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jueves, 28 de septiembre de 2017

LA JERARQUIA RENDIDA

El miércoles 27 de septiembre de 2017 el Presidente de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Ricardo Blázquez Pérez, dió lectura a un declaración titulada "Declaración de la Comisión Permanente ante la situación en Cataluña". El contenido de la declaración y un vídeo de la comparecencia pueden consultarse en:_http://www.conferenciaepiscopal.es/declaracion-la-comision-permanente-ante-la-situacion-cataluna/

Para un católico español la lectura de la declaración es causa de profunda confusión y dolor.

Ante el envite más serio al que se enfrenta España desde los tiempos de la revolución frente-populista en la que desembocó la Segunda República, la jerarquía de la Iglesia en España se manifiesta adoptando una posición de total sumisión y entrega a los postulados de aquellos que no respetan las leyes que ellos mismos se han dado y que perturban la convivencia social tratando de doblegar la realidad para acomodarla a sus visiones destructivas.

La declaración no solamente supone una toma de posición que deja en total desamparo a un número no pequeño de fieles en toda España y particularmente en Cataluña, sino que contiene juicios falsos.

Conviene detenerse en cada uno de los puntos ya que, lamentablemente, el documento no tiene desperdicio:
  1. Ante la grave situación que se vive en Cataluña, con gran preocupación en el resto de España, los obispos queremos en primer lugar hacer nuestros los deseos y sentimientos manifestados recientemente de forma conjunta por los obispos con sede en el territorio de Cataluña, auténticos representantes de sus diócesis.
Según el primer punto, la Comisión Permanente hace suyos los deseos y sentimientos manifestados por los obispos catalanes, lo cual entiendo se refiere (como más adelante aclaran) a la nota de la Conferencia Episcopal Tarraconense publicada el 20 de septiembre de 2017. En esa nota, los obispos con sede en Cataluña, defendían el diálogo y se ofrecían a ayudar por el bien de su pueblo. En la lengua de Cervantes, esto quiere decir que los obispos catalanes y, por ende, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, entienden que el "momento delicado" que vive Cataluña debe abordarse mediante el entendimiento y el diálogo, sin entrar a hablar de en que consiste el "momento delicado" que no es otra cosa que un golpe de Estado, gestado, preparado y animado por un buen número de cargos electos y funcionarios que han abjurado de su responsabilidad y por tanto actúan desde la más flagrante ilegalidad.
La negociación y el diálogo sólo pueden establecerse en un marco de exquisito respeto a las reglas que se han pactado. En caso contrario no hay diálogo sino imposición.
La frase final no deja de tener su importancia ya que supone una suerte de descargo de responsabilidad. Los obispos catalanes son los auténticos representantes de su diócesis, es decir, que la Conferencia Episcopal Española no tiene mayor cosa que decir ya que los auténticos representantes ya han trazado la línea de demarcación en esta cuestión.
Desconozco el sentido que han querido dar a esa frase los redactores de la declaración, pero lo que se entiende es que lo que digan los obispos catalanes bien dicho está ya que son ellos los representantes de su diócesis y esto implica que la responsabilidad a la hora de opinar en este asunto es suya.
  1. En especial invitamos a la oración por quienes en este momento difícil “tienen la responsabilidad en el gobierno de las diferentes administraciones públicas, de la gestión del bien común y de la convivencia social”, a fin de que todos seamos guiados “por la sensatez, y el deseo de ser justos y fraternos”, y con responsabilidad “avanzar en el camino del diálogo y del entendimiento, del respeto a los derechos y a las instituciones y de la no confrontación, ayudando a que nuestra sociedad sea un espacio de fraternidad, de libertad y de paz” (Comunicado. Obs. Cataluña. 20-9-2017).
Por si no hubiera quedado suficientemente claro, en el segundo punto, reiteran su alineamiento con los postulados de los obispos catalanes.
La justicia y la fraternidad son, justamente, los principios que los golpistas han conculcado desde el momento en que no han respetado las leyes ni los dictámenes de los tribunales y están actuando contra el principio de convivencia en la patria común que es exigible a todos los españoles.
Si los miembros de la Comisión Permanente están informados de la realidad de lo que acontece hoy en Cataluña, no creo que entiendan que los que agreden y amenazan a funcionarios públicos, cargos electos y ciudadanos de a pie estén motivados por ningún deseo de pacífica convivencia.
  1. En estos momentos graves la verdadera solución del conflicto pasa por el recurso al diálogo desde la verdad y la búsqueda del bien común de todos, como señala la Doctrina Social de la Iglesia. El papa Francisco nos indica que “es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, con memoria y sin exclusiones” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 239).
 Resulta particularmente interesante que se haga mención en este punto al"recurso al diálogo desde la verdad y la búsqueda del bien común". El discurso separatista y de la ultra-izquierda que ha alimentado el proceso que ha desembocado en este "momento delicado" está fundado de arriba abajo en la mentira y la manipulación, así como en el egoísmo y narcisismo más absoluto de aquellos que defienden una interpretación del mundo dónde todo aquel que no comparta sus planteamientos debe ser desterrado, anulado y acallado.
Situarse en una suerte de equidistancia buenista no es favorecer el diálogo ni el encuentro. Ante el delincuente y el sedicioso no cabe diálogo sino la aplicación de la Ley y el recurso a la defensa de la propia libertad a ocupar el espacio público sin amenaza ni violencia. 
  1. Para hacer posible este diálogo honesto y generoso, que salvaguarde los bienes comunes de siglos y los derechos propios de los diferentes pueblos que conforman el Estado, es necesario que, tanto las autoridades de las administraciones públicas como los partidos políticos y otras organizaciones, así como los ciudadanos, eviten decisiones y actuaciones irreversibles y de graves consecuencias, que los sitúe al margen de la práctica democrática amparada por las legítimas leyes que garantizan nuestra convivencia pacífica y origine fracturas familiares, sociales y eclesiales.
En este punto los miembros de la Comisión Permanente rizan el rizo y hacen suya, sin criterio ni vergüenza, la doctrina de la naturaleza pluri-nacional de España. El "momento delicado" que vive Cataluña no tiene nada que ver con los derechos propios de las regiones que conforman España. 
Introducir ese punto en la declaración supone, de facto, asumir uno de los argumentos de los golpistas, un argumento falaz y particularmente peligroso ya que da pie a la asunción de que el "momento delicado" es un "conflicto" entre un orden opresor y un pueblo que lucha por sus derechos. 
  1. Como ya hemos señalado los obispos, en otra ocasión también difícil para nuestra convivencia democrática y pacífica, “es de todo punto necesario recuperar la conciencia ciudadana y la confianza en las instituciones, todo ello en el respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionado en la Constitución” ( XXXIV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española. 28-2-1981).
Este punto tiene su miga, ya que recupera una declaración relacionada con el golpe fallido del 23 de febrero de 1981. Realmente es difícil redactar un comunicado que conduzca de manera más irremisible a la confusión. ¿Establecen los obispos un paralelismo entre el "momento delicado" y el golpe del 23 F? De ser así ¿porqué no llaman al "momento delicado" por su nombre? Y de no ser así, como evidentemente es el caso, ¿cual es el propósito de esa cita?.  Lo enjundioso del tema es que en el texto citado se habla del respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionado en la Constitución. Precisamente lo que no está sucediendo en el "momento delicado" que vivimos.
  1. Por último, reiterando nuestra llamada a la esperanza y la plegaria a Dios, a la serenidad y entendimiento, ofrecemos nuestra colaboración sincera al dialogo en favor de una pacífica y libre convivencia entre todos
He de reconocer que este punto final es el cierre perfecto para esta triste declaración. Tras rendirse sin ningún criterio al juicio parcial de sus hermanos los obispos catalanes y después hacer un ejercicio de equidistancia a lo largo del cual se contradicen en repetidas ocasiones, por último se ofrecen como "mediadores".
La oferta no deja de tener su "gracia" ya que uno de los estamentos que peor ha gestionado la amenaza separatista en España ha sido precisamente la jerarquía y muy en particular la de aquellas regiones como Cataluña y el Pais Vasco dónde una gran parte del clero ha sido manifiestamente parcial y particularmente protector de movimientos y opiniones radicalmente contrarias a la justicia, la paz y la verdad.
Analizado someramente el texto, sólo queda por apuntar lo que a mi juicio debería de haber dicho la Comisión si hubiera deseado prestar un servicio a sus fieles y a España:
-que nos encontramos ante un golpe de Estado, no ante un "momento delicado".
-que los fieles laicos no pueden contribuir a difundir la mentira ni oponerse violentamente a la paz social y a la Ley promulgada en un marco de legitimidad y Estado de Derecho.
-que los obispos y el clero catalán que se alinean con una visión falsa y que contribuyen a alimentar un  falso sentimiento de opresión no están comportándose conforme al credo que dicen defender ni están amparando a sus fieles sino contribuyendo a la división y ruptura de la convivencia.
-que entre las fuerzas que empujan este golpe y que se sirven de las más siniestras doctrinas para forzar la verdad y engañar, se agrupan corrientes y doctrinas totalmente contrarias a la fe de Cristo y enemigas declaradas de la Iglesia.
-que el llamamiento a los fieles y al pueblo catalán en general, no puede ser otro que el de acatar la legalidad vigente ( Mateo 22, 15-21) y conducirse con la madurez e independencia de criterio que es exigible a los formados y dar ejemplo y consejo para reconducir a los que por edad o condición no tienen formado el criterio.   
Esta Declaración no es sino una manifestación más de un estado de cosas muy grave en el que reina la confusión y la debilidad y dónde falta, más que nunca, un hálito de verdad y firmeza. Lo único positivo es la llamada a la oración para que la virgen Inmaculada, madre de España nos ampare y al Espíritu Santo para que ilumine las conciencias y el entendimiento y nos de fuerzas para resolver esta grave encrucijada de la Historia de España.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

LA INCONGRUENCIA DE LA JERARQUIA Y SUS EFECTOS

El canal de televisión 13 TV cuenta entre su accionariado con una participación mayoritaria  de la Conferencia Episcopal Española.

El pasado 11 de noviembre el secretario general de la Conferencia Episcopal Española,  José Gil Tamayo, en su intervención en el Foro de la Nueva comunicación realizó las siguientes declaraciones:

“Nosotros tenemos un mandato que está desde los principios del cristianismo, que es el de comunicar”, subrayó. “Lo hemos hecho a lo largo de la historia con los medios que ha puesto a nuestra disposición la invención humana y lo seguiremos haciendo, pese a quien le pese, y buscando no privilegios, sino los mismos derechos que los demás para expresarnos con libertad en sentido pleno”.
El secretario general de la Conferencia Episcopal afirmó que “los medios se tienen para dos cosas: para ganar dinero o para influir, y nosotros no queremos perder dinero y sí queremos influir”. “Así de claro. Esto es un titular”, remarcó.
(Textos tomados del artículo de Gabriel Ariza publicado en InfoVaticana el 11 de noviembre de 2016)
No pongo en duda que el propósito de la CEE sea el de comunicar a través de 13TV pero lo que si pongo en duda es su habilidad para comunicar los valores adecuados.
Hace pocos días, en el programa El Cascabel del 14 de noviembre conducido por Antonio Jimenez, a invitación del conductor del programa los tertulianos comentaron la ridícula afirmación de Antonio Hernando del PSOE que dijo que pensaba celebrar el "bautizo civil" de su hijo.
Pues bien, ni uno sólo de los presentes fue capaz de hacer un comentario que con claridad explicara la naturaleza sacramental del bautismo y la estupidez radical de la memez progre de un "bautizo civil". Los presentes se limitaron a hacer "chistes" y comentarios más o menos jocosos pero con un nivel de calidad intelectual nulo y con una tibieza absolutamente incalificable.
En España existen varios miles de intelectuales católicos que cultivan las más variadas ramas del saber. No me refiero a curillas inapetentes ni a meapilas afiliados a la mamandurria del profesional catolicismo sino verdaderos y auténticos profesionales de su ciencia y saber que son católicos de verdad y piensan y viven como tales. Estos señores no son invitados nunca jamás a participar en ninguna tertulia (salvo error que muy de vez en cuando se produce) y su voz no se escucha más que en los reducidos círculos dónde su prestigio profesional les hace acreedores de atención.
Es evidente y palmario que los señores responsables del ramo comunicación en la CEE evitan cuidadosamente a esta gente independiente.
No pueden argumentar que no hay nadie. Hay muchos pero no les gustan. No son católicos profesionales ni muñequitas de cera.
 Prefieren reclutar entre la tropa común de indecisos, laicistas profesionales, progres confusos, rojos confesos y demás ralea que puebla los medios de comunicación.
Si el resultado de esta decisión consiste en un mensaje torcido, vacío, hueco, blandito...que se le va a hacer. Ellos lo han intentado, son buenos chicos, son tolerantes, son integradores, son equidistantes....¡son un asco!
La responsabilidad en la que está incurriendo la Jerarquía es enorme. No sólo no son capaces de reconocer el desastre de la gestión de sus predecesores y el estado lamentable de muchas áreas bajo su responsabilidad sino que persisten en transitar los mismos caminos equivocados. Más almíbar, más vaselina, más huevo hilado...y luego se quejarán de los continuos ataques a la Iglesia y a los cristianos. ¡Compren un espejo y mediten sobre la imagen que refleja! 

miércoles, 27 de julio de 2016

GAZMOÑERIAS PURPURADAS


Las reacciones de la jerarquía francesa y vaticana se han sucedido según lo previsto. Se nos pide a los católicos que no caigamos en el odio y no sucumbamos al deseo de venganza. Ambas recomendaciones me parecen acertadas pero no creo que, ni de lejos, sea esa la cuestión fundamental a debate.
 
Pedir a los cristianos que aguanten y sean caritativos, sin más, es quedarse un poco corto, el problema es que redondear el discurso supone entrar en terrenos que la corrección política de la jerarquía evita como la peste. 
 
Andar por el fino alambre de la equidistancia se ha convertido en uno de los ejercicios favoritos de muchos prelados y dignatarios de la Iglesia Católica.
 
 
Las declaraciones de monseñor Vingt-Trois al diario Le Figaro son un ejercicio de ballet para no pisar los huevos podridos que se esparcen por toda la superficie de occidente.
 
 
Nadie pide a nuestros amables pastores que imitando a sus predecesores del medievo y se armen y subidos al carro de combate engalanado con la Cruz de San Andrés o la de Lorena acaudillen la lucha de las huestes cristianas contra las tropas del yihadismo pero algunos si les pedimos que no traten al personal como si fuéramos idiotas y que no confundan a muchas buenas y cándida almas que permanecen atentas a sus indicaciones.
 
 
Señores de la jerarquía:
 
Apliquen su propia doctrina y eviten el relativismo. No todo es lo mismo y si, existen diferencias culturales. Si hay culturas superiores e inferiores. Si hay culturas de amor y paz y culturas de odio.
 
No todas las religiones ni todas las formas de vivir la religión son iguales.
 
El reconocer bien alto y claro lo anteriormente dicho no supone perseguir a nadie ni encarcelar a nadie ni guetificar a nadie. Todo lo contrario. Tratando al malo como lo que es se limpia el medio y se ayuda al bueno.
 
El gran problema de occidente ha sido precisamente ese buenismo que ha convivido con los bidonville y los banlieu guetificados.
 
Deben ustedes pedir a los guías musulmanes que den un paso adelante y combatan el mal que han cobijado en su seno y que emplea la fe islámica como arma arrojadiza contra el resto de la humanidad.
 
Deben ustedes pedir a los políticos y los poderosos del mundo que dejen de apoyar las redes y tramas que hacen posible la muerte casi diaria de inocentes.
 
Animen ustedes a los cristianos con todos los medios disponibles. Defenderse no es pecado. Defender la vida y la fe de uno es una obligación y un derecho inalienable reconocido por la mejor doctrina del Derecho Natural.
 
Que occidente se rearme moral, intelectual y físicamente no es incorrecto. Es necesario. No se dejen llevar por un falso buenismo que hace un daño terrible y confunde las conciencias de sus feligreses.
 
Gracias a Dios no toda la jerarquía se anda con paños calientes. De todas las reacciones me quedo (una vez más) con la del cardenal Robert Sarah. Este cardenal africano es una de las voces que habla más claro y mas alto. Este pastor si que se ocupa de sus ovejas sin tapujos y sin gazmoñerías. Bendito sea.