viernes, 24 de febrero de 2012

TECNOLOGÍA

El cepogordista no sabe. No sabe y se le dispara el dedo. Quiero decir que es más ducho en otras cuestiones que en la pericia tecnológica. Elige con acierto un habano, sabe buscar el momento para fumarlo y celebrarlo, incluso si hace falta, para fumar tranquilo sabe esconderse con habilidad. Ha fumado tranquilamente escondido detrás de un biombo de cinco cuerpos, silencioso e inmóvil durante dos horas mientras el mundo gritaba y se agitaba a su alrededor. Contrastaban el rabiar y el patear de unos y otros, con la silenciosa ascensión de las volutas azulonas, y la paz del fumador. Un compañero cepogordista tiene en su casa de campo un antiguo arcón de buena madera de nogal, un arca de esas de vender el buen paño, en la que asegura cabe tumbado. Que el arca existe es cierto pues la hemos visto, y que se cabe dentro tumbado también. Lo que no podemos asegurar es la segunda parte de la historia, según la cual, nuestro amigo se ha tumbado a veces en ella… para fumar en paz. Con habano, botella de brandy y la oreja puesta a los movimientos de alrededor. Este cepogordista es un tanto espía y amigo de secretos ajenos. Como el arca está en una vieja casona que visita sobre todo en invierno, diremos que es amigo de escudriñar, sobre todo, en los secretos del viejo perro de caza que dormita en el calor de la chimenea y los aúlla en sueños, y de los que pueda guardar algún fantasma despistado que todavía ronda por ahí, purgando el pecado de su excesivo apego en vida a aquellos muros y a aquellas tierras. Pero lo más importante. Habéis acertado, el arca tiene dos pequeños orificios por los que el humo sale a los salones y los perfuma de nuevo, mezclándose con el olor indescriptible de las antiguas maderas y de las viejas tapicerías, con el olor del tiempo detenido, que con el humo avanza un par de pasos, al ritmo lento del habano. En cuanto a lo de fumar tumbado en el arca con la tapa puesta, nunca hemos querido sondar más de la cuenta a nuestro amigo, ni rebuscar en su árbol genealógico en busca de una rama centroeuropea… ¡Como nos gusta marear la perdiz, discurrir a lo chino, en amplios círculos, no ir al grano, salirse del camino real…! Estábamos diciendo que la pericia para el fumeque nos falta para la tecnología. Pues si.

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