A estas alturas recordar todo lo que ha hecho mal Mariano Rajoy y su Gobierno resulta innecesario. Lo sabemos y no nos podemos olvidar de la oportunidad perdida.
Yo no voté a Mariano pero un buen número de españoles si lo hicieron. El PP obtuvo el apoyo histórico de una masa de votantes que dieron su apoyo a Rajoy con la sana y recta intención de que aprovechara la mayoría absoluta para limpiar, arreglar y reformar. Ni limpió, ni arregló ni reformó. Su único mérito ha sido el de nadar en las procelosas aguas de la Unión Europea y evitar (con importante coste para nuestra economía a corto y largo plazo) la debacle de la intervención pública con luz, trompetas y taquígrafos.
Casi cinco años después, España está patas arriba, en gran medida gracias a la pésima gestión e inacción de Mariano Rajoy pero también por causa de otros actores no menos responsables con el PSOE a la cabeza.
Esta semana nos enfrentamos al proceso de unas "segundas elecciones" (hecho novedoso en la restauración juancarlista) y la sensación general es que resultarán aún peores que las primeras ya que los males se agravan y el desmoronamiento del PSOE contribuye a la subida del totalitarismo podemita.
La estrategia emprendida por Ciudadanos y el PSOE de negar la pan y la sal a Mariano Rajoy me parece uno de los mayores errores que se han cometido en la reciente historia política de España.
Mariano Rajoy guste o no guste tiene una base electoral. Votarán tapándose la nariz o encantados, cada uno según su gusto, pero votan y en la regla de la democracia que tanto adoran los señores Ribera y Sanchez el candidato Rajoy cuenta con un apoyo popular nada desdeñable, de hecho muy superior al suyo.
El enfrentamiento personal, la polarización de todo en el discurso "anti-Rajoy" no ha hecho sino producir el resultado contrario al deseado.
Lo inteligente hubiera sido gestionar la retirada de Rajoy en torno a un pacto, permitiéndole una salida digna como la de un "mártir de la patria". La política es un gran teatro y conviene que los papeles estén a la altura de las circunstancias.
La solución de la gran coalición presidida por un tercero, el frente de salvación nacional y demás opciones similares requieren del concurso de políticos de altura. Los señores Ribera y Sanchez están muy lejos de ser políticos de altura, menos aún estadistas y por eso su estrategia roma del "Rajoy no me gustas", "Rajoy malo", "Rajoy vete ya" no les han llevado a ningún lado.
La tozudez galaica de Rajoy le ha permitido contrarrestar la estrategia del ataque personal y salir reforzado. Las opciones de Ribera y Sanchez se disuelven como un azucarillo y si tienen interés en salvar el barco del naufragio no les quedará otra que sentarse a negociar con ese señor al que desprecian públicamente.
Que el PP esté detrás del nacimiento y desarrollo de Podemos es algo de lo que se habla y escribe mucho pero lejos de su uso oportunista creo que el desarrollo del podemismo tiene muchos otros padres, incluyendo la tendencia a la piromanía que tienen algunos socialistas. Acuérdense ustedes de los apoyos al 15-M y la sarta de memeces progres que hubo que escuchar en los medios a costa de ese remedo cutre del mayo del 68 que está teniendo unos efectos casi tan perniciosos como lo tuvo aquel siniestro movimiento.
Podemos ha aprovechado un estado de opinión alimentado por la crisis y la corrupción de la partitocracia. Cuentan con sus apoyos internacionales y sus asesores sinárquicos. A la cúpula actual del PP y sus asesores les ha venido bien su avance para alentar el miedo, pero el mayor culpable de su ascenso electoral hay que buscarlo en la incapacidad del PSOE de liderar la izquierda sociológica en España.
La llegada de ZP tras el 11-M fue el principio de una senda negra que dejó a la organización hecha unos zorros, la elección de Sánchez como líder del partido ha sido el error adicional, la clara prueba de que los que gobiernan el barco no han pasado de grumetes y que los viejos capitanes no tienen la energía ni la autoridad moral para imponerse y cambiar el rumbo.
Ahora se ha hecho tarde. Ya no hay tiempo para remendar las velas y ajustar las jarcias. El barco va a la deriva y los piratas acechan con la confianza del que sabe que antes o después clavarán los garfios en la borda del galeón y conseguirán asaltarlo llevándose el botín. Quizá no lleguen a conseguirlo pero ellos confían en sus posibilidades porque lo que han logrado hasta ahora era absolutamente impensable hace pocos años.
El próximo fin de semana asistiremos a un nuevo capítulo de este triste sainete. Poco antes los británicos habrán participado en el referéndum convocado por un irresponsable.
El mundo está en manos de una tropa impresentable pero siempre se puede ir a peor, que se lo digan a Madrid, Barcelona y ahora Roma y Turín, no en vano esta última es conocida como la ciudad del diablo.