sábado, 2 de mayo de 2015

ENTREVISTA (Interview).

Advertimos al posible lector de que, por su crudeza, las entrevistas que concede Tato a las gacetillas regionales no son para todos los paladares. La que hoy reproducimos apareció en el Diario Regional, y nos hacemos eco por la referencia que contiene a eso de los toros, que viene muy a la mano, con el mayo madrileño ya empezado.
 La Redacción
-       ¿Fuma usted en pipa? pregunta Fran Tarugo Cecina que es todo lo joven, progre y moderno que sus apellidos permiten. Quería haber cambiado el orden, aprovechando las novedades legislativas, pero Cecina Tarugo tampoco ayuda.
-       Todos los fumadores de pipa practican el vicio solitario, contesta Tato que no sabe todavía porque ha accedido a conceder la entrevista para el semanario de un periódico provincial.
-       Pero no contesta usted a mi pregunta.
-       Ni falta que hace. Ya le he explicado cómo funciona esta entrevista. Es una entrevista democrática así que puedo contestar lo que me dé la gana.
-       ¿Y el arte? A nosotros nos interesa mucho el arte, lo encontramos muy interesante. De hecho somos críticos de arte.
-       Si desde luego se nota, por lo interesante que todo le parece. Seguro que también moderno. La crítica de arte es absurda cuando todo lo orienta a alabar a un artista diciendo que es moderno. Cuando oímos decir a alguien que fulano es muy moderno nos entran ganas de sacudirle.
-       Oiga pero que bruto es usted.
-       Pues no crea, nada de puños, bajamos la testa y le embestimos arreándole un cabezazo.
-       Veo que el arte no es lo suyo, vamos a cambiar de tema. Algo más de su mundo, aunque espero que duren poco. ¿Y los toros?
-       Veo que no le falta a usted ningún adorno. Es también antitaurino. Mire es posible que los toros históricos pudieran ser algo terrible y brutal, además de extraordinario (pensemos en los caballos muertos de Gutierrez Solana o en esos ruedos abarrotados de gente estoque en manos, toros, caballos, diestros y público en el más terrible desorden). Sin embargo hoy, en el mundo en que vivimos, el contraste que representan con lo electrónico, lo digital, lo virtual inexistente, con el plástico, el plasma y las pantallas, es esencial para no perder ya del todo y definitivamente el norte en un éxtasis de pastillas y lechugas alucinógenas. ¡Pero que manía tiene este hombre con la lechuga!
-       Pero hombre si hace usted hasta la réplica a mí no me deja nada, iba a decir lo de la lechuga… Me habían comentado que le obsesiona.
-       Es que acelero porque es usted muy previsible en todo lo que pregunta. Y así le ahorro trabajo, que le veo algo tardo y como reblandecido. No quiero entrar en detalles, pero no me ponga la mano en la pierna, ni se le ocurra.
-       Oiga por favor sin faltar.
-       Es que mire francamente, cuando uno se cruza por la calle con dos moros que hablan a gritos como si estuvieran solos, en el extraño idioma gutural y cavernoso que es el suyo, y luego escupen en el suelo, y van vestido con chilabas de rayas, pues le corre por el cuerpo una cierta desazón y casi involuntariamente invoca silencioso las Navas de Tolosa y se refugia en el recuerdo de don Alfonso VIII diciendo al arzobispo Jiménez de Rada “Arzobispo, voy y yo aquí muramos” antes de lanzar la carga que decidió la batalla. Y de repente se da cuenta de que ninguno de los dos está ya en este mundo, ni Pedro de Aragón, ni Sancho de Navarra, ni el señor de Vizcaya y que los pueblos y villas castellanos que mandaron a sus milicias a combatir al moro son hoy lugares de gente mayor y de poco vigor. Y que nos queda sobre todo gente como usted.
-       Oiga, no entiendo, que quiere decir…
-       Pues mire que usted, que ya me he enterado, es uno de los organizadores de las sesiones de cuentos para niños para el fomento de la igualdad, que están soltando en las bibliotecas públicas.
-       ¿Y es que no le gusta?
-       Casi me da una ahorcada cuando leí el cartel que habían colado aquí en Nava, pero descuide que esa sesión disolvente, ese aquelarre, en la biblioteca de este pueblo no se celebra, como que me llamo Tato.
-       Ya veo que es usted un fanático, va saliendo el facha reaccionario… Le estoy calando. Deme un sólo argumento en contra de nuestra iniciativa que es algo de lo más loable en este mundo de tanta maldad, luchar porque todos seamos iguales.
-       Su atroz y melosa ñoñez ya sería de por sí un argumento suficiente, por el horror estético que supone, es una pena que ya no tengamos circo para soltar buenistas como usted a los leones hambrientos. Claro que con tanta igualdad a lo mejor se comen ustedes a las pobres fieras que son tan bondadosas.
-       Sólo suelta exabruptos que le delatan…
-       Mire, desde que el mundo existe la vida es discriminar, es decir, seleccionar excluyendo. La vida es elegir, una opción o la otra, este camino o el otro, dependiendo de a dónde se quiera llegar como acertadamente indica el gato de Chesire a Alicia.
-       ¿Alicia? ¿Es una chica del pueblo?
-       No hombre, Alicia en el país de las maravillas.
-       Ya, la película de dibujos, pero está un poco vieja, vamos que es antigua y no recuerdo esa escena. Más preguntas le voy a hacer.
-       No. Ya no puedo más, se ha terminado. Para acabar le voy a decir unos versitos de Lope:

Apenas Leonora
La blanca aurora
Puso su pie de marfil
Sobre las flores de abril

Lo dicho, hasta otra.

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