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lunes, 1 de diciembre de 2014

HABANERA: LA FUMADA GOCHA

- Una de las mejores fumadas habaneras es la llamada fumada gocha, el fumador se retrepa en su grueso sillón, se echa la manta sobre las rodillas, está convenientemente calzado, con zapato abotinado normalmente –tal vez unas gruesas babuchas de oloroso cuero-, mira y remira el habanete con ojos golosones, juego con él, como el marrano con la calabaza, da unos gruñiditos y por fin, lo huele.

En ese momento quedó la audiencia como en suspenso. Algunos conocían la escena por haberla presenciado, otros habían oído hablar de ella. Tato aseguraba que podía hacerse con cualquier cigarro, pero él tenía predilección por hacerlo con uno de calibre grande, gigantesco. De una descomunal purera sacó un inmenso Lusitania, lo miró, lo calibró, lo sopeso, mientras preparaba el olfato con un esfuerzo de concentración. Se acercó el cigarro a las narices, y colocando la derecha sobre la capa de suave marrón anaranjado del gran cigarro, inhalo con intensa y gran potencia. Se inflaron sus gigantescos pulmones, se produjo un gran silencio en la sala. Las manos de Tato reposaban sobre la mesa y el cigarro seguía suspenso de su nariz, sujeto por la potencia de la inhalación. El personal, los grandes prohombres del fumeque de Nava de Goliardos, estalló en un alegre aplauso. Los preliminares habían terminado. Recuperando el habano entre dos dedos, ajustando un poco la manta sobre las rodillas, Tato lo exhibió ante la audiencia, mientras que con la otra mano enseñaba una pequeña navaja de cabrero que le había tendido Doroteo. Para la auténtica fumada gocha, el habano sólo puede abrirse con la habilidad de unos dedillos regordetes o con el acerado filo de una navaja cabrera.

Les dejamos para seguir con la clase práctica. Ji,ji.

miércoles, 2 de julio de 2014

TERAPIA

Tato y compañía deberían hacer terapia. Don Estra se acusará de afirmar que en Madrid, valga en el centro, no hay otoño. Confesará su error y describirá el otoño como una de las más finas, delicadas y hermosas estaciones que existen y el cielo de Madrid como algo único. Don Manolito dirá que no piensa hacer terapia de ninguna clase y mucho menos colectiva, que su terapia es mandarles a todos al cuerno y que si se han cruzado de acera que avisen que está harto de maricas reivindicantes. Alcides dirá que él ya ha confesado sus más atroces pecados a quien deben confesarlos los católicos y que alguna muestra ha dado de los mismos en sus escritos y que no quiere insistir ante este grupo de rijosos puesto que al tratarse en su mayoría de proezas de carácter sexual sabe que su descripción pormenorizada tendrá efectos terribles de los que no quiere responder. Para sorpresa de todos, Tato abre su corazón, luego se arrepiente y los tumba a tripazos.

jueves, 26 de junio de 2014

TATO EN LA ARENA

Sr. Director,

Ha publicado usted unas líneas de Lentini Spotti, la pústula de los Abruzzos. Esto le honra, acepta el debate, incluso cualquier debate. No sé si eso le honra, pero no puede quedar sin una contestación muy breve, con la que espero cerrar el caso. No soy muy amigo de estas correspondencias, pero se ha aludido a mí de manera poco cortés, y a otros colaboradores a los que aprecio.

Pues sí, sigo con el cocido, y mientras siga haciendo este frío así debe ser. Bergamota está perfectamente sobrio y duerme en Nava de Goliardos como un niño. En cuanto a lo publicado en Cepo es necesario distinguir el desahogo de lo demás, el grano de la paja. El artículo de Sanglier titulado “PROCLAMACION DE FELIPE VI - NOTAS DE COLOR CON LA MEJOR INTENCIÓN”, frente a tanta cháchara, frente a tanta verborrea, es sin duda lo más ponderado, certero y ecuánime que sobre los acontecimientos recientes se ha escrito. Acierta alabando, pero acierta también en su preocupación y la forma en que trae a cuenta al pobre Amadeo de Saboya es ciertamente magistral. Esperemos que no acierte, pero no tenemos más remedio que compartir el vago temor que de manera tan sutil introduce en su comentario. El Rey hablando ayer en catalán, insistiendo en el sempiterno tratar de contentar a quien no desea ser contentado es continuar en la pendiente que con el paso del tiempo se ha convertido en un cortado, de esos de la Zarzuela, que producen vértigo.

Le convido a compartir conmigo el cocido de mañana, haremos un sitio a Lentini Spotti si tiene a bien asomar su geta de turón.

Le saluda atentamente,

Tato

sábado, 14 de junio de 2014

NICANORA

Atardecer de tormenta, un aire cálido juguetea por el jardín sobre el que se cierne la penumbra del anochecer.

- Si, hazme tuya, ya noto tu fuego.
- Allá voy, como en las novelas.
- Como las princesas raptadas, llámame princesa…
- ¡Princesa!
- Tiemblo…
- ¡Si, si, princesa Nicanora!
¿?
- Nicanora no puedo más, no voy a dejar ni el carné de identidad, te vas a enterar…
- ¿Pero cómo que Nicanora? 
Calla sultana…
¿Sultana? ¿Nicanora? – mete el codo- pero yo esperaba algo.., no sé más romántico, más, otra cosa, …
- No me frenes Nicanora que me pierdo... 
Pero bueno, quita, con lo que me gustaba lo de princesa, princesa Jocelyne… que se yo, Sigrid, Rosebud… 
¡¡Pero Nicanora que me cortas las alas con tanto recelo!!
Calla quita –ahora hinca el codo con mala idea- ¡Nicanora! Y esos giros de arriero…
- A lo mejor preferías Teofrasia… 
Miserable, con lo lanzada que estaba, el fuego, la pasión, me sentía ligera... ¡Largo! - jugando con el codo le derriba cayendo encima-. 
¡Pero que ligera! Si pesas 100 arrobas, un quintal. ¡Claro que me voy! Quita de encima, ¡¡Mafixio!!


La condesa se despertó tocando con las yemas de los dedos la fresca marquetería de su mesilla de noche Decó, única concesión a la modernidad en su magnífica casa Carlos IV, la Bombonera.

miércoles, 11 de junio de 2014

EL AMIGO PULARDO: Pulardo en los toros.

Pulardo, ¡Amigo Pulardo! El amigo Pulardo zumba como un moscardón alrededor de la plaza de toros. Hay corrida ahora, en un rato. Vuela sobre sobre sus lustrosos botines, crujientes y diminutos, trota saludando. Saluda de cerca, con una palmada en el hombro, un leve apretón en el antebrazo, incluso con un rápido y sonoro abrazo. Y también saluda de lejos, con la mano en alto, con grandes aspavientos en medio del gentío que rodea la plaza. El gentío que hinchando los papos levanta el runrún de un millón de pájaros, como si la plaza fuera el palomar de un gigante y los miles de espectadores fueran a levantar el vuelo de un  momento a otro. También saluda, más lejos aún, a los conocidos que bajan en tropa desde los cafetines de la Avenida de los Toreros, a los que identifica con una vista que es de águila para estos menesteres. Les ve bajar cautelosos las escaleras que les acercan a la puerta de arrastre ante la  que se forman los corrillos postineros. El amigo Pulardo les echa el ojo y desde Fleming agita ventrudo y zumbón su sombrero de jipijapa, acompañado por los amplios vuelos de su chaqueta de lino blanco o de su blazer azul marino de dorados botones, según el día. ¿Cómo resistirse a quedar en Fleming? ¡Quedamos en Fleming! No hace falta decir más. A veces surge el escándalo. Un joven con aspecto distraído le pregunta el otro día señalando al doctor si es ese Bienvenida –ha quedado en esa estatua- y al amigo Pulardo casi le da un telele. Es Pulardo propenso a teleles y soponcios. El amigo Pulardo está rebrincado, no cabe en sí de gozo, no se tiene en el sitio, ventea el ambiente como un perdiguero viejo, se barrunta el lleno de no hay billetes. Ya trota el amigo Pulardo hacia la puerta, le gustaría llevar la entrada en la boca, como el perdiguero viejo en el que sueña a veces que se ha convertido, en alguna noche de esas de calor y mal dormir, bajo las sábanas levantadas en oronda pirámide por su prominente panzamen. ¡Pero Pulardo repórtese! La entrada en la mano y al tendido. Dentro de la plaza, ¡qué placer, que deliciosa ansiedad al recorrer de una punta a otra el pasillo del tendido bajo! Unas veces a favor de corriente y otras, que también es gustoso, a la contra, como un cachalote deshaciendo un bando de peces pequeños, y siempre mirando de reojo la aguja de su fino reloj de caballero. Vamos hasta el estanco a por un cigarrón, y luego hasta la otra punta, a asomarse a las fotografías. Se le van los ojos: Belmonte con Vázquez Díaz, Joselito doblándose con un toro inmenso, Manolete de paisano con unas gafas de sol inmensas, los tendidos llenos hasta la bandera con esa afición de entonces. ¡Quién hubiera podido sentarse en las gradas junto con El Gallo, Belmonte y don Álvaro, y con un cigarro en la mano también! Pero no, no nos ha tocado. Sigue Pulardo trotando: fisgar la exposición, asomarse a la Puerta Grande tarareando Er Mundo. De nuevo saludando, apretando, aculando a conocidos que son desplazados sin contemplaciones por los volúmenes que menea Pulardo sobre sus diminutos zapatos abotinados de crujiente cuero cortado a medida. Mingitorio para que no aprieten luego las ganas a destiempo, brinquito para colocar la cremallera en su sitio, terminado con un taconeo airoso. Y las carnes se encajan, bien ceñidas por el corte impecable de la chaqueta. En los grandes días, en los días de los grandes carteles, antes de salir del común, el amigo Pulardo gira airoso sobre sí mismo, a la manera de una gran peonza, y de reojo mira en el espejo eso, el corte de la chaqueta, la ligereza de la franela ceniza de sus pantalones de altas vueltas. ¡Tarde de Toros amigo Pulardo! ¡Y que animales han traído, que trapío, que presentación y hay dos castaños y un cornipaso, que velas! El amigo Pulardo saluda, pero no merienda en la plaza. Oiga mire, todavía no es todo lo mismo. Y además es aficionado, que se habían pensado. Así que esta mañana ha subido ligero su corpulencia por la escalera de los chiqueros para ver el apartado de la corrida de por la tarde. Se le salían los ojos al amigo Pulardo. ¡Viva el ganadero! ¡Viva la gente honrada que todavía queda! Lo comentaba luego con Tato y con Doroteo mojando una gran porra en el café con leche de media mañana. Hace calor y Pulardo viejo amigo, se enjuga un ligero sudor de la frente con el pañuelo de algodón blanco. El amigo Pulardo vive feliz en España porque en España - si señora España esa maravilla – en España por la mañana se pueden mojar las porras en el café con leche y por la tarde se puede fumar un habano después de comer y luego irse a los toros, saludando y dando brinquitos, y en el tendido encender otro, una trompeta de la Habana que dure seis toros, y decir ole, OLE y OLE, ahora que la plaza se ha llenado de maricones que dicen bieeeeen. ¡Ay amigo Pulardo, amigo Pulardo que cosas dice usted! Pulardo las dice porque sabe que en la plaza esas cosas todavía se pueden decir sin que se revuelva ningún gilí. Pulardo sube las escaleras que llevan al tendido bajo, como quien asciende a la luz, al cielo, consciente en su pulcritud de cometer una irreverencia, menor si se quiere, al dejarse embargar por esa como elevación. ¡Es así el amigo Pulardo! Otra gente no es así y al subir por las mismas escaleras parece que gatea, mientras el amigo Pulardo se yergue, mete riñones, saca el cuello de entre las papadas, todo lo que da de sí, y por un momento, al salir al sol y al aire de la tarde, se descubre llevándose al pecho con la mano izquierda, el sombrero de jipijapa.

jueves, 5 de junio de 2014

SULTANATO Y EXÉGESIS TEXTUAL

Ante los últimos acontecimientos y ante la publicación de los feroces libelos que atribuyen a las gentes de Puebla (o Nava, según) de Goliardos científica erudición sobre cuestiones de sultanatos y reinas moras, es necesario poner algunos puntos sobre las ies y desbrozar un poco el terreno. El lector que esté siguiendo la cuestión Bergamotiana (o Bergamótica, según), deberá aguzar el entendimiento y tirar de olfato para discernir y darse cuenta de que hay en el camino pisadas confusas, dos pistas, sendas que se entrecruzan pero que no son idénticas, algún charco y no poco lodo. Un breve estudio de la cuestión, sin acudir a grandes tratados ni necesitar lupa, nos indicará que de los personajes de Nava de Goliardos aparece una crónica que llamaremos canónica, y otra, a la que calificaremos de apócrifa, también conocida como la senda Pomarada. Y se da la circunstancia, como suele pasar en estos casos, de que a menudo la versión apócrifa supera a su hermana. Miren ustedes, Pomarada ha sido siempre muy zorro, pero Villafranca de Pomar, es eso, Villafranca. Y Nava de Goliardos es Nava de Goliardos, y aunque a menudo cruzan embajadas, existen entre los dos mundos, que mutuamente se enriquecen, sutiles diferencias. Procuraremos no perder en exceso al lector, evitar que de grandes vueltas para volver, sin darse cuenta, sobre sus propios pasos. Debemos dejar por tanto muy claro que Efrén Maleto, el poeta cholo, es súbdito de Pomarada, como suya es la Bodega del Santo niño de la Roca y suyo es el primo José María, que liba como una abeja, y otro sin fin de individuos que por Villafranca pululan. Pero sobre todo, debemos dejar claro que el vicio catalogador, las aficiones exóticas en cuanto al bello sexo se refiere, y la chusca convocatoria para reunir un catálogo completo de majas de pueblo a las que pasear apretadas por España –que casi se lleva por delante al octogenario Eufrasio- es cuestión puramente pomaradesca, que el zorro Pomarada ha querido endosar a las inocentes comadrejas de Nava de Goliardos. Queda avisado el lector, y sobre todo Efrén el glosador, el poeta cholo. ¡¡Que son muy vivos los de la madre patria!! El biógrafo de Alcides Bergamota el Grande, que esto suscribe, cree que la posteridad agradecerá esta pequeña orientación sobre la personalidad de los aludidos por el texto de Pomarada y por las actas que transcribe, a todas luces fabricadas bajo los efectos de los caldos de su opulenta bodega. Aclaración que viene a salvar a nuestros amigos de Puebla, de Nava - el erudito conferenciante, el hidalgo Doroteo y el rustico Tato-, de la atribución de innobles aficiones. Otro gallo cantaría si de lagarteras, huertanas, pasiegas, vaqueras, estrictas institutrices, tiorras modernas, modernillas y troncas dabuten se hubiera tratado. Eso ya sería otro cantar.

En Madrid, Calvino de Liposthey, biógrafo autorizado.

DE REINAS MORAS Y SULTANAS

Nos llegan ecos de una comida celebrada el sábado pasado en el Casino de Villafranca de Pomar. 

Nos cuentan que se reunieron Alcides Bergamota, Doroteo,Tato y Pomarada y un primo suyo de Gerona que es varón de vieja estirpe y suelta venablos por la boca al comentar las novedades de su querida y arrasada patria chica.

Nos dicen que estaba invitado Lentini y algún otro más pero que al final se excusaron por aquello de quedarse en Madrid a presenciar la ración de cabras que les iba a dispensar la corrida programada.

El caso es que al parecer ha llegado hasta Nava de Goliardos un mensaje de un tal Efrén Maleto, poeta colombiano, que pregunta por el significado de dos apelativos hispanos con los que se ha tropezado leyendo unos tometes que le ha dejado en herencia un tío lejano, vasco, marino y que vivió un siglo atrás entre Cádiz y la Habana.

A vueltas con la carta, A.Bergamota y Doroteo decidieron reunir al "sanedrín" y así quedó concertada la comida ofrecida por el siempre dispuesto Pomarada en el Casino de su villa y corte.

La discusión se centra en la cuestión puesta sobre el mantel por el bueno de Efrén Maleto, la distinción entre "Reina Mora" y "Sultana".

Acalorado debate. Ronda de cervezas frías con calamares a la D'Annunzio (invento de Pomarada consistente en calamares a la romana con romesco y ali-oli, nada romano, pero lo de D'Annunzio se lo puso porque le dio la gana). Se encargan los menuses y llega el ojo de perdiz fresquito obsequio de la Bodega del Santo Niño de la Roca. Se sirven los entremeses. La conversación avanza y siguen sin ponerse de acuerdo con respecto al grado de belleza y prestancia requerido para ser calificada como Reina Mora.

Nos han llegado unos apuntes tomados por Pomarada que es muy suyo en esto de registrar las cosas por escrito, muy "actista".

"A.Bergamota sostiene que la mujer que puede y debe ser calificada como Reina Mora debe poseer un encanto sutil, una belleza languida y delicada, ser más bien delgada y cimbreante más que rotunda. Doroteo, en cambio, cree que cualquier mujer con independencia de su estructura puede ser calificada como tal siempre y cuando cuente con capacidad de seducción y mirada de las que pierden a uno..
Tato suelta un taco grueso y el primo José María, que va por su segunda frasca de clarete, se pone lírico y nos recita unos versos de Arnaut Daniel haciendo gala de buen gusto, mejor memoria y excelente aprovechamiento de las lecciones del Maestro Martin de Riquer."

Se sirve el cordero en chilindrón y las patatas fritas en tacos con romero y picadillo (otra idea de Pomarada). Tras el silencio que acompaña el tenedoreo inicial y las muestras de aprobación y deleite re reanuda el debate.

En cuanto a las sultanas el acuerdo es más fácil. 

Sultana, lo que se dice Sultana, no puede ses sino una mujer rotunda, espléndida, superior, una mujer que pise fuerte, mire fijo, pare, mande y domine. Sultanas hay muchas menos que reinas moras pero cuando aparecen nadie duda de que lo son.

Volvemos a las notas de Pomarada que nos parecen sumamente ilustrativas.

"Al pasar al tema de las Sultanas, A.Bergamota casi pierde la compostura. ¡Que estudiado y pensado tiene el tema! El bueno de Alcides se expande como un grano de maíz al calor de la brasa y pone los ojos en blanco al rememorar efigies de sultanas contempladas, conocidas y recordadas. La Sultana es tema muy serio, nos dice. La Sultana debe ser declarada Patrimonio Nacional. Cualquier hombre hispano que contraiga con una Sultana debería de recibir rentas y propiedades ya que la mera convivencia con semejantes portentos de la raza humana debe ser apoyada con los medios que permitan el adecuado mantenimiento y desarrollo de la sultanez. Tato se suelta cuando nos dice: la sultana es la antítesis de la mujer electrónica. ¿y que es eso de la mujer electrónica? pregunto yo que al vivir retirado en Vardulia no me entero de la misa la media. Pues muy sencillo dice Tato después de apurar de un trago la copa de vino que le acaba de servir Eufrasio, octogenario camarero del casino, la mujer electrónica es la mujer de hoy, flaca, con mama prominente de natural o artificial imposición, ceñida y pantalonera, llena de cachivaches electrónicos que manipulan obsesivamente y poco dada a resaltar los atractivos femeninos y la delicadeza, siendo más bien bruscas, mandonas, de poca sonrisa y mucho mohín y decididamente partidarias de imitar al hombre en todo lo malo de éste. ¡Tócate las narices! pienso yo. ¡Vaya con Tato!...se ha quedado a gusto el tío. El primo José María que escucha todo con mucho detenimiento y que como buen catalán viejo es tipo paciente y cachazudo nos da su parecer con tono calmado no exento de regodeo. Mirad, debo dar la razón al amigo Alcides. La Sultana se detecta fácil y es indiscutiblemente Sultana o no es. Cuando se dice que fulanita de tal es una reina mora puede darse el caso de que sea una niña mona, simpática, alegre, bien proporcionada etcétera..pero cuando se dice Lola es una Sultana ¡collons! eso es otra cosa...porque entonces todos comprendemos que Lola es una mujer monumental. Os pondré un ejemplo cinematográfico recurriendo al extranjero que así no ofendo vuestros gustos patrios particulares; Sophie Marceau es una reina mora mientras que Sophia Loren o Monica Belluci son un par de sultanas..¡De acuerdo! ¡Muy de acuerdo! salta Doroteo mientras alza la copa"

Llegan los postres y se comienza a discutir cómo y quien va a responder a la carta de Efrén Maleto. Lo suyo es que lo haga Doroteo que es el consultado, pero Alcides teme que Doroteo se vaya por las nubes y Tato sospecha que incluso puede querer enviar algunos recortes fotográficos con ejemplos que apoyen sus explicaciones. ¡Intolerable! Al calor del debate, a Bergamota se le ocurre una idea. Duda antes de lanzarse, no puede evitar una sonrisa, los ojos se le ponen cantarines. Recurrimos de nuevo a las notas de Pomarada.

"A.Bergamota se pone en pie copa en mano. Intuimos un brindis, nos equivocamos. Nos anuncia que ha tenido una idea. Tato hace un chiste, Doroteo rie por lo bajini asomando los dientecillos, sonrisa de ratón de campo. Bergamota se pone serio -o lo intenta, al menos- Nos dice que para dar cumplida respuesta al bueno de Efrén Maleto no queda otra que convocar un concurso de Reinas Moras y Sultanas. Así, como suena. Se hace el silencio. Eufrasio llega con el agua de Vichy, las frascas de licor y los cigarros. Nos miramos unos a otros. Se cortan perillas, se rasgan vitolas, se encienden los cigarros. Doroteo manifiesta que la idea le parece buena pero difícil de concretar. Tato, por una vez, está de acuerdo. Yo me callo porque eso de los concursos...Habla José María. Dicen tener experiencia en concursos y torneos, alude a juegos florales y su experiencia como criador de Lemosines que ha concursado mucho. Lo mandamos al guano con los lemosines. Enciende el cigarro y nos hace una peineta. Alcides, Doroteo y Tato cuchichean. Traman algo. Doroteo se dirige a mi en un tono que conozco ¡me van a embarcar en alguna historia!.."

Hasta aquí llegaban las noticias cuando ésta mañana, a punto de enviar nuestra nota a Cepo nos llega un sobre con matasellos de Villafranca de Pomar. Lo abrimos y cual es nuestra sopresa cuando nos encontramos con un cartelón doblado por la mitad que al desplegarse reza:

LA JUNTA DIRECTIVA DEL MUY NOBLE Y ANTIGUO CASINO DE VILLAFRANCA DE POMAR SE COMPLACE EN CONVOCAR EL:

PRIMER CONCURSO INTERNACIONAL 
DE "REINAS MORAS" Y "SULTANAS"

ABIERTO 
A TODAS LAS SEÑORITAS Y SEÑORAS DE ENTRE 18 Y 50 AÑOS CON INDEPENDENCIA DE SU  ESTADO CIVIL Y NACIONALIDAD

LAS BASES DEL CONCURSO ESTÁN DISPONIBLES EN LAS NOTARÍAS DE 
D. ALIPIO TORNADO DE VILLAFRANCA DE POMAR Y LA DEL ILMO. SR. VACA DE PARLADÉ EN MADRID.

EN MUY BREVE PODRÁN ASIMISMO CONSULTARSE EN LA PÁGINA GÜEB DE ESTE MUY NOBLE Y ANTIGUO CASINO.

LAS VENCEDORAS DE CADA CATEGORÍA RECIBIRÁN UN DIPLOMA ACREDITATIVO Y UN SUSTANCIOSO PREMIO EN METÁLICO ASÍ COMO UN VIAJE A CÓRDOBA DÓNDE PODRÁN ASISTIR A UNA CORRIDA DE TOROS (DE ESCOGIDO CARTEL) EN LA CÉLEBRE PLAZA DE LOS CALIFAS EN COMPAÑÍA DE LOS MIEMBROS DEL JURADO.

EL PLAZO DE PRESENTACIÓN DE CANDIDATURAS EXPIRA EL 14 DE AGOSTO DEL PRESENTE AÑO.

¡Ahí queda eso!

jueves, 10 de abril de 2014

MUSLEO

DIEZ DE ABRIL DE 2014, VEINTIOCHO (28) GRADOS:
SE DECLARA OFICIALMENTE INAUGURADA LA TEMPORADA DE

MUSLEO CONTEMPORÁNEO 2014.




viernes, 14 de febrero de 2014

NO HAY TROPA NECESARIA

Que tenían en común Jacinto Verderón, Antonio Jilguero, Pepe Picogordo, Ramón Totovía, Anselmo Cogujada, Bernardo Correlimos y Narciso Farlopo Picogrueso? Que todos ellos, en algún momento, con un tiro en el ala, de forma más o menos discreta, más o menos abierta, habían solicitado los cuidados, la atención y el socorro de la Fundación Tato para Varones Desahuciados. Enmarcada en un recuadro en la entrada de la fundación podía leerse la frase de Blas de Lezo, toda una declaración de principios: “No hay tropa necesaria para tanto como “ay” que guardar pero tendremos paciencia.

martes, 14 de enero de 2014

CHINOISERIE

En puebla de Goliardos es la hora tonta, después de comer, sin sueño, sin ánimos para un paseo, tarde gris de fuerte viento que muge a intervalos regulares.

Tato y Doroteo animan al gran Bergamota. Alcides lleva unos días taciturno, alicaído. El éxtasis barroco parece que ha cesado.

- Venga Alcides, una de chinos, un poco verde, un poco picantona – lanza Tato.

- Tato siempre con lo mismo –contesta Doroteo. Nada de eso, una de la montaña en el horizonte a la que nunca llega el viajero que camina dando pasitos cortos, o de farolillos de papel que se enciende al atardecer, o del último sampán saliendo del puerto a mar abierto antes de que el Emperador cerrara China al mundo…

Bergamota sonríe divertido y halagado también por los desvelos de sus amigos:

Chuan Chu y Wong Li paseaban juntos por el bosque. El leve roce de sus túnicas de vivos colores con la hierba húmeda fue suficiente para levantar un bando de perdices grises que echaron a volar asustadas.

Chuan Chu dijo a Wong Li:

- Huyen como los días en la vida gris del funcionario imperial, azuzados por el miedo a la sombra del Emperador.

Wong Li dijo a Chuan Chu:

- Huyen como las cortesanas que susurran y ríen cuando las persigo durante mis visitas a la casa sobre la laguna, con mis manos gordezuelas agitándose y el duro jade al descubierto.

Los dos amigos han escuchado con atención y sigue al final de la improvisación un aplauso breve, de una mano móvil que da tres palmadas sobre la otra quieta. La tarde se anima y empiezan las glosas al improvisado relato. 

- Más que duro jade será blanda piedra de jabón, dice Tato que le ha oído la expresión a Sanglier hace un rato, mientras compartían tertulia y café en el Círculo.

- Sí, claro, o tenso pepino rugoso – añade Doroteo que no quiere quedarse atrás si hay que seguir por la senda de lo chocarrero.

- Por favor, silencio que os va a oír la Condesa de la Croqueta y le va a dar un soponcio otra vez.
* * *

domingo, 15 de diciembre de 2013

EL SUEÑO DE BERGAMOTA

De su costilla sacaba Dios a la mujer, pero, un momento, lleva una cinta en el pelo, mallas negras, y toda prieta se lanza a correr dando brinquitos.

El gran polígrafo había llegado tarde a casa, al terminar un día muy ajetreado, en el que había visto a demasiada gente, un día de diciembre helador, gélido. No se había quitado los guantes para manipular las llaves y había evitado cuidadosamente tocar el tirador de la puerta sin su protección. Una vez en casa, se había preparado una cena, con cierta rapidez y descuido, y ahora daba vueltas en la cama, en un sueño agitado. Quizá no debía haber cenado esa selección de lechugas regalo de Tato, o tal vez haya sido el cigarro. Entre semana y cansado no debía haber acabado el día con semejante trabuco. Por lo menos el destilado casero de macedonia de cereales, regalo del mismo, no lo había no catado.
Soñaba que España, soñaba que Europa occidental se había repentinamente poblado de cuarentones corriendo, de corredores cuarentones y corredoras cuarentonas (por la precisión Bergamota empezaba a intuir que se trataba de una pesadilla). Estaban por todos lados. Todos corrían, en masa, llenando calles a cualquier hora. Algunos comercios se habían adaptado y vendían corriendo por la calle empujando pequeños carros de mercancía. China fabricaba de nuevo los carros de dos ruedas y maridos exhaustos desplazaban así por las calles a imponentes suegras o madres de ciento cincuenta kilos, comentando luego con los amigos los tiempos de sus carreras con “hándicap”. La cosa es aprovechar cualquier ocasión para ponerse un poco a tono, chico.  Bergamota había caído al suelo ya dos veces, empujado por cuarentones frenéticos que además de tirarle le habían reprochado su aspecto poco atlético y algo relleno. La curva de la felicidad, la delicada pancita, la ligera tensión en la ropa, signo de su aprecio de los placeres de la buena mesa, eran un insulto. Corrían los cuarentones en masa, llenando las calles, corrían por correr, por reacción histérica frente a la evidente llegada de la primera vejez, de la incipiente decrepitud, en un culto contagioso a la diosa salud, en una huida hacia delante en el frenesí, en una forma de aislarse por unas horas de deberes, atenciones al prójimo, ruido, protegidos por el aurea de la diosa desnuda, joven de macizas y prietas carnes.
Alcides se revolvía en la cama. Había roto a sudar. Esto tiene que ser culpa de las lechugas alucinógenas de Tato. Otra vez he caído. O tal vez el cigarro. Demasiado cigarro, para mí que no corro, que no me cuido, ¡que no hago lo necesario para estar en forma! ¡Ahora mismo salgo a correr vestido de mayas, cintas, gomas, tejidos de última generación. Asomaba Tato que gritaba: yo la único goma que conozco es la que me pongo en la punta del…¡ Agggh! Bergamota se había despertado al empezar a correr, completamente alterado. Tumbado en la cama con los dos ojos abiertos tenía la sensación de que le dolían las rodillas. No puede ser. ¡Señor, que noche! Se levantó y en el cuarto de baño se lavó la cara con agua fría, mojándose las sienes y la nuca. Bebió un vaso de agua y se metió otra vez en la cama, girándose hacia el otro lado.
Pensó en la academia, en la Academia con mayúsculas. Platón había echado a correr, y le seguían sus discípulos a corta distancia, estaba en forma el tío. No podían oírse, algo oían sobre Sócrates, pues las palabras del filósofo llegaban entrecortadas, como deformadas después de rebotar en el aire, movidas por la carrera: si Sócrates hubiera estado en forma…
No había duda de que el sueño, la pesadilla continuaban, no querían soltarle. ¿Dónde había quedado el paseo? ¿No se había hecho occidente, no se había formado el mundo que él conocía en los largos paseos? ¿Por qué no paseaba ya nadie? Se volvió al oír la respiración entrecortada de una masa de cuarentones al trote, vestidos con una horrenda ropa deportiva, hasta los más paquidérmicos y ortopédicos corrían orgullosos, descoyuntándose. De repente como una sola voz todos gritaron extendiendo un brazo pero sin interrumpir su sucio trote de piara de cerdos azuzados por el matarife: ¡No tenemos tiempo! ¡No tenemos tiempo! Todos sudaban copiosamente y un olor ácido y repugnante impregnaba el ambiente, empezando a oírse también el ruido que hace la ropa húmeda al caer al suelo, chof, chof. Alcides se pegó a una pared, aterrorizado. Le miraban con odio. Iba vestido correctamente, con su príncipe de gales cruzado, buen zapato abotinado de fuertes cordones y punteras reforzadas de hierro, como una semi herradura con la que poder cocear a cualquiera de esos cabrones que quisiera acercarse más de la cuenta. El güito calado y la capa española sobre los hombres. Sólo la exhibición del grueso bastón de nudos evitaba que la masa de cuarentones se le echara encima para despedazarlo. Seguían desfilando al trote, infestando el aire y poblando el campo visual de Alcides de horror.
Así que no tienen tiempo. Ahora voy entendiendo. Alcides en su sueño se desdoblaba. Por eso los libros quedan abandonados en los anaqueles, cogiendo polvo, cuando no se tiran directamente, para dejar sitio a las copas y medallas que regalan los gimnasios a todos los cuarentones, con cualquier pretexto, como quien reparte droga. A la gorda que lo sigue siendo pero ahora está en forma y más fea; Al cerdo que gruñe igual que antes, pero ahora con más fuerza; A la pareja de bujarrones viejos, igual de asquerosos pero ahora con silueta; Al don Juan decrépito, reventará de un infarto copulando pero lo hará pensando que se conserva joven; A la vieja pelleja, al cumplir sus dos mil horas de carrera; A Fetuchini leal, que aunque lleva la calavera marcada en la cara desde hace dos años sigue haciendo carrera en cinta como un poseso… Alcides oía el silbido de la guadaña cortando el aire con vaivén regular, a buen ritmo. Esta sí que está en forma la tía. Nuevo temblor, brinco y vuelta en la cama hacia el otro lado. ¿Tendría fiebre?
Todos ellos se quejaban de no tener tiempo para leer y sin embargo trotaban sin parar, como ganado movido por un invisible vaquero. Algunos se tomaban todavía la molestia de explicarle las cosas a Alcides, me encanta leer pero no tengo tiempo, no puede ser verdad, que nivel, esta vida que llevamos, bueno te dejo que voy a entrenar un par de horas, que si no pierdo la forma, que al fin y al cabo la salud es lo esencial.
¡Hijo de puta! No se sabía de dónde había partido el grito. Así que ya no había tiempo. Habían intentado matarlo con una enciclopedia. El tomo primero había caído muy cerca, los demás le pillaron ya refugiado en un portal. Por cómo quedaban desechos, sonando al caer como bombas, los tiraban por lo menos desde un quinto y entre dos. Seguramente un matrimonio en chándal.
El polvo se amontonaba sobre los libros hasta que en otoño los sacaban a quemar en piras, junto con las hojas de los árboles. En casa de Fidelio Lentini Spotti aquella vitrina no tenía ya ningún libro y podía contemplarse, con cierta repugnancia, la colección de zapatillas de correr, los pares gastados y sudados durante horas sobre el asfalto gargajoso del barrio. El par de las mil horas, el par de la primera semi, el par de la primera maratón, el par de que cuando todo ese gigantesco grupo de horteras de bolera enriquecidos se habían traslado a Nueva York, para correr la carrera de allí –en la vitrina estaba el dorsal-, de la que tristemente habían vuelto intactos.
Así que con la desaparición del paseo y la lectura se desmoronaba occidente, sustituido por el pagano culto del in. Joguin, futin, estrechin, runín, foquin. Es que no tenemos tiempo, entiéndelo, le decía Casiana Morcilla que era una tiorra, mientras hacía flexiones a un ritmo que hubiera reventado al sargento de hierro. No te invito a hacer las cochinadas porque veo que no estás en forma le decía rijosa y sádica. Era extraño que pudieran hablar puesto que la burra de la Casiana además de ser un infecto putón era adicta a llevar siempre las orejas tapadas con unos auriculares de los que salían siempre las estridencias horribles de la música que escuchaba o de algún curso de inglés. Todos corrían como fantasmas, como habitantes de otra galaxia, con los hilos blancos que les habían nacido de las orejas y caían hasta la cintura dónde se perdían por entre la ropa. Boing, boing, una vez que Alcides andaba por la calle despistado, Casiana corriendo pasaba tan cerca de él que lo derribaba de un brutal tetazo en toda la geta.

No puede ser. ¡Qué noche Señor, que noche!

-     Padre quisiera confesarme.
-     Hombre eso está muy bien, pero veo que no viene preparado.
-     Perdone padre, pero no le entiendo. Le aseguro que he pensado bien todo lo que…
-     Calle hombre, le digo que viene sin zapatillas de correr.
-     Pero …
-     Pero de que guindo se cae usted hijo, ya Cristo en Palestina se mantenía en forma corriendo, si hijo sí. Ahora la confesión es corriendo y a buen ritmo, cuando baje de la hora para diez kilómetros me viene a ver otra vez, pero con el chándal y no olvide la botellita de agua.

Tuvo suerte el pater de que no hubiera botijo cerca, Bergamota se lo hubiera partido en la cabeza. ¡Lo que había salido de aquella boca! ¡Visiones de pesadilla! El Verbo encarnado se había arremangado la túnica y a buen ritmo corría por los caminos, seguido a corta distancia por los apóstoles formando un compacto pelotón. Parábolas y rezos al ritmo de la carrera, como una canción de soldados en el entrenamiento. El lavatorio de los pies –hay que saber entender los textos- había sido en realidad una sesión de friegas con linimento Sloan, después de una dura carrera y por supuesto, los años de la vida de Cristo, posteriores a su infancia y anteriores a su vida pública, los había dedicado el Mesías a … ponerse en forma. Tablas de ejercicio, flexiones, régimen hipocalórico y seguramente bicicleta estática y máquinas. ¿Pero qué dice padre? Calla, hombre, calla, descreído, la exégesis ha avanzado mucho.

Cuando pensaba que la cabeza le iba a estallar, cuando pensaba que se había vuelto definitivamente loco, era de día. Le habían despertado los golpes en la puerta. Por la forma de sacudir la aldaba no podía ser más que una persona. Al abrir apareció Tato con dos docenas de churros y un litro de chocolate, para ponerse a tono antes de ir a –Bergamota cerró los ojos apretándolos con un gesto de suprema tensión- antes de ir a pasear, hombre, que te pensabas.

lunes, 9 de diciembre de 2013

ARGIMIRO Y CALVINO DE LIPOSTHEY


La comida había empezado a la hora de siempre. La puntualidad era norma de la reunión y como en los toros, a la hora prevista se empezaba. Puesto que era habitual que algún comensal incauto se retrasara, uno de esos que piensa que lo fino es siempre llegar tarde, algún memo invitado por error que al llegar dejaba caer que era persona muy ocupada y por tanto importante, utilizando expresiones que la pequeña tertulia tenía vetadas, como que estaba hasta arriba, que tenía mucho lío, que perdonaran pero que el despacho exigía mucho, daban como tiempo de cortesía el aperitivo. Al último que había acudido resoplando e hinchado de importancia lo había sentado de culo Doroteo con un bufido:

-            Claro, claro, los demás no tenemos nada que hacer y por eso somos puntuales, haga el favor de no contarnos batallitas profesionales que no nos interesan nada. Tenga en cuenta que todos nos conocemos, que esto es una ciudad al fin y al cabo pequeña y que de camino le hemos visto salir del Hotel Picadero, sonriendo y silbando una tonadilla ligera. Si hubiera usted empezado por ahí le habríamos aguantado el retraso y hasta invitado a comer. Pero zalamerías hipócritas no.

Argimiro seguía la escena con los pelos de punta, aterrorizado por la reprimenda, espantado por el fondo del asunto, asombrado por el nombre del hotel. Calvino de Liposthey que tenía una paciencia infinita tuvo que explicarle que no, que ese no era el nombre del hotel, sino una forma discreta de identificarlo. Y en cuanto al resto, que quiere usted Argimiro, esta pobre humanidad es así, gula, envidia, orgullo, lujuria, pereza, codicia todos trotando de un lado a otro. En fin. Mírese a sí mismo que es a veces perezoso hasta en la lujuria. ¿Quién le ha contado qué? Calle, calle, atienda.

Se terminaron los aperitivos, sin que el convidado los catara apenas. Para compensar se le sirvió el vino en primer lugar, dándole así una segunda oportunidad. Con solemnidad levantó el vaso, miró a todos y pronunció un breve brindis -por esta tertulia de gruñones cornudos- que fue seguida de un estruendoso aplauso. Sólo Argimiro aplaudía con menos entusiasmo. El gran Bergamota, como era conocido, vivía su exilio provinciano en soledad, Doroteo era viudo, Tato soltero y Calvino de Liposthey formaba con su mujer una unión tan sólida y compenetrada que era imposible considerarle incluido en alusión alguna. Sólo Argimiro, tan inseguro él, se decía que tal vez… Bueno no.

La conversación siguió por los derroteros habituales, lo propio, lo ajeno, el chiste, la actualidad, hasta llegar a las grandes honduras a las que inevitablemente conducía la presencia grandiosa de Alcides Bergamota, quien en relativo silencio y con movimientos de ceja dirigía con mano diestra la tertulia, organizando turnos de palabra cuando el griterío sobrepasaba la normal.

-            Que poco me gustan las mujeres con los pies para adentro – dijo Tato.
-            Hombre, tampoco creo que a ellas les gusten mucho los tíos con el pie revirado – contestó Doroteo.
-            No, hombre no me refiero a un defecto, sino a la postura rebuscada, como forma de ser, de coqueta pose. Suele ser un pie calzado con alguna horrible zapatilla, ya sabe, redonda, gomosa, moderna, de colores, de cordón blanco de las que luego meten en la lavadora y ponen a secar sujetas con unas pinzas de plástico. Y lo dejo en el sentido de la vista sin pasar a los demás.
-            Sólo de pensarlo uno se marea.
-            Esa pose de los pies para adentro –continuaba Tato ya lanzado en su teoría- es un síntoma de filiforme ñoñez, una simulación de indefensa vulnerabilidad, que suele ir acompañada de poses intelectuales, la exhibición de algún libro espantoso asomando de los bolsillos de una trenca, alardes de independencia y mundo, tal vez algún idioma. Pero todo ello esconde irrefrenables ansias de procrear sin freno y de reinar con salvaje autoridad en las fronteras del imperio una vez conquistado.
-            ¿Pero de que está hablando? – preguntó Argimiro que no entendía nada y era padre de siete hijos.
-            Nada hombre, tranquilo, son tonterías. Pero usted escuche, hágale caso que a Tato le gusta recrearse.
-            Yo prefiero un modelo que pise recto, que enseñe la pantorrilla maciza, de cadera, taconeo y flor en el pelo, que se mueve con paso firme y de vez en cuando pegue un respingo gracioso.
-            Hombre Tato, sobre gustos no hay nada escrito, mire usted, de toda hay en este mundo y no hace falta ser dogmático en estos temas que tocan las fibras más personales – era Fidelio Lentini Spotti, siempre político, que vivía subyugado por una coleccionista de zapatillas para lavadora.
-            De ninguna manera Lentini, yo no transijo, yo no compongo, y además, ahora mismo, para no partirles la cara y quedarme a gusto, ¡voy a bailar un taran tantán, encima del güito!

Mientras Tato se levantaba para tirar a continuación el güito sobre la mesa, en un susurro Argimiro se dirigía a Calvino, para hacer la enésima pregunta.

-            Oiga Calvino, ¿eso del güito que es?
-            El sombrero hombre, el sombrero hongo, ¿es que se ha vuelto usted gilipollas?
-            Oiga sin faltar… ¿Pero cómo va a bailar encima?
-            Porque lo tiene blindado claro, por las cachiporras ya sabe. En estos tiempos de registradores de la propiedad en la presidencia del gobierno en cualquier momento le sacuden a uno por la espalda.

Tato subido a la mesa dio un brinquito sobre el güito y entre aplausos y olés empezó un taconeo frenético, acompañado por la guitarra de Doroteo, que dejando por una vez a un lado las delicadezas del Cancionero de Palacio, rasgaba la guitarra a pleno sentimiento, con los ojillos entrecerrados y el ceño fruncido pero sin olvidar de tirar del cigarro que tenía sujeto en la comisura de los labios. Tato se abrió la chaqueta y con gracia sin igual, en inverosímil equilibrio sobre su güito blindado, chasqueaba los dedos de sus manos regordetas mientras los brazos subían y bajaban con lentitud graciosa y sentimiento, unas veces; con garbo y fuerza otras, cruzándose por la espalda. Palmas y olés, un que se joda al que no le guste y algún ¡ea! formaban la más extraordinaria ritmada y cadenciosa algarabía que imaginarse pueda. Aquello culminó cuando Tato, convertido en flamenca peonza, cesó de repente todo movimiento, dio a continuación un brinquito que movió con gracia sin igual su cuerpo de rechoncha firmeza y sobre sus pequeños botines se puso a remedar los saltitos de tensa emoción, aquellos de Julio Aparicio al rematar una tanda con la muleta a aquél toro de Alcurrucén, aquella tarde de San Isidro. Bergamota embargado por la emoción decía en tono pausado:

-            ¡Cumbre has estado cumbre, Tato.

La noche estaba helada y seca, el frío invitaba a caminar con ritmo, con el cuello de los abrigos levantado. Calvino de Liposthey se había ofrecido a acompañar a Argimiro hasta la puerta de su casa, e incluso a esperar unos minutos por si se la encontraba cerrada, por castigo de la Merche. Argimiro seguía asombrado por lo que había presenciado, y su verborrea de preguntas no cesaba, poniendo verdaderamente a prueba la infinita paciencia de Calvino. Oiga Calvino, pero no entiendo, si ninguno es andaluz. Argimiro, no deje que las demarcaciones administrativas le pongan un velo ante los ojos. Y además Argimiro, si no fuera por el riesgo de colapsar a estas horas tardías su mente inocente le contestaría con la boutade de que Andalucía, lo que usted entiende por Andalucía no existe. Pero le diré otra cosa, joven, espabile hombre, espabile, que a veces parece usted tonto de capirote.

lunes, 4 de noviembre de 2013

CONFERENCIAS Y AGRESIONES DE ALCIDES BERGAMOTA (UNA MAS)

Eufonía.

(Del lat. euphonĭa, y este del gr. εφωνα, armonía).

1. f. Sonoridad agradable que resulta de la acertada combinación de los elementos acústicos de las palabras

Nuevamente la maldad y el infortunio se iban a cebar en el gran Alcides Bergamota, maestro de políglotas. En efecto, de políglotas. Porque el amigo Bergamota hablaba de carrerilla diez o doce idiomas y se manejaba en algunos dialectos regionales. El dialecto de Milán, por ejemplo (Bravo el mè Baldissar! Bravo el mè nan/ L'eva peuè de vegnó a trovamm:/t'el seet mattascion porch che manemann/l'è on mes che no te vegnet a ciollamm...). Cediendo por una vez y con carácter excepcional a los ruegos del Casino de la Puebla de Goliardos, y abandonando por pocas horas su exilio provinciano, acudió para impartir una breve charla sobre el idioma Portugués. Esa maravilla que hablan nuestros vecinos. Remontándose al pasado se evocaron las circunstancias del nacimiento del vecino reino, la absurda separación, la breve reunificación en tiempos del gran Felipe (segundo de España y primero de Portugal), sellada en las Cortes de Tomar; el nuevo y definitivo desgarro, la reivindicación del movimiento pan-ibérico, apoyado en los argumentos del gran Oliveira Martins. ¿Cabe siquiera pensar que no evocara el gran Alcides el bilingüismo de los Montemayor y Camoens, que no evocara las gestas de Tructesindo Ramires durante la Reconquista, cuyo espectro acudió a combatir a las Navas de Tolosa, no pudiendo sufrir en la fría tumba que se librara la batalla sin él? ¿Y qué decir de la emoción suscitada entre el auditorio al llegar a Pepe Queiroz? Tuvo primero que precisar que bajo ese apelativo familiar se escondía José María Eça de Queiroz, tal vez el más grande de los novelistas europeos del siglo XIX, autor de ese libro único que es La correspondencia de Fadrique Mendes. ¡No faltaron tampoco a la cita Anthero de Quental, ni Almeida Garrett ni el gran Camilo! Y Pessoa claro, bajos sus variados heterónimos. Me dirán ustedes, y dónde están el infortunio y la maldad que no aparecen por ninguna parte. Pues bien, llegaron justo en el momento en el que el gran Alcides ilustraba a su auditorio sobre las bellezas del idioma y para hacerlo leía en voz alta frases representativas, bien de la delicadeza de la entonación, bien del melancólico parlar, bien del gutural y áspero gruñido de ciertas palabras de enfado. Cuando pronunció la primera frase que elegida para ilustrar las propiedades eufónicas del idioma en su vertiente popular y más chusca,  Bergamota llevaba ya dos horas de charla y estaba completamente perdido entre las nubes, delirando en portugués. Así que no se dio cuenta del ejemplo apuntado por Tato al preparar la charla, un tanto descuidadamente, convengamos en ello y, sin pensarlo dos veces, pronunció la frase: “Um preto com um bom nabo”. La eufonía era obvia, evidente maravillosa, emes por todas partes, vocales, repetición de la o, labios en forma de canuto para pronunciarla. Lo malo fue cuando doña Gertrudis un poco congestionada y de forma un tanto brusca interrumpió para preguntar:

-       Creo, me parece… ¡Desolada estoy de haberlo entendido todo! ¡Sólo necesito que me confirme que la palabra preto es negro para montar aquí la de San Quintín! ¿Pero que se ha creído? ¡Que yo he venido aquí con mi sobrina que no está en edad de oír los delirios de un maníaco!
-       Oiga señora, yo no le permito… La eufonía es evidente, estemos a lo que tenemos que estar, vea: Preto, con o al final, y nabo, con la o también…- no pudo terminar por los gritos de doña Gertrudis.
-       ¡A callar sátiro! ¡Mi sobrina!

Doroteo, que había acompañado esta vez al ilustre conferenciante y por tratarse de una charla sencilla para un auditorio femenino no iba armado, recogía a toda prisa, sin poder evitar que Bergamota replicara feroz, dando rienda suelta a su temida dialéctica.

-       ¡¡Semejante loro!! Ya está bien señora. Eufonía señora, eufonía en portugués, eso es lo que hemos venido a enseñar aquí, eso es lo que le hace falta a su sobrina, que por lo visto está un rato buena y a lo mejor de hortalizas sabe más que usted!!
-       ¡¡Aaaaagggg!!- doña Gertrudis se lanzó al ataque blandiendo las largas agujas de su labor de punto y flanqueada por dos amigas que gritaban enardecidas- ¡¡Dale Gertrudis que este va a pagar por todos!!

Como siempre la intervención de Doroteo, el flemático Doroteo, fue decisiva. Con toda serenidad empujó la mesa sobre las asaltantes en el momento en que trepaban a la tarima del orador, lo que dio tiempo a que pudieran subir al coche los dos y escapar del pueblo.

Nuevamente el oscurantismo había triunfado, dando muestras de su poder. Nuevamente se había dado importancia a lo accesorio, en este caso el contenido, cuando la frase elegida ilustraba únicamente una cuestión de forma y sonoridad, nuevamente la frivolidad y la maledicencia, atentos a las miserias de la vida y dispuestas a retorcerlo todo bajo su perverso prisma habían prevalecido, sin que el natural comedimiento del gran Bergamota hubiera podido hace nada. De todas formas, al llegar a casa hablarían con Tato.

miércoles, 23 de octubre de 2013

SENTENCIA TEDH y PAROT (un poco más)

Comentario (si es que es posible seguir comentando sin acudir al puro y simple palo).

Que lo entiendo todo “menos la problemática del contexto”, como decía aquél notario amigo suyo.
Francisco García Pavón, El hospital de los dormidos.

Se ha comentado de sobra y muy bien todo el asunto de la sentencia del tribunal europeo de derechos humanos sobre la llamada “doctrina Parot”. No vamos a repetir lo que ya se ha dicho. Sólo vamos a intentar nuestra pequeña síntesis a manera de contenido desahogo.

1.      Nos gustaría poder decir, como hace Manuel González, alias Plinio, al principio de una de sus investigaciones, que no entendemos nada. Nos gustaría pero no podemos. Y no podemos porque lo entendemos todo, o casi todo. Al menos lo esencial. Por supuesto la parte jurídica, sobre la que volveremos en un momento brevemente. Pero también lo demás. Entendemos que se ríen de nosotros.
2.      Si, se ríen de nosotros. Así de sencillo. Se ríen de nosotros la clase política española y la parte de los jueces que forman parte de la clase política desde la abolición de la división de poderes. Se ríen de nosotros desde hace muchos años. Tal vez desde el principio de la Transición, desde la víspera de dar comienzo al proceso, tal vez empezó la carcajada con Franco todavía entubado. Y se ríen seguramente frotándose las manos y hasta sujetándose la panza, como ventrudos bribones. Se ríen del sacerdote que todos los domingos, sin falta, nos pide que roguemos con él a Dios por las víctimas del terrorismo. Pero si sólo se rieran de nosotros, pues todavía nos aguantábamos. Pero es que se ríen, a carcajadas, precisamente de ellas, de las víctimas del terrorismo.
3.      Empezaron con la risa Chiqui Benegas y los curas que se negaban a oficiar funerales, y los progres que entendían a la ETA por asesinar antes de la constitución, siguió riéndose Felipe, con los Gal pero sin tocar el código penal; mandó a parar el PP de Aznar (parece un sueño lejano) pero la flojera volvió con Zapatero, cuando le dijo a las Villa, a Irene y a su madre, que ya, que a él también le habían matado a un abuelo…Se puso colorado, empezó a soltar aire, hinchó los papos, cerró los ojos y ya no se pudo contener, se le soltaron las lágrimas de risa y carcajada que va y que sigue sonando. El último bromazo ha sido Mariano, más en plan Buster Keaton, contestando a una pregunta sobre el asunto “llueve mucho”.
4.      A nosotros nos gustaría que de una vez llovieran piedras cuando asome uno de estos.
5.      Si nosotros estamos indignados como estarán las víctimas de verdad, las víctimas completas, las que han visto cómo se asesinaba a sus amigos, hijos, hermanos, padres, compañeros de trabajo. Los torturados, secuestrados, exiliados, los mutilados, los que no duermen por la noche.
6.      Alguno habrá que nos salga con aquello de que España es así o asá, un país imposible y los españoles un desastre. El único reproche que podemos hacerles a los españoles de a pie que el 12 de octubre llenaron las calles de banderas españolas, que tantas veces han apoyado en manifestaciones multitudinarias a las víctimas del terrorismo, lo único que podemos reprocharles es su paciencia y su respeto por las reglas de un juego en el que nuestra clase política hace trampas a su antojo desde hace treinta o cuarenta años, desde que se puso la primera ficha en la primera casilla.
7.      Aunque hay una sentencia, no estamos ante una cuestión jurídica sino puramente política. Es una de las piezas que se habían prometido a la ETA como parte de la rendición política de la clase política española ante la organización terrorista. Primero la ayuda directa a la banda ETA, el chivatazo del bar Faisán. Luego la doctrina Parot, para ayudar a los encarcelados. Primero se había soltado a Bolinaga, torturador de Ortega Lara quien por pura vergüenza y decencia tuvo que darse de baja del PP.
8.      La sentencia se ha cocinado, preparado y ejecutado en la política, colocando un magistrado afín en el tribunal el PSOE, evitando su recusación el PP, permitiendo el mismo partido y los jueces de la Audiencia Nacional que tenga fuerza ejecutiva de hecho, cuando no la tiene de derecho. El estado español tiene medios de sobra, absolutamente legales, para haber evitado ayer la salida de la cárcel de la etarra Inés del Río, que por lo que sabemos ni está arrepentida, ni ha colaborado, ni ha realizado trabajo o estudio alguno en la cárcel y sin embargo redimido días de condena.
9.      Nada puede esperarse de la izquierda española, jacobina, radical, antiespañola, absolutamente falta de tradición democrática, desconocedora de lo que un estado de derecho es, enemiga de la libertad por la que nunca ha luchado, que sólo admite la ley, el derecho, el estado, cuando están a su servicio. En cuanto al PP, elegido por mayoría absoluta para cambiar el rumbo de España ha traicionado. Es así de simple. Un partido de traidores, al menos sus actuales dirigentes. Lo que para quien esto escribe es peor aún que la labor de destrucción socialista que siempre es bastante obvia y desde hace años triunfa principalmente por ausencia de réplica. ¿Por qué ha traicionado el PP la libertad, la democracia liberal en un estado de derecho, a las víctimas del terrorismo y a quienes le dieron la mayoría absoluta? ¿Por simple estupidez? ¿Porque es un partido progre? ¿Por pereza? ¿Por negarse a la reforma de un sistema que pudiera poner en peligro sus privilegios de casta? ¿Por qué hoy llueve mucho mires usted? El caso es que lo ha hecho. Mariano es el Judas Iscariote, el Fernando VII si se prefiere de la Transición. Llegó como Mariano el deseado con mayoría absoluta y se irá mal, indudablemente. No a pedradas porque el adoquín no se estila.
10.  Insistimos, podríamos dar aquí muchos argumentos jurídicos para justificar la doctrina Parot desde el punto de vista legal, para explicar que nunca ha habido retroactividad de ley penal en España (como tanto memo asegura), pues a nadie se ha juzgado en España por un acto que no estuviera tipificado como delito cuando se cometió; que se trata de un criterio interpretativo que atañe únicamente a la ejecución de condenas absolutamente legales; que como han hecho otros país es perfectamente posible no ejecutarla, etc. Pero no se pierdan en estos tecnicismos jurídicos, por otra parte muy interesantes, que son la tinta del calamar.
11.  La sentencia no es más que un pretexto, el argumento que necesitaban para seguir adelante con el mal llamado plan de paz, el camuflaje para aparentar que la cosa no va con ellos, que no están de acuerdo, pero mire usted, es que hay que acatar las sentencias. Lo dicen mientras con cara de circunstancias besan a las víctimas. Es la pantalla con la que van a disimular que han dado legitimidad a una banda de asesinos, que la ETA matando ha conseguido lo que quería, poder, y que se entregan regiones de España dónde no se aplica la ley a minorías violentas que con o sin armas imponen su voluntad, como ya se hace con el nacionalismo catalán. Es el escudo tras el cual la clase política que no quiso reformar el código penal durante años, porque cumplir íntegras las penas no era progre, disimula la rendición ante una banda asesina que estaba derrotada cuando llegó ZP al poder (¡infausto 11-M de tan largas consecuencias!) y disimula su falta de principios, su inmoralidad profunda, su falta de creencias, de formación, y de amor a España y su absoluto desinterés por el futuro y por las generaciones que vendrán, por todo aquello que no sea su poltrona, sus privilegios, su dinero. Los argumentos de Mariano el Judas esta mañana en Cataluña sobre la cuestión nacional eran “lo moderno es estar unidos”. Que cantazos se pierden.

Aquí lo dejamos, que nos hemos alargado demasiado. El domingo acudiremos a apoyar a las víctimas allí dónde nos citen, con una enorme bandera de España.