lunes, 19 de septiembre de 2016

San Genaro


Aunque fue ya hace algunos años, tenemos muy presente la visita que hicimos a la catedral de Nápoles, en la que se conservan y veneran las reliquias de San Genaro (o Jenaro que lo mismo da), obispo de Benveneto y mártir cristiano, víctima de la persecución de Diocleciano. Recordamos la plata, aquella capilla que parecía estar enteramente recubierta de plata, la Misa celebrada en italiano o tal vez fuera dialecto napolitano, pronto por la mañana; el paseo por aquellas calles sin edad de tan antiguas, aquella sensación de ser, como español, el retoño de un árbol viejo, infinitamente viejo, pero al fin y al cabo, el mismo árbol. En aquella iglesia, el mundo parecía harmonioso y ordenado, protegido por San Genaro, a cubierto de su gran capa pluvial que ya siglos atrás había salvado a la ciudad de una erupción del Vesubio.

 

Viene el parrafejo anterior a cuento de que hoy es, precisamente, San Genaro, al que recordamos en estos tiempos de irreverencia y gran desorden social, de pies al aire y grosero tuteo.

 

Como no podía ser menos, felicitamos en el día de su Santo a nuestro querido amigo y colaborador Genaro García Mingo, cepogordista dónde los haya, merecedor de toda clase de elogios que ahorramos al paciente lector. Solo diremos que es fumador de Partagás, de las labores más inmensas, y del tabaco para pipa London Blend. Y que no marida. ¡Felicidades querido Genaro!

martes, 6 de septiembre de 2016

John Ford


-        - ¿Has estado enamorado alguna vez?
-        - No, he sido barman toda la vida.


My Darling Clementine, John Ford.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Comunicado cepogordista.

El cepogordismo desea empezar el nuevo curso escolar con una declaración solemne que se compone de dos partes:

En primer lugar el cepogordismo se ha propuesto ser más comedido y modesto, menos beligerante y audaz, más moderno y trendy, también menos invasivo. El cepogordismo quiere evitar invadir los buzones de correo de sus seguidores, el cepogordismo se hace discreto, cumplidor, moderado, se pasa al “opt in” y deja de imponerse.

En segundo lugar el cepogordismo desea dejar claro que forma parte constitutiva del ser cepogordista el entusiasmo por las cortezas de cerdo, aperitivo hispánico por excelencia que defendemos a rajatabla contra viento y marea, contra sexis y contra cursis.


Finalmente, para ser transparentes, que es lo que se lleva ahora, dejamos constancia aquí de  que una parte de la redacción cepogordista considera que puede existir una contradicción entre los dos párrafos anteriores, que podrían resultar antitéticos, incoherentes, incasables, encontrados, no siendo posible proclamar primero una cosa y luego la contraria. La otra parte de la redacción no ve contradicción alguna sino un exceso de remilgos y de aires del momento. La cosa ha quedado en tablas. El amigo Pulardo les manda a todos un afectuoso saludo, a las señoras; y un viril abrazo hispánico, a los señores (aunque para darlo tenga que ponerse, ¡ay!, de puntillas).