viernes, 23 de agosto de 2013

A UNA AVISPA DESPISTADA...

Si bien no tengo por costumbre entablar pleitos con los lectores de este balcón del cepogordismo, estimo que no es malo hacer una excepción con nuestro querido amigo Avispa.

Avispa, que deduzco ha elegido su apodo por aquello del aguijón y no por ser muy avispado, me acusa, más bien por falta de entendimiento que por exceso de malicia, de algunas cosas que no son ciertas.

En primer lugar, manifiesta que le acuso de contrahecho, algo que en mi anterior texto no se dice en ningún sitio. Caminar unos pasos y que se le escape el pié a uno no es ser contrahecho ni contra nada es sencillamente ser un poco torpón, de andares dubitativos. Al lanzar esta acusación sólo me cabe deducir que nuestro amigo Avispa, o bien es corto de entendederas o aún peor, no sabe leer, algo que no es infrecuente entre los críticos y puntillosos que son a menudo analfabetos funcionales.

Después y recurriendo a un insulto clásico en las letras universales me alude como cornudo y se coloca en el lugar del corneador que satisface, gracias a su prodigiosa dotación penal, las supuestas necesidades de una dama tontuela y proclive al fornicio que le recibe en paños menores.

Dejando de lado las innecesarias revelaciones anatómicas, que a nadie interesan excepto a su supuesta amante, debo advertirle que dado que no tengo esposa, debe de estar usted picando piedra con la señora madre de alguien y ésto, amén de ser feo, puede que resulte peligroso y pese a no ser contrahecho, según nos manifiesta, igual termina usted siéndolo de verdad a causa de  cuatro palos que le propine el ofendido.

Dicho ésto, le deseo a usted, amigo Avispa, que si le place y a su amante le conforta, que disfrute de sus irregulares coyundas tanto como le sea posible. Lea a Ovidio, tome infusiones de gingseng, explore las disciplinas tántricas, mejor será que se centre en el ejercicio inguinal que en las obsesiones gramaticales. Hace usted menos daño revolcándose en la cama que delante del teclado o buscando disonancias y diptongos, cópulas quebradas y subjuntivos errabundos.

En fin, anímese Avispa, no le critico, trato de comprenderle, me pongo en su lugar, no debe ser fácil vivir siendo un obseso del adverbio y el pretérito imperfecto, relájese, vaya a ver a la madurita caliente y tómese una copa con ella, le hará bien.  

Sanglier.

2 comentarios:

  1. Debería soltarle un picotazo, pero me he comprometido a mantenerme dentro del campo de la justa gramatical. El cotejo entre varias secuencias permite escindirlas entre varias sílabas, combinadas diversamente con el realce acentual. En su caso, es dificil encontrar las sílabas entre tanta mixtura, entre tanta papilla negra. Pero lo seguiremos intentando. En cuando a ese tipo que comenta y que se permite atacarme, sólo le diré que no me utilice para evacuar sus neuras y su obsesión sexual. Váyase a un médico.
    El AVISPA (que zumba de nuevo).

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  2. Me pregunto si tendrá por costumbre madrugar y asearse (en la naturaleza de la Avispa está el picar sin motivos, les he elegido a ustedes, y tienen que fastidiarse o borrarme).

    El Avispa.

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SI QUIERE ECHAR SU CUARTO A ESPADAS, YA SABE AQUÍ. CONVIENE QUE MIENTRAS ESCRIBA ESTÉ USTED FUMANDO, CIGARRO O INCLUSO PIPA.