Un lugar común es sin duda que España no
trata bien a sus grandes hombres (y mujeres). Es un lugar común si lo
consideramos como una característica española. Si dijéramos, ¡cuán a menudo las
naciones no tratan bien a sus grandes hombre y mujeres! entonces, totalmente de
acuerdo. Un par de ejemplos fuera de nuestras fronteras: Temístocles, vencedor
de Salamina, salvador de Atenas, más tarde desterrado por sus conciudadanos.
Clive, verdadero artífice de la India británica, que fue desposeído de todos
sus títulos y cargos y terminó sus días como un oscuro ciudadano, paseando por
las calles de Londres (dueño de cierta fortuna, eso sí).
lunes, 6 de abril de 2020
domingo, 5 de abril de 2020
La queja.
No es posible quejarse apenas de nada, si uno está encerrado en casa, gozando de buena salud. Otra cosa es experimentar añoranza por la vida normal, recordando por ejemplo lo que hicimos el año pasado por estas mismas fechas: asistir a Misa por la mañana, domingo de Ramos, y acudir por la tarde a los toros. Tal vez los toros históricos pudieran ser algo terrible y brutal, en mayor o menor medida, como puede verse en algunas de las interpretaciones que dejaron, por ejemplo, Goya o Gutiérrez Solana. Aunque tampoco puede afirmarse como una evidencia. Sin embargo, hoy, en el mundo en que vivimos, el contraste que representan con lo electrónico, lo digital, lo plástico, liso y pulido, con la jauría que son las redes sociales, todo ello tan omnipresente durante estos días de reclusión, resulta esencial para no perder ya del todo y definitivamente el norte.
Y de regalo, por ser abril, esto de Lope:
Apenas Leonora
La blanca aurora
Puso su pie de marfil
Sobre las flores de abril...
sábado, 4 de abril de 2020
La tertulia y el cigarro habano.
Historia
de una tertulia de Antonio Díaz-Cañabate, es un estupendo libro, pero lo será
sólo para quien no le haga mohines a la fiesta de los toros, al tabaco y por
supuesto a la tertulia. La tertulia no es sólo charlar, es hacerlo juntos, todos
a una. Así lo explica el autor recordando que una noche se trasladaron del café
habitual a casa de Edgar Neville que les había invitado a cenar: “En el salón
de Neville, decorado con dos admirables Solanas, la tertulia acampó. Nada de
los grupitos que suelen formarse en estos casos, generalmente, a un lado las
señoras y a otro los caballeros. No: se hizo la tertulia. Gran corro.”
Y
añade el autor, algo que al cepogordista, a la tropa de Nava de Goliardos, a
los redactores de la Voz de Nava, al patronato de la Fundación Tato para
Varones Desahuciados, les ha llegado al alma. Es lo siguiente:
“Se
hizo la tertulia y se encendieron los puros, que son como las luminarias que
alumbran la fiesta inefable, sin las cuales parece que no se puede hablar. Una
tertulia sin puros es una reunión de hombres tristes, que suspiran de vez en
cuando”. (pág. 204 de la edición de la editorial Renacimiento del 2019).
martes, 24 de marzo de 2020
TORO, de nuevo.
Hemos viajado este otoño dos veces a Toro. Las dos han dejado un
recuerdo excelente en el viajero. Pero la segunda vez visitamos el Monasterio
de Sancti Spiritus el Real y eso es algo que deja un poso único, asombroso. El
visitante, que como ya ha confesado en la reseña que hizo del primer viaje, es
poco más que un pelagatos, se queda admirado ante ese mundo que ya no es el
suyo, las altas paredes, la grandeza de la Religión, el templo imponente, la majestad del lugar. A ello contribuyeron también el día claro y frío, el paseo
al río, cruzando el puente romano, o medieval, que franquea un Duero represado
y por eso revuelto. La larga y estimulante caminata, primero bajando hasta el
agua, de espaldas a la colegiata, y luego subiendo lo bajado, resoplando y
deslomado como un burro viejo. En lo alto, a contraluz, pasan al trotecillo como
unas sombras. Tal vez sea el séquito de Juan Rodríguez de Fonseca, el obispo
Fonseca, que marcha a la corte de los Católicos Reyes para organizar la América
recién descubierta. Ha sido un momento. La imaginación y la cuesta le juegan
una pasada, que no es mala, al visitante. Las puertas del Monasterio se abren a
la hora prevista para los pocos que somos. Esto es un aliciente más que contribuye a
realzar la visita. Las personas que coinciden con nosotros no gritan, son
discretas, miran con calma y no corretean. No hay rastro de villanos, ni de
gentuza, no se hace notar el vulgo insolente y soez, simplemente porque no
está. Pero no nos dejemos llevar por la vesania de los tiempos. Volvamos al
Monasterio:
Pero Cabeza de san Julián, cristo del amparo de Toro, Juan de Juni.
Escuela.
Dominicas de Toro. Monte Sacro, desde la creación, el nuevo Adan y la
nueva Eva. El puente, los niños jugando.
Cristo de las batallas, patrón de toro. Agustín canta coplas.
Lorenzo de Ávila tuvo casa en Toro, oración en el huerto. Santo
Domingo atrapa al demonio en forma de pájaro dragón para que no distraiga a las
meninas.
Portal enchinarrado, por empedrado.
Un chino o un japo. |
viernes, 6 de marzo de 2020
Bienaventurado
« (…) Je
vous fais descendre aussi, mon si cher frère : être frère d’un domestique,
d’un familier, d’un valet, ce n’est pas brillant aux yeux du monde… Mais vous
êtes mort au monde, et rien ne peut vous faire rougir… »
“(…) Le hago descender también,
mi tan querido hermano: ser hermano de un doméstico, de un criado, de un sirviente,
no brilla mucho a los ojos del mundo… Pero usted ha muerto al mundo, y nada puede
hacerle sonrojar…”
Charles de Foucauld, cartas y
cuadernos; de una carta a un hermano trapense.
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