Como
ya explicamos en su día, Cepogordo no hace ya crónica política por razones
evidentes y sobre las que no hace falta insistir.
Esto
no impide seguir observando lo que ocurre a nuestro alrededor y a veces, como
ahora, anotarlo. Nos ha hecho gracia, por decirlo de alguna manera, la
coincidencia de dos lapsus significativos en una misma semana.
Según
el Diccionario de la lengua española de la RAE, un lapsus es una falta o
equivocación cometida por descuido.
No
hace volver a contar el lapsus de la periodista María Rey asociando el dos de
mayo con una revuelta contra las tropas
de Franco… Lo revelador del asunto es que el error consista en asociar el
evento conmemorado precisamente con Franco. No podía haberse cometido la
equivocación asociando el dos de mayo con otro personaje histórico más cercano
en el tiempo. Qué se yo, Wellington, Carlos III, Esquilache… A menudo un lapsus
no es más que eso, un error, producto del cansancio o de los nervios. Pero en
este caso, es toda una explicación, toda una metáfora del estado de
intoxicación colectiva en que vivimos.
¿Y
la reacción de la prensa disculpando rápidamente a la periodista? Cierre de
filas corporativo, ideológico, de amiguetes. Hasta el escritor este tan
valentón, auténtico capitán Matamoros, verdadero matón de las redes, que tan
recio arrea cuando el enemigo tiene pocos medios de defensa, que quería pegar
físicamente a aquél escritor mayor y hoy olvidado, con su bufanda, que en paz
descanse; incluso este trabucaire, mezcla de periodista y plagiador de
folletines decimonónicos, se calla, se achanta, cierra filas.
Y
el segundo lapsus es el siguiente, temo que también revelador y no simple
producto del cansancio.
El
que tenga ánimo y estómago podrá encontrar en la tercera del ABC del tres de
mayo un artículo firmado por el rector de una universidad católica. Un
espantoso revoltijo de lugares comunes que provocarán nauseas en el lector más
sensible, y que son motivo suficiente para retirar de inmediato a los
estudiantes matriculados en esa universidad si realmente el espíritu de la
tercera ha llegado a permear hasta las clases.
La
ensalada mixta es espectacular, tiene de todo. Referencias a la actualidad más
intrascendente -como empezar el artículo citando a esa horrible niña sueca
convertida en espectáculo mundial- o dudosa – ¡la ONU y su agenda de desarrollo
sostenible!-; el uso de un lenguaje mitad académico mitad clerical, que si son
ambos incomprensibles por separado, mezclados ya ni les cuento; una predicación
entre religiosa y ecológica hueca, vacía, tan inane que provoca vergüenza ajena.
Sirva de ejemplo esta frase: “(…) encuentran
en ella el marco adecuado para alinear creativamente sus esfuerzos por la
justicia social mirando de frente a las condiciones socioeconómicas y
medioambientales, con el signo de los tiempos de la diversidad cultural y
religiosa.” Y no es la peor. Y entre toda la hojarasca, aparece lo que
desde luego tiene que ser un lapsus: “Ahondar
en el pozo de la tradición cristiana se convierte en modelo e invitación para
que otras tradiciones (…)”. A Lo mejor nos pasamos de puntillosos o somos
un poco retorcidos, pero pensábamos que la tradición cristiana es más una fuente
que un pozo, que no son exactamente lo mismo.
La
fonte que mana y corre aunque es noche...
Debe
ser que lo de fuente no va ya con el signo de los tiempos o que es poco
diverso. En fin.
Para
LA VOZ DE NAVA, Genaro García Mingo.