A la salida de
los toros, un grupo de aficionados nobles, encastados pero también con algo de
genio, declaran su enfado por lo visto, el estado del público, de la plaza, de
España. Teniendo parte de razón o mucha, en cuanto a público y plaza, quizá lo
visto en el ruedo no nos desagrada tanto como a ellos. Hablando de que al poco
tiempo de adquirido lo de Juan Pedro Domecq se les va de las manos a los nuevos
ganaderos, lo explican diciendo que es que ahí dentro, en ese ganado, están
metidas todas las castas y que sin la receta original –que sólo tiene el
vendedor que transmite las reses pero no libros genealógicos, historia, etc.-
enseguida se modifica la mezcla y sale por dónde menos se espera. Hacen toda
clase de bromas sobre el símil de la cocina, la receta, el coctel, etc. Un
momento extraordinario que aquí queda recordado.
A. Bergamota, para la Voz de Nava.
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