Mostrando entradas con la etiqueta borrachos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta borrachos. Mostrar todas las entradas

miércoles, 1 de marzo de 2017

BORRACHOS


En su Discurso a las Juventudes de España, Ramiro Ledesma Ramos se refiere varias veces a los asalariados como a algo residual, si no lo más bajo de la sociedad, casi. No es que se pronuncie expresamente sobre ello, sino que es algo que se desprende de forma natural de las páginas de su extraordinario libro. Veamos un ejemplo (los subrayados son nuestros): Si las juventudes angustiadas y sensibles a las desgracias de España emprenden una acción enérgica en pro de su fortaleza y liberación, tienen que buscar con más insistencia que otros los apoyos y colaboraciones de una parte —lo más amplia que puedan— de la clase obrera, de los asalariados, de los pequeños agricultores y, en fin, de esa masa general de españoles en constante y difícil lucha con la vida.


Ya ven ustedes. En otra parte del libro se vuelve a insistir en un tratamiento parecido, al decir: (…) Y más aún, no se trata sólo de asalariados, de proletarios. El paro amenaza hoy asimismo a zonas inmensas, pertenecientes a las clases medias, y se agudiza cada día con caracteres más graves en las juventudes.


Obsérvese al asalariado asociado al proletario y de alguna manera considerado como no perteneciente a las clases medias. La primera edición de Discurso a las Juventudes de España es de 1935.


Con otros matices y desde otra perspectiva, Hayek, el economista premio Nobel, uno de los padres del moderno liberalismo, viene a coincidir con el fundador de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, las JONS, asesinado en 1936, en las tapias del cementerio de Aravaca.


Lo que Hayek viene a decir en su libro Los Fundamentos de la Libertad (lo tienen en Unión Editorial) es que la libertad no puede garantizarse, ni existir plenamente, en una sociedad compuesta mayoritariamente por asalariados. La razón es obvia. Se trata de la doble dependencia del asalariado, por un lado de la empresa que le paga el sueldo, y por otro del Estado. El Estado que controla, por medio de las declaraciones que obtiene de la empresa relativas al salario , la totalidad de los ingresos que percibe el asalariado, personaje sometido por tanto a una doble presión.


Ni Ledesma Ramos ni Hayek descalifican expresamente al asalariado, pero para el primero, en 1935, el asalariado viene a ser una categoría ínfima, y para el segundo, una sociedad compuesta en su mayoría de asalariados no está en condiciones de garantizar la libertad, ni por tanto de vivir en libertad.


Hoy nos enteramos de que la empresa aseguradora “Lloyd's ha prohibido beber alcohol a sus empleados de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Es la última medida que ha tomado la aseguradora para sus 800 trabajadores de Londres, según una circular interna a la que ha tenido acceso el Financial Times.” Es una noticia que aparece en www.Libertaddigital.com. Por un lado se imita una vez más la forma de hacer las cosas de los Estados Unidos, dónde parece que no se bebe alcohol durante la jornada laboral (aunque al terminar la gente corra a cogerse unas cogorzas de campeonato). Por otra parte, parece que la medida está relacionada con los problemas que tradicionalmente tienen los anglosajones con el alcohol. Al parecer son frecuentes los casos de empleados que vuelven a trabajar después de comer completamente beodos. En los veinte años que este asalariado lleva trabajando en España, no ha visto nunca algo así, un compañero de trabajo beodo que organice un circo en el despacho, la empresa, la oficina o el polígono. ¿Es la prohibición la solución al problema, pagando justos por pecadores? ¿Puede una empresa entrar a regular lo que hacen sus empleados fuera de las oficinas? Bastará con que entre el caballo de Troya una sola vez, so pretexto de orden, decencia, salud o de lo que sea, para que una vez abierto el portillo las empresas secunden a los políticos en su ansia por regularlo todo.


Si ya vivimos bajo el imperio de una socialdemocracia política empeñada no sólo en el brutal control de nuestra economía, sino en un implacable adoctrinamiento de conciencias, sólo le faltaba al asalariado, ese mindundi, que le empezara a llover normativa invasiva de su intimidad y esfera de derechos desde la empresa que le paga. Si fulano llega beodo pues despídale, pero a los demás déjenos en paz.


Artículo aparecido en el Heraldo de Nava, con la firma de Alcides Bergamota el Grande y Doroteo Casapalacio.


Post scriptum.

  1. Nos indica Tato, que tal y como están las cosas, ganas de cocerse no faltan.
  2. Empiezan a producirse movimientos civiles de protesta contra los abusos de Estado, administración y clase política. Ayer en Andalucía por algo tan concreto como el impuesto de sucesiones que en esa región termina de chupar la sangre de sus habitantes. Esto es algo muy positivo, una luz que permite concebir ciertas esperanzas. No existe hoy lo que podríamos llamar un partido de derechas con representación nacional, si surgiera uno capaz de canalizar lo que parece un descontento en aumento, tal vez nos ahorraríamos a un Trump. El mundo de Hillary ya lo sufrimos a diario.