(…) y entendía las
artes y mañas de la ambición y del estudio del interés propio y de la
presunción ignorante, que son plantas que nacen siempre y crecen juntas y se
enseñorean agora de nuestros tiempos. Y ansí tenía por vanidad excusada, a
costa de mi trabajo, ponerme por blanco a los golpes de mil juicios
desvariados, y dar materia de hablar a los que no viven de otra cosa. Y
señaladamente, siendo yo de mi natural tan aficionado al vivir encubierto, que
después de tantos años como ha que vine a este Reino, son tan pocos los que me
conocen en él, que, como V. merced sabe, se pueden contar con los dedos. (…)