viernes, 24 de enero de 2025

Annapurna. Puede herir sensibilidades delicadas. De los dietarios de A. Bergamota.

¿Pero por qué le echaron? Fue cuando los síntomas de que se le estaba yendo la olla se agudizaron. Sobre todo, con los indios. ¿Cómo con los indios, con qué indios? Me refiero a los consultores, a los indios de la India, a los hindúes si es correcto llamarles así. ¡Ah! Ya entiendo. Aparecieron hace un año más o menos, para aquel proyecto. Si, esos. Y a él se le hacía cada vez más difícil soportarlos. No lo entiendo, si no hacíamos apenas vida con ellos, salvo por las llamadas de teléfono. Eso es lo que empezó a trastornarle, es lo que no soportaba: La voz, el acento, la entonación, el ritmo de las frases al hablar inglés. Empezó a obsesionarle.


Descomponía frases y sonidos mentalmente, se le hacían enormes los golpes de lengua al terminar determinadas palabras, le parecía que hablaban dando monótonas, tristes y sonoras campanadas con un badajo de carne. Vamos que les cogió una manía terrible. Si, y no hubiera pasado nada de haberse quedado en algo interno. Pero lo exteriorizó. ¿Se puso violento, agresivo? No, mucho peor. 

De manera ostensible y fría, diría que casi flemática, empezó a darles a todos el mismo nombre, utilizándolo cuantas veces le resultaba posible. ¿Pero cómo? Annapurna. Empezó a llamarles a todos, Annapurna, imitando su acento. Mr. Annapurna, por aquí, good morning Annapurna por allá, Annapurna, Annapurna, Annapurna por todos lados. 

Cuando el jefe de los consultores habló con él para quejarse, le reconoció que no era capaz de llamarles por otro nombre que ese, terminando la frase con un sahib muy sonoro. Fue la gota que colmó el vaso. Con lo de Atahualpa, claro. ¿Cómo que con lo de Atahualpa? Pues sí, que empezó con lo mismo, pero con los empleados de la filial mejicana. Quieres decir que… Si, sí, que, a Carlos García, a Doroteo Cienfuegos, a Marta Eloisa Rivera y a todos los demás, a todos, comenzó a llamarles Atahualpa. Buenos días, Atahualpa, estimado Atahualpa, etc. ¿Ni siquiera Moctezuma? Ni Moctezuma, ni Montezuma, ni Huitchilobos, a todos Atahualpa. 

¿Y qué tal está ahora? Mejor, en el campo. Pues con sus suegros de jardinero en una casa inmensa no lejos de aquí, casi como un palacio en el campo, una casa histórica de esas. Para eso tiene unas manos privilegiadas, huerto y jardines son un vergel desde que se ocupa. Desde que lo tienen allí está en forma física y la familia feliz. Bueno, pues mejor. ¡Qué cosas!

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