miércoles, 30 de agosto de 2017

LAS VENTAS

Leemos en la prensa lo siguiente (los subrayados son nuestros):


La Comunidad de Madrid va invertir 15,1 millones de euros en la rehabilitación de la plaza de toros de Las Ventas para adecuarla al funcionamiento de espacios multiusos y adaptarla a la nueva normativa vigente en materia de seguridad. Así lo acordó ayer el Consejo de Gobierno, que aprobó el encargo de la redacción del proyecto y de la ejecución de las obras a la empresa pública Obras de Madrid. (…) Según informa Roberto Becarés en El Mundo, Las Ventas de Madrid perderá al menos entre 2.000 y 2.500 de los 23.700 asientos de que dispone[1].

Esto es una muy mala noticia. No hay ninguna necesidad de reformar la plaza para que pueda servir como espacio multiusos. La plaza de Las Ventas debería tener un único y exclusivo uso: la celebración de corridas de toros y otros espectáculos taurinos de toreo a pie y a caballo (nada de recortes). El pliego para la concesión de su gestión debería redactarse teniendo en cuenta este único uso, ajustándose a las posibilidades económicas que la explotación de festejos taurinos permite.

Espacios multiusos en Madrid, sobran. Los hay a patadas. Esa no es la cuestión. Nuevamente cortinas de humo, disimulación, medias verdades, oscuridad. La cuestión es pura y únicamente la pasta gansa.

Esto que escribimos no es nada original. Lo encontrarán mejor expresado en varios artículos en la red. Llevamos meses siguiendo este tema en prensa escrita, digital y radio y aún a riesgo de repetir lo que otros han dicho sin duda mejor, no queremos dejar de arrimar un poco el hombro.

Por lo que hemos podido entender, hace años, las condiciones económicas de la gestión de la plaza eran muy sencillas: únicamente festejos taurinos, repartiéndose los beneficios generados por mitades: la mitad para el empresario, la otra mitad para el dueño de la plaza, la Comunidad de Madrid. Pero la rapacidad de nuestros políticos no tiene límite. El pliego preparado por el equipo del Sr. Ignacio Gonzalez (hoy entre rejas) y no sé si los pliegos anteriores, adoptó la fórmula de la subasta. El que más dinero ponga sobre la mesa se lleva la gestión de la plaza. De esta manera, la mera celebración de espectáculos taurinos no puede garantizar el pago por parte del empresario del dinero comprometido, por lo que necesita explotar la plaza todo lo posible, exprimirla como un limón hasta la extenuación mediante su uso para otros espectáculos no taurinos. Con esos espectáculos se llenan no solo las gradas sino también el ruedo (para un concierto por ejemplo) y para esos espectáculos son necesarias otras medidas de seguridad (se multiplica la ocupación de la plaza) y los permisos del Ayuntamiento… es decir, en estos momentos, de Podemos…


Por lo tanto el uso de la plaza como espacio multiusos multiplica los flancos por los que puede ser atacada, como de hecho lo está siendo, de forma silenciosa y traicionera, por unos y otros. Por los movimientos antitaurinos, por la rapacidad de los políticos, y también, todo hay que decirlo, por la rapacidad de las empresas del mundo del toro, interesadas en un negocio de mayor tamaño al que se llega a través de la fiesta. ¡Simón, ese empresario de la noche! Pero no hablemos hoy de el.

¡¿Suprimir más de 2.000 localidades?! ¿Qué pasa con los abonados? ¿Qué pasa con el precio de las entradas que lógicamente subirá? ¿Qué pasa con el ambiente único de la plaza, con su sonoridad, con el eco de todo lo que sucede? ¿Qué se va a tocar? ¿Es que no nos damos cuenta de que esto, como las ganas de cubrirla con un tejado, no es más que un ataque contra los toros? Todo son pretextos –la lluvia, la comodidad- para conseguir dedicar la plaza a otra cosa que no sean los toros. Con el intento de cubrirla se produjo un milagro y el tejadillo móvil se derrumbó el día de su estreno. Se ve que en el Cielo el mundo del toro tiene todavía alguna consideración.

La Plaza de Toros de las Ventas es la plaza de toros más importante del mundo, pese a todos los peros que se le quieran poner. Es el lugar dónde toros y afición resisten atrincherados contra toda suerte de ataques, los que vienen desde dentro, y los que vienen desde fuera. Es la gran plaza de las 600.000 entradas vendidas en San Isidro y que no sólo no vive de subvenciones sino que da dinero, y mucho, a la Comunidad de Madrid. La reforma que se propone es un verdadero asalto. ¡Nada más y nada menos que reducir el número de asientos en más de dos mil con el pretexto de adaptación multiusos! Reducir la plaza, hacer que mengüe, hacer un poco más difícil al aficionado mantenerse… Bastaría con pintar, hacer las reparaciones necesarias, limpiar, reparar óxidos y limpiar cuartos de baño. Sería más barato y, no sirviendo la plaza más que para ir a los toros, suficiente. De paso se podrían suprimir las adherencias más modernas y groseras introducidas con pretensiones de darle a la plaza un aire actual y moderno que es en realidad aroma discotequero de chiringuito zafio.

Y por favor, que no nos digan que los asientos de la plaza no son muy cómodos (no sea rata y cómprese una almohadilla) o que la plaza no es moderna, o que se está muy apretado o que el confort –vaya palabra- de hoy exige la reforma pretendida. No sean tan pardillos y que no se la cuelen por ahí, no compren el timo de que la reforma se hace por nuestro bien, para que estemos más agustito. No sean tan lelos. Sobre todo si quien se traga esa trola es de los que aparece por la plaza una vez al año, y poniendo pegas. Si esa es su aportación, creemos que es mejor estarse callado, chitón. A los que vamos un poco más a menudo la plaza nos parece suficientemente cómoda, nos gusta un poco de apretura, nos gusta ese ambiente excepcional que sólo hay en los toros, esa comunión entre aficionados, el poder departir con el de al lado, porque le tenemos cerca, el que las apreturas obliguen a ser civilizado, a saludar, pedir perdón, ofrecer tabaco, compartir aperitivo. Si quiere que le pongan un asiento individual de plástico y una papelera para las pipas váyase a… ver baloncesto o fúbol. A los aficionados, la cuestión ésta de la comodidad es lo que menos nos importa, lo primero que se nos olvida, cuando empezado el festejo en el ruedo se torea.

Por lo tanto, póngase fin a la actual adjudicación (instrumentos legales habrá sin duda), redáctese un pliego nuevo para la explotación de la plaza como plaza de temporada, únicamente para festejos taurinos, y convóquese un nuevo concurso. Espacios multiusos en Madrid sobran. Y eso sí: píntese, repárese lo necesario y asegúrense el orden y la limpieza.

 

Para el Heraldo de Nava

Genaro García Mingo Emperador.



[1] Lea más en http://www.purezayemocion.com/noticia/5212/actualidad/la-comunidad-invertira-151-millones-en-la-rehabilitacion-de-las-ventas.html#xYGm24IGlZ4DctYy.99”


jueves, 24 de agosto de 2017

Algunos antecedentes reaccionarios (información cedida generosamente por C. de L.)


Todos tenían de alguna forma relación con el antiguo régimen porque en la memoria de sus familias todavía perduraban recuerdos de aquél tiempo o de los que enseguida le sucedieron: historias, objetos, una pintura, algún mueble. Por supuesto una relación que no podía ser sino lejana, por el tiempo transcurrido desde su fin, hecha de evocaciones. Solo Doroteo tenía además vinculación actual e inmediata por inmobiliaria, pues seguía habitando el palacio de sus antepasados en Nava, sin haber caído en el arroyo fangoso de la mesocrática y apretada propiedad horizontal. El edificio con su fachada imponente de siete balcones, su escalera monumental, la sucesión de salones, el archivo, la biblioteca, la sala azul, la de música, el salón de fumar y el gabinete era el testigo mudo de un mundo desaparecido y que nadie, una vez muerto el abate Talleyrand, podía echar de menos sinceramente, pues ninguno lo había conocido. Los Bergamota eran de prosapia antigua -se conocía a un maestre de campo de un tercio viejo, Rodrigo de Bergamota-; en la familia de Tato se mezclaban gente industriosa del estado llano con una rama más encumbrada que había dado notables eclesiásticos. Un canónigo de Nava había estado largos años ocupando funciones destacadas en la Curia romana en los tiempos reaccionarios de Gregorio XVI y de las condenas al espíritu moderno y al pecaminoso liberalismo. Condenas que Tato, por una suerte de tradición familiar, por devoción a su lejano tío, sostenía aún hoy, en las tertulias de Nava, contra viento y marea. Tato, además, seguía siendo agricultor lo que suponía hundir raíces muy lejos en el tiempo. El amigo Liposthey era otro asunto. También con hondas raíces en el pasado que le ligaban a las atrocidades hugonotas practicadas en el Mediodía francés. De familia protestante, un antepasado bravucón y fanático había cabalgado junto con el feroz Montbrun, a las órdenes del baron de los Adrets, contra las tropas dirigidas por Blaise de Monluc, participando sañudamente en las mil perrerías, canalladas y atrocidades que se cometieron en aquellas guerras civiles que asolaron Francia. Calvino había llegado a España un poco por casualidad, por los azares del rastreo de los papeles en los archivos que le había llevado hasta Simancas, naturalmente, y de ahí, al conocer al gran Bergamota, a Nava. De la condesa no hará falta que demos explicaciones.

Todos ellos eran conscientes de que el pasado pasado es, si bien por azares de la fortuna y del destino habían de alguna manera escapado al insano ajetreo de la vida moderna y eran capaces de gustar de lo que el gran Bergamota designaba como el tempo lento. Sabían dar una vuelta a paso de canónigo. Todos habían podido vivir, de alguna forma y hasta un cierto punto, al margen. Al menos respecto de ciertas cosas. Sólo el eximio polígrafo había sufrido en sus propias carnes los horrores y la servidumbre del trabajo por cuenta ajena.

GALERÍA DE TIPOS FÍSICOS EXTINGUIDOS: pipista sonriente.


Se trata por supuesto de Joseph L. Mankiewicz, tal vez uno de los más grandes.



LA JAULA

El gran Pan ha … vuelto.


¡En efecto, se acabaron las alegres correrías por florestas y umbrías!