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martes, 16 de enero de 2024

Tiorras y tiorros. Pipa. Un extracto de los famosos cuadernos de A. Bergamota.

Homenaje -modesto- a E.P. Jacobs.
 Dice mi amigo Genaro que no hay nada más destructivo para la relación entre un hombre y una mujer que descubrir que el otro es simplemente tonto, sin más. Sabe mucho Genaro y ha descubierto alta tontería en toda una larga fila de tiorras que forman disciplinadamente en su ajetreado pasado. Todos esperamos que la actual se revele de una vez por todas tan inteligente como curvilínea. Genaro es difícil. 

Vi en París un día a un señor de excelente pinta, tal vez de mi quinta, que yo ya soy como no me veo, con pantalones de pana de un verde encendido de magnífico paño, sacudir la pipa sobre el talón de un magnífico zapato izquierdo. Un gesto de Maigret, civilizado, antiguo. Como la tienda de pipas del palacio real, que en francés se escribe Palais Royale. Hay gente que presume de idiomas. ¡Cuántos bofetones se pierden!


martes, 8 de mayo de 2018

EL PELAGATOS RABIA (una de cigarropipismo). Cortesía comos es habitual de Calvino de Liposthey.

[Una nota sobre tabaco extraída del dietario del gran polígrafo custodiado por el señor Liposthey.]

Todos los fumadores de pipa, inconscientemente, aprietan las nalgas al fumar porque tienen el secreto temor de que venga alguien y con la pipa les haga cierta cosa nefanda.



Cuando el pelagatos enciende un habano y a la tercera calada se da cuenta de que no quema parejo, se enfada. Mira el cigarro, sopla sobre el pie del tabaco tratando de extender la combustión hacia la parte que no se ha encendido. Se disgusta, se impacienta. Enseguida asegura que el cigarro está mal fabricado, que no ha sido bien torcido. Habla de castigos ejemplares. Es posible, a veces, que exista un pequeño nudo que afecte a la combustión porque impide que el tiro abarque todo el cigarro. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la culpa la tiene por supuesto la impaciencia del pelagatos que no se toma las cosas con calma ni presta atención al momento importante que es encender. Varias soluciones son posibles: el vecino del pelagatos puede sacarse del bolsillo de la chaqueta unas gigantescas tijeras, de esas de sastrería, y con un golpe rápido y seco, procurando no llevarse las narices del energúmeno, cortar el cigarro del pelagatos por la mitad, si es posible más cerca aún de la cabeza del puro, es decir de los morros del quejica. Esto se debe hacer con rapidez y una sonrisa fría, soltando la frase siguiente: Ya verá usted como ahora todo va mejor. Y no se queje más por favor.

Una alternativa también violenta seria levantarse, quitarle al pelagatos el cigarro de la boca y tirarlo al suelo para a continuación pisarlo con rabia infantil. ¡Ya verá como ahora no tiene problemas de tiro!

Más señorial sería acercarse con educación y ofrecer al atroz sujeto que abandone el puro que no consigue fumar correctamente y que elija uno de nuestra gran petaca de cuero de Rusia generosamente tendida. Sin que por supuesto este gesto pueda dar pie a tuteo de ninguna clase. Le pediremos a Herminio que lo encienda para el señor. No, no proteste, Herminio lo hace como se hacía antes, algo que veo usted desconoce. Herminio encienda el cigarro. Herminio acerca la llama al tabaco, lo mece suavemente y cuando se produce el humo con rapidez corta la perilla y se lo tiende al pelagatos asombrado, para que este tire del cigarro hasta asegurar el encendido definitivo.
Pero de todas las soluciones, sin duda la mejor es enseñar al pelagatos a encender el cigarro correctamente.

lunes, 20 de marzo de 2017

Pipismo psicodélico y otras ilustraciones alrededor de la pipa de fumar.

Y además, de regalo, imagen de personaje grueso y refinado que no fuma. Todas las ilustraciones de pertenecen a la colección Cepo Gordo, en depósito en la Fundación Tato, dónde se exhiben las obras en aclamadas exposiciones temáticas temporales.


1. Pipismo psicodélido




2. Pipas de escaparate.




3. Gordo refinado, que mira de lado.




4. Varios, incluye a Daumier, Genaro García Mingo Emperador y Luna Inglesa.








sábado, 8 de octubre de 2016

PIPISMO (silva de varia lección).


Varia de pipismo.

Entre las cartas recibidas animándonos a volver a distribuir Cepo alguna contenía sugerencias de posibles temáticas cepogordistas. Una de ellas quería algo así como historias de una pipita cerda. Esto es intolerable, y como es lógico la carta con tan fea sugerencia ha ido a parar al tacho, al cubo de la basura vamos. Sin embargo la cuestión pipista, a secas, siempre es sugerente y damos a continuación algún material selecto, y tabién disperso, aprovechando que con la llegada del otoño, la pipa parece recuperar un lugar más natural, más sereno, entre los hábitos del fumador. Empezamos.

Pipa antigua.
La carga de caballería que decidió la batalla de Rossbach dio comienzo con un gesto ciertamente teatral, a la par que simbólico. El general prusiano Seydlitz para dar la señal de lanzarse al galope lanzó su pipa encendida al aire. No hizo falta más. El gesto podría glosarse largamente. Imaginemos al soldado fumando a caballo, en silencio, esperando el momento. Detrás de él, los regimientos formados esperando la orden que no ha de tardar. Es noviembre y hace frío. Las volutas de humo blanquecino apenas se distinguen sobre el cielo lechoso de aquél día y el olor del tabaco se mezcla con el de los animales inquietos.  Etcétera. Era el año de 1757. Sin necesidad de extenderse, no hay duda de que llega sin dificultad al corazón de todo cigarropipista. Damos a continuación dos imágenes del célebre momento, tomadas del óleo pintado por el pintor romántico Anton von Werner.

Pipa contemporánea.
Más cercano a nosotros, y desde luego no se trata de un terrible prusiano, el escritor John Le Carré enciende su pipa, de lado.






Colección particular.
A continuación, bonitos dibujos alusivos al arte del fumeque pipista, cedidos graciosamente por un coleccionista que nos pide que no divulguemos su nombre. Le preocupa que intenten robarle, hay mucho apache suelto.

Honoré

El cepogordismo es ciertamente devoto del gran Honoré. A continuación, pipistas de Honoré Daumier.



Lobo de mar.

Para finalizar un pipista de la Armada, que podrán ver ustedes si se acercan a nuestro Museo de la Marina. Me indican que hay uno parecido en la sala de la Marina del castillo de Moulinsart.

 

  • Aunque el calor no se va, lo cierto es que ya está aquí la luz del otoño.
  • ¡Pero hombre! ¡Por favor! Califique hombre, califique. Diga por ejemplo: ya está aquí la suave luz otoñal, la dulzura otoñal que todavía…
  • Gilipollas. Ya está calificado.







jueves, 7 de julio de 2016

HABANOPIPISMO

En la mayoría de los casos, el cepogordismo suscita terribles reacciones, es una constante fuente de polémicas y nos pasamos el día eliminando agresivos comentarios y quemando cientos de cartas incendiarias, que lógicamente arden con suma facilidad.

Sin embargo, en contadas ocasiones recibimos mensajes de otra naturaleza, de otro nivel, en verdadera sintonía con el más egregio espíritu cepogordista, incluso si de disentir o simplemente de matizar se trata. Esto es lo que ha sucedido en el caso de la breve entrada pipista (que no pipera) publicada ayer. Damos a conocer, para el deleite de nuestros lectores, la breve y luminosa carta que comentando dicha entrada acabamos de recibir.

Sr. Cepogordista,
Por favor explique a sus correligionarios cepogordistas (si le parece oportuno; no pretendo intervenir en la línea editorial de su excelente publicación) que "la lentitud, la languidez, el tiempo suspenso" son precisamente lo característico de la pipa, para no entrar en disquisiciones históricas sobre si la pipa se difundió en Europa antes o después que el cigarro de tabaco puro, para lo cual carezco de bagaje.

(Otra cosa es que la pipa sea más versátil, porque se puede disfrutar incluso paseando --una especie de pequeña y ridícula superioridad que no estoy dispuesto a comentar porque opino, con fuerte convicción, que la disposición competitiva y polémica es intrínsecamente incompatible con el sosiego filosófico que se requiere para disfrutar correctamente del tabaco).

He sido fumador de pipa varios años, y después de cigarros, tabacos y puros (depende de la localización geográfica), durante bastantes más. Ahora ya llevo muchos (años) retirado de todo ello --como sin duda sabe-- y no soy en absoluto beligerante. Pero todo tiene un límite. Amicus Plato, sed magis amica veritas.
Un gran abrazo
A.


miércoles, 6 de julio de 2016

Pipismo crítico.

La Pipa. La cuestión de la pipa no es el habano, ni mucho menos. En la pipa priman sin duda la belleza del gesto y del objeto sobre el fumar. Belleza, estética, gesto, no es poca cosa. Pero fumar, fumar, el habano. Porque el habano tiene como supremo atributo, la lentitud, la languidez, el tiempo suspenso.

jueves, 20 de febrero de 2014

CIGARROPIPISMO: nueva seccion técnica. CAPÍTULO I: HIGIENE DE LA PIPA.

A la espera de recibir más noticias de la Fundación Tato, Cepogordo no quiere detener su promoción del cigarropipismo. Para estrenar esta serie de entradas más técnicas hemos acudido a los trabajos de un sabio extranjero que vive retirado y rara vez se deja ver. Alrededor de su retiro se han tejido toda suerte de leyendas, que si vive entregado al cuidado de una anciana tía de la que espera heredar, o entregado -una modalidad distinta de entrega- al desenfreno de una hetaira que le arruina. Se trata en todo caso de rumores a los que no daremos difusión. Dudamos además de que nadie tenga información fidedigna pues nadie le ve, nadie le ha visto en años. Nosotros nos comunicamos por carta y todavía nos asombra haber recibido contestación. Por el texto que verán el viejo está en forma. Uno de los grandes especialistas actuales, uno de los popes del cigarropipismo contemporáneo. Uno de los alicientes de esta serie será el ir publicando, además de los extraordinarios textos del sabio, toda una galería de las apariencias que se le atribuyen o que se le han ido atribuyendo a lo largo del tiempo, como a un profesor Moriarti del cigarropipismo, de textos certeros y personalidad enigmática. Les dejamos con el profesor J. Z. Fox (Jetró Zabulón Fox), no sin antes una advertencia. Puesto que traducimos los textos del idioma nativo del profesor J. Z. Fox, puede haber giros que sorprendan a nuestros lectores o alusiones a determinadas cuestiones más propias de un entorno cultural algo distinto al nuestro, que desconcierten al cigarropipista ibérico (como botón de muestras ciertas alusiones a la ducha en esta primera entrega). Les dejamos con el profesor Fox, apodado por sus compañeros de fumada ibérica, en tiempos, antes de su misteriosa volatilización, "Cazoleta".

NOTA PARA LA HIGIENE DE LA PIPA, por el profesor J. Z. Fox.

La RAE, en su primera acepción, define la pipa como:

“Utensilio para fumar, consistente en un tubo terminado en un recipiente, en que se coloca y enciende el tabaco picado u otra sustancia, cuyo humo se aspira por el extremo de la boquilla del tubo.”

La pipa requiere un mínimo de cuidado, su limpieza es necesaria para poder disfrutar del tabaco que se quiere fumar. Cada maestrillo tiene su librillo y todo en la vida es experimentar, los hay que no la limpian porque: “limpiar la pipa es como hacer el amor después de la ducha”, como se ve cada uno sigue su instinto y preferencias.

Hay dos tipos de limpieza que son básicas y una tercera, para viejos lobos de mar, con las dos primeras es suficiente.

1ª.- Comienzo o fin de la fumada.- La defino así porque se puede llevar a cabo antes de empezar a fumar o al terminar. Lo suyo es hacerla nada más terminar la fumada, previo reposo de la pipa en frio.

Hay que limpiar con una escobilla, la caña y la boquilla. Así se eliminan los restos de saliva-alcoholes y la nicotina. Si  da mucha pereza  se puede hacer cada dos o tres fumadas, depende de la sensibilidad del fumador a la nicotina y al aroma de la labor.

La boquilla exterior se puede pasar bajo el agua, ojo deberá de quedar completamente seca, para evitar que la pipa tenga humedad y la fumada sea desagradable. Los puristas no lo recomiendan porque se oxida la boquilla y adquiere es tono blanquecino. Puede dar un poco de aceite de oliva para que recupere el color, reitero no se fuma el aceite de oliva, tenga cuidado.

2ª.-  Una vez a la semana o cada 15 días: hay que limpiar la cazoleta, donde se deposita la labor que será fumada. Es una tarea delicada, que se hará con un escariador,  no  hay que eliminar toda la capa de carbón de la cazoleta, so pena de quemar la pipa.
Esta limpieza es fundamental para que la pipa no coja mal sabor - acumulación de la capa de carbón de diferentes labores-,  y que la cazoleta mantenga su capacidad de carga.

La limpieza de la cazoleta se llevará a cabo en función del uso que se dé a la pipa y de la mezcla de las diferentes labores que se vayan a fumar.

Otros fumadores, para mantener el interior de la cazoleta limpia, pasan en su interior  un pañuelo de papel,- impregnado o no en alcohol. Desaconsejo limpiar el interior de la cazoleta  muy a menudo  con alcohol,  se corre el riesgo de estropear la cazoleta.

3ª.- Limpieza Anual.- Si al fumar su pipa nota que  siempre tiene el mismo sabor, aunque cambie de tabaco, use esta técnica de limpieza, antes de tirar la pipa. No la he probado, así que no puedo garantizar su resultado.

Hay que eliminar de la pipa los aromas y olores acumulados, para ello, se llena  la pipa de sal fina y se  añaden unas gotas de alcohol, que empapará la sal, se deja reposar entre 24 horas y 48 horas.

El alcohol deshace la nicotina, que es absorbida por la sal y esta  adquiere un color marrón.

Una vez vaciada la sal, puede volver a fumar su pipa como si fuese nueva.

[Continuará]

jueves, 21 de febrero de 2013

PIPISMO

Reflexionaban Tato y Alcides sobre altas cuestiones, mientras Doroteo ponía al día su correspondencia, abriendo los elegantes sobres de la Sociedad Heráldica con una fina daga a modo de abrecartas.

- La cuestión de la pipa no es el habano, ni mucho menos. Así de sentencioso empezó Alcides, para continuar de esta manera:

- En la pipa priman sin duda la belleza del gesto y del objeto sobre el fumar. Belleza, estética, gesto, no es poca cosa. Pero fumar, fumar, el habano. Porque el habano tiene como supremo atributo, la lentitud, la languidez, el tiempo suspenso.

Tato, en lugar de replicar, le siguió el juego: 

- La pipa es más acida, requiere más atención, es más femenina y por tanto más nerviosa, apenas puede estar tranquila, requiere atención, exige cuidados, quiere protagonismo, se apaga caprichosamente. Es aromática, es ligera, ingrávida, tiene un punto de inconsistencia y romanticismo, la búsqueda del gesto, la pose antigua, la brevedad también. Fumar una pipa es, siempre, recordar a mi tío C., que la fumaba de brezo, sujetándola en un lado de la boca, mientras hablaba por el otro, con la pierna cruzada, el gesto pausado y airoso, la pierna cruzada, calzado de alpargata veraniega y pantalones claros, bigote, alta nariz. ¿Cómo transcribir aquí el recuerdo de su voz que todavía oigo?

Y es aquí cuando los dos echaron a andar para dar un paseo de esos, al caer la tarde.