CEPO GORDO
CIGARROS PUROS Y OTRAS CUESTIONES AZULES
lunes, 15 de diciembre de 2025
León. De los dietarios de A. Bergamota.
Historias del poligó. De los dietarios de A. Bergamota Elgrande (época de hierro).
El polígono está bajo un casquete de nubes oscuras, sin sol, como con la luz apagada y la ventana abierta. Aire, frío, humedad. Al cruzar la calle una parcela vallada permite jugar con los efectos ópticos. Si se mira sólo por el espacio entre dos camiones aparcados, no se ve más que la parcela sin construir. En verano es un simple desmonte, de tierra batida compacta y dura como el granito, de las que cuando éramos pequeños destrozaba las rodillas al resbalar sobre la arenilla, jugando a la pelota o correteando al ir a sacar al perro. Pero ahora, en invierno y con la lluvia de estos días, es otra cosa. Está cubierta de vegetación, de matorrales bien crecidos que a punto de secarse hace unas semanas han reverdecido. En primer plano retoños de olmo siberiano ya muy crecidos. Han cubierto la acera de sus pequeñas hojas amarillas formando una auténtica y resbaladiza alfombra otoñal. El centro de la parcela, más elevado, seguramente por la tierra acumulada de alguna excavación, da un aire campestre al conjunto. Con el relieve cubierto de densos matorrales desaparece la sensación de superficie alisada con una máquina, acotada y vallada, de terreno artificial. Al fondo, una hilera de árboles con todos los colores del otoño pues varios conservan todavía sus hojas, ocres, verde, grises y, sobre ellos, las nubes en cerrado y malencarado batallón.
Apuntes. De los dietarios de A. Bergamota.
De un viaje en tren de alta velocidad, volviendo de Barcelona:
(…) mimado anglófono han pasado a la pizza. ¿Se dice pizza, picsa o piza? Dan ganas de alejarse todo, a veces, huir como en marcha y saludar tocándose el ala del sombrero subido a una encina, ante las miradas alucinadas del paisaje. [¿Se entiende eso? Estoy pasando viejos apuntes y la letra no es muy buena.] El encinar verde, los rastrojos amarillos, con el cereal cosechado y las pacas esperando la recogida. Veo a lo lejos, marcada por los cipreses que la rodean aquella casa y surge espontánea la evocación de aquello ya tan lejano.
Sobre un teso una iglesia, zumba el tren y se perciben las casas arracimadas alrededor, del color de la tierra. Pantallas digitales, rojo sobre espejo en el tren que se acerca a los trescientos kilómetros por hora. Alrededor y sobre mi teléfono móvil, redes de telecomunicaciones, un sinfín de transmisiones. También un niño que da el coñazo, el pobre, de padres descalzos. Y fuera, inmóvil, el tiempo. Y la historia. Como congelados y retenidos en la dehesa que atravesamos al superar el último apeadero antes de Madrid, en el que no paramos. Fugazmente los paisajes de esa otra dimensión: carretera de los pantanos, la fantasmal y pasmosa Valdeluz, como queriendo saltar hacia el tren, hacia el mundo digital, moderno, cotizado, pero retenida por la tierra, aplastada por la luz de un cielo inmenso, luz infinita, nubes bajas, blanco, cobre, azul. (…) Los papás del niño horroroso, especie de indios criadores de (…).
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domingo, 14 de diciembre de 2025
La voz de por aquí. De los dietarios de A. Bergamota.
La voz que ameniza estos parajes de por aquí dice esta mañana: No te preocupes Gemita, es que son hombres, ellos son así. Se oyen cosas extraordinarias. Gemita, hombrecito, Santi que me dices, etc. Cosas extraordinarias.
jueves, 11 de diciembre de 2025
EME. De los dietarios de A. Bergamota.
miércoles, 10 de diciembre de 2025
Diletante. De las divagaciones de A. Bergamota.
domingo, 23 de noviembre de 2025
De los dietarios de A. Bergamota El Grande. Altas consideraciones literarias.
¡Como llovía ayer, a cántaros! El agua caía constante, grave, gruesas gotas rebotando sobre el suelo. Resguardado en un soportal la miraba caer y caer, y por detrás de la gruesa cortina de agua, los álamos con las hojas de un verde encendido, y el horizonte despejándose a lo lejos. Por un momento, a no ser por los matices de la luz y que todavía era de día, parecía que habíamos vuelto al invierno. ¡El invierno! Con su silencio, su penumbra y la sensación de que no hay que hacer nada todavía, de que se descansa de todo, y de que por delante quedan horas y horas de chimenea y lectura. Pero la lluvia levantaba el olor de la primavera, un frescor que sólo es de este tiempo, un vigor que sólo esperaba la humedad para dispararse.








