jueves, 12 de mayo de 2022

Un apunte con motivo de la corrida de toros de ayer día 11 de mayo. Por A. Bergamota, para el Heraldo de Nava.

Fueron toros de la Quinta para Morante de la Puebla, Juli y Pablo Aguado.

Hay una falta de personalidad grande entre los de la montera. Se ve perfectamente al acudir a una novillada. Salen de las escuelas como cromos, con el mismo toreo de salón, falta ponerles un espejo en el ruedo para que se miren. Morante es lo contrario, personalidad a raudales, con su punto de chulería castiza, sus guiños a la tauromaquia añeja, su majeza, patilla, cigarro y montera antigua. Sólo por eso ya es algo, aunque no baste. A mí, lo de bajar la calle de Alcalá como lo hizo ayer, en calesa o jardinera que no se pone la gente de acuerdo, me gusta, me hace gracia. Me parece retador y un aquí estoy yo, con la estética de la España de siempre. Solo le falta la redecilla en el pelo y que le pinte Goya.  Yo que no le tenía simpatía, pues me tiene en el bote. Luego, en el ruedo, no termina de auparse donde parece que podría. La espantada de ayer se suma a muchas otras. Aunque sólo por cómo anda en el ruedo y ese físico de torero antiguo, algo grueso, suma y suma. ¿Faltan corazón, cabeza, ganas? Quién sabe. Un vecino de localidad recordaba lo que dijo un teroro antiguo, tal vel el Guerra, cuando le caía una bronca monumental: Yo aquí he venido a cobrar. Nos sonreímos pensando en lo bien traído que estaba viendo la desgana del matador. 

Lo cierto es que hoy no se torea mejor que nunca como dicen los de la tele y los cronistas oficiales. A la vista está que cuando salen del mono encaste les cuesta horrores y dónde triunfaron tantos -Paco Camino era un especialista de Santa Coloma - los de ayer se la pegan con seis bastante abordables, justos de casta y fuerza. Y para uno que en su segundo demostró que puede, Juli, la mayoría de las veces prefiere mono encaste y toreo trucado, con el toro en línea por fuera y los mil pases. Un misterio. Pero está claro que sobre el papel el cartel de ayer es magnífico y llena la plaza y queremos ver a los figuras con un ganado distinto al habitual. Parece que eso se lo debemos a Morante y a sus gestos. Espero que haya más. A mi Juli me espanta como torero, pero si se anunciara con Miura, Torrestrella, Saltillos, Escolares y demás, sería el primero en la cola. Por cierto, el tan injustamente denostado siete, ayer le aplaudió su segundo puesto en pie y con razón.

3 comentarios:

  1. Siendo apenas un aficionado de esos de mucho discutir faenas y al amparo de unos cuantos pases (más o menos afortunados, más o menos alocados, quizá no poco ebrios) dados a aquellas vacas huesudas y cuerniabiertas que corrían las calles del pueblo, todavía se permite uno criticar a esa especie de torito universal modelado para eso de volverse y revolverse y darse de nuevo la vuelta de modo automático, como el conejillo de Duracel, conjuntado con darwiniana perfección con un torero que repite los mismos pases corrida tras corrida, en una suerte de monótona eternidad. De modo que cuando Morante rasga el tiempo paseando en calesa, fumando un puraco que a cualquier otro mortal se le caería de los labios por su peso abrumador, o enredándose con un toro que pertinazmente busca el gesto perdido a causa de la falta de previsibilidad del torero, uno se siente casi rejuvenecer. La última vez que uno pudo estar en la plaza escuchó a uno que comía pipas como si de ello dependiera la salvación de su alma, que decía medio para mi, medio para sí: "... como siga el payo ese haciendo naturales como si fuera mi maestro de escuela diciendo la lección me levando y no vuelvo y lo juro por mis muertos." A lo que apostillé: "Amén". Pero no me escuchó: había vuelto a eso tan insondable de ver toros y comer pipas.

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    1. No puedo estar más de acuerdo y muy acertado eso de que sea el toro el que acuse la falta de previsibilidad del torero y no al revés. El mundo al revés. Lo de Morante es un fenómeno que es casi extra-taurino, la construcción de un personaje. De hecho esa pequeña nota habla del personaje más que del torero, no es posible hacer otra cosa. El peligro para la fiesta de los toros no son animalistas ni otras correcciones políticas, el peligro lo tiene la fiesta dentro. Si se adultera se acaba con ella. Lo dice un aficionado que poco sabe pero que lo es al fin y al cabo y que, como tal aficionado, es pesimista. El pesimismo y la afición van de la mano. Pesimismo relativo porque se vuelve una y otra vez a la plaza. Pero no sé como llamarlo. Tal vez sea más correcto referirse a la inquietud. El aficionado está siempre inquieto. Lo de las pipas, lo piperos y el piperío es de traca. Uno de los grandes temas por cierto de Ignacio Ruiz Quintano en sus artículos.

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  2. Muchas gracias por la invitación a echar el cuarto. Aunque debo decir que hoy me resulta difícil escribir; no por el calor gretazombiano no tampoco por la arena sahariana del aire, ni siquiera porque el ventilador que me dejó mi madre ha dejado de funcionar: la razón es que, en el pueblo cercano, han vuelto a festejar, si es que se puede llamar así, que creo que no, una ridícula parodia taurina que consiste en hacer un fantoche–toro de cartón (en mis tiempos hubiera sido de cartón recogido en una esquina, en una acequia, en un descampado; ahora, lo dudo) y en que los chavales corran en torno a él como auténticos cobardes, dándoselas de hombrones. A esa parodia le han dado el título de “ecológica” o algo así, para darse pisto de saturrones.

    Si mi tío G. viviera, que no, hubiera corrido a los corrales y hubiera soltado de extranjis una vaca de carne, hueso y cuerno que hubiera sembrado un justo terror en el pueblo. Algún día, de algún modo, referiré lo de mi tío G. con lo de la vaca en su pueblo, que algunas hizo; hoy sólo puedo tomarme un vermú mientras le imagino despotricando a voz en grito contra estos valentones de opereta. Tío, que estés en Gloria.

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SI QUIERE ECHAR SU CUARTO A ESPADAS, YA SABE AQUÍ. CONVIENE QUE MIENTRAS ESCRIBA ESTÉ USTED FUMANDO, CIGARRO O INCLUSO PIPA.