miércoles, 9 de enero de 2013

Una de abogados


Una de abogados: párrafo encontrado en el tratado sobre los toros de Cossío:

Eran antes los contratos escuetos y sencillos, pero hoy el recelo, la consideración comercial de la profesión y el predominio de la verborrea abogadesca, verdaderamente incontinente, han ido dando a esto contrato cada vez mayor extensión, y sin que se enriquezcan con condiciones sustanciales, sus cláusulas han ido adquiriendo número y complejidad cada vez mayores.” ¿Qué diría hoy el autor si se asomara a los documentos jurídicos de formato anglosajón que nos imponen la fuerza de la economía de los países de esa tradición y la debilidad de nuestra cultura y formación? Y no me refiero sólo a la jurídica claro. El contrato entre apoderado y representado o entre diestro y empresa, empezaría, a la anglosajona, con diez o doce páginas de definiciones de los términos a utilizar en el contrato:

Toro, significa en el presente contrato bóvido salvaje, pero criado por un ganadero profesional miembro de una asociación de ganaderos y perteneciente a las castas fundacionales Vistahermosa, etc.

Dependiendo de si el torero es estrella o no, es G-10 o meritorio, entonces se puede acotar la cosa, trabajar la definición:

Toro, significa en el presente contrato bóvido salvaje, pero sin exagerar, criado por un ganadero profesional miembro de una asociación de ganaderos y perteneciente, el ganado, a la castas fundacionales Vazqueña y/o Vistahermosa, encaste Veragua, Domecq, Tamarón, subencaste Juan Pedro, únicamente, etc.

Definiendo hasta el galimatías y la absurdez.

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