La vicepresidenta del gobierno español ayer respecto del asunto
Catalán y de la respuesta dada por Puigdemon: "Nadie ha tenido tan fácil una respuesta y nadie ha tenido tan fácil
evitar que se aplique la Constitución". Esta mañana el presidente del
Gobierno, en la misma línea, decía durante la sesión de control lo siguiente: “Va a obligar al Gobierno a tomar decisiones
que sería mejor no hacerlas nunca.” Esto es lo que queda de nuestro estado
de derecho. Esta señora y este señor son la encarnación andante de un
esperpento de Valle-Inclán. Si el autor de Farsa
y licencia de la reina castiza estuviera vivo, el asunto catalán sería un
inagotable vivero para la sátira más salvaje. Con una diferencia seguramente: Alguna
ley se aplicaría al autor para no dejarle publicar el esperpento. Tablado de
marionetas para escarnio del despreciado vulgo (que somos los que estamos fuera
del sistema de partidos); Farsa y desparpajo del gobierno flan; Comedias de
bárbaros diálogos o Escenas bufas de una democracia fallida.
¿No habrá ningún ministro que avergonzado presente su dimisión? ¿No
habrá ningún ministro, ningún dirigente del partido que alce la voz ante lo que
vimos ayer, el PP impidiendo que se aprobara la propuesta de Ciudadanos contra
el adoctinamiento en el sistema educativo catalán mientras los radicales del
congreso –catalanes y PNV- hacían cortes de manga y daban lecciones de moralina?
Porque esto ya no es un problema catalán, o de Cataluña. Gente que se
salte la ley siempre habrá. Lo
extraordinario es ver a todos estos ministros funcionarios, registradores de la
propiedad, abogados del estado, jueces, empeñados en no cumplir la ley y en no
hacerla cumplir, negociando bajo cuerda, amigos del chanchullo más infame,
utilizando expresiones como "volver
a la legalidad" como si el reo de un delito penal pudiera simplemente
dar marcha atrás, como si no hubiera pasado nada, y, en definitiva, riéndose de
nosotros y haciendo trizas el estado de derecho. Todos estos funcionarios-juristas
olvidando que los nacionalistas en Cataluña son una minoría, razonando como si
por boca de los radicales hablara la región en su conjunto, como si fuera
Cataluña el sujeto de derechos y no cada catalán, individualmente, por su
condición de español. No estamos desde hace mucho ante un problema catalán,
sino ante un problema español, de derrumbe del sistema. Lo primero las clientelas y el pesebre, la partitocracia a cualquier precio, preservar el tinglado como sea. Y al español de a pie, ni caso, aunque salgamos a miles a la calle.
Para el Heraldo de Nava,
Genaro García Mingo Emperador
Señores ya esta bien. No podemos mas. Esto es un rollo. Volved a la cosa ceporra, al tabaco y eso o cerrad el tinglado.
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