martes, 24 de septiembre de 2019

Radio (no hablaremos de exhumaciones)


Escuchando en el coche una entrevista a un historiador especialista en historia militar, me llama la atención su forma de hablar un poco torpe. La voz es joven. Sabe y conoce muchas cosas, pero no las expone del todo bien y la forma de expresarse es más bien tosca, incluso gramaticalmente. Es como si le faltaran elementos para hacerlo correctamente. Tal vez falta de lecturas fuera del ámbito especializado. Literatura, por ejemplo. Como si de la época que estudia conociera la parte militar, pero no dominara nada más o sólo de manera elemental, como para un tertulia, pero no para dar una clase. Transmite en general la sensación de que le falta un hervor, que no tiene bagaje cultural suficiente, si es que se puede decir así. Estudios no le faltan, lo que da que pensar. Con esto no quiero decir que su trabajo no pueda ser valioso, pero inevitablemente, en cuanto trate de salirse de la pura especialización dará con muchas dificultades. Decir imperio español en lugar de Monarquía española o monarquía Hispánica, trabucarse y decir maestro de campo en lugar de maestre de campo, expresarse de manera confusa en general, fallar al no situar las cosas en su contexto debidamente, en fin. Puede ser simplemente fruto de los nervios porque a medida que el programa avanza va mejorando. Salvemos al prójimo nos dice siempre Doroteo.



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