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miércoles, 20 de septiembre de 2017

LAS VENTAS: más de lo miso. No hacemos sino recoger lo dicho por varios aficionados (entre ellos Domingo Delgado de La Cámara en el programa de Radio EsToros). Por supuesto la responsabilidad de lo escrito es sólo nuestra.

Las obras que al parecer se quieren hacer en la Plaza de las Ventas son una muy mala noticia para los aficionados a los toros. La plaza no necesita una reforma, necesita simplemente mantenimiento: arreglos puntuales, pintura, limpieza y eliminar ciertos adefesios que pretenden darle una aire discotequero.

En la plaza no se han producido, gracias a Dios, accidentes, incendios, se sale de ella con facilidad y rapidez.

La única razón para las obras propuestas es convertir definitivamente la plaza en una instalación multiusos, lo que permitiría explotarla al máximo, alojando en ella espectáculos ajenos a los toros: conciertos, motos, baloncesto… Esto con el fin de sacarle el máximo rendimiento económico. Nada que objetar a esa rentabilidad económica y a ganar dinero, siempre que no sean el motivo para desvirtuar completamente la función de un edificio concebido desde el principio para ser una plaza de toros, y no otra cosa. Es decir, la rentabilidad desde lograrse sobre el negocio de las corridas de toros que para eso sirve la plaza. La rentabilidad no puede ser el caballo de Troya con el que poco a poco se vaya cambiando el uso de Las Ventas. Sí, es cierto que desde hace mucho se dan conciertos en la plaza. Pero hasta hoy eso no afectaba a su fin esencial, ni a su estructura. Recordemos que en el diseño de la plaza participó directamente Joselito El Gallo. Ahora queremos enmendarle la plana, reduciendo el tamaño del ruedo, y eliminando más de 2.000 localidades, lo que lógicamente encarecerá los precios. Mucho mejor, más lógico y más de verdaderos aficionados a los toros sería calcular la rentabilidad, el rendimiento de la plaza en función únicamente de los espectáculos taurinos. El concurso organizado por la Comunidad de Madrid para adjudicar la gestión de la plaza, muy próximo a la subasta y rodeado de secretismos, es un verdadero despropósito, que no tiene en cuenta los intereses de la fiesta de los toros sino exclusivamente los de la Comunidad de Madrid, consistentes en sacar el máximo dinero posible aún a costa de aquello para lo que la plaza existe: la celebración de corridas de toros. Una Comunidad de Madrid gobernada por el PP que por supuesto es el responsable de todo el follón, de todas las oscuras maniobras. EL mismo partido que ha hecho lo necesario para prohibir el Toro de la Vega de Tordesillas, secundando las iniciativas liberticidas de los radicales de siempre, a los que nadie se opone. Y menos que nadie el PP. ¿Todavía se extraña de esto alguien? Pero sigamos: con la fórmula de la subasta –introducida por a CAM gobernada por el PP- no hay más remedio que explotar la plaza como sea para pagar lo comprometido y entonces surge la necesidad de modificarla para convertirla en espacio multiusos, afectando a las localidades, a su aspecto, tal vez a su sonoridad, a su dimensión histórica y quien sabe a cuantas cosas más.

En momentos en que los ataques a los toros son tantos, todo esto da muy mala espina y no puede haber ningún descuido. Las cuestiones de la seguridad y de la comodidad tienen sentido –en todo caso- cuando se llenan gradas y ruedo para otros espectáculos, no cuando la plaza se usa para lo que es. También se utilizan, seguridad y comodidad, como pretextos para ir sustituyendo el uso para el que se destina la plaza. Esto es como el pretexto para lograr el objetivo ques está detrás de todo el asunto: ponerse las botas nuestros políticos.

La Plaza de Toros de las Ventas es la plaza de toros más importante del mundo, pese a todos los peros que se le quieran poner. Es el lugar dónde toros y afición resisten atrincherados contra toda suerte de ataques, los que vienen desde dentro, y los que vienen desde fuera. Es la gran plaza de las 600.000 entradas vendidas en San Isidro y que no sólo no vive de subvenciones sino que da dinero, y mucho, a la Comunidad de Madrid. Es un monumento histórico, testigo de la historia de España, que incluso vacía, una tarde sin toros, produce emoción: por su perfecto diseño, por su coherencia arquitectónica, por su belleza, externa, pero sobre todo interior. Si la avaricia de Comunidad de Madrid acaba rompiendo el saco de la rentabilidad que puede proporcionar el espectáculo de los toros como tal será, claro, a costa de la fiesta de los toros y de los aficionados. ¿Pero le importa esto a un partido como el PP?

Para la Voz de Nava,
Genaro García Mingo

(fotografías de Poética de Sinforoso García Pote Limitada).

domingo, 27 de noviembre de 2016

Excursión I.


Para evocar el paseo por tierras del Duero de hace unos días, por la Tordesillas vallisoletana, por la Toro zamorana, haría falta contar, por ejemplo, con don Alvaro Cunqueiro, que buen conocedor de aquellas tierras lo haría a las mil maravillas, y sabría tejer la más fina de las telas literarias, con urdimbre hecha de la evocación de todo aquél mundo visitado. En Tordesillas la curva del Duero, los álamos de la ribera y, después de cruzado el puente, la vieja ciudad y enseguida, ¡las Claras! Si quiere usted dárselas de entendido local diga tan sólo ¡las Claras!, para referirse al Real Monasterio de Santa Clara, clausura de monjas clarisas que hoy es propiedad de Patrimonio Nacional. Viven en él todavía las Clarisas. La visita es deslumbrante. Desde sus terrazas se domina una vista sobre el río llena de sosiego. El río que lleva siglos pasando, forma amplísima y como gentil curva por Tordesillas, y se hace delante del monasterio más lento y recogido. El rio, las riberas, la vega. Por allí la Virgen de la Peña, dónde el pinar y la encina andan mezclados todavía, por allá el puente medieval de diez altísimos ojos, por dónde durante siglos ha bajado el Toro de la Vega, camino de la arena y del pinar. San Antolín, Santa María, Santiago, la plaza mayor, la casa del tratado, palacios, plazas, huellas todavía muy vivas de la MVY ILVSTRE, ANTIGVA, CORONADA, LEAL Y NOBILÍSIMA ciudad de Tordesillas que desde hace años viene sufriendo el más atroz y miserable acoso que se pueda imaginar, con motivo del torneo del Toro de la Vega. Si fuera necesario demostrar hasta qué punto nuestra época se ha hecho profundamente intolerante y falsa, haciendo plenamente suya la puritana hipocresía anglosajona, bastaría referirse al acoso y persecución sufrido por Tordesillas, a la forma en que se ha ofendido, perseguido, insultado y humillado a sus vecinos y con ellos a tantas otras personas, aficionados a los toros, conocedores y defensores del torneo o simplemente amigos de la vieja ciudad, aficionados a los festejos populares o a un mundo distinto al que nos quieren imponer por la fuerza animalistas radicales, violentos buenistas y medios de comunicación, de una vacío y falta de sustancia simplemente insoportables.

Pero si de la mano de don Álvaro quisiéramos volver al pasado, que es también nuestro presente en la medida en que puede servirle de fundamento, evocaríamos a los alarifes mudéjares traídos por Pedro el Cruel (o el justiciero, según) para levantar el originario palacio. Y como no mencionar a la deslumbrante María de Padilla, cuyo nombre por si sólo es motivo de ensoñación, inseparable del desdichado y terrible rey Pedro. La colección de pintura del Monasterio es riquísima. A través de las tablas flamencas llegaremos a los Reyes Católicos, a la reina Juana y al Tratado famoso en el que los monarcas ibéricos hicieron del mundo repartimiento. Desde aquellas alturas caemos en la Tordesillas de hoy perseguida por los sayones e hipócritas, por gentuza innombrable de la que se hacen eco y a la que corean unos medios de un nivel ínfimo, ante la indiferencia general. En otros tiempos, un motín con cien palos bien repartidos habría puesto las cosas en su sitio. Una nueva Fuenteovejuna. ¡Ganas no han faltado! ¡Que hubieran dejado que los mozos de Tordesillas se las entendieran con la horda taladrada antitaurina y se seguiría celebrando el torneo! Pero no, ahí ha estado la policía, para proteger precisamente a los agresores, a los que insultaban y escupían a la gente del pueblo, a los facinerosos de crestas de color y taladros en narices que en una curiosa y temible inversión de valores, son ahora a los que hay que proteger y a los que finalmente el Partido Popular de Castilla y León ha hecho caso. No pudieron con el Toro Vega ni el Papa ni Felipe II, tampoco lo logró el Generalísimo, en fecha más reciente. Han tenido que ser estos tiempos tan fatuos y mediocres, de los que esta historia es un símbolo, los que impongan la tiránica voluntad de unos (minoría o mayoría, tanto da) a un pueblo en el que la discusión no estaba ni siquiera planteada.

Plaza Mayor de Tordesillas.

Rincón


El Río


 El Duero desde Las Claras...


Portón de entrada, empedrado, parra.

El Toro.

lunes, 1 de agosto de 2016

CANO


Ya saben que ha muerto Cano, el fotógrafo taurino. Ciento tres años. Parece que se le conocía cariñosamente como Canito, pero a nosotros nos gusta más lo de Cano, que es más serio, de más empaque. Así es como firmaba sus fotos. Descanse en paz. De fotógrafos taurinos nos habló en su día el dueño de Salvador. No es que le conociéramos, ni tuviéramos especial trato con él. No vamos a darnos pisto. Es que era amable y aficionado a la tertulia, dos grandes cualidades, y como éramos la última mesa de la hora de comer de un viernes, a la salida nos entretuvimos un poco y le preguntamos cosas. Ya se daría él cuenta de que lidiaba con unos novatos, pero no por eso dejó de atendernos. Entre otras cosas hizo una referencia a la fotografía taurina como profesión, comentando que “claro, hoy en día que cualquiera en la plaza te saca una foto decente, eso se ha terminado. Como profesión me refiero. Yo a algunos que vienen por aquí pues les sigo comprando, tengo montones, no me caben ya. Es por echar una mano.” Algo sí fue lo que nos dijo. Lo que teníamos que haber hecho era pedirle permiso para volver a sentarnos, pedir otro café, pedirle a él que se sentara con nosotros, cerrar el local, encender un cigarro grande, y luego charlar. Pero si no recuerdo mal algún prisucas debía de haber en el grupo, alguno de esos que se sorprenden de que se hable con la gente; uno de los que atienden todo el tiempo el móvil y, si no, lo miran ansiosos de reojo; uno de los que se extrañan de que se siga acudiendo a la plaza de toros y en el momento asegura, todo ancho y pelele, que los menores no pueden entrar, que no es para ellos espectáculo tan fuerte o que se aburren; uno de los que viven como encerrados en la manga de los corrales, corriendo todo el tiempo ciegos hacia los chiqueros, para acabar encajonándose en los más entecos y estrechos horizontes, reduciéndose a la condición de becerro productor. Un gilipollas vamos. Pero el gilipollas debió de tirar del carro porque tenía mucha prisa, muchas cosas que hacer, porque le habían puesto hora, porque vaya usted a saber. Y los demás, más bobos entoavía, le seguimos. Y luego el Sr. Blázquez se murió. La muerte de Cano coincide con un año de presagios regulares para los aficionados a los toros: continúa el mono encaste y se sigue podando inmisericorde la variedad de la cabaña brava; las alternativas a lo de siempre, Victorino, Adolfo, parece que han iniciado una evolución, fruto sin duda de la presión ambiente, hacia algo más manejable. La desgraciada muerte de Victor Barrio es obra de la cornada de un toro de origen Santa Coloma, lo que no hará sino marginar un poco más a esta línea de Vistahermosa. Las terribles cogidas en las novilladas veraniegas de Las Ventas parecen indicar (lo decimos con toda prudencia) una pésima preparación de los novilleros, poco puestos, poco placeados, mentalizados para el toreo moderno, con el toro de vaivén que vacía las plazas porque es aburrido y tiende a ser, además, feo. Y finalmente, para rematar, la proliferación de los indultos –en días pasados a un toro de Victorino y a otro de Adolfo, precisamente- que es casi el peor de los síntomas, porque revela que el público ya no sabe lo que son los toros ni a lo que se va a la plaza. Esto está en perfecta sintonía con la prohibición de matar al Toro Vega, perpetrada por el PP de Castillo y León que esperamos que por fechorías como esta se lleve su merecido y que allana el camino a todas las persecuciones. Aunque los síntomas apuntados parecen indicar que las amenazas a la Fiesta provienen más bien de su propia evolución que del acoso exterior.  Pero bueno. Ya se sabe que desde el comienzo de los tiempos, los Toros han estado siempre en crisis. La afición aguanta y la juventud parece que se arrima. Trataremos de acudir a Bilbao en unos días a ver a Ureña con los Victorinos.
A.B.

Cano con el actor Heston.

jueves, 19 de mayo de 2016

A LA CARRERA, EN DEFENSA (POR SUPUESTO) DEL TORO DE LA VEGA Y DE TORDESILLAS.


Una vez más nos viene del mundo público esa extraña y desasosegante sensación de acoso que produce en el ciudadano una clase política gris y mediocre a más no poder, alejada de la realidad social, encerrada en obsesiones y sectarismos que le son propios, dónde unos pocos, bien apoyados por medios de comunicación en su mayoría al servicio de la política (por el juego de la subvención, apoyo y dependencia económica) arrastran a los demás en un torbellino artificial pero que tiene efectos reales. Tenemos por un lado lo más grave: la justificación del terrorismo, las maniobras para presentar lo sucedido (los cientos de asesinatos a sangre fría) como si no hubiera sido nada y legitimar la presencia de todo el entramado etarra en las instituciones, el progresivo y acelerado desmoronamiento del Estado de Derecho en todos sus aspectos. Por otro lado, y muy relacionado con lo anterior la marea sectaria antitaurina, que ha hecho de su fobia a los toros estandarte de una forma de ver al mundo totalitaria, los fascismos y comunismos de entre guerras resurgiendo camuflados detrás de la ecología, la salud y el buenismo. El sentimentalismo irracional como guía de un mundo que ha perdido sus fundamentos, sentimentalismo ovino al servicio del poder que lo promueve.

 

Con la prohibición de matar al Toro Vega en Tordesillas aprobada por la Junta de Castilla y León, da comienzo la carrera final hacia la prohibición de las corridas de toros en toda España. Los remilgados que ponen caritas y hacen pucheros cuando del Toro Vega se trata, pretendiendo a la vez defender las corridas de toros, no se dan cuenta de que son el amigo idiota que abre el camino y lo allana para que la secta camine a su gusto y nos vaya imponiendo ese mundo asqueroso que han diseñado. Un mundo asqueroso, hecho de simplezas, manipulación y mentiras y por supuesto de la más profunda incultura del más profundo catetismo, cuyos hilos manipulan grandes intereses internacionales localizados fuera de España (véase la Fundación Franz Weber, con sede en Suiza), sin que aquí consigamos reaccionar, porque las instituciones públicas no representan a nadie, porque la desconexión entre sociedad civil y partidos, entre sociedad civil y clase política es completa.

 

¿Y quién es el promotor de la reforma legal que prohíbe celebrar el Toro Vega? El Partido Popular, por supuesto, no podía ser otro. No tenemos palabras para calificar a esta gentuza. Mariano y su pandilla son algo verdaderamente repugnante, de una mediocridad tan sólo superada, no por la izquierda (que a la izquierda están todos, incluido el propio PP), sino por lo que queda del PSOE.

 

Porque como es lógico, prohibir que se mate el toro es prohibir que se celebre el torneo que sin muerte del toro no existe. Y ahora, a fondo a por las corridas de toros, si no acaben antes por sí mismas: por las figuras descastadas, por el toro artista que no es toro, por el público manso y ridículo que dice bieeen en lugar de olé y pide indultos a tontas y a locas, que regala orejas, que se pone ciego en los tendidos y ha olvidado todo lo que sabía.

 

Y más tarde, la secta totalitaria, con el pretexto que sea (por ejemplo, la salud), irá a por lo que se tercie, siempre que sea alguno de los elementos que han conformado tradicionalmente la cultura occidental: la libertad individual, la propiedad privada, la religión católica, la familia, etc. Cuanto todo esté consumado y humeen las ruinas, vendrán el llanto y el crujir de dientes, y habrá que levantarlo todo de nuevo, y lo levantarán los mismos de siempre. En fin lo dejamos aquí para no cansar al lector. Hay que reaccionar, esta es nuestra primera reacción pero tenemos que hacer más.

martes, 15 de septiembre de 2015

Me voy al Toro de la Vega...

Me voy con el fotógrafo a Tordesillas al Toro de la Vega. Caliéntate las lentejas.
Mensaje de Celestina de Castro a su marido Pedro Varela.
Citado por André Viard en el número 30 de Tierras Taurinas.

El Toro de la Vega se ha celebrado de nuevo esta mañana de martes. Según relata André Viard en el número de Tierras Taurinas citado, en 1992 Celestina y Pedro acudieron al Toro de la Vega por separado, y los dos fueron cogidos aquella mañana por el toro. Ella con cincuenta y siete años, de Vadillo de la Guareña, y el con setenta y tres de Alaejos. El toro se llamaba Palomero y el lugar de la cogida, Corazón del Cristo. ¿Y el fotógrafo? ¿Sería Paquillo el fotógrafo que en paz descanse? Estamos seguros de que si. De Paquillo el fotógrafo y de la foto que nos hizo en la vega de Tordesillas, un martes como este hace muchos años, nos acordamos ahora. 
Les remito a Tierras Taurinas para más detalles. Merece la pena enterarse de como, por ejemplo, en 1993, Bonito, del Cura Valverde, fue declarado vencedor del torneo e indultado después de tres horas de pelea en la que cuatro lanceros fueron heridos con cornadas graves. El torero Roberto Domínguez fue uno de los que recomendó el indulto para evitar males mayores.

Las citas anteriores, elegidas un poco al azar, sólo pretenden ser una muestra pequeña de lo que el Toro de la Vega representa, mucho más que la imagen deformada y malintencionada que del torneo proyectan los medios. Pero no vamos a detenernos a valorar el torneo ni a analizarlo. Es algo que ya se ha hecho, queremos decir que se ha hecho de verdad, estudiándolo. Vamos a volvernos, como el toro, hacia los medios, a soltar alguna cornada.

Las manifestaciones contra el torneo del Toro de la Vega que se ha celebrado esta mañana en Tordesillas, promovidas por grupos de los llamados animalistas, junto con la extrema izquierda radical y antisistema de toda condición, producen verdadera repugnancia, provocan náuseas, dan verdadero asco.

Lo que opina sobre el Toro Vega el jefecillo del PSOE, el Sr. Sánchez, nos da más asco todavía. Tiene el mismo valor que el resto de sus opiniones y como todo lo que de él proviene un sonido hueco, de gran vacío. Es un auténtico mentecato. Del lado PP silencio, no vayan a tener que pronunciarse sobre nada, ni demostrar principio o creencia alguna. La cosa es no mojarse. Que horrible será el mundo cuando triunfe toda esta gente de manera completa.

La forma en que los medios de comunicación tratan el asunto del Toro de la Vega, además de asco y náusea, da una idea del nivel del periodismo, y de la imbecilidad colectiva que en Europa está alcanzando, en este como en otros temas, niveles nunca imaginados.

Para hablar de algo, lo suyo será informarse primero. Más aún cuando además se pretende informar a los demás. Pues nada. La información brilla por su ausencia, sustituida por la demagogia partidista. Hemos visto la foto de un jinete recortando al toro en la arena, explicada con un comentario que indica: jinete intentando matar al toro. Si se observa la foto, puede verse que la lanza apunta al cielo. Es decir, el jinete no ha tirado una lanzada, sino que utilizando la lanza como una garrocha está tratando de encelar al toro, probablemente para sacarlo de la arena. En la foto, además, no se aprecia herida alguna. Así de rigurosa es prácticamente toda la información sobre el tema. Se insiste en los cientos de caballistas dispuestos a matar al toro, ignorando que las reglas del torneo impiden lancear al toro desde el caballo y que sólo puede ser acometido a pie, por un lancero a la vez, que deberá acercarse respetando determinadas reglas. El toro suele morir con la primera o la segunda lanzada. En la prensa ninguna información salvo el año en que comienza a celebrarse el torneo…mil quinientos y pico. Pero nada más. Ojeamos el periódico El Mundo, dónde se comenta el asunto con la superficialidad referida y se publican además chistes ofensivos, criticando, por supuesto, el torneo. Por supuesto, se concede protagonismo máximo a la gentuza: cabezas rapadas, taladros, aire patibulario.

Como no es posible comentar toda la prensa nos vamos a limitar a glosar el artículo publicado en www.libertaddigital.com por Nuria Richart, colocado desde hace dos días de manera destacada en la página web de este medio digital. Conocemos a esta periodista porque realiza para Libertaddigital una serie de videos sobre bibliotecas. Entra cámara en mano en casa de alguien, periodista, escritor, colaborador o no de la empresa, y nos da un paseo por la biblioteca de turno, en amena charla con el dueño que enseña sus libros y los comenta. Un pequeño programa estupendo. Nuria Richart no suele escribir artículos de opinión. Y a la vista del que se refiere al Toro de la Vega que comentamos, no nos sorprende. Sí que nos sorprende que el único artículo sobre el tema sea el suyo, tan ínfimo como destacado. ¿Está perdiendo ese medio toda sensatez?

Empecemos por el título: La diversión del Toro de la Vega. Esto ya da idea del sesgo que tendrá el artículo y de la perspectiva con la que se escribe, el tonillo. Vamos que nos van a dar un azote, nos van a tirar de la oreja por ser malos y poco sensibles. Nos va a dar unas lecciones la maestra, maestra de moral, sensibilidad e indignación. Una pena que no lo sea también de rigor. Y lo digo porque, para arrancar, nos encontramos con un par de frases que aluden a los derechos de los animales. Ni el Toro de la Vega es una diversión, ni los animales tienen derechos, lo que no significa que no puedan ser protegidos. Por otra parte, hay que dar gracias, con la falta de rigor nos hemos librado de la estricta gobernanta anglosajona, de látigo y tacones acerados. Por lo menos eso.

El Toro de la Vega es una tradición, no una diversión. Es decir, los vecinos de Tordesillas y los visitantes que acuden para participar en el torneo o verlo desde una prudente distancia, lo que hacen es conmemorar y perpetuar un hecho original considerado admirable en su momento y digno de ser recordado. “Según algunos investigadores, el origen del torneo podría retrotraerse al año 1355, cuando Pedro I de Castilla, debido a la alegría que le causó el nacimiento de su hija Isabel, por Real Ordenanza, decretó que los torneos que se venían celebrando en el recinto de las plazas, lo fueran en lo sucesivo al aire libre, terminando la justa con el despeñamiento de un morlaco, distinguiéndose, más tarde en este peligroso juego el Condestable de Castilla D. Álvaro de Luna, durante el reinado de Juan II.

Sin embargo, la primera referencia escrita en la que se mencionan toros en la Vega aparece en el año 1534 en el libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Santiago Apóstol de Tordesillas, en el que se lee: “tubo sus festexos de toros, con dos toros por la mañana a la Vega y seis por la tarde”.

De las ordenanzas que regulan el torneo, merece la pena destacar los artículos siguientes:

Art. 28.- El alanceamiento del toro, deberá ser a cuerpo limpio, sin ningún tipo de engaño y en la salida o huida del lancero no deberá haber ninguna defensa u obstáculo artificial que beneficie al lancero para su posible cobijo.

Art. 29. – Se intentará el orden en la lidia, respetando al primer lancero que haya osado alancear al toro. El vencedor será el que procure al toro la lanzada más certera, valiosa y grave. Siempre bajo la idea de que lo más importante es la calidad y no la gravedad de dicha lanzada.

Art. 30. – Queda terminantemente prohibido alancear premeditadamente al toro con el fin de no matarlo, sino mermarle sus facultades físicas. Si así ocurriera, el jurado emprenderá las medidas necesarias sobre dichos lancero.

Por otra parte, acudiendo a un libro de teoría jurídica, un compendio de derecho civil básico, el famoso de Manuel Albaladejo, podemos leer en su página 35 lo siguiente: “Concepto y clases de persona. Personalidad es la condición de persona. Capacidad es la condición de capaz. Jurídicamente es persona todo ser a quien el Derecho acepta como miembro de la comunidad. Tal aceptación lleva consigo la atribución de la aptitud para ser titular de relaciones jurídicas, o, con otra expresión, de derechos y obligaciones (capacidad) Y puesto que es la persona (a toda persona y solamente a ella) a quien el derecho concede capacidad, también la persona puede ser definida como ser capaz de derechos y obligaciones.” ¿Hace falta glosar lo anterior o se entiende por si sólo? El toro de lidia puede protegerse, de hecho sus grandes protectores son los ganaderos que lo lidian y los aficionados a los toros, sobre todo la parte más pendiente del toro, pero el toro de lidia no es persona, no es titular de derechos ni de obligaciones.

Es decir, mucha indignación, pero hay que volver a estudiar. Luego llegan las afirmaciones categóricas y los juicios de valor: se tortura por diversión. Esto se afirma la señora Richart, sin más. Nada de intentar demostrarlo. ¿Para qué? si luego el artículo va a apoyarse en la doctrina emanada… ¡del tío de Spiderman! Literal. Esto es lo que nos dice la indignada: Como le decía su tío a Spiderman "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". ¿Podrá un lector benevolente atribuir la cita a una fina ironía? Tal vez un asunto tan polémico y de tanta actualidad merecería un esfuerzo un poco mayor.


No vamos a aburrirles con más citas. Siguen luego las generalidades, las vaguedades, incluso los tacos, suponemos que para darse un aire desenfadado, llano, francote. Siguen los insultos a España, países de cafres totalitarios, según la señora Richart. Los progretas campeando en Libertaddigital. Luego nos tutea la señora y tiene el rostro de quejarse de que somos país esquizofrénico, de pocos matices, sin términos medio. Hace falta tener poca capacidad autocrítica. El resto del artículo es dantesco. Se atreve a mentar los toros y a pedirnos a los aficionados que condenemos el torneo. Ni Zapatero. Tenemos en el artículo de esta señora un poco de todo: complejo de superioridad moral, buenismo, Franco, los amigos de los Estados Unidos, el lancero que acorrala al toro cruelmente y sediento de sangre, la preocupación por la humanidad, la sociedad a la que ella quiere pertenecer, moderna se entiende. No hace falta decirlo. La de las instalaciones de Damian Hirst, tiburones en formol, la de Rita Maestre, asaltando capillas, la de las exposiciones de cadáveres convertidos en plastilina, etc. No falta de nada. Tratándose como se trata de un artículo que se pretende analítico toca todos los palos, de manera superficial, frívola y ayuna de todo fundamento. ¿No lo ha leído nadie antes de publicarlo? En definitiva, si esto es un ejemplo de análisis sobre el Toro de la Vega en un medio como Libertaddigital, imaginen el resto. Algo positivo tiene esto. Si alguien con un poco de sesera tenía alguna duda sobre si defender o no que el torneo se celebre libremente, el artículo de la Sra. Richart le habrá decantado definitivamente a favor del TORO DE LA VEGA, que por muchos años se celebre.

VIVA EL TORO DE LA VEGA Y VIVA TORDESILLAS

POR SI NO HA QUEDADO CLARO, REPETIMOS:


¡¡VIVA EL TORO DE LA VEGA Y VIVA TORDESILLAS!!