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miércoles, 20 de septiembre de 2017

PROYECTO LEY LGTB, LA "OTRA" REVOLUCIÓN EN MARCHA

Mientras en las calles de Barcelona se manifiesta la turba independentista salpicada de los tontos útiles que todo proceso revolucionario precisa como materia prima y se anuncian similares algaradas en Madrid para esta misma tarde, casi nadie habla de la Proposición de Ley 122-1 de 12 de mayo de 2017 contra la discriminación por orientación sexual... que ayer fue admitida a trámite en el Congreso de los Diputados.

Resulta llamativo, que no sorprendente, el escaso eco que se hacen los medios de comunicación de masas. Los pocos que dicen algo (de paso) es, por supuesto, para alegrarse y aplaudir tan siniestra iniciativa. 

La Proposición de Ley ha sido admitida a trámite, gracias a 202 votos a favor y 124 abstenciones, 99% del PP, salvo los dos en contra Jorge Fernández Díaz y Iñigo Allí  de UPN.  Quede esto registrado y grabado en la mente de las decenas de miles de "bienpensantes" que aún se creen la monserga de que el PP es un partido conservador, de derechas, de orden, de familia etc....


La mejor demostración de que el PP es un partido socialdemócrata vergonzante (es decir un poco progre pero no demasiado, especialmente con la pasta, faltaba más) es su tibieza, cuando no completa sumisión, ante la brutal agresión que supone una norma como la propuesta por el Grupo Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea.

El portavoz del PP declaró ayer que le parecía un "texto delirante"...y sin embargo se abstienen. Alguién debería explicarlo, aunque no lo harán, no pueden, ya que en el seno de su formación política tienen no pocas gentes que están plenamente de acuerdo (con matices decorativos) con el fondo de la cuestión.

La Proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género y características sexuales, y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales (ese es su nombre oficial en el BOCE) es otro misil más de la izquierda radical en la línea de flotación de  la sociedad, la familia y el hombre.

En próximas entradas ofreceremos un análisis detallado de las barbaridades que se proponen en la 58 páginas de la Proposición que ha sido redactada (confesión pública de los promotores) por un equipo de personas vinculadas al movimiento LGTBI.

Sirva esta entrada como un llamamiento a todas las personas de bien a manifestarse publica y privadamente si no quieren ver su patria convertida en una férrea dictadura informada por los inspiradores y difusores de las más siniestras ideologías emanadas de la nueva izquierda y sus adláteres más radicales.

No crean que es un hecho sin importancia, esta revolución es mucho más importante que la algarada catalana o la discusión del presupuesto o cualquier otra zarandaja administrativa similar. Hablamos del futuro de la humanidad. Hablamos de dejar en herencia una sociedad que niegue al hombre y se oriente al transhumanismo radical.

La ingeniería social comenzó hace décadas y ahora ha encontrado una situación de extrema debilidad institucional y social para imponerse y convertirse en la vertebradora de una sociedad sin libertad dónde la única visión sea la dictada por los enemigos del hombre libre religado a la creación.

La batalla por defender la libertad de creer y pensar, la libertad de expresar opiniones y acomodar nuestras vidas a nuestras propias convicciones basadas en el Derecho Natural, la tradición y la fe personal es la única batalla que no puede perderse, entregada esa bandera al hombre no le queda nada ya que habrá aceptado convertirse en siervo de una doctrina que niega la inmortalidad de su alma y cercena la fe en la redención.

miércoles, 1 de febrero de 2017

ANIMALISMO Y LIBERTAD

Vaya por delante que el que ésto escribe no es persona aficionada al circo y menos aún a los números con animales amaestrados. 

Desde mis primeras visitas infantiles al circo recuerdo el aburrimiento que me producían los perros danzantes y las cebras saltarinas. Los elefantes y leones no me producían excesiva impresión, no por ser infante de especial valor sino por las lecturas de las Sagradas Escrituras,  los almanaques de mitología griega, las Mil y Una Noches, Salgari y Verne, alimentos para la imaginación que le iban curtiendo a uno en la aceptación de los fenómenos de la naturaleza y el santo pavor al león de Sansón, a la Medusa y al tigre de Bengala que han ido moldeando el carácter del personal occidental desde hace unos miles de años.

Nos despierta hoy otra noticia que incide en el permanente liberticidio del que es víctima el contribuyente hispano.

Los políticos que dirigen los destinos de la Comunidad de Madrid se plantean prohibir el circo con animales, es decir el circo como se conoce desde hace milenta de años como dirían en La Mancha.

Las razones (aparentes) que se aducen están relacionadas con el maltrato animal. Pues muy bien, se trata de un argumento "cojonudo" cuya lógica serviría para cerrar bares y prohibir infinidad de actividades sometidas a licencia o reglamento (miles). 

La razón fundamental que creo se esconde tras este nuevo ataque a la libertad del personal consiste pura y simplemente en persistir en el ejercicio indiscriminado del pastoreo social y la cura de almas.

Las lumbreras que promueven esta medida, de manera consciente o inconsciente sostienen que el animal es igual al hombre. La bestia tiene los mismos derechos (no deberes, ya que el pato o el perro no pagan impuestos ni se dan de alta en el padrón) que el ciudadano Martínez y por tanto deben ser protegidos de cualquier clase de maltrato, incluyendo su confinamiento en jaulas estrechas o su reclusión en cercados sin el debido nivel de confort. 

Al amparo de esa doctrina antihumana cuyos máximos voceros son las asociaciones animalistas de ideología ultraizquierdista, se nos dice que el circo con animales es malo porque los circenses tratan al bicho fatal y lo someten a maltrato y vejaciones.

Vayamos por partes. Los espectáculos circenses con y sin animales están sometidos a la legislación vigente. Aquellos que ejerzan la actividad conforme a Derecho tratarán a los animales correctamente dentro de lo que se entiende correcto para un animal=bestia inanimada y obviamente no hombre (un animal no es una persona).

Aquellos que maltraten al animal actuarán fuera de la Ley y por tanto serán susceptibles de reprensión en la forma prescrita.

Superado el estrato puramente legal, está la cuestión de la LIBERTAD. El circo es un entretenimiento que gusta al personal desde hace miles de años. Los espectáculos con animales son tan viejos como la humanidad y si su vigencia perdura es por la aceptación que tienen entre un sector no pequeño de la población.

Manifestar que el adecuado trato al animal es algo deseable resulta innecesario en una sociedad evolucionada como la española.

Los animales de circo no son salvajes y se crían en cautividad con el propósito de ser amaestrados para la exhibición de sus habilidades. Ésto puede gustar o no pero no es razón suficiente para prohibir el espectáculo. Siguiendo esa lógica sería legítimo prohibir la exhibición de carnes flaccidas, canillas peludas, tatuajes por todo el cuerpo u otras cosas que a cierta parte de la población ni nos gustan ni nos parecen edificantes.

El problema de fondo es el desmedido deseo de atentar contra la libertad del individuo y la voluntad de imponer un modelo de vida.

El animalismo es uno de los movimientos más siniestros que ha alumbrado la post-modernidad ilustrada por la nueva izquierda. Sus postulados son erróneos de principio a fin y atentan contra la visión del humanismo cristiano que ha permitido el desarrollo de la civilización. 

El ansia de los poderes públicos en manos de la izquierda radical para moldear la vida de los administrados es sólo comparable a la pasividad de la falsa derecha de la careta y el inmovilismo. No se alzan voces que reclamen cordura ante un atropello mas que va minando el libre albedrío del contribuyente. 

Ni tabaco, ni toros, ni opinión independiente, ni praxis religiosa pública, ni tradición, ni folclore ni nada de nada que no sea la mediocridad vital, el sometimiento absoluto a doctrinas pestilentes que deshumanizan al hombre hasta convertirlo en un pelele silencioso, hiperconectado a una red de producción y consumo, un mundo de zombies callados que sirven al gran libertador.

Me dicen que los empresarios del circo suelen ganar sus pleitos en los tribunales, espero que siga siendo así y que los que disfrutan de sus espectáculos puedan seguir acudiendo en Madrid a ver a los perros sabios, las cabras videntes, las cebras saltarinas y el elefante que toca el trombón. A ver si adiestran a un mono para que aprenda a soltar tacos contra los liberticidas y se "cague" en el sistema...será una pruba más de que el hombre amaestra a la bestia.