El matador de toros Luis Mazzantini,
el "señorito loco", apodado así por su tardía vocación taurina,
pasando de los estudios y el cortejo de Amadeo de Saboya a las plazas, daba una
vuelta al ruedo. Esto refiere Antonio Díaz-Cañabate en su Historia de una tertulia:
Don Luis, sonriente, mientras
saluda, va diciendo: “¡Gracias, gracias, hijos de cocheros!”.