El espantoso y obsesivo peso de la actualidad, toda
hecha de partículas digitales. Se sueña con un lugar retirado, tal vez con una
biblioteca silenciosa, dentro de una gran casa. Las paredes están forradas de
libros, la chimenea encendida, dos butacones de lectura cómodos, mesas bajas.
Hasta se puede fumar un habano. Por la ventana, al levantar la cabeza del
libro, se ve la tarde gris. El inmenso silencio es un presagio de nieve.
Algunos copos sueltos. Una corneja cruza el paisaje dando brincos por el suelo.
Las ramas desnudas de un árbol inmenso se estremecen por la ligera brisa,
aunque parece que lo hacen de frío. Pasar allí unos días. Pasear.
¡Más vale solo que mal acompañado!
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