Hay en el polígono un olor a gas, a berza, a alga podrida, un aire a puerto, una humedad como marítima, con el día nublado, el sol escondido. Pero es el polígono de siempre, sobre el páramo madrileño, con algunos rastrojos y desmontes alrededor, todavía, pero que tiene ya poco que ver con las parameras que describen Baroja o Galdós en sus libros madrileños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
SI QUIERE ECHAR SU CUARTO A ESPADAS, YA SABE AQUÍ. CONVIENE QUE MIENTRAS ESCRIBA ESTÉ USTED FUMANDO, CIGARRO O INCLUSO PIPA.