Uno de los aspectos más detestables de la vida en sociedad es la falsa cortesía, el falso interés que no esconde otra cosa que una simple y bellaca tendencia al chisme.
El que esto escribe aprecia muchísimo la buena educación y muy particularmente la urbanidad, ahora bien, conviene distinguir entre buenas maneras y falsa cortesía.
En el medio que de manera totalmente ilegítima se considera la "gente bien" está muy arraigada la costumbre de la falsa cortesía.
La falsa cortesía consiste en aparentar interés por la vida del otro, su familia y vicisitudes.
Tomando como base el hecho absolutamente accidental y desgraciado de haber compartido ubicación geográfica durante una serie de años o generaciones y pertenecer ambos a un medio que,de manera gratuita, se considera parejo, el falso cortés, se siente poseído de un derecho divino a la encuesta inquisitorial que para colmo queda oculta bajo el velo de la cortesía, la amabilidad, el interés amoroso del amigo "de toda la vida". ¡¡Qué cortés es Menganita, siempre pregunta por mamá!!
El falso cortés no se contenta con una respuesta educada y genérica, de ningún modo, el falso cortés tiene memorizado un cuestionario que hubiera sonrojado al famoso Dr.Gallup.
En determinados momentos del verano se da pié a una situación incómoda e innecesaria; la toma de contacto con Fulanito y Menganita.
Fulanito, que lleva ya mes y medio de vacaciones, entre otras cosas porque nunca ha trabajado en nada y sus ocupaciones son meramente nominales, es un ejemplo vivo del falso cortés, un archipámpano de la vacuidad, un abate de lo superficial, un magnate del abrazafarolismo militante. Menganita, su costilla, es una mujer simplemente estúpida que lee el Hola y otras revistas pornográficas semejantes, que tiene una hija a la que ha hecho la vida imposible y dos hijos tan pelmas como su marido a los cuales, tras denodados esfuerzos, ha conseguido convertir en sendos muermos con tendencias afeminadas y costumbres poco higiénicas.
Pues bien, estos dos próceres de la patria, que tienen un titulín que le concedieron al bisabuelo de Fulanito por vaciar el orinal real una tarde que el monarca de turno estaba de parranda con unas folclóricas en el reservado de un hotelito de Aravaca, que son socios de los clubes de los que hay que ser socio y que están al tanto de todo (es decir que no saben nada con certeza), son habituales de los lugares donde hay ocasión de encontrarse con el resto de la "colonia".
La "colonia" (concepto del que hablaremos para otro día porque da para unas cuantas líneas) se reúne, según edad y condición en diversos lugares del pueblo, villa o ciudad de turno dónde cada uno tenga a bien "veranear".
Estos lugares de encuentro, (que aconsejo evitar por todos los medios si uno quiere preservar su salud mental y mantener la tensión arterial controlada) son, según los casos; la playa, el naútico, el paseo marítimo, la puerta de la iglesia (hoy día menos porque Fulanito y Menganita se van apartando de las supersticiones cristinas salvo en lo meramente formal) el club de tiro, la plaza mayor, el bar de turno (dónde no consumen, porque Fulanito y Menganita son de la cofradía del puño cerrado) etc..
La situación clásica se desarrolla conforme a un esquema invariable y el detonante es siempre la fatal distracción de la víctima.
Así que uno, la víctima, comete el error de cruzarse con Fulanito y Menganita paseando por la alameda a última hora de la tarde y de inmediato surgen las preguntas y por allí desfilan padre y madre, hermanos, tíos, novias abandonadas, coronas de asta de diversos parientes, animales de compañía, rentas y herencias, obras y restauraciones, funerales, anginas de pecho y un sinfín de noticias más que Fulanito y Menganita preguntan como ametralladoras sin tan siquiera esperar a que ese uno, la víctima, termine de responder a la cuestión precedente.
Cargados con ese tesoro de respuestas quebradas y apenas evitadas, Fulanito y Menganita avanzan en pos de otra víctima o, maravilla de maravillas, se encuentran con Zutanito y Zutanita y se inicia un intercambio a cuatro voces de chismes, rumores, noticias inexactas, hipótesis atrevidas, opiniones sin fundamento con el que van nutriendo sus respectivos sacos de novedades.
Si uno, la víctima, está muy entrenado y se mueve con habilidad, puede conseguir que el próximo interrogatorio de Fulanito y Menganita se produzca el último día de las vacaciones y, aún mejor, que no se produzca hasta el año siguiente.
La única ventaja de la falsa cortesía consiste en su naturaleza estacional. Si te encuentras con los finísimos Fulanito y Menganita y Zutanito y Zutanita caminando, por ejemplo, por la calle Jorge Juan un sábado de invierno a mediodía, no hay peligro alguno porque entonces uno, la víctima, ha pasado a la categoría de un conocido más, un ser poco atrayente al que se despacha con un "hola que tal" o un "adiós, adiós" con gesto de mano incluido. Porque, gracias a Dios, durante el resto del año Fulanito y Menganita, nutren su saco en otras despensas y fuera de "la colonia" uno, bondad infinita, no es nadie a los ojos de Fulanito y Menganita.
Cada año,uno, la víctima, se entrena para resultar un ser despreciable a ojos de Fulanito y Menganita adoptando las indumentarias más atroces y los requiebros mas olímpicos con el propósito confesado y confesable de que, por fin, le retiren a uno, la víctima, el saludo.
De momento no lo he conseguido, al parecer la falsa cortesía puede con todo y con tal de preguntarle a uno, la víctima, si su tío Ignacio "el que se lió en el verano del sesenta y dos con la sobrina nieta de los Ceporrez del Ceporral" sigue soltero y dedicado al "pendoleo" no hay ofensa que parezca suficiente ni displicencia que no puedan soportar.
En fin, la clave está en ir por libre, evitar los lugares conflictivos, sonreír mucho y si le dan a uno, la víctima, la lata en demasía responder con citas de Demócrito llamandolo Memócrito, Cela llamándolo Pela, informando de que Ramses II acaba de instalarse en el María Cristina o que uno sabe de buena tinta que Victor Manuel de Saboya está liado con la infanta Elena... puede llegar el caso de que un tercero les acabe devolviendo el falso chisme en forma de secretísima confidencia u ocurrencia genial...esas cosas pasan, en "la colonia".
Sanglier.