Vaya por delante que el que esto escribe no tuvo ocasión de asistir a la tan comentada corrida de los Saltillo lo cual no impide participar en el tan oportuno e interesante debate que se ha abierto en torno a la que, sin duda, puede llegar a ser la tarde más recordada del presente ciclo isidril, a expensas del juego que puedan dar los colosos Victorino y Miura.
Amén de leer la excelente crónica de nuestro corresponsal, he acudido a fuentes de indudable criterio como son los señores Amorós y Juan Ramón Márquez y no me sorprende leer que, con matices, hay coincidencia en opinar que la corrida presentada por el ganadero don José Joaquín Moreno de Silva no era para todos los paladares (menos aún los actuales, muy acostumbrados al toro autotaxi que va y viene para mayor gloria de la figura de turno) y exigía un tipo de torero que hoy día no existe.
La crónica del maestro Márquez concluye con lo siguiente que cito literalmente:
"Todos los días vemos al toro aborregado, derrengado, mustio. Hoy hemos visto otra cosa muy lejos de ese animal que ya sale del chiquero vencido de antemano. A esto de hoy no habrá nadie del toro que lo defienda, como tampoco habrá ecologista alguno que se disponga a abrazarlo. A estos sólo los queremos cuatro cavernícolas."
Márquez, que a mi juicio no es tan cavernícola como el mismo se califica, y si lo es, entonces yo también soy un hombre de Altamira (¡a mucha honra!) pone de manifiesto dos aspectos en los que estoy completamente de acuerdo. El primero es que la corrida de Saltillo ofreció un toro muy difícil y que ante semejante tipo de animal el torero medio, incluso el malo, tiene oportunidad de salir mejor parado ya que el aficionado normal tenderá a valorar más y mejor lo poco que de bueno pueda hacer al enfrentarse a un animal de esas características. El segundo es que el toro difícil ofrece espectáculo. Relata Márquez (al igual que hace nuestro corresponsal en su crónica) que la plaza no despegó la vista del ruedo y se produjo una ola de interés, tensión, comentario y disfrute que no es nada frecuente ni en Las Ventas ni en ninguno de los otros grandes cosos del mundo taurino.
Sin toro no hay fiesta y el toro "clásico" , "encastado", "difícil", es tan necesario como el agua para un cultivo.
Llevamos décadas enfangados en una relación perversa entre las "figuras" y los toros de lucimiento. Los ganaderos que quieren figurar en carteles y vender corridas se han ido adhiriendo al movimiento imparable del toro portátil, del toro acomodado a un toreo de lucimiento sin hondura. Las ganaderías que han permanecido fieles a los encastes tradicionales se han visto relegadas a un segundo plano y solo venden en Francia o en plazas muy toristas.
Todo esto no exime al ganadero de crítica, no apelándole a que se adhiera al movimiento del toro autobús de línea (lo cual significaría sacar todo lo que tiene y empezar de nuevo con otras sangres) sino animándole a que afine la selección para presentar corridas mas parejas dónde a la casta se una bravura.
El ganadero ha pedido disculpas a través de Twitter, diciendo literalmente:
"No tengo palabras sólo pedir perdón pero todo que raro se me escapa que pudo pasar a pensar y trabajar perdón una vez mas"
Lo más interesante es que el 99% de las respuestas que recibe en Twitter, enviadas por aficionados y colegas son para agradecerle la disculpa y pedirle que en vez de disculparse continúe así, animándoles a seguir criando un toro original, un toro alejado de la corriente mundana.
Ser ganadero de lidia en la España de nuestro tiempo es una labor heroica. Todo mi respeto para todos ellos (incluso los productores del toro taxi) ya que participan en mantener una cultura atacada desde todos los ámbitos de la sociedad y perseguida con saña por ser uno de los pocos elementos definidores de la hispanidad que aún quedan en pie. Ser ganadero y defender una casta diferente y no rendirse en el intento tiene aún mayor mérito. Es por ello que aplaudo y ánimo al señor Moreno de Silva a seguir por el camino iniciado. Sacar buenos toros es una de las empresas más difíciles que existen, el ya lo ha hecho y por ello tuvo su recompensa en el ciclo isidril. La corrida salió mas difícil y mansa de lo esperado pero los que acudieron vieron un espectáculo taurino interesante, y así lo han atestiguado, y tuvieron ocasión de ver un encaste legendario recuperado desde las lejanas neblinas de la historia taurina y traído a una plaza del siglo XXI, acostumbrada a aburrirse soberanamente ante el espectáculo inane de los toros Milka y los toreros de la puerta giratoria que no saben o desprecian una lidia completa que requiere de cuadrillas con conocimiento y entrega.
Siga usted así, piense y trabaje, seguro que lo hará en cantidad y calidad, los aficionados a la fiesta de toros le estaremos esperando con interés y pasión. El que esto escribe no piensa perderse la próxima corrida en cuyo cartel figuren los saltillos del señor Moreno de Silva.