jueves, 4 de julio de 2013

Comida Homenaje a Don Alcides Bergamota ofrecida por el Círculo de Estudios Heráldicos y Gastronómicos Marqués de Casa Pil-Pil

Recibimos en la sede de Cepo una misiva de nuestro ilustre amigo don Andrés de la Pomarada y Rodriguez de Villafranca, que nos escribe desde su solar en el corazón de la Fidelísima Vardulia con el propósito de hacernos partícipes de una noticia que nos llena de satisfacción.

En su última sesión plenaria, los socios del Círculo de Estudios Heráldicos y Gastronómicos Marqués de Casa Pil-Pil han acordado por unanimidad organizar una comida homenaje en honor del Ilustrísimo Señor Don Alcides Bergamota y tienen el placer de invitar a todos los cepogordistas a participar en tan magno evento que se celebrará D.m. el próximo sábado 13 de julio a la una y media de la tarde en la sede del Círculo situada en el número 3 de la calle Infantes de Lara de la capital várdula.

Nuestro amable amigo ha tenido a bien adelantarnos una copia del menú que pasamos a transcribir:

Entremeses fríos y calientes

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Sopa bullabesa con costrones

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Tortilla en salsa de pepitoria

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Cangrejos de río picantones

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Delicias de rape en salsa verde

Bacalao al pil pil y Club Ranero

Cocochas de merluza rebozadas

Anchoas al estilo de Jolaseta

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Carrillera de ternera estofada

Solomillo "Kaiser Guillermo" con riñón en brocheta

Paletilla de cordero lechal al horno

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Quesos del país:oveja curado, Picón-Tresviso y cabra fresco

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Natillas

Arroz con leche

Tarta Panchineta caliente

Paris-Brest con helado de café

Milhojas de crema

Delicias de Antibes en isla flotante

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Bizcochos borrachos de Guadalajara

Piononos de Santa Fé

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Vino blanco y tinto obsequio de la Cooperativa Santo Niño de la Roca.

Café y licores por gentileza de Don Atilano Candelaria, agricultor y propietario de la bodega tomellosera Hermanos Candelaria




Cigarros Partagás de la afamada casa Cifuentes & Cia proporcionados por el Círculo Cepogordista de Vardulia

A los postres nuestro amable anfitrión don Andrés de la Pomarada se dirigirá a los invitados con una loa y aprecio de don Alcides Bergamota, acompañada por los compases de la marcha "Alcides, eres el más grande" compuesta por nuestro bardo local, Telesforo Acebuche, e interpretada al piano por la ñiña Etelvina Rodriguez de Villafranca.

Todos aquellos cepogordistas que deseen participar en tan magno evento deberán comunicarlo a la Secretaría del Círculo de Estudios Heráldicos y Gastronómicos Marqués de Casa Pil-Pil con antelación suficiente.

miércoles, 3 de julio de 2013

ARISTÓBULO, LETRADO ABSTEMIO, DESCUBRE LA MIRINDA

Luego dicen que se abusa del alcohol, pero es que los hay que van provocando, a quien se le ocurre llamarse Aristóbulo y pretender pasar por abstemio en medio de la polvorienta meseta manchega, tierra de vinazos y atardeceres cárdenos.

Tenía que pasar, estaba escrito en el libro del destino, uno llega a un bar de pueblo, el UNICO BAR del pueblo un mediodía de principios de verano y haciendo caso omiso de la mirada astuta de la parroquia vinícola se sienta en una "sillita de apnea" como decía la Cuqi en sus efluvios etílicopoéticos y pide una Mirinda. Comienza el choteo. Mire usté que Mirinda no nos queda. Pues vaya con el señorito de la Mirinda dice una voz gangosa desde una esquina.¿Pero ese no era el nombre de la portuguesa que trabaja en casa de la Cuqui..? suena otra voz ronca y aguardentosa y así hasta el agotamiento neuronal del visitante, que pasa por abstemio, y rehace la orden pidiendo un Bitter Kas...error aún peor. Aquí el único bitter que tenemos es el Cinzano y el que hace Paco El Patás con vino de bodega y hierbas frescas del huerto de su puta m...le dice un colérico y malencarado gerente de bodega cooperativa que agita sus patillas cortas encaramado en un taburete junto a la barra.

Aristóbulo, honrado funcionario de la firma legal Sietefincas, Brown, Meyersson & Gondolfino que ha acudido al pueblo de marras para hacerse cargo de una herencia peliaguda de un cliente de postín y aparentes posibles trincados todos ellos gracias a su oficio político frunce el ceño y se hace el longis...tercer error y en menos de cinco minutos.
La parroquia se anima, ha llegado a sus manos una perita en dulce, un pichón peladito y listo para el asador, una perdiz de   Santa Cruz de Mudela en conserva...un regalo de la Fortuna..
Un habitual de patillón y barriga bandoneón se sienta frente al abstemio sosteniendo un palillo entre los dientes y agarrando el chato de cencibel-tempranillo-tinta fina-ojo de liebre como si fuera el único clavo ardiendo disponible en la patria entera. Oiga ustez y si no bebe pa-que-si-puede-saberse a venio-ustez-a esta noble villa de Pámpano del Jucar.

Aristóbulo nada acostumbrado al cara a cara rural escruta la mirada del parroquiano con cara de no entender nada, que es la cara que se le pone a uno cuando no entiende nada de verdad.
Pues mire, acierta a decir, yo la verdad es que soy muy serio..y aquí el pobre Aristóbulo yerra por cuarta vez en siete minutos.
Joder con el señorito si es como Mariano pero sin barba...que dice que es muy serio...suelta el gerente...como si nos importara un huevo si es un golfo, aquí lo que importa es lo que se bebe, el bebercio define al hombre, el nene no bebe vino luego el nene es nene y no hombre.
Hombre, mire usted..arranca de nuevo Aristóbulo en un remedo de protesta.
Que no coñe, que no, dice la voz aguardentosa de la esquina, que aquí o vino o coñaz o anís o ná de ná..que le tenemos prohibida a la Cuqui hasta la cerveza, invento uropeo que hincha la panza y reblandece el seso. Risas de la parroquia, algún eructo aislado, quizá hasta un rumor de cuesco escondido entre el bramido de la tropa.
Por primera vez (tengan en cuenta que el tipo sabe leyes y lamer culos pero no es muy listo) Aristóbulo comienza a percatarse de que ha cometido un error fatal, o más bien tres errores fatales; primero tener sed y entrar en el bar, segundo pedir una bebida analcohólica y tercero tratar de hacerse comprender por ese atajo de sujetos bebidos, desaliñados y poco empáticos.

Mira majo le dice la voz aguardentosa, esto sólo lo arreglas pagándote una ronda y tomando un vino, como los hombres. Aristóbulo ve peligrar su abstinencia y trata de emitir una negativa mientras se pone en pie. Quinto y último error. En cosa de segundos Aristóbulo siente cómo dos garfios de acero lo sujetan por los pies al tiempo que una mano rápida le quita la chaqueta y otra se hace con su portafolios cargado de informaciones confidenciales que los protocolos internos de Sietefincas, Brown, Meyersson & Gondolfino le obligan a proteger con su vida si fuera necesario.

El propietario de la barriga bandoneón aplica un embudo metálico a la cuidada boca de Aristóbulo que trata de resistirse sin éxito. La garrafa de garnacha tintorera vuela de mano en mano hasta que el rojizo líquido comienza a verterse por la boca de la pipa camino del gaznate del abstemio, pasan los segundos, la deglución continúa a medida que los ojos se abren tratando de abandonar el cráneo y la nuez se mueve al ritmo de jota navarra.

Aristóbulo ya no es abstemio, Aristóbulo ha sido trastocado en pellejo cervantino, en pipa sudada y boqueante que exuda vinazas y sonríe entontecido por el alcohol y los taninos. Sentado sobre un mojón al borde de la carretera comarcal lo encuentra la patrulla de la Guardia Civil incapaz de dar cuenta de quién es ni de dónde viene ni porqué su ropa está bañada en vino y su corbata substituye al caro cinturón de marca que vestía horas antes.

En la sede central de Sietefincas, Brown, Meyersson & Gondolfino la llamada de la Comandancia de la Gurdia Civil es recibida con la misma alegría que un exocet argentino en el puesto de mando de un crucero inglés. Aristóbulo, el entregado aspirante a socio, el fingido  abstemio ha resultado ser en realidad un depravado que aprovecha las dietas para engancharse terribles curdas y pasar las tardes en sucios puticlús de carretera, a juzgar por la foto-tarjeta de Cuqui que los civiles han encontrado en el bolsillo de su chaqueta. Por si fuera poco, Aristóbulo, el impecable alumno de ICADE con varios masteres y abundosas recomendaciones y conexiones sociales, ha perdido los delicados documentos que no dejan lugar a dudas de los trapicheos legales del cliente político de tronío. El daño potencial es tremendo. Aristóbulo debe ser expulsado tras la correspondiente sesión de amenazas y firma de acuerdos de confidencialidad y exclusividad. Mientras su destino queda trazado, Aristóbulo permanece sentado en una sillita metálica en medio de una espartana sala de espera de la Comandancia, su mirada fija en la ventana, sobre el alfeizar dos gorriones pugnan por una miga de pan, en su memoria aún resuena una voz aguardentosa que rié y gruñe al tiempo que no es capaz de librarse del aroma dulzón del perfume de Cuqui que le ha hecho descubrir a la verdadera Mirinda, la portuguesa.

Sanglier.


domingo, 30 de junio de 2013

PENA DE JUAN Y JOSÉ

El toro de Santa Coloma, autor Adolfo Rodríguez Montesinos.

El cepogordista es un modesto aficionado a los toros y alguna vez en Cepogordo le hemos dado una vuelta a la cosa taurina, tanto en la forma de reseña de una tarde en la plaza, como a modo de sesuda reflexión sobre la Fiesta.

Un poco a trancas y barrancas y como hemos podido, pero ha salido alguna conclusión. La primera de todas es que si la fiesta está de alguna forma amenazada, no es por la política y sus prohibiciones, que también, sino por su actual discurrir, es decir, por su actual decadencia, interesada y fomentada por una mayoría de directores del espectáculo y una mayoría de toreros, con las figuras a la cabeza. En resumen, la amenaza política y nacionalista es una amenaza general contra la libertad, y por eso contra todos nosotros y contra lo que se supone que una sociedad abierta y libre debería ser. Los problemas de la fiesta son otra cosa: la adulteración del espectáculo con un toro sin fuerzas, sin casta y que no es bravo, toreado por supuestas figuras que naufragan vergonzosamente en cuando salen de esa rutina (véase Talavante con los Victorinos en Madrid), espectáculo frente al que los niños bostezan, porque no transmite nada y los cursis se extasían antes posturas y culillos en pompa. No queremos extendernos más, para no repetirnos. Pero enlazando un tema con otro, la mejor defensa de la Fiesta, la que volvería a llenar las plazas, es la defensa del toro bravo, de la lidia, realizada por maestros que la conozcan, y no la tontería de la cultura, el arte y decir que a Picasso o a quien fuera le gustaba el asunto de los toros, que qué nos importa. Ya nos explicaremos con más calma si no se ha entendido. Pero cedemos la palabra a alguien mucho más entendido que los que esto escriben y se despiden dando una larga cambiada.

En el epílogo del libro El toro de Santa Coloma de Adolfo Rodríguez Montesinos, podemos leer lo siguiente (por otra parte algo obvio y conocido entre los aficionados a los toros, que no a las posturas y a las figuras y demás, como decíamos):

“La importancia histórica de la raza de lidia debería bastar por si sola para convertir al toro bravo español en un animal mimado por las Administraciones Públicas, las cuales deberían proteger y estimular los esfuerzos de los ganaderos por seleccionar y mejorar la cabaña brava. Nada más lejos de la realidad, porque el toro ha sido y sigue siendo un animal marginado por los poderes públicos, ignorado dentro del marco de la política agraria de nuestro país y hasta vilipendiado cuando las corrientes de la moda han soplado en contra de la fiesta nacional.

En esas circunstancias, la existencia del toro de lidia es mérito exclusivo de los ganaderos que han invertido y siguen arriesgando su patrimonio en la producción del ganado bravo y, como no, de todas las personas que acuden a las plazas de toros y con su aportación económica posibilitan la supervivencia de esta raza y mantienen una complicada estructura en la que se integran todos los profesionales que, de forma directa o indirecta, viven la fiesta de los toros.

No obstante, la galopante mercantilización del espectáculo taurino surgida en los últimos tiempos y que está alcanzando cotas desmesuradas en la década de los noventa, está imponiendo por vía dictatorial la supremacía de los valores económicos sobre cualquiera de las virtudes de tipo ético y estético que, tradicionalmente han constituido el mejor patrimonio de la fiesta y que están abocadas a la desaparición en un plazo de tiempo muy breve. [Nota cepogordista: este párrafo y el siguiente serán objeto de comentario aparte, pues merecen matizarse]

Hoy día la corrida de toros es un simple producto de consumo, como lo son igualmente las figuras del toreo y el resto de los integrantes de la cadena de producción del espectáculo. El torero ha perdido mayoritariamente el sentido y la capacidad de la lidia y parece programado para repetir únicamente la misma faena ante el mismo tipo de toro (descastado, suave, blando, y carente de toda emoción), impuesto por los amos del “circo taurino”. [Nota cepogordista: como hemos dicho en otras ocasiones, hoy no hay figuras del toreo, lo son únicamente aquellos diestros que todavía son capaces de ponerse delante de los Albaserrada –Victorino y Adolfo Martín, José Escolar-, Cuadri, Cebada Gago, Torrestrella, Miura, etc.]

A base de enfrentarse siempre a un ejemplar sin contenido alguno, cuyas mayores complicaciones son falta de fuerza y falta de interés por acometer a los engaños, los toreros son cada día más incapaces de solventar cualquier tipo de dificultad emanada de la casta y se ven desbordados o se acobardan cuando sale un toro que conserva algo más que reminiscencias de bravura y repite media docena de embestidas.

Quienes manejan el entramado organizativo de la fiesta son conscientes de estas limitaciones crecientes en la capacidad de los diestros y por ello velan escrupulosamente para que solo salga a la plaza el tipo de toro que no complica la vida a los profesionales del toreo y además, en la generalidad de los casos, que salga de la forma que resulte más agradable para los diestros, de modo que el fraude mayor no es la mutilación de las defensas de las reses, sino la manipulación genética para mermar o eliminar su casta.

El concepto del espectáculo taurino manejado por los profesionales se basa en la ignorancia de lo que es un toro de lidia que tienen la mayor parte de los asistentes a las plazas, mientras que los verdaderos aficionados que ocupan los tendidos son una minoría. Así las cosas, se intenta aburrir al aficionado serio para que deje de ir a los cosos y se promocionan socialmente las figuras del toreo para que la mayoría de las plazas se llenen de un público festivo, ávido seguidor de la prensa rosa y sin exigencia alguna. Este tipo de clientela profana en la materia no tiene interés real por el espectáculo taurino, sólo le interesa ver a los toreros del momento, va a rendir pleitesía a sus ídolos y aplaude con el mismo calor lo mismo que lo inadmisible.

Pero para los rectores de la Fiesta, estos “aficionados eventuales” tienen muchas ventajas, ya que realizan su aportación económica en las taquillas de las plazas, no plantean problemas a la hora de admitir como bueno un espectáculo adulterado, devaluado o degenerado, como el que se está ofreciendo tarde tras tarde, feria tras feria.

En esto, como en todo, también hay algunas excepciones (Madrid y pocas plazas más), pero, salvo en la capital de España, los mentores de las figuras del toreo actúan a su antojo y cuando no pueden imponer sus exigencias, se “caen” de los carteles.

El proceso degenerativo que sufre el espectáculo taurino induce irremediablemente a la crisis de la ganadería de lidia, dónde la bravura y la casta son objeto de persecución implacable por parte de quienes dominan el negocio taurino, condenando al ostracismo o a la desaparición a las dividas que aún poseen lo que antes fuera el mayor tesoros de la raza.

Adolfo Rodríguez Montesinos. El toro de Santa Coloma.
Consejo General de Colegios Veterinarios de España, 1997
ISBN 84-923276-0-X

sábado, 29 de junio de 2013

LA FERIA DEL LIBRO

Hace unos días terminó la feria del libro de Madrid. Y como entre las manías del cepogordista se encuentra la manía libresca, en la forma de afecto desordenado, mezcla de extravagancia y tendencia al furor, decidió acudir a darse una vuelta, para saciar la vista de libros y disfrutar también del resto del espectáculo. No sabe que parte le ha gustado más.

Era una de esas tardes de verano inclemente, repentino, como si nos hubieran echado a todos una gruesa manta de la más compacta lana. Luz lechosa, difuminada, engordada por el bochorno. Libros por todos lados, y también multitud de tipos. Con el calor, sensación de poca ducha y demasiada chancleta. Tatuajes, piernas peludas, y no sólo las de ellos, también ellas, sobre todo en las casetas progres, aquellas de grupos editoriales de ultraizquierda presididas por efigies del Che, que siguen predicando la ruina del mundo con absoluto orgullo y entusiasmo. Y es gracioso que sigan en un combate que en realidad, a día de hoy tienen ganado, puesto que estatismo, dirigismo, progresismo y nihilismo están a la orden del día. Pero como buenos iluminados, ellos a lo suyo. Pronto no quedará nada que derribar y no sabemos que harán con la maza. Tato dice que se la me… Bueno las cosas que dice Tato a veces es mejor no repetirlas. Tampoco era demasiado bonita la caseta de una editorial o librería, no recuerda el que esto teclea, para gais. Ya me entienden, asuntos de maricones. Pasamos corriendo. En general, tal vez por el calor traicionero que se nos echó encima sin avisar y cogió a la gente desprevenida y sin los afeites convenientes, vimos fealdad, bastante fealdad. ¡Que viva el Tercio y se mueran los feos! gritaba el otro día Curro en A mí la legión. Pues de cumplirse el deseo hubiera quedado la feria mermada de público, la verdad. Pero estas pequeñas cosas, estos detalles inevitablemente observados por el cepogordista son la excepción, y dan color solanesco a la feria. También lo dan las absurdas colas, a pleno sol, en plena cocción, para conseguir la firma de no se sabe que autor juvenil que está de moda. Afortunadamente, no sabemos ni quién es ni que ha escrito En la caseta Verde, libro sobre reflexoterapia o masaje sexual. Pues claro, que puede esperarse acudiendo a la caseta verde. Otro detalle verde fue el libro escrito por Giovanni Verga titulado Eros que publica Gadir. Hay cierta lógica entre el apellido del autor, uno de los grandes de finales del XIX italiano, y el título del libro. Por supuesto lo hemos comprado. Veamos una de sus frases: “Las primeras inquietudes del corazón depositaron en su mente la semilla funesta del análisis”. Gadir publica la pequeña colección El Bosque Viejo, grandes autores clásicos para todas las edades, es decir, para niños. Pequeños libros bien editados, bien ilustrados, atractivos con magníficos textos accesibles, que nos permiten huir de la espantosa literatura infantil (así la llaman), con su horrible desfile de brujas buenas, lobos tímidos y otras cursilerías, ñoñeces y demás. Ya lo decía don Wenceslao: “No es fácil escribir un libro de lecturas para la infancia. Muchos creen que para esto basta con que el autor carezca absolutamente de talento. Es un error.” Para el que tenga curiosidad remitimos a la entradita dónde copiamos el resto de las palabras de don Wenceslao: http://cepogordo.blogspot.com.es/search/label/Wenceslao%20Fern%C3%A1ndez%20Florez. Cuando la bruja deja de serlo, cuando el lobo es cariñoso, el gigante va al psicólogo para curar su miedo a la oscuridad y el ogro hace pasteles vegetarianos, es decir cuando se subvierten las categorías, se vacían de principios y sentido y el cuento se convierte en una gilipollez, en una moralina ñoña que nada refleja de nada, el siguiente paso cuesta abajo es que Blancanieves se lie con todos los enanos a la vez, la Bella Durmiente sea una militante lesbiana, los tres cerditos, pues imaginen ustedes, y Caperucita Roja decida con el lobo aplicarle a la abuelita un tratamiento al amparo del derecho a la eutanasia (adquirido por la nieta, ¿por qué no?), que ya es hora que la vieja nos deje la casa. Así que para huir de todas estas horrible cuestiones, el Bosque Viejo, de Gadir.

Las casetas, en el tramo más largo de la feria, formaban un pasillo muy largo por el que se movía la masa de visitantes, de una caseta a otra. En ese pasillo, salvo por momentos en que corría el aire, se concentraba el calor, por estar cerrado, y por la acumulación de gente. Hubo momentos en que pensó el caminante que circulaba por un pasillo entre dos chiqueros. Sin embargo, algunos de los paseantes se distinguían del resto por su elegancia o su porte. Un chico alto y bien vestido, pantalón y camisa en tonos marrón claro caminaba erguido y no sudaba, indiferente a su alrededor, con los ojos puestos en los libros. Otro personaje trotaba cargado de bolsas, se veía que iba a tiro hecho a darse el atracón, vicioso él. Vestía traje bien cortado de tres piezas, impecable barbita rala, nudo de corbata sencillo que desde que lo hizo por la mañana no se le había movido y llevaba una novia que cual mora trotaba detrás de él, como podía, intentando no perder rueda. Un grupo de señoras charlaba en un descanso, y era como para quedarse mirando: peinado de peluquería, collares de perlas, pendientes de perlas, vestidos, sobriedad, elegancia, sonrisas, iban luego a merendar juntas, seguro. A lo lejos, Martínez Campos a caballo, seguía un año más ahí, en su eterna caballada.

La feria parece que remonta, que ha ido bien. Ha conseguido más ventas que el año pasado. Al parecer, un nueve por ciento más. Y es que, según nos explican, la gente ha acumulado títulos. Es decir, en esta feria del 2013, ha pedido títulos del 2012. Es decir, la tropa se ha estado aguantando las ganas y ahora se gasta el dinerillo. Para que luego se meta la gente con España y los españoles. Mientras tanto, una administración local, destina hace unos días 484.716 euros en forma de subvención a la “mejora de la alfabetización mediática” con el fin, entre otros, de contribuir a “revelar la identidad propia” de los habitantes de esa región española (parece ser que no acaban de conocerse a sí mismos del todo). Estas son las dos Españas. Las del personal que acude sudoroso a la feria a comprar los libros del año pasado y la de los sacamantecas demagogos. No hay otras y no las ha habido nunca.

Dice Tato que al que le vuelva a sacudir con eso de las dos España para explicar lo que pasa hoy le devuelve el golpe, pero con la bota y en todo el hocico. Doroteo ha dicho que a esas ferias que no va, que son para las masas, que a él con la biblioteca de su casa la basta y le sobra y que sólo puede leer en libros encuadernados en piel, porque si no le pican las manos y estornuda.

ESPAÑA HOY

La fotografía captada por un reportero de la redacción de Cepogordo, corresponsal de nuestra filial el Eco de la Provincia, simboliza, resume, cuál ha sido la reacción de los españoles ante las últimas medidas del Gobierno (“el Gobierno sube los impuestos sobre las empresas, alcohol, tabaco, viviendas, aerosoles y aires acondicionados. Y prevé gastar más dinero en 2014.), de ese gobierno al que los españoles dieron la mayoría absoluta para que pudiera sacarnos, poco a poco, del hoyo, y que sin embargo, sigue empeñado en cavar, cavar y agrandar la fosa. Y mientras tanto, la oposición ayuda a cavar, le sujeta la pala y lleva la carretilla mientras asegura que hay que combatir la austeridad, que sólo la oposición logra ver, como don Quijote veía los famosos gigantes.



La fotografía es un retrato de un contribuyente en el momento de pagar a Hacienda, captada el viernes pasado mientras presentaba la declaración.

domingo, 23 de junio de 2013

CONFERENCIA EN JUNIO

Conferencia en junio. Una gorda polaca les enternece porque es gorda y ama a los Estados Unidos y ama más aún a la empresa, a la corporación. Es gorda y sonríe como una gran magdalena rellena de chocolate, es un gran muffin como se dice ahora. Todos sonreímos. Pero antes de seguir criticando o describiendo con la ojeriza que provocan el cansancio y las formaciones cerradas, pensemos un poco de dónde venimos todos. Antes de que llegaran estos sonrientes y bélicos norteamericanos, con sus principios, su inocencia y su organización, todos cosechando patatas, en el mejor de los casos, y ahora hablando inglés. Termina la gordita. Gran aplauso. Ya nos hemos ablandado y ya la queremos un poco, la formación cerrada hace su efecto y ya no es la gorda sin más, le hemos cogido afecto, tierna gordita, gorrionciote. Pero no sólo porque enternece, sino porque es una fiera eficaz, y cosecha más gavillas de trabajo que otras cinco personas juntas, es una apisonadora laboral, dicho sea sin segundas y sin faltar. Sube al estrado un enano cabezón con apellido insoportablemente italiano y un careto de norteamericano que apenas se puede resistir: estructura cuadrada, cráneo al descubierto pelado a máquina, quijada, pómulos salientes, hoyuelos por todos lados boca mascadora. Más adelante le sigue un tal Ajgndhmidfgghghr, un indio de la India que ha dejado las sectas y el acerado kriss y acepta por unos días cenar pasta y ensaladas en lugar de ojos de carnero y cerebro de mandril viejo al curry. Y aquí estamos los dos, hermanados por el Gran Hermano para el que todos trabajamos y al que todos queremos entrañablemente.

Como puede verse, el cronista, que diría el gran don Camilo, está un poco hasta las narices de la cháchara internacional, de la corporación, de la jerga, de sus recomendaciones, de sus amenazas y de su cariño. Pero el cronista, como don Desiderio Papús Garriga[i], necesita llenar la despensa a fin de mes. Así es la vida, y suerte que tiene el cronista, que por lo tanto se ha pasado la semana sonriendo y dando conversación, doblando el espinazo ceremonioso, como si recogiera patatas, y dando las gracias en tres idiomas y en el lenguaje de los signos, y a Dios el primero.


[i] “Don Desiderio Papús Garriga, cabeza visible de familia numerosa, se había pasado la existencia tratándole de buscar una raíz científica al hecho — sucesivo e inexplicable — de llegar todos los meses a fin de mes.” El Hacendista. Nuevo Retablo de don Cristobita. Camilo José Cela. Editorial Destino.