jueves, 28 de mayo de 2015

Tarde de toros

Y cuanta cosas se ven. Ayer vimos a un enano gordo, de pantalones rojos, camisa azul marino tensada por una enorme panza, parado al lado de un pimpollo reventón –dicho por lo apretado del atuendo-, una miss piernas al aire que repartía publicidad. Todo lo que tenía de piernas y apreturas lo tenía de careto feo la pobre, pero todo no se puede tener. Se ve que estaban juntos por casualidad en extraordinario contraste o tal vez en asombrosa complementariedad, por completa casualidad, pues ni se miraban ni se tenían en cuenta. Vimos los corrillos de aficionados habituales, el que espera, los que se abrazan, ellas, ellos, el famoso, los críticos, la charanga tocando a bombo y platillo una canción de Alaska y Dinarama, la autoridad, los renventas, las pipas, las copas. Los bares llenos, los cigarrones, las almohadillas, el turisteo y algo de muslamen, que todavía no se decide el personal a tirar de poderío del todo, no sea que se enfríen las carnes. Juanqui el del bar nos dice que le gustaba mucho ir a la plaza y que a su mujer, lo que más, acercarse al patio de arrastre, a entrar en el desolladero y estar allí un rato. Cosas de la hostelería pensamos.

2 comentarios:

  1. Creo que divagas y te desvías. Aprende a centrarte, apunta a la diana y no te distraigas..

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  2. Le agradecemos al comentarista sus recomendaciones de marketing, pero mejor se queda callado que esto no es para que nadie participe y menos con esas tonterías del twiter.

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SI QUIERE ECHAR SU CUARTO A ESPADAS, YA SABE AQUÍ. CONVIENE QUE MIENTRAS ESCRIBA ESTÉ USTED FUMANDO, CIGARRO O INCLUSO PIPA.