A la
hora de comer, en el restaurante, indescriptible escena en la mesa de al lado porque el camarero
explica que para dividir la cuenta cada uno tiene que decirle lo que ha comido.
Unos jovenzuelos de pinta siniestra, trajes de medio pelo y corbatas exageradas, le dicen de todo con grandes aspavientos,
con expresiones que revelarían su zafiedad y grosería rabiosamente actuales si
uno no pudiera verles. Que les vio. Me hubiera gustado levantarme a montar la
gorda. Pero se encargó Tato al dirigirse a uno de ellos, al de traje más feo y corbata más chillona y relamida: “niño ponnos un café
cortado y luego te vas a fregar, y –refiriéndose a su acompañante- no te
traigas fulanas al trabajo que te podemos despedir”. En la mesa de al lado dos
matrimonios. Entre los cuatro les falta poco para juntar los trecientos años.
Su tema de conversación es la salida de Morata del Real Madrid. Así están las cosas.
¡ A ver si se tranquiliza el personal!: " Así están las cosas."
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