit.
 
Así que la cosa quedó concertada y Bernardo y Beatríz fueron convocados a una muy moderna y formal cita a ciegas en el Café del Arenal.
 
A la hora en que Bernardo salió de casa camino de su cita comenzó un calabobos. Protegido bajo su paraguón negro,
Bernardo iba cavilando acerca de la tal Beatriz de la que sólo sabía que dirigía una publicación por suscripción dedicada a las aves y las plantas de jardín.  
 
Beatriz resultó ser una versión portátil de su imponente prima. Su cabello rubio tenía un tono pajizo, sus ojos de un azul verdoso con reflejos dorados (de color Chartreuse que diría un escritor romántico) su talla menuda, las facciones delicadas y una leve inclinación de cabeza que a Bernardo le recordaba los gorriones de su infancia.
 
Por su parte Beatriz estaba más nerviosa que un zorzal en primavera. Ni por todo el oro del mundo hubiera accedido a la petición de su prima si no fuera porque esta había sido siempre buenísima y su tía era siempre generosísima y su marido era amabilísimo y todos le habían asegurado y reiterado y certificado que Bernardo era un hombre muy formal, de costumbres sanísimas y al que no se le conocían vicios salvo su afición a la cocina y a las armónicas inglesas.
 
Tras un tímido saludo se sentaron en una mesa discretamente situada en una esquina del salón frente a uno de los ventanales que se abren sobre la bahía. El calabobos se había tornado en tormenta primaveral y gruesos goterones golpeaban con violencia contra el cristal. Llegó el café, cargado y aromático y las pastas secas, asténicas, necesitadas de una buena dosis de mantequilla y azúcar de primera calidad cómo la que sólo se gastaba en la casa de los Carpa.
 
Bernardo se sorprendió a si mismo con un irreprensible arranque de romanticismo. La piel blanquísima de Beatriz, sus ojos que ahora habían tomado la tonalidad de azul cantábrico, la delicada línea de su cuello, todo le iba predisponiendo para ese momento que nunca jamás había pensado que podía sucederle. Absorto, con la mirada perdida, Bernardo tomó la mano izquierda de Beatriz y con una voz ronca, como la de un chamán en trance, comenzó a pronunciar una suerte de letanía que surgía de lo más profundo de su ser:
"querida Beatriz, tu dulzura es sólo comparable a la de los más dulces pestiños sevillanos, tu carne es tierna como la del cochinillo recién asado..." Al llegar a ese punto Brígida dio un respingo y se puso en pie. Sin pronunciar palabra apoyo ambas manos sobre el mantel que cubría la mesa y alzando la cabeza comenzó a imitar el canto de la alondra, al que siguió el del búho chico, el petirrojo y por último el del colimbo chico.
 
El café permanecía en silencio, de las mesas adyacentes se alzaban miradas que mezclaban el estupor y la risa.
 
Pasados unos días, Bernardo recibió una nota de su amigo Manolo en la que le rogaba que se abstuviera de volver a poner un pie en su casa. Beatriz acabó ingresada una larga temporada en una institución de Málaga, una bonita villa rodeada de palmeras por cuyos caminos de albero pasea acompañada por una monjita que escucha el trino de todos los pájaros del Edén.
 
Bernardo no volvió a reunirse con ninguna otra mujer. Su madre murió aquel verano una mañana en la que el aire parecía más puro que de costumbre. La madreselva cubre la solana y los gorriones se han apoderado de la balustrada de granito cubierta de musgo por donde corretean cada tarde mientras Bernardo los observa atento hasta que anochece y las lágrimas caen sobre su poblada barba. Es hora de cenar, hoy hay crema de marisco y merluza rebozada. Las "citas a ciegas" son peligrosas, corres el riesgo de enamorarte de una vez y para siempre, hasta el final.