miércoles, 20 de julio de 2016

El Zuavo fuma en pipa.


Gran parte de lo que sabemos de las andanzas del Gran Polígrafo se debe a los trabajos, ímprobos y discretos, llevados a cabo por Calvino de Liposthey. También es sabido que, entre el gran Alcides Bergamota y el propio Calvino, existe una sólida y honrada amistad, que de alguna manera ha puesto cierto coto a las investigaciones del biógrafo. Bergamota no ha transigido nunca con la publicación de su imagen y Calvino de Liposthey ha cumplido fielmente con esa condición que le permite, a cambio, seguir espigando en el inmenso archivo bergamotiano, depositado como se sabe en casa de Doroteo, en Nava de Goliardos. Allí ocupa parte de un cuarto grande del ala este de la casa. Ya se imaginan que en una choza no vive Doroteo. Pero a lo que íbamos.

 

Si del personaje principal no contamos sino con algún vago principio de retrato realizado a hurtadillas con un lápiz mordido, obra de admiradores torpes, sin embargo, de los otros personajes vinculados a Nava y a la egregia figura tenemos alguna cosilla. Van llegando a manos de Calvino de Liposthey lo que se supone deberían ser retratos de varios de los personajes principales del pequeño círculo y aledaños. Nosotros, haciendo gala de una recomendable prudencia, dudamos, en varios casos, de la autenticidad de estas identificaciones, ya sean retratos artísticos o fotografías, que por el contrario creemos que contribuyen sobre todo a mantener el juego del despiste, la gallina ciega y el escondite que practican sin cesar los habitantes de Nava, por aquello del ¡déjeme usted en paz! ¡oiga!

 

Con todas las salvedades y reticencias damos hoy un par de muestras del material que nos ha llegado. El primero, de mediocre ejecución, nos lo quieren meter de matute como retrato de Tato, cosa del todo imposible si recuerdan ustedes quien es y cómo es Tato. Nos han pedido hasta precio. Hemos contestado que nos lo quedamos por cuatro buenos palos que nos dejen dar a su autor.

Con la segunda muestra entraríamos ya en el terreno de la fotografía, tan cercano a las exhibiciones obscenas, al espionaje, ariete para el asalto a la intimidad y burla a la civilización. Un invento nefasto. Las que nos llegan aseguran que son tomadas a Cambises García Lardón, alias el Zuavo, aprovechando un descuido mientras visitaba una exposición y estaba reconcentrado. A todas luces se han utilizado artimañas de toda clase: cámaras ocultas, teleobjetivos y demás espantos. En este caso, debemos rendirnos a la evidencia de que puede existir cierta verosimilitud en las fotografías, y es posible, por algunos detalles que sólo el ojo entrenado del observador más experto podrá captar, que se trate de El Zuavo. Sin ánimo de convertir esto en una revista de cotilleos, si nos llega material adicional, les iremos informando.



La primera. Supuesto retrato de Tato (improbable):




A continuación El Zuavo en la exposición (más probable acierto):




Y al final, de regalo, unos que se habían colado en la exposición, haciéndose los entendidos:















2 comentarios:

  1. Los tres últimos tienen desde luego aspecto de ser unos canallas, sobre todo el del puro. ¿Como le han dejado entrar a la exposición con un puro si está prohibido? Los otros dos, además de canallas parecen un poco idos... Tal vez sean dos tontos sin más..

    ResponderEliminar
  2. !!Además con chalina!!

    ResponderEliminar

SI QUIERE ECHAR SU CUARTO A ESPADAS, YA SABE AQUÍ. CONVIENE QUE MIENTRAS ESCRIBA ESTÉ USTED FUMANDO, CIGARRO O INCLUSO PIPA.