miércoles, 22 de mayo de 2019

De los Cuadernos de Alcides Bergamota el Grande (cortesía de Calvino de Liposthey).


Oído en el polígono: le he dado la silicona para dejarlo más curioso. Pues claro que sí. Bien de silicona. Y un empujón. Y más tarde, en el súper, un cajero de mucha pluma tutea sin piedad a un cliente con un carro de la compra mediado, lleno de gollerías. Cuando me toca el turno estoy preparado para sostener el duelo, no pienso renunciar al usted. Pero para mi sorpresa el dependiente de la pluma, con el mismo amaneramiento me trata con corrección exquisita. Se oye incluso el consabido ¿algo más caballero? Tato me aclara las cosas ya en la calle: es obvio que la conversación anterior, con ese tuteo tan agresivo, era una conversación entre maricas que se habían identificado como tales. El que hacía la compra disimulaba pero estaba volado y el cajero le zurraba sin piedad. Cada vez que se oía un tú era como decirle, loca, maricona, que yo a ti te conozco. En fin cosas de antes, que está usted en las nubes Bergamota.


¡Danos paciencia con este Bergamota Señor!
 

4 comentarios:

  1. ¡Un poco subido de tono el dibujo de arriba!, sin embargo el de abajo, me encanta...pose de escritor pensante, porque todos los escritores no son pensantes.

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  2. Este Señor tan pensante, ¿ no será nuestro D. Miguel de Unamuno, verdad?, si hubiera en estos días algún D. Miguel de Unamuno...¡Ah que podrido está todo!.

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  3. ¡Sigo pensando porque tengo tanto que descubrir de mí mismo!, ¿ comprenderán Ustedes, verdad?

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  4. ¡Vean el libro blanco donde debo escribir pero las mejores palabras son las no escritas y las no pronunciadas!, para mí el silencio de las palabras y los libros...es evocador, es estar en las alturas.

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