miércoles, 2 de abril de 2014

CARTA POLÍTICA recibida copia en la redacción para su divulgación.

Carta a un candidato supuesto.

Querido Cirulo,

Te escribo un poco a la carrera, pero no quiero dejar pasar el momento. Dejo pasar tantos que este no, porque se refiere a algo que viví, si puede decirse, en directo. Venía ayer en el coche oyendo la retransmisión del funeral de Adolfo Suarez y oí entera la homilía del cardenal Rouco, que me pareció magnífica, incluidas sus menciones al espíritu de concordia, a la guerra civil y a que las cosas que han pasado pueden volver a suceder, por mucho que uno cierre los ojos y no quiera verlas venir. Las palabras exactas fueron estas (refiriéndose a Adolfo Suárez), como seguramente ya sabes:

La concordia fue posible con él. ¿Por qué no ha de serlo también ahora y siempre en la vida de los españoles, de sus familias y de sus comunidades históricas? Buscó y practicó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos más delicados de la vida política y social de aquella España que, con sus jóvenes, quería superar para siempre la guerra civil: los hechos y las actitudes que la causaron y que la pueden causar.”

Me encuentro ahora con la indignación de Rosa Diez y de muchos otros en la misma línea, en particular nacionalistas catalanes con La Vanguardia a la cabeza. Pero de estos últimos nada espero, salvo que caiga un día sobre ellos todo el peso de la Ley. Pero de UPyD en cambio tenía otro concepto. Francamente, lo único que me parece impresentable –por utilizar sus propias palabras- son las declaraciones de Rosa Diez. Suarez era católico, su familia lo es. Un funeral, hasta donde yo sé, es una ceremonia católica. Al menos en España y en una catedral. En una catedral lo normal es que el acto que se celebre sea religioso. Y es normal que los organizadores se hayan decidido por un acto religioso cuando se celebra para despedir a un ferviente católico como al parecer era Suarez. Asistía a Misa en la parroquia de nuestra Señora del Plantío dónde yo voy también a Misa con mi familia los domingos. Por lo que yo sé nunca fue ambiguo, ni jugó, ni hizo demagogia con sus convicciones religiosas. Otros defectos tendría, pero no ese.

Se podía haber optado por no haber celebrado un funeral de Estado, o haberlo organizado de otra forma. Pero una vez organizado, si Rosa Diez se sentía ofendida por la fórmula elegida, lo mejor hubiera sido no asistir, por aquello de no estar en Misa y repicando (confieso que no sé si asistió o no la verdad). Como ves por el refrán, todo esta carta no sale del terreno de la Iglesia. Parece mentira a estas alturas… no que hablemos de la Iglesia sino que se produzca la pataleta de nuestros progres, que sigan en lo mismo, año tras año. Y en el caso de Rosa Diez iba dando síntomas de que detrás de la primera fachada ciudadana y civilizada de regeneración iba apareciendo lo de siempre, y ayer cayeron al suelo las máscaras.  

Por otra parte, una vez aceptado un funeral católico y de Estado, que sonara el himno nacional me parece natural y no veo en que podía ofender a los asistentes, que podían haber optado por quedarse en casa. Es algo tan habitual en otros funerales pero también en bodas o en los toros que extraña que algunos no conozcan las tradiciones del país en el que viven.

A mí lo que me ofende en cambio es la presencia de Rubalcaba, de Zapatero o de Mas y hasta de Mariano, desde mi punto de vista indignos tanto del himno que sonó como de la palabra España de la que tanto se avergüenzan, y que el buen cura tuvo el acierto de restregarles (espero que con toda intención) una y otra vez. A la Iglesia le asiste también la libertad de expresión y puede expresar opiniones políticas, como todo el mundo, y no sólo en el sentido que agrade a la izquierda, que aplaudía a Tarancón pero ahora se indigna con una homilía como la de ayer llena de sensatez y que responde para muchos de los que la oímos a las preocupaciones del momento.

¡Por una vez que una figura pública tiene el valor de decir lo que piensa, habría que aplaudirle! Es insoportable este ambiente de lo políticamente correcto, del no se puede decir, de las falsas verdades y las medias mentiras. La izquierda española, la triste, miserable, la incalificable izquierda española lleva años, años, mintiendo, revolviendo la Guerra Civil, abriendo fosas, promoviendo memorias históricas, buscando fantasmas, buscando revancha no se sabe contra que y lo que es peor sirviéndose de todo aquel dolor y muerte para manipularlo y medrar. Son auténticos carroñeros. Ellos pueden hacerlo, pero una única mención sensata y ponderada al asunto por parte del cardenal, explicando que con Suarez se había pasado página sobre el tema, provoca la indignación de esta tropa de fariseos impresentables. Tú conoces mejor que yo el papel tan siniestro que ha jugado la Iglesia española por ejemplo en el País Vasco o en la Cataluña nacionalista. Pero cuando como ayer rectifica y se pone dónde debe, más vale tarde que nunca, creo que hay que aplaudir el gesto y no indignarse no se sabe muy bien de qué, porque su pataleta no la explica.

Yo ayer me sentí respaldado por la homilía del cardenal Rouco, sentí que por fin alguien daba la cara por la gente de a pie. Tenemos a la izquierda a caballo de la más descabellada demagogia, propia de tiempos que parecían olvidados, pero que con tanta irresponsabilidad podrían volver  como recordó el cardenal (nunca de forma idéntica, pero volver). Y mientras tanto la derecha calla, ignorante, paleta y acomplejada, convencida como el buen marxista de que la economía lo es todo. Ya sé que todo esto de izquierda y derecha tiene mucho de categorías obsoletas, pero creo que me entiendes.

En definitiva, y perdona la perorata e incluso el atrevimiento de escribirte sobre estas cuestiones, pero las declaraciones de Rosa Diez de hoy (que se suman a sus gracias sobre el santuario de Lourdes y a la condena del franquismo hace poco, cosa que a estas alturas me parece que es seguir llamándonos idiotas a todos) me parece que os hacen un flaquísimo favor a los candidatos a las europeas.. Asoma la sectaria izquierda anticlerical a la primera oportunidad, volviendo a chocar de frente con la misma y eterna piedra, una y otra vez (¡parece mentira!) y eso aleja a UPyD, sin ninguna duda, del centro y de la gente normal que quiere vivir en un país normal y razonable, en una sociedad abierta sin estas estridencias. Por supuesto que Rosa Diez es libre de decir lo que le parezca, pero indudablemente, políticamente, me parece una estrategia tremendamente equivocada y es una pena porque un partido como UPyD –al menos lo que parecía que podía llegar a ser hasta hace poco- con gente como tú a bordo, hace mucha, muchísima falta. Se pega un tiro en vuestro pie. España es un estado aconfesional sin duda, pero de ninguna manera esto significa que sea o deba ser un estado laico o laicista dónde la práctica de lo religioso deba confinarse en el mundo de lo privado. Solo nos faltaba esp.

Un abrazo y perdona de nuevo la parrafada que te mando con la mejor de las intenciones, en la medida en que pueda serviros de algo.

Un abrazo,

Casandro Candil Trefe

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