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domingo, 18 de febrero de 2024

Comentario a un texto que no se cita. Ni tampoco se enseña. Ni nada. Es carta a la redacción de Timofeevich Polukhin García, hombre sensible.

Gracias por tan bonita entrada tan clarificadora en el sentido que voy a intentar explicar. Si he entendido bien, la forma recta de entender las cosas es esta: un Dios que no falla y que se duele cuando fallamos nosotros. Sin embargo, parece que pocas veces el hombre común se refiere en su día a día a ese amor de Dios. Creo que se decía antes, lo oía yo de pequeño a menudo de boca de una de mis tías, “todo se acaba menos el amor de Dios”. A nuestro alrededor, sin embargo, son frecuentes las referencias a un Dios justiciero, que lleva cuenta de los errores y pecados, que provoca el rechazo de quienes han tropezado, que en lugar de sentirse perdonados y acompañados, sólo perciben la sentencia por el fallo cometido. Ese rechazo, derivado de una incomprensión radical, se extiende a la Iglesia. Antes acusada de ser represora, oscurantista y cercenadora de nuestra libertad. Hoy que tanto se ha suavizado, hasta extremos de inaudito sentimentalismo, se la sigue rechazando tal vez porque nos sigue recordando, pese a todo, que no hay más que un solo Dios, y no somos nosotros. El caso es que no ser capaz de ver las cosas como se describen en la entrada aleja a mucha gente de la alegría y el consuelo que representan la Fe y los Sacramentos. 

Atentamente,

Timofeevich Polukhin García.


martes, 7 de abril de 2020

Bergamota y Tato. Retales de conversación.


Mire Bergamota, se lo vuelvo a decir. No olvidemos que vivimos en una sociedad en la que la gente se hace una foto de la minga para convertirla en digital y que circule por las redes. Así están las cosas y no hablamos de individuos estrafalarios sino de, por ejemplo, los adolescentes. Alguno dirá que son cosas de la edad. Seguramente, pero que se manifiestan y se canalizan de manera harto distinta a como podía hacerse en el pasado. En el pasado, el señorito canalla podía serlo pero sin salir de un orden de realidad y a una edad normalmente más tardía. Y no lo hacía ahíto de pornografía que es dónde está el quid de la cuestión.

Que cosas dice, no me dé detalles por favor.

Volvía de comer, bajo un sol de febrero incomprensible por su fuerza. Hasta el punto de que llevaba puesto un sombrero de paja a modo de protección y a la vez una bufanda. Al cruzar una rotonda se acercó a una de las iglesias del lugarejo. Se podía ver, adosado a una de las paredes del atrio, una cruz alta, asomando con la perspectiva por encima de las vallas cerradas. Y sobre la cruz un cristo crucificado. Y esa imagen resultaba de repente sorprendente, como desplazada o incongruente con aquél día soleado y la satisfacción que producía la digestión de una comida que había sido copiosa y excelente. Detuvo el paso quedándose como absorto, tratando de recordar algo. Aquello representaba algo, era aquella religión, aquél antiguo culto.



miércoles, 27 de noviembre de 2013

EL GOBIERNO DEL PP SE UNA AL FRENTE EN CONTRA DE "CASATE Y SE SUMISA"

La polémica en torno al libro de Costanza Miriano "Cásate y se sumisa" continúa, alentada en esta ocasión  por una invitada de excepción, ¡sorpresa, sorpresa! la mismísima ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad señora Ana Mato.

Vaya por Dios, la que faltaba se ha unido a la fiesta, llega tarde, un poco despeinada, se le ha roto un tacón y lleva una carrera en la media...así es como me imagino yo la entrada triunfal de la señora Mato en una polémica atizada, azuzada y promovida por lo más trasnochado, cutre y analfabeto de la carcundia progre.

Las razones aducidas por la ministra las tomamos de la noticia difundida por Europa Press que cito literalmente:

"La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, ha pedido que se retire el libro "Cásate y se sumisa" de Constanza Miriano (el nombre de la autora está mal escrito, eso si que es precisión periodística, la nota es mía) editado por el Arzobispado de Granada, porque no comparte "ni el título ni el contenido" y lo considera una "falta de respeto a la mujer".
"No comparto en asboluto el título ni el contenido y me gustaría y así lo he pedido que se retirara ese libro, creo que no es nada adecuado y que es una falta de respeto a las mujeres", ha precisado en declaraciones a RTVE recogidas por Europa Press.  

No sabía yo que la sra Mato fuera crítico literario ni tampoco censora del Reino. Ninguna de las razones aducidas se sostiene. Primero que no comparte el título ni el contenido..¿y eso a quién le importa? Si sólo pudieran publicarse los libros cuyo título y contenido comparte la señora Mato dudo que la industria editorial pudiera sacar más de cuatro o cinco ejemplares al año que serían muy probablemente hagiografias de  san Mariano I, catálogos de máquinas de rayos uva y obras de contenido similar, profundo, comprometido e innovador.

La segunda razón aducida es que el título y contenido del libro suponen una falta de respeto a las mujeres. 

Vamos a ver, señora Mato, para criticar un libro primero hay que haberlo leído. Si usted se ha tomado el tiempo (unas dos horas y cuarto, dos y media para un lector medio-lento) de leer el libro en cuestión, no puede usted sostener que en el mismo se falta el respeto a nadie y menos a las mujeres ya que esta obra es un canto a la femineidad, al papel de la mujer en la familia y en la sociedad y un grito en pro de la independencia de criterio que deben tener las mujeres jóvenes frente al océano de manipulación, desinformación y mentira a las que se les somete mañana, día y noche desde los medios oficiales y privados afiliados a la verdad única de lo políticamente correcto.

Si lo que a usted le molesta del libro de Costanza Miriano es que promueve un estilo de mujer completamente opuesto a lo que usted representa, me temo que su declaración no pasa de ser una pataleta infantil ya que, por ponerle un ejemplo, a nadie se le ocurre dar una rueda de prensa en su función de Ministro para decir que no está de acuerdo con la obra de Colette o con el trasfondo de la creación artística de Frida Kahlo.

Que yo sepa el libro de la señora Miriano no ha sido incluido (desafortunadamente) en el catálogo de lecturas obligatorias para el bachillerato que indican las autoridades educativas, ni tampoco he visto que en el BOE se publique una ley obligando a las madres con hijas casaderas a adquirir el mismo bajo pena de prisión y multa.

El solicitar la retirada de un libro es un hecho muy grave. La mera solicitud formal, que entiendo la señora Ministra ha realizado, supone un acto de grave condena que debe reservarse para situaciones extremas dónde se esté causando un daño objetivo a las personas. Esa situación no sólo no se da en éste caso, sino que la petición de retirada se debe a que a juicio de la Ministra sus opiniones no coinciden con lo que a ella le parece bien. ¡Toma del frasco!

Por si fuera poco, toda esta polémica se genera en una sociedad que permite, alienta y mira con complacencia mil y una situaciones dónde la mujer si que es denigrada, humillada y mancillada. La sociedad del aborto, la prostitución indiscriminada, la pornografía libre y disponible a toda hora y en todo lugar, la publicidad cosificadora de la mujer, los programas de telebasura dónde se venden mujeres al peso de las chequeras y se airean los actos mas bajos y viles que quepan imaginarse, etc.. etc..

¿Se puede convivir con todo eso pero no con un modesto ensayo que defiende el papel de la mujer desde la base de la familia?

¿Merecen la autora y su editorial el ostracismo por presentar propuestas que refuerzan a la mujer en su posición de dignidad, respeto, fortaleza y dan realce a su verdadero valor?

No se si la ministra ha hecho estas declaraciones por cuenta propia o al albur de la presión progre. No se si con ello quiere amigarse con la horda feminista, ese batallón de mujeres a las que les debería dar vergüenza afrentar a su sexo y condición promoviendo las actitudes y conductas más tristes y lamentables. No se si todo esto no es más que otra de las innumerables salidas de pata de banco de la falsa derecha centrista que vive acomplejada y que busca mil y una escusas para hacerse perdonar no se sabe que pecados por no ser un poco progres, muy progres o totalmente progres.

Verdaderamente no se que ha motivado esta intervención extemporánea. 

Espero equivocarme, pero lo más grave es que la señora Mato crea de verdad lo que dice, que haya leído el libro y siga pensando que lo que en el se explica y propone es ofensivo para la mujer. De ser así me daría pena por ella, porque puede discrepar, puede estar en contra de la tesis de Miriano, puede darle alergia el modelo de femineidad que destila la obra, puede hasta tener un reparo estético, ahora bien decir que es ofensivo para la mujer supone faltar lisa y llanamente a la verdad.

Envío desde aquí todo mi apoyo a los injustamente perseguidos, en primer lugar a la autora Costanza Miriano, en segundo lugar a D.Javier Martínez Arzobispo de Granada e impulsor de la editorial "Nuevo Inicio" dónde se ha publicado la obra y por último al equipo de la Editorial misma. Que Dios les bendiga.

Les animo a seguir difundiendo buenas ideas y publicando buenos libros sin temer la persecución pública y privada. El calor provocado por su trabajo es buena muestra de cuan acertados están. 

Quizá esta polémica sirva para que alguna joven, alguna madre con hijas, alguna abuela perdida por ahí lean el libro y le den al magin, para beneficio de sus hijas, alborozo de sus novios y maridos y bien de la sociedad toda. 

El que prefiera otros modelos de vida que los siga pero que no traten de apagar las voces que ofrecen alternativas, las represiones siempre tienen efectos indeseados.

Sanglier. 

martes, 15 de octubre de 2013

A propósito de la Beatificación del Año de la Fe

El pasado Domingo 13 de octubre, tuvo lugar en Tarragona la ceremonia de beatificación de 522 mártires muertos a manos de la horda roja.

De ellos, 515 son españoles, 3 franceses, 1 cubano, 1 colombiano, 1 filipino y 1 portugués.

Lo primero que llama la atención a cualquiera que conozca minimamente la Historia de España es el nombre escogido para la celebración que no es otro que el de "Beatificación de los Mártires del Siglo XX en España"

El nombre no me parece muy afortunado. Por diversos comentarios que he leído en diferentes foros católicos (de diverso pelaje) y cristianos (lease rojos) entiendo que el nombre lo han consensuado los señores que pastorean la Iglesia en España para evitar llamar las cosas por su nombre y evitar poner en evidence que los autores de los martirios  fueron los antepasados políticos de estos "amables" señores de la izquierda que ahora gobiernan casi todo por estos lares.

Si me he enterado bien y la información es correcta, he de manifestar que creo que la jerarquía se equivoca, una vez más, en este asunto.

Tapar, edulcorar, ablandar los hechos no es hacer un favor a nadie ni supone un paso en el camino a la reconciliación.

Los rajacuras, que los hay hoy día, y muchos, no van a cambiar de opinión porque les soben el lomo y a los nietos del asesinado no se les aplaca contándoles un cuento chino o tratándolos de menores de edad mental.

Otro frente que se ha abierto paralelamente es la no inclusión en la lista de mártires de los sacerdotes nacionalistas ejecutados en el frente del Norte por tropas del bando nacional. 

No seré yo el que justifique semejante sacrilegio y barbaridad que, por cierto, fue de inmediato reprendida y perseguida por el mando del Ejército Nacional, dato que los comentaristas que cojean del pie izquierdo, se abstienen de incluir en sus escritos, ahora bien, lo que es importante es entender y distinguir. 
A los curas separatistas se los cargaron por razones políticas no por odio a la Iglesia. A los mártires de la horda roja los liquidaron por odio cerval a la Iglesia no por razones políticas. El que no entienda la diferencia carece de juicio para opinar y debe primero formarse ese juicio, si puede, mediante las muchas lecturas que hay disponibles al efecto.

Dicho esto, lo que me parece importante es insistir en la necesidad de la VERDAD y de la CLARIDAD. Los problemas de la España actual vienen todos de la MENTIRA y la MANIPULACIÓN.

Las verdades históricas son:

Que ha habido y hay ideologías y organizaciones que han generado, amparado, enseñado y fomentado el odio a Dios a Cristo, a la Virgen María y a la Iglesia Católica.

Que seguidores de esas ideologías y personajes afines han perpetrado crímenes abominables contra las personas y los bienes por causa de su ser y estar en Dios y en la Iglesia y por razones puramente anti-religiosas.   

Que durante la II República y posterior Guerra Civil se perpetraron innumerables crímenes y atrocidades contra sacerdotes, monjas, frailes, consagrados y laicos por razón de su  fe. Que esos crímenes fueron perpetrados por personas que militaban o se afincaban dentro de la espesa y multiforme masa que podemos denominar horda roja.

Que el martirio tiene un sentido muy concreto y que confundir al paisanaje no es sólo una mala practica sino que ha llevado a muchas confusiones, dolores y problemas que hoy afligen a la Iglesia de España.

Menos mal que el Cardenal Amato en su homilía alzó el pendón de la verdad y dejó algunas cosas claras para vergüenza (espero) de los muy políticamente correctos representantes de nuestro episcopado que habían tratado de que la Beatificación fuera lo más "light" posible en cuanto a la naturaleza y responsabilidad de los martirizadores se refiere. ¡¡Que bonito ejercicio de la odiosa memoria histórica, invento de malos y memos!!

Dejo un par de perlas de la homilía del Cardenal Amato que puede leerse íntegra en el link www.revistaecclesia.com/homilia-integra-beatificacion-ano-de-la-fe-tarragona/

En el periodo oscuro de la hostilidad anticatólica de los años 30 (treinta), vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, detruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico. El Papa Pío XI (once) con la encíclica Dilectissima nobis, del 3 (tres) de junio de 1933 (mil novecientos treinta y tres), denunció enérgicamente esta libertina política antirreligiosa.

Recordemos de antemano que los mártires no fueron caídos de la guerra civil, sino víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia. Estos hermanos y hermanas nuestros no eran combatientes, no tenían armas, no se encontraban en el frente, no apoyaban a ningún partido, no eran provocadores. Eran hombres y mujeres pacíficos. Fueron matados por odio a la fe, solo porque eran católicos, porque eran sacerdotes, porque eran seminaristas, porque eran religiosos, porque eran religiosas, porque creían en Dios, porque tenían a Jesús como único tesoro, más querido que la propia vida. No odiaban a nadie, amaban a todos, hacían el bien a todos.

¿A que da gusto cuando se dicen las verdades enteras? 

Lo lamentable es que tenga que venir un cardenal italiano a recordarnos a los españoles las verdades de nuestra historia, el consuelo es que la Iglesia es Universal y por tanto lo diga un cardenal italiano o un obispo camerunés la verdad es una y por mucho que traten de taparla, dulcificarla, amasarla y bastardearla, al final se impone en aquel lugar recóndito de nuestra alma que no es sino la conciencia a la que muy bien aludía Don Luis Legaz y Lacambra como un juez supremo del nadie puede escapar.

Sanglier.

martes, 9 de octubre de 2012

MANTILLAS EN ROMA

La Banda del Empastre no nos da tregua con sus continuos quehaceres chuscos y esperpénticos. Algunos dirán que uno les tiene manía, y no es así, lo que sucede es que no dejan de ofrecernos una y mil ocasiones para el comentario más o menos humorístico.

La prensa se hace eco de la participación de María Dolores de Cospedal y Soraya Saenz de Santamaría como cabezas de la representación de España en la Santa Misa del Domingo 7 de octubre con ocasión de la apertura del Sínodo de los Obispos y proclamación de san Juan de Ávila y santa Hildegarda de Bingen como Doctores de la Iglesia, en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Dejando de lado las consideraciones relativas a la conveniencia de que el antaño católico Reino de España sea representado en éste tipo por un miembro de la Familia Real, me parece interesante que el Gobierno  envíe a semejante ceremonia, la proclamación de san Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia, ni más ni menos, a dos señoras que están casadas por lo civil y que en sus manifestaciones públicas y políticas no han dado excesivas muestras de adhesión a la Iglesia Católica, no en vano ambas son altos cargos de un partido político cuya postura en temas tan esenciales cómo el aborto, las uniones homosexuales y la familia distan mucho de asimilarse a las de la doctrina católica.

Se puede argumentar que éstas señoras acudieron en función de su cargo y que al ser España un país aconfesional da lo mismo que sean o no católicas, ahora bien, lo que resulta peculiar en ese caso es que soliciten y asistan a una audiencia privada con el Pontífice.

A ésto último se me puede responder que acudieron privadamente, lo cual resultaría aún más sorprendente ya que si ambas no son católicas no entiendo que interés tienen en ser recibidas por el Papa en audiencia privada.


Cospedal mantiene una audiencia privada con el Papa
Foto tomada del ABC 8/10/2012. Las Sras Cospedal y S de Santamaría con el Cardenal Bertone.


Uno se pregunta si todo ésto tiene algún sentido o si se trata de un acto de folklore cultural más propio de una película del inolvidable Berlanga que del proceder deseable en unas señoras que dados sus empleos públicos deberían de tomarse las cosas serias con un poco más de seriedad.

A mi se me antoja que este tipo de "apariciones" con la parafernalia incluida lo único que hacen es confundir al personal y dar pábulo al cachondeo de la nutrida tropa anticlerical que puebla estas tierras hispanas, amén de resultar un tanto antiestético como todo lo que se hace por la mera forma sin atender al fondo.

Quizá uno piensa mal y juzga peor pero cómo defiendo que la libertad de opinión es algo esencial, aquí dejo la cuestión para que otros que sin duda saben más y entienden mejor puedan iluminarme. 

Sanglier.



martes, 15 de noviembre de 2011

Del segundo número: ¿En qué creen los que no creen?

¿En qué creen los que no creen?

Bajo este título se recoge una recopilación de cartas entre Umberto Eco y el arzobispo  emérito de Milán Carlo Maria Martini, a cuyas reflexiones se unen las de dos filósofos, dos periodistas y dos políticos. El libro no es muy voluminoso, se compone de tres partes:
La primera: “diálogos”, recoge ocho cartas en las que  U. Eco y C.M. Martini dialogan sobre temas como el fin del mundo (Apocalipsis), el origen de la vida humana, los hombres y mujeres según la Iglesia, etc.
La segunda: “coro”, recoge las respuestas de dos filósofos (E. Severino y M. Sgalambro), dos periodistas (E. Scalfari e I. Montanelli) y  dos políticos (V. Foa y C. Martelli), a la  siguiente pregunta formulada por  C.M. Martini a U. Eco: ¿dónde encuentra el laico la luz del bien?
La tercera: “recapitulación”, donde  C.M Martini da una visión general de los temas tratados y  responde a las cartas de los  participantes.
                Aunque los asuntos debatidos, se  plantearon hace más de catorce años, siguen siendo actuales.
Sólo pretendo destacar tres cuestiones:
La primera: se refiere a la diversidad de respuestas de los participantes, a la siguiente  pregunta de C.M. Martini, que plantea de tres formas distintas:
a) ¿En qué basa la certeza y la imperatividad de su acción moral quien no pretende  remitirse, para cimentar el carácter absoluto de una ética, a principios metafísicos o en todo caso a valores trascendentes y tampoco a imperativos categóricos universalmente validos?
b) o dicho de otro modo, ¿Qué razones confiere a  su obrar  quien pretende  afirmar  y profesar principios morales, que puedan exigir incluso el sacrificio de la vida, pero no reconoce un Dios personal?
c) o bien, ¿Cómo se puede llegar a decir, prescindiendo de la referencia a un Absoluto, que ciertas acciones no se pueden hacer de ningún modo, bajo ningún concepto y que otras deben hacerse  cueste lo que cueste?
                Con objeto de no cansar al lector, expongo sucintamente la síntesis de las respuestas dadas por los autores, sobre el fundamento de proceder de cada uno:

1º.-U. Eco: el perdón hacia los demás.
2º.-E. Severino: buena fe.
3º.-M. Sgalambro: el bien que depende del pensamiento.
4º.-E. Scalfari: el instinto.
5º.- I. Montanelli: no encuentra explicación y reconoce su frustración por carecer de fe.
6º.-V.Foa: la conciencia.
7º.-C. Martelli: en un credo laico derivado del humanismo cristiano.

                Quizás algún lector, pueda aportar su respuesta a la reiterada pregunta o éstas le sirvan de fundamento para su proceder u obrar.
                La segunda: se pretende contrastar las precisiones que expone C.M. Martini, sobe la figura del concebido no nacido y lo dispuesto en nuestro ordenamiento jurídico.
C.M. Martini nos hace las siguientes precisiones:

A partir de la concepción nace en efecto un nuevo ser. Nuevo significa distinto de  los dos elementos que, al unirse le han formado.
El dónde (empieza la vida) puede seguir siendo un misterio, pero queda subordinado al valor del que  es. Cuando algo es de sumo valor, merece el máximo respeto. Este debe ser el punto de partida para cualquier casuística en casos límite.

El artículo 15 de la Constitución Española recoge el derecho a la vida y por lo  tanto brinda protección a la figura del concebido no nacido, y el Tribunal Constitucional, al menos desde la STC 53/1985, ha fijado un marco jurídico que hasta el momento se ha mantenido inalterado y que puede resumirse en los siguientes puntos:
1º.-  La vida humana concebida es diferente de la de la madre y por tanto merece protección, inclusive  en el ámbito penal (FJ 5 y 7).
2º.-  El estado con carácter general ha de abstenerse de interrumpir o de obstaculizar el proceso natural de gestación. (FJ 7).
3º.-  En caso de conflicto entre la madre y el nasciturus, en la medida en que no puede afirmarse de ninguno de ellos su carácter absoluto, hay que ponderar los bienes y derechos en función del supuesto planteado, tratando de armonizarlos si ello es posible o, en caso contrario, precisando las condiciones y requisitos en que podría admitirse la prevalencia de uno de ellos (FJ.9).
Termino formulando una pregunta, expuesta la doctrina del Tribunal Constitucional: ¿en qué sentido se pronunciará  éste, cuando se someta a su consideración la nueva Ley del Aborto, que amplia los plazos de interrupción, seguirá otorgando protección penal al concebido no nacido?
La tercera responde a la siguiente pregunta, ¿tiene  legitimidad la Iglesia u otra confesión religiosa a manifestarse abiertamente sobre el contenido de  una determinada Ley?
A muchos les vendrá a la mente la frase: "Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César (Mateo 22,21)", que se suele interpretar erróneamente en el siguiente sentido: demos culto a Dios en la vida privada y dejemos la política para los políticos.
Si hay un hecho claro y aceptado es el relativo a que los laicos no tienen derecho a criticar el modo de vivir de un creyente (sea cual fuere su confesión), salvo en el caso de que vaya contra las Leyes de Estado, o dicho de otro modo, a que  nadie tiene derecho a juzgar las obligaciones que las distintas confesiones imponen a sus fieles.
                A este respecto nos dice C.M. Martini que:

No se puede hablar  de “leyes del Estado"  como de algo absoluto e inmutable. Las leyes expresan  la conciencia común de la mayoría de los ciudadanos y tal conciencia común está sometida al libre juego del diálogo y de las propuestas alternativas, bajo las que subyacen (o pueden subyacer) profundas convicciones éticas. Resulta por ello obvio que algunas corrientes de opinión, y por lo tanto las confesiones religiosas también, pueden intentar influir democráticamente en el tenor de las leyes que no consideran correspondientes a un ideal ético que para ellos no representa algo confesional sino perteneciente a todos los ciudadanos.

                El lector sagaz, habrá observado que C.M Martini, parte de una concepción platónica de la Ley, recordamos lo que dice Platón:

“No son leyes verdaderas las que unilateralmente proceden de grupos o clases a cuyos intereses favorezcan parcialmente, aunque sena mayoritarios, sino las que proceden de una verdadera omónoia global, de tal modo que respondan al bien colectivo de la ciudad entera.”

                Queda mencionar al artículo 16 de la Constitución  que recoge y garantiza la libertad  religiosa  en dos vertientes la interna y la externa (agere licere)

La interna: garantiza la existencia de un claustro íntimo de creencias y por tanto un espacio de autodeterminación intelectual ante el fenómeno religioso, vinculado a la propia personalidad y dignidad individual (STC 177/1996).

La externa: faculta a los ciudadanos para actuar con arreglo a sus propias convicciones y mantenerlas frente a terceros. Reconociéndose el derecho de los ciudadanos a actuar en ese campo con plena inmunidad de coacción del Estado y de cualesquiera grupos sociales, o dicho de otro modo que las actitudes religiosas  de los sujetos de derecho, no pueden justificar diferencias de trato jurídico (STC 177/1996 y STC 24/1982).
Cierro el artículo, señalando que se echa en falta en los asuntos tratados en el libro, la opinión de otras confesiones religiosas que hubiese aportado una visión más global de la sociedad.

Tempus fugit.