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viernes, 1 de julio de 2022

Toros. Nuevo apunte de A. Bergamota para El Heraldo de Nava.

Los toros no pueden verse más que de una sola manera y en realidad no se han visto nunca más que de esa sola manera. Siempre la misma. Y si ese punto de vista cambia, desaparecen los toros. La plaza en realidad si es un matadero. Ver toros es asistir al sacrificio público de reses bravas. Lo que ocurre es que el sacrificio se hace de una manera ordenada, ritual, en la que la res, en lugar de ser enviada a un matadero en manada, sale al ruedo sola, de forma individual. De esa forma, el sacrificio de la res, de alguna manera se dignifica. Y se dignifica sobre todo por la forma de hacerlo conforme a unos cánones, a una manera de hacer las cosas, no de cualquier manera. Por eso es clave en la corrida de toros la muerte del toro, sin ella no hay sacrificio. Toda la lidia no tiene otro objeto que prepararla y lograr que se culmine de forma eficaz, rápida, vistosa, carente de ensañamiento, de crueldad y de fallos. Si no se torea bien, conforme al canon, que es lo que logra quebrantar al toro, vencer su poder, se complica la suerte final, se hace más difícil entrar a matar y las probabilidades de no culminar el sacrificio aumentan. Por eso no se debe premiar la faena de quien, al no matar bien no culmina el sacrificio y, por el contrario, es posible premiar una faena menor culminada con una gran muerte. 



jueves, 12 de mayo de 2022

Un apunte con motivo de la corrida de toros de ayer día 11 de mayo. Por A. Bergamota, para el Heraldo de Nava.

Fueron toros de la Quinta para Morante de la Puebla, Juli y Pablo Aguado.

Hay una falta de personalidad grande entre los de la montera. Se ve perfectamente al acudir a una novillada. Salen de las escuelas como cromos, con el mismo toreo de salón, falta ponerles un espejo en el ruedo para que se miren. Morante es lo contrario, personalidad a raudales, con su punto de chulería castiza, sus guiños a la tauromaquia añeja, su majeza, patilla, cigarro y montera antigua. Sólo por eso ya es algo, aunque no baste. A mí, lo de bajar la calle de Alcalá como lo hizo ayer, en calesa o jardinera que no se pone la gente de acuerdo, me gusta, me hace gracia. Me parece retador y un aquí estoy yo, con la estética de la España de siempre. Solo le falta la redecilla en el pelo y que le pinte Goya.  Yo que no le tenía simpatía, pues me tiene en el bote. Luego, en el ruedo, no termina de auparse donde parece que podría. La espantada de ayer se suma a muchas otras. Aunque sólo por cómo anda en el ruedo y ese físico de torero antiguo, algo grueso, suma y suma. ¿Faltan corazón, cabeza, ganas? Quién sabe. Un vecino de localidad recordaba lo que dijo un teroro antiguo, tal vel el Guerra, cuando le caía una bronca monumental: Yo aquí he venido a cobrar. Nos sonreímos pensando en lo bien traído que estaba viendo la desgana del matador. 

Lo cierto es que hoy no se torea mejor que nunca como dicen los de la tele y los cronistas oficiales. A la vista está que cuando salen del mono encaste les cuesta horrores y dónde triunfaron tantos -Paco Camino era un especialista de Santa Coloma - los de ayer se la pegan con seis bastante abordables, justos de casta y fuerza. Y para uno que en su segundo demostró que puede, Juli, la mayoría de las veces prefiere mono encaste y toreo trucado, con el toro en línea por fuera y los mil pases. Un misterio. Pero está claro que sobre el papel el cartel de ayer es magnífico y llena la plaza y queremos ver a los figuras con un ganado distinto al habitual. Parece que eso se lo debemos a Morante y a sus gestos. Espero que haya más. A mi Juli me espanta como torero, pero si se anunciara con Miura, Torrestrella, Saltillos, Escolares y demás, sería el primero en la cola. Por cierto, el tan injustamente denostado siete, ayer le aplaudió su segundo puesto en pie y con razón.

martes, 2 de febrero de 2021

Incierta gloria. I. Genaro García Mingo para el Heraldo de Nava.

Terminamos el sábado Incierta gloria, de Joan Sales. Inexplicable ciertamente que, a un libro de esa categoría, tan magnífico, se le adhieran como prólogo las banalidades de Juan Goytisolo sobre sus heroicidades contra el franquismo. El prólogo, aunque insignificante, es como un parásito de la novela. Pero lo cierto es que si desde el punto de vista editorial y de como está España da que pensar la intromisión de esas páginas como antesala de la novela, esta es tan magnífica que nada se recuerda de la bilis encapsulada del primer texto. 

miércoles, 16 de octubre de 2019

Comentario a un comentario.


Nota: sobreabundan los análisis políticos y jurídicos en los medios y las redes, dónde  podrán ustedes saciar su sed de  novedades informativas e interpretaciones originales que nosotros no podremos darles. Esto no impide que de vez en cuanto reproduzcamos aquí alguno de los inocentes comentarios que en forma de cartas  al director o similar envían Doroteo, Genaro  García  Mingo o el Gran Bergamota, tanto al  Heraldo como a la Voz de Nava. Sobre todo al segundo, más inclinado a beber los vientos del momento. Un ejemplo de esta inocente y anticuada costumbre es el texto siguiente, publicado en la Voz de Nava. En el Genaro García Mingo, plumífero con ínfulas, expresa su desacuerdo con un  comentario  elogioso a la sentencia. La Sentencia por antonomasia.

Sr.  Director,
Algunas cosas me llaman la atención: En el comentario parece que subyace cierto temor a que se nos pueda considerar no homologables a otros países europeos, como si hubiera que demostrar una y otra vez lo adecuado, garantista y estupendo que es nuestro sistema jurídico. Miramos demasiado hacia fuera y damos un valor a todas luces excesivo a los demás países de nuestro entorno. A mi modo de ver, esta falta de confianza radical en nosotros mismos, es uno de los factores, uno de los muchos, que llevan años impidiendo una redacción adecuada y contundente a lo que ocurre en Cataluña, en las provincias vascas y en el sistema de las autonomías en general. Somos tan estupendos que nos negamos a ver que ocurren cosas anormales y excepcionales, no vaya a ser que se emborrone el cuadro que nos hemos pintado y es tan bonito. O todo funciona tan mal que mejor no hablar de ello. Sería deseable encontrar el punto de equilibrio.
Por el contrario, el punto de equilibrio no me parece argumento válido para defender la sentencia. Que disguste a unos y a otros no la hace mejor ni peor. Pensaba que la vara de medir debían ser la Justicia y la Verdad, no la opinión pública.

Me sorprende también lo de calificar a los independistas de partidarios de una democracia iliberal. Parece un extraño circunloquio para no decir totalitario, tribal, etc. Tenemos ante nosotros desde hace años un asalto totalitario que no sabemos cómo parar, no por falta de medios sino por falta de convicciones.

Y por último, saliéndome ya lo entiendo, del ámbito del comentario de la sentencia, la violencia lleva presente en Cataluña, muchos, muchísimos años -empezando porque no se cumplen allí las sentencias del TS- y con esta sentencia poco remedio se pone. Cuando veamos salir a la calle en un año a los condenados el mensaje estará claro: puedes organizar la de San Quintín con los medios de la administración, contra el sistema constitucional y tampoco es para tanto, adelante pues. Y no se nos diga que es el resultado del sistema que nos hemos dado cuando instructor, fiscalía y abogado del estado coincidían en la calificación, antes de la sustitución de este último a instancias del Gobierno. Mientras tanto el ciudadano de a pie, a callar. El estado de derecho en España lleva años tambaleándose y las dos últimas sentencias del TS son dos golpes más, y muy fuertes. En fin.

jueves, 10 de octubre de 2019

Carta de Genaro García Mingo, publicada en el Heraldo de Nava.


Agradecemos al Heraldo de Nava, decano de la prensa local, el permiso para reproducir a continuación la carta enviada por Genero García Mingo Emperador a su director. La carta es un comentario a una tercera firmada por el propio director y publicada en el mismo periódico, texto que se omite aquí, porque sí. Ha sido calificado como wonderful y glamourous por la crítica.



Sr. Director,
Vaya por delante mi agradecimiento por su análisis y por el esfuerzo de poner las cosas por escrito. Sin embargo, mi impresión es que su entrada no es sino darle vueltas una vez más a un fenómeno conocido desde hace décadas. La democracia secuestrada por la partidocracia era un asunto que ya se trataba en la facultad de derecho, como parte del temario de primero de carrera, en mi caso a finales de los años ochenta. Ya se apuntaban entonces, mejor dicho, ya se señalaban con toda contundencia como quebrantamientos a nuestro sistema político la sentencia del Tribunal Constitucional en el caso Rumasa y la aprobación de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, donde se reguló de forma definitiva el Consejo, derogándose la Ley Orgánica de 1980, y que implicó un cambio en la forma de elección de los vocales, impulsada por el PSOE de la mayoría absoluta. Puesto que al principio de su artículo de alguna manera renuncia usted a proponer soluciones, su texto viene a ser una cierta confesión de impotencia. No es algo que yo le reproche, porque creo que la misma impotencia la sentimos muchos españoles.


Yo me atrevo a vaticinar que prácticamente ninguno de los buenos deseos de reforma que expone el autor llegará a concretarse. Al menos no de forma pacífica. No veo yo a esta clase política renunciando a sus prebendas, no veo en el horizonte nada parecido al tan mentado harakiri del franquismo. En cuanto a las agencias de control, ¡Dios nos libre de tener que sufragar más organismos públicos para uso y disfrute de partidos políticos!


Al llegar a cuestiones de fondo, se percibe una posición relativista (“no imponer una versión de la verdad sobre otras”) y una vaga apelación a la vigencia de la llamada sociedad abierta. Y es aquí dónde puede que se encuentre la clave de lo que sucede, no en España, sino en todo el llamado occidente: asistimos al declive casi absoluto de un sistema al que no parce posible reanimar. El mundo surgido de las revoluciones francesas y americana llega a su fin. Como reconocen los propios liberales más conspicuos, no hay libertad sin tradición (Hayek lo explica en Los fundamentos de la libertad). Pero puesto que el liberalismo supone hacer del hombre la medida de todas las cosas y consagrar la libertad de espontaneidad o libertad negativa, esa misma circunstancia ha ido erosionando las bases de un sistema que pese a todos sus terribles efectos (pensemos en el siglo XX) era capaz de sostenerse. Mientras el liberalismo creció sobre la tierra todavía fértil de la antigua cristiandad, pudo dar frutos. Con la definitiva descristianización que nada ha sustituido el edificio se derrumba. ¿Cómo funcionar sin creencias comunes? ¿Cómo puede sobrevivir una sociedad que no se pone de acuerdo ni siquiera sobre cuestiones básicas de sexualidad, biología, naturaleza humana? No nos queda ya ni siquiera vigor biológico para reproducirnos. No se construye sobre la nada, ni sobre el capricho de cada cual, ni sobre la llamada cultura de la muerte. Es lógico que ante esta situación no sea fácil proponer soluciones. Y es muy dudoso que encontremos las soluciones en las causas de lo que hoy sucede.





viernes, 30 de agosto de 2019

Las palabras del músico. Recogidas para el Heraldo de Nava, por GGM, plumífero.


“(…). En cualquier caso creo que lo urbano, hasta tiempos recientes, no hace acto de presencia irreversible en el mundo rural convirtiendo un sistema cultural que podría responder a calificativo de “plácido” en “angustiado”. Hoy no se conoce un lugar del planeta al que no haya llegado esa angustia en forma de radio, de televisión, de refresco de cola o de deporte obligatorio que necesariamente hay que practicar o que sufrir como espectador. Todos los conocimientos llegan a los jóvenes por el único camino que tienen para recibirlos, y reduciendo su capacidad crítica y especializando al máximo el aprendizaje, con lo que ello conlleva de pérdida de curiosidad y  de posibilidades de relación. (…) Esa vida de relación e intercambio de conocimientos ha desaparecido en favor de una sociedad con grandes adelantos técnicos pero con los mismos problemas humanos y de relación entre individuos que hace tres o cuatro mil años.”
Joaquín Díaz
Las palabras del músico, conversaciones con Joaquín Díaz, por Joaquín Alvarez Barrientos, editorial Ámbito, 2001

domingo, 21 de julio de 2019

Museo de pinturas. La tercera del Heraldo de Nava, por Genaro García Mingo.


Don García de Medici todo lo preside desde su pequeño marco en la inmensa sala. Nada turba desde hace siglos la rosada carnación de sus mofletes soberbios, los bucles rubios de refinado infante. Es hijo de la hermosa Leonor de Toledo. Leonor, que vino a la Italia, a la Florencia de los Medici y dio al duque la numerosa descendencia que este ansiaba, y pudo sujetar el voluble humor de su consorte, introvertido y colérico. Leonor de Toledo, hija de don Pedro, Virrey de Nápoles. La sonoridad de su nombre evoca por si sola las más altas cumbre de nuestra historia. El refinamiento de su porte aristocrático, inmortalizado por uno de sus pintores, el Bronzino, nos impresiona. Mantiene a conveniente distancia a quien se acerca atraído por su belleza.

En nada nos extrañan, por tanto, el porte, la mirada, los bucles de don García. Si animamos un poco el hierático retrato cortesano, veremos que don García tiene un aire con un punto cómico, don García de Medici, niño de tres años, pequeño adulto por esa vestimenta de corte, encarnadas sedas, cuello bordado de perlas, rico collar. Es algo consentido, tal vez gruñón a ratos, como delata el ligero mohín de su boca regordeta, pero también risueño y despierto. La flor del azahar de su mano derecha recuerda su pureza infantil. Lo que no le impide mirar severamente a quien se para a contemplarle. Su refinada presencia es un recordatorio sencillo de que no todas las cosas son como nos las quieren pintar. Le mira un señor con el pelo pintando de verde y vestido con una camiseta de baloncesto. Resiste poco tiempo la mirada  de don García. Luego se acercan unas chicas muy mal vestidas las pobres, una flacucha, la otra desparramada, su único adorno son los cascos que les ha prestado el museo, pues la poca belleza que pudieran tener de nacimiento bien disimulada la llevan, si es que existió alguna vez. La mirada de don García se hace más severa. ¡Quien las ha dejado pasar vestidas de esta guisa! ¡Ellas se ríen con impertinente descaro del noble infante!

La presencia de don García parece recordarnos que si somos iguales a los ojos de Dios, y deberíamos serlo ante las leyes –cosa que va siendo dudosa- ahí se acaban los emparejamientos, porque para lo demás, la cuna, la educación, el pulimiento, las maneras y la sensibilidad, más a menudo separan que igualan, en un mundo en el que ya son raros los que aspiran a lo mejor, a elevarse, y multitud los que se afanan en arrastrar a los demás al fango en el que les complace revolcarse. ¿Oiga pero usted quien se cree que es? ¡Ya ha saltado el primero!

 

Pasaron los años y la malaria se llevó a don García, como se llevó a otros mortales, sin hacer distinciones. Lo que ni quita ni pone a lo anterior, simplemente lo confirma.
- ¿Qué quieren ustedes? nos dice don García de Medici. Es la pura realidad.



miércoles, 17 de julio de 2019

Consultar el INE, una forma de salir de casa. Suplementos de la Voz de Nava (¿pero no era el Heraldo?)


Datos del Instituto Nacional de Estadística ("INE"):

1. Nacimientos fuera del matrimonio.

 

Existe una enorme disparidad en el número de nacimientos fuera del matrimonio que se registró en 2016 en los países de la Unión Europea, siendo el más bajo en Grecia (9,4%) y el más alto en Francia (59,7%). Portugal (52,8%) y España (45,9%) se acercaron al valor más alto.

 

2. Matrimonios canónicos.

De 163.430 matrimonios celebrados en España en 2018, 37.859 lo fueron según la religión católica, es decir un poco más del 23%. Es una media, en algunas zonas baja por debajo de 10%, en otras, para compensar, sigue por encima de 40%.

 
En el 2018 nacieron en España 369.302 niños.



lunes, 1 de julio de 2019

Soldado azul.


Hemos vuelto a ver la película Soldado azul. Son notables las diferencias respecto de la novela del mismo título que adapta, y es mucho lo que debe a una buena banda sonora setentera que le da un aire de juvenil rebeldía de otra época, siendo el fondo de la historia que cuenta, la espantosa masacre de Sand Creek, terrible. Hay escenas de una violencia excesiva, violencia que podía haberse tratado o transmitido de otra manera sin perjudicar al relato. Fue todo un escándalo entonces y siguen siendo excesivas incluso para mellada sensibilidad actual. Afortunadamente se concentra muy al final, casi en el desenlace. Pero hasta entonces tiene la película un aire setentero y como de contracultura que hace sonreír en algunos diálogos, una pareja de protagonistas que funciona muy bien en esa clave de época –no nos preguntemos si la Cresta de 1860 podía o no parecerse a Candice Bergen o si es verosímil un soldado como Peter Strauss, prácticamente objetor de conciencia desde el principio de la historia- y una trama principal clásica, bien tratada y entretenida, durante la que se nos cuenta como los dos protagonistas escapan a un ataque indio y su odisea campo a través para llegar a Fort Union, con el consiguiente proceso de conocimiento mutuo y enamoramiento.

Decíamos que aunque el hilo argumental es el mismo, las diferencias con la novela de Olsen son notables y la principal el tratamiento de la protagonista femenina. Frente a la más bien ruda y recia campesina de la novela, nos encontramos con una atractiva, deslenguada y un tanto cínica activista de los derechos humanos encarnada por una de esas suecas espléndidas que enloquecieron al hispánico carpetovetónico del desarrollismo. Tampoco les fue mal allende los mares.
Volviendo a la banda sonora, le da a la película –que se leyó en clave de denuncia de la guerra de Vietnam- una aire de inocencia traicionada, de fe hippy en un país joven en pleno crecimiento y al que se quiere (“Yes this is my country/ Young a and growing/ free and flowing. See to see (…)”). Crecimiento, esperanzas y visiones idealistas quebrantadas por la inmoralidad de los mayores y de los dirigentes, personificada en el coronel al mando de los voluntarios de Colorado, viejo, seco, rígido, incomprensivo, racista…


La del vozarrón protesta es Buffy Sainte-Marie, activista amerindia, canadiense de origen Cree, autora e intérprete de música folk, étnica, de lánguidas melenas, desgarrada, rebelde, la imaginaos meneando la cabeza, haciendo que se agite al viento el largo cabello suelto, mientras toca la guitarra como quien blande un arma para el combate…
Los Estados Unidos siguen a vueltas con todo esto, el racismo y la violencia insertos en la raíz de su nacimiento como nación, y de paso la redención de esa culpa nos la hacen pagar a todos con el alumbramiento puritano de lo políticamente correcto y las discriminaciones positivas que son eso, una prolongación del racismo y la violencia. ¡Dichoso el dominico Montesinos que ya en la Hispaniola nos evitó a los españoles este terrible camino de expiación…!
Para el Heraldo de Nava, A. Bergamota.


miércoles, 19 de junio de 2019

El paso al frente. Extracto de un texto más largo aparecido en el Heraldo de Nava.


En primer lugar agradecer el esfuerzo del autor por tratar de elevar un poco el nivel de la reflexión en estas horas de frenesí político. Pero sólo hasta aquí llega mi coincidencia con él. De la lectura de su artículo surgen infinidad de objeciones, de distinto orden. No es posible exponerlas todas en este comentario, pero ahí van algunas de ellas:

Una de carácter general, aplicable tanto a este artículo como a otros de tono similar que han ido apareciendo en blogs, medios, tertulias y hasta en prensa de papel. Todos ellos escritos desde posturas católicas. La impresión general es que para todos ellos la aparición de XX no sólo no representa algo de luz al final del túnel, sino que por el contrario les ha disgustado profundamente. Todos denuncian la situación de la sociedad española, pero cuando surge alguien que puede representar, aunque sea remotamente, una esperanza, entonces se ponen exquisitos para rechazarlo en nombre de los grandes principios, pero sobre todo con el argumento de que XX no es perfecto. Una actitud que nuestro refranero conoce perfectamente, por desear lo mejor, rechazan lo bueno. Nuestra vida pública es un lodazal en el que estamos enfangados desde hace años, en el que el olor a agua estancada sube y sube sin cesar. Cuando por fin algunos de los que lo sufren, en lugar de quejarse, deciden ponerse manos a la obra y tiran de pico y pala para tratar de desatascar la situación, entonces los que desde hace años venían quejándose de la situación empiezan a objetar que el pico no es adecuado, la pala podría ser mejor, y el uniforme de los poceros tiene un botón descosido. Es lo que yo llamo la actitud Chateaubriand, no por la pieza de carne, sino por el escritor católico francés. Le gustaba tanto cantar el fin de un mundo, lamentarse ante lo que fue y ya no será, que él había conocido y los demás no, que acababa por necesitar ruinas para inspirarse… y con su actitud contribuía decisivamente a crearlas, a desarmar a los suyos. Nada de lo que hicieran los contemporáneos de su cuerda era lo suficientemente puro, lo suficientemente auténtico.

Pues bien, parece como si a muchos católicos les molestara que alguien intentara enderezar lo que ellos denuncian que está torcido. Como si el intento o el éxito posible fuera a dejarles sin la ruina que es su motivo de inspiración. ¿Y ahora que denuncio yo? ¿Y ahora contra que clamo? Cuando otros empiezan a moverse nos damos cuenta de que nos hemos quedado quietos, y eso escuece. Éramos nosotros los que por nuestros méritos y por nuestra pureza inmaculada merecíamos estar a la cabeza. Sin duda, pero es que seguimos quietos y otros han dado un paso al frente. (...)
A. Bergamota Elgrande

jueves, 13 de diciembre de 2018

Una nota en El Heraldo de Nava.


Hace mucho que Cepogordo no comenta la actualidad política. La razón es muy sencilla. Puesto que no somos periodistas profesionales ni disponemos de fuentes de información distintas a las del común de los mortales, hay poco, muy poco, que podamos añadir a lo que escriben y comentan los miles de profesionales que hablan y escriben en prensa de papel, digital, radio y televisión. Entendemos que la exhibición de nuestros sentimientos y reacciones respecto de la actualidad –indignación, contento, sorpresa, indiferencia- poco aporta y poco importa al lector.

 

El comentario que sigue no es una excepción a lo anterior. Más que comentar la actualidad nos preguntamos si una parte de lo que hoy ocurre no está ya en los libros de texto o al menos de historia, por haber ocurrido antes, hace muchos años.

 

La Historia, con mayúsculas, se entiende de distintas formas. Es un círculo, un eterno retorno, lo que ha sucedido volverá a suceder. ¡No! Es una línea, de progreso constante para unos, de simple continuidad para otros. Y para otros es una espera. Dijo Marx que la historia se repite, primero como tragedia, luego como farsa. Y Santayana que quien olvida su historia se condena a repetirla, refiriéndose a los pueblos, claro.

 

¿Dónde se sitúan las recientes elecciones andaluzas? Apenas doce diputados de un parlamento regional y parece como si llegara el fin del mundo. Escándalo e insultos, lluvia de palabras y expresiones como extrema derecha, ultraderecha o derecha extrema. ¿Será que para la España oficial, la que maneja y se zampa la tarta, la llegada de este partido que no se muerde la lengua y que tiene objetivos claros –algo tan distinto a la nebulosa que es Ciudadanos- anuncia cambios que podrían afectar a sus prebendas?

 

De ahí el movimiento de pánico que se ha producido en la clase política y en sus medios de comunicación, que lo son casi todos. ¿En qué estado de debilidad mental creen los medios oficiales –prensa, radio, televisión, partidos- que se encuentran los españoles? ¿Creen que tapando la realidad con las palabras de siempre -fascismo, populismo, ultras- seguirán dictando sin más su moralina de corrección política, su doctrina para una nueva sociedad, tutelando al ciudadano de a pie al que desprecian? Parece que han ido demasiado lejos y que ya nadie se calla.

Pero nos referíamos al principio a la Historia. Y es que hay cosas que se repiten. Cuando llegó la segunda república, ardieron edificios religiosos ante la pasividad de la autoridad (la biblioteca de los jesuitas que ardió en Madrid, era al parecer la segunda en importancia de España, después de la nacional). El mensaje que se dio fue más o menos el siguiente: esos edificios no forman parte de la república. Cuando la derecha –radicales de Lerroux y CEDA- ganó las elecciones en 1933, los demás partidos reaccionaron escandalizados, negándose a admitir lo sucedido y presionando para que no entrara la CEDA en el gobierno. Acabaron por alzarse en armas contra el gobierno legítimo. Un golpe, el de 1934, organizado por el PSOE, verdadero preludio de la guerra civil. Las izquierdas concibieron la segunda república como un régimen a su servicio, que deslegitimaron en cuando perdieron las elecciones. Las urnas como plebiscito de adhesión a la izquierda, nada más. Nada de aceptar las reglas. Se hizo responsable al partido Falange Española de la violencia que se instaló en las calles españolas de entonces, refiriéndose siempre a aquello de la dialéctica de los puños y las pistolas. Pero se oculta que Falange, en primer lugar y antes que nada, antes de pasar a defenderse, fue víctima de los pistoleros de izquierda que atentaban contra sus miembros y simpatizantes. Hasta el punto de que se contaba un chiste macabro sobre sus siglas, FE, diciendo que significaban Funeraria Española.

Muy poco tienen que ver las circunstancias de entonces con las de ahora. Prácticamente nada. No hay Falange Española, no hay un partido de extrema derecha tampoco. Ni el país es el mismo, si sus circunstancias sociales, ni su economía. Tienen poco que ver, salvo en un punto: la reacción y el comportamiento de la izquierda oficial española no sólo ante el resultado de las elecciones, sino en el juego político.

 

Vox, pues de Vox se trata obviamente, no ha protagonizado un solo acto violento. No ha boicoteado actos políticos, ni atacado rivales, no tiene matones que repartan palos por las calles, prendan fuego a contenedores o rompan escaparates y destrocen el llamado mobiliario urbano. No pinta las sedes de otros partidos, no utilizad el lenguaje ni las expresiones de los terroristas, no llama a realizar escraches. Cumple estrictamente con la legalidad y actúa dentro del marco de la vigente constitución, sin ocultar que quiere reformarla. Todos sus actos los preside la bandera española, sin que se enarbolen banderas históricas. Pero desde hace mucho tiempo, y con anterioridad a las elecciones andaluzas desde luego, sufre no sólo insultos sino que se han producido incitaciones a la violencia contra el partido y contra sus simpatizantes y los primeros acosos y ataques.

Valgan como botones de muestra los siguientes: el acoso sufrido por su campamento de verano en Tarragona, en julio del 2018 (“pim, pam, pum, que no quedi ni un”, en catalán), las palabras de Pablo Iglesias en la noche electoral animando a tomar las calles, animando a la lucha antifascista (¿?), las algaradas en Cádiz y en Granada, las protestas contra Vox en Sevilla ante el parlamento andaluz, el mal perder de la candidata socialista a la Junta (“(…) impedir que el gobierno de #Andalucía dependa de un partido extremista, machista, homófobo y racista. Hablaré con todas las fuerzas constitucionalistas.”), o el reportaje de la sexta en Marinaleda tratando de identificar a los 44 votantes de Vox, es decir, señalando a los disidentes con el dedo en un pueblo de dos mil setecientos habitantes. Son simples botones de muestra. Hay mucho más. Además, esta izquierda que tan mal digiere los resultados electorales enarbola cada vez que puede la bandera que fue oficial durante la segunda república. Según su atroz jerga, una bandera preconstitucional. Una izquierda que ha hecho de arremeter contra las instituciones y en particular contra el Rey, su programa.

¿Se repetirá la historia? Desde luego nuestro deseo es que no se produzca la repetición y que, en el libro de texto que se está escribiendo, la narración sea completamente distinta a la evocada, sin incendios, persecuciones, ni violencias. Habrá que contribuir todos a ello.





martes, 27 de noviembre de 2018

Jacobus miles Christi (del Heraldo de Nava).


(Entre paréntesis: yo estoy contra el moro; mis abuelos de todas las ramas van hartos de probar que no tenían ni gota de sangre de moro, para poder servir a la Católica Monarquía con la espada y el navío, en el Santo Oficio y en la Orden, con el rojo lagarto en el pecho. Eso que anda de moda de los lazos de sangre y de espíritu con el moro, a mí no me toca en nada. Más de la mitad de la contextura hispánica, social e intelectual, residió durante siglos en no tener nada que ver con el moro, en darle, aún muerto, gran lanzada, y en cogiéndole vivo, Fe católica, tocino y vino tinto. Aún lo dicen por tierras que fueron frontera, y en las Américas de nuestros galaicos linajes militares: “Te he de dar Fe católica y tocino”. Así, pues, revuélquese entre las patas del caballo jacobeo el moro enturbantado.)
Alvaro Cunqueiro,
Por el camino de las peregrinaciones.
Alba Editorial, 2004, primera edición.
Citado del artículo Peregrinos a la mesa (1957).
- Y con perdón, claro.
- ¡Desde luego para mí un bálsamo, oiga!
- ¡Que me dice!
- ¡Lo que oye!
- Y al que no le guste, se le aplica la susodicha receta. Pues eso.


lunes, 26 de noviembre de 2018

RENZO DE FELICE


El historiador italiano sobre la Historia:
“Cuando un estudio se encuentra frente a realidades tan complejas y dramáticas como el racismo y el antisemitismo  -esto es válido también para otras realidades, empezando por el fascismo y el antifascismo- debe tener el valor de escapar a la elección del bando y de la toma de posiciones emotivas: los rechazos morales carecen de sentido y eficacia. Rabia y resentimiento, indignación y condena, son sentimientos que, al igual que la militancia, deforman la correcta interpretación histórica, prohíben la reconstrucción de los hechos, impiden identificar las motivaciones que subyacen bajo hechos tan monstruosos que parecen inconcebibles.”

Renzo de Felice, Rojo y negro
Ariel Historia.1ª edición, septiembre de 1996.

miércoles, 11 de julio de 2018

Apuntaciones sueltas II. Dietario del gran polígrafo. C. de Liposthey.


 Junio de ****.- Iba andando por el poligó. Al pasar un coche cerca de mí, me grita el pasajero, ¡eh puto gordo! Luego se oye una carcajada grosera, estridente, ventruda. Yo me indigno, utilizo la expresión ¡como se atreve!, rabio y tasco el freno. Con una inspiración repentina me agacho y agarro a todo agarrar una gran canto y lo lanzo con violencia y rapidez. Con hábil puntería le arreo en todo el melón al de la risa boba que ahora se lamenta de haberse arrimado a paquidermo tan agresivo.


Seto nevado. Colección particular.

martes, 10 de julio de 2018

Apuntaciones sueltas. Nuevamente agradecemos la paciente contribución de C. de Liposthey.


Calvino de Liposthey considera que, pese a su crudeza, los apuntes del dietario del Gran Polígrafo pueden tener cierto interés. Corresponden a la época sombría en que, lejos de Nava, el gran Bergamota sufría los rigores de ser empleado por cuenta ajena. Las entradas del dietario de aquella época cuentan con el atractivo de una cierta frescura y espontaneidad, propia del apunte trasladado al papel para que no se olvide la impresión de un momento.
Conviene recordar que el Gran Polígrafo consideraba aquella época como una experiencia personal desoladora en su mayor parte. Coincidía en eso tanto con Hayek cuando afirma que una sociedad de asalariados no puede constituir una sociedad de hombres libres, como con el Tradicionalismo al que se unió en Nava y sus críticas al capitalismo financiero de grandes multinacionales. Curiosamente, en el mismo sentido iba Ramiro Ledesma cuando en su Discurso a las Juventudes de España se refiere varias veces al asalariado como perteneciente al más bajo de los estratos de la sociedad: “Si las juventudes angustiadas y sensibles a las desgracias de España emprenden una acción enérgica en pro de su fortaleza y liberación, tienen que buscar con más insistencia que otros los apoyos y colaboraciones de una parte —lo más amplia que puedan— de la clase obrera, de los asalariados, de los pequeños agricultores y, en fin, de esa masa general de españoles en constante y difícil lucha con la vida.” Y el tío, más adelante remata: “(…) Y más aún, no se trata sólo de asalariados, de proletarios. El paro amenaza hoy asimismo a zonas inmensas, pertenecientes a las clases medias, y se agudiza cada día con caracteres más graves en las juventudes.” Obsérvese como asocia asalariado y proletario y de alguna manera lo considera como no perteneciente a las clases medias. En fin. Así es la vida.

Calvino de Liposthey nos facilita un primer apunte del famoso dietario. Esperamos que la cosecha sea abundante y vengan más.

Finales de junio de ****.- Subiendo las escaleras me cruzo con Pepita que es el bombón de por aquí y además actúa como tal. Podría incluso decirse que lo que la convierte en el bombón de por aquí es más la actitud, la actuación, que la propia condición física, que tampoco es que esté mal. Baja las escaleras con una falda más que mini, camiseta tensa y el pie al aire, al cruzarnos suelta como una risilla-gemido y al tiempo se muerde el labio inferior con los ojos disparados. La primavera trastorna al personal, es evidente. Y da que pensar sobre esa parte de nuestra personalidad que casi siempre pasamos por alto, más cercana de la naturaleza primera, bruta, que racional. Pepita que bajaba por las escaleras estaba en ese momento más cerca de la planta tropical, del felino, que de la ciudadana urbanita pagadora de impuestos. Hemos escapado con vida, que no es poco.

La FAUNA.