martes, 6 de diciembre de 2011

TRIBULACIONES

Tribulaciones de un hombre en proceso de reflexion en el camino de su santo y el papel que el humo azul juega en el.

En este pequeño y breve relato pretendo poner en valor el papel que juega un determinado habano en un momento determinado de nuestra vida, y de cómo hace de él un instante más exquisito.
               Por necesidades propias de mi nueva condición tuve que adquirir un nuevo coche, y tuve la suerte de encontrar uno perfecto que se ajusta a mis necesidades y que además tiene techo corredizo. Al principio no le di mucha importancia, si no fuera por el hecho de que las niñas se empeñan en subirse al asiento y asomarse para que les de el aire. Pero cuando iba camino de de Roncesvalles para hacer mi primer etapa del camino del santo descubrí que abriéndolo completamente ¡¡¡¡¡¡podía ir fumando!!!!!
               Les puedo asegurar que el Romeo y Julieta me supo a gloria; me ayudo a soportar el atasco, con un aire displicente respecto del resto que me rodeaba en evidente estado de histeria. De camino a Roncesvalles cayeron otros dos, de tal manera que para cuando llegue a la casa rural reservada era un cenicero ambulante. Era tarde así que a la cama directamente.
               Llegue a Roncesvalles prontito por la mañana para encontrarme con un taxista que me trasladaría al punto de partida del camino francés: Saint Jean de Pied de Port. Bella localidad que más tarde visitaría. Clásico chirimiri para empezar el día, recogida de la “compostelana”, y todo el material preparado para andar los 27 Km. que me separaban de la meta, armado de abundante agua, embutidos y la clásica “baguette”, y un excelente Ramón Ayones
               Anduve más de tres horas hasta que alcance la cima del monte que sirve de frontera entre los dos países que tanto me dan y tanto me avergüenzan al mismo tiempo. Momento en el que dejo de llover, me preparé un clásico bocata y cuando termine de comérmelo, procedí a fumarme el postre, que me supo a gloria. El “environement”: 1.600 metros de altitud, nubes por debajo de los pies, unas simpáticas ovejitas, y pastos verdes.  Es un momento que se te queda gravado en la retina para siempre y unido a ese Upman. El cigarro estuvo en sintonía con el medioambiente.
               Es obvio que a medida que descendía volví a entrar en mundo de las nubes y de la lluvia, pero para entonces mi habano se había terminado. Tuve hasta la oportunidad de rellenar mi botella de agua en la fuente de Roland. La bajada por los frondosos bosques de la selva de Irati, con sus impresionantes hayedos, fue sin duda otro momento soberbio, pero bajo la lluvia no lo podía adornar de otro habano.
               Me permitiréis que haga un pequeño paréntesis cultural sobre el tema de Rolando, y de cómo la mitología francesa ha despreciado y castigado esta parte de la Navarra, en busca de los dichosos huesos del sobrino de Carlomagno. La explicación de la guía Navarra de Roncesvalles, lejos de ser exacta en sus términos históricos, esta llena de sabiduría popular y sarcasmo, por lo que aconsejo a todos oír la versión navarra de la misma historia, que dista mucho de la que a algunos de nosotros nos contaron en el colegio francés.
               Llegue a las 15:30, justo para poder sentarme a comer unas judías de Tolosa, con media botella de Bodegas Bilbaínas del 2004, que recomiendo a todos, pues parece que esa añada esta siendo especialmente buena, al menos en crianzas. Después de esa paliza me fui de vuelta a Saint Jean de Pied de Port, esta vez con un Rey del Mundo en el Buche, doy fe que con el techo abierto ni el rey ni yo nos mojamos. Paseo por la histórica población hasta que a las 20 horas me senté el Restaurante del Hotel des Pyrénnés. Botella de champán, una excelente botella de Taitinger millesime 2002, para acompañar una entrada de langostinos en 4 texturas, francamente ricas, pero que sirvió de entrada a una lasaña de foie y trufas, que se coloco, definitivamente y más, después de escribir y recordarlo hoy, en el primer puesto de los manjares que he probado en mi vida. A la vuelta un Hupman me acompaño en los casi 80 Km. que había de vuelta y que fuero el mejor postre que se puede pedir.
               A la mañana siguiente me jure a mi mismo no volver a fumar más en el fin de semana (mentira, ya no me quedaban puros), así que me concentre en la segunda etapa que va desde Roncesvalles hasta Zubiri. El paisaje más rural y civilizado me enseño una Navarra profunda y orgullosa, que no nacionalista, que ha sabido conservar sus pueblos en perfecto estado. Ahora entiendo el orgullo navarro. ¡Es para estarlo!
               Los 21 Km., que me separaban de la meta no fuero obstáculo para que en cinco horas hubiera liquidado la etapa y estuviera de vuelta para Madrid. ¡Demonios! sin un mísero puro que meterme entre pecho y espalada. Renunciaremos a los principios y parare en el primer bar y pediré una o dos Farias. Sorpresa en cuatro pueblos no había rastro de puros. Esto esta cambiando mucho. Ahora tienen a las personas mayores en centros de reclusión, haciendo deporte, jugando al ordenador, y bailando, en vez de estar donde ellos quieren que es fumando, bebiendo, jugando al tute o al mes, en el bar del pueblo.
               La vuelta a Madrid no tiene nada de reseñable.

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