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viernes, 4 de septiembre de 2020

TERAPIA.

Hemos leído a la frívola, elegante y decadente Nancy Mitford a la que nos gusta nombrar usando la extinguida “che”: Nanchy Michtford. Al hacerlo, Nanchy Michtford engorda de repente cien kilos. Justino Polardi Mar del Plata les quiere. Esteeee. Miren, miren las patorras simpáticas de esta tipa entre balancín y peonza y no menos amable, que oscila en frenético vaivén al patearse la calle. A no ser por el firme contrapeso de su inmensa pompa trompicaría de súbito, rompiéndose los morros a cada paso. Justino Polardi ha quedado agotado. Tiene los pies minúsculos. Visión de porcelanas, infinitos juegos de incalculable valor repartidos por todos lados, sobre las mesas, los sillones, sobre las mesas, el borde de las ventanas, las camas: Tobe-yaki Meissen, Sajonia, Noritake, Quing, Alcora, Buen Retiro, Sargadelos, Sèvres, Limoges, Chelsea, Vincennes, Capodimonte… Deslumbrado, Bergamota oye a la condesa decir “¡¡uhh cuanto polvo, cuanto hay que fregar!!” y de repente la visión tiembla, tazas y platos se quiebran violentamente, saltando por los aires y toda la imagen se resquebraja reducida a polvo que a su vez se esfuma. La condesa es pateada. Corre por la casa ladrando mientras Bergamota dispara la posta. Polardi aconseja terapia con voz lejana y de ultratumba. Debés dejar la bebida y la lechuga, sobre todo la lechuga que es alucinógena, dejá el fumeque de una vez, ¿oís?

lunes, 29 de julio de 2019

Responso de San Antonio (de los diarios de A. B. E.).



Cenamos ayer en casa de la Condesa. En el piso que conserva en la capital, salvado de la ruina familiar. Además de Doroteo y Calvino se acercaron Norma Desmond –mote con el que cruelmente identificamos a doña María Tecla Ruibarbo Colmenares, siempre tan joven a sus cien años- y don Manolito. Don Estra sigue ingresado en la clínica tras su último estallido de cólera esteparia y no pudo acudir, claro. A Tato no le dio la gana salir de Nava.
Se mencionó durante la conversación el responso de San Antonio de Padua. Lo leímos en voz alta después de cenar. Los señores fumábamos un cigarro; a poca distancia tronaba la música tachundera de una embajada, recibiendo no sabemos si a vips –como se dice ahora- o a masas plebeyas. El contraste entre la estruendosa música y el hermoso y sencillo responso era evidente. Este es el texto:

 

Si buscas milagros, mira,

Muerte y error desterrados,

Miseria y demonios huidos,

Leprosos y enfermos sanos.

 El mar sosiega su ira,
Redimense encarcelados;



Miembros y bienes perdidos

Recobran mozos y ancianos.

 

El peligro se retira,

Los pobres van remediados;

Cuéntenlo los socorridos,

Díganlo los paduanos.

 

El mar sosiega su ira,

Redimense encarcelados;

Miembros y bienes perdidos

Recobran mozos y ancianos.

 

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo

 

El mar sosiega su ira,

Redimense encarcelados;

Miembros y bienes perdidos

Recobran mozos y ancianos.

 

Ruega a Cristo por nosotros, Antonio glorioso y santo,

Para que dignos así

De sus promesas seamos. Amen.

 

¿Y que es un responso? Lo define el diccionario de la Real Academia como “responsorio que, separado del rezo, se dice por los difuntos”, definiéndose a su vez responsorio como “en el rezo, serie de preces y versículos que se dicen después de las lecciones en los maitines y después de las capítulas de otras horas”. Es decir, formaría parte de la Liturgia de las Horas u Oficio Divino, un antiguo libro de oración de lo que un día fue la Cristiandad.

sábado, 14 de junio de 2014

NICANORA

Atardecer de tormenta, un aire cálido juguetea por el jardín sobre el que se cierne la penumbra del anochecer.

- Si, hazme tuya, ya noto tu fuego.
- Allá voy, como en las novelas.
- Como las princesas raptadas, llámame princesa…
- ¡Princesa!
- Tiemblo…
- ¡Si, si, princesa Nicanora!
¿?
- Nicanora no puedo más, no voy a dejar ni el carné de identidad, te vas a enterar…
- ¿Pero cómo que Nicanora? 
Calla sultana…
¿Sultana? ¿Nicanora? – mete el codo- pero yo esperaba algo.., no sé más romántico, más, otra cosa, …
- No me frenes Nicanora que me pierdo... 
Pero bueno, quita, con lo que me gustaba lo de princesa, princesa Jocelyne… que se yo, Sigrid, Rosebud… 
¡¡Pero Nicanora que me cortas las alas con tanto recelo!!
Calla quita –ahora hinca el codo con mala idea- ¡Nicanora! Y esos giros de arriero…
- A lo mejor preferías Teofrasia… 
Miserable, con lo lanzada que estaba, el fuego, la pasión, me sentía ligera... ¡Largo! - jugando con el codo le derriba cayendo encima-. 
¡Pero que ligera! Si pesas 100 arrobas, un quintal. ¡Claro que me voy! Quita de encima, ¡¡Mafixio!!


La condesa se despertó tocando con las yemas de los dedos la fresca marquetería de su mesilla de noche Decó, única concesión a la modernidad en su magnífica casa Carlos IV, la Bombonera.