sábado, 11 de septiembre de 2021

Historia de España. Sin cosillas como esta no se puede entender nuestro siglo XIX, dice Alcides Bergamota.

“Yo nunca había visto desolación semejante. Los enemigos en retirada quemaban, talaban, arrancando los tiernos árboles de las huertas, haciendo luminarias con la paja de las eras. Cada paso suyo aplastaba una cabaña, talaba una mies, y su rencoroso aliento de muerte destruía como la cólera de Dios. El rayo, el pedrisco, el simoun, la lluvia y el terremoto obrando de consuno no habrían hecho tantos estragos en poco tiempo. Pero el rayo y el simoun, todas las iras del cielo juntas, ¿qué significan comparadas con el despecho de un ejército que se retira? Fiero animal herido, no tolera que nada viva detrás de sí.”

Benito Pérez Galdós, La batalla de los Arapiles, Episodios nacionales, primera serie.

lunes, 6 de septiembre de 2021

¿Dónde exiliarse? Comentario a un artículo antiguo, por Genaro García Mingo Emperador.

¿Dónde exiliarse?¿A Syldavia o a Los Dópicos, capital de la república de San Theodoros? Lo que más me gusta de Syldavia es su rey, trasunto posible de nuestro Alfonso XIII de finos bigotes y vistosos uniformes. Está muy bien desahogarse, es muy necesario, coincido plenamente con usted en que sin duda es mejor hacerlo escribiendo que pagando una consulta. Ruego por esa misma razón, el desahogo, su indulgencia para lo que sigue.

Con el paso del tiempo y de las lecturas cada vez creo menos en eso de la tercera España que me parece una ocurrencia simpática, pero que no pasa de ahí. La sensación que yo tengo es simplemente que en España la historia se repite, esta vez en un contexto internacional de hundimiento general de la vieja civilización europea. Los efectos de la descristianización general empiezan a percibirse por todos lados.

Y en cuanto a España, pues el sistema del 78, con muchos defectos, iba funcionando, pero estaba muy claro que necesitaba muchas correcciones para enderezar un rumbo desde hace años orientado hacia el abismo: Partidocracia corrupta, falta de representatividad política, reinos de taifas autonómicos, ley electoral nefasta, predominio de minorías separatistas, importancia determinante del terrorismo en la vida política nunca resuelta, anomia galopante, persecución del español, empobrecimiento de la clase media, peso excesivo del sector público con deuda y déficit galopantes a la manera argentina, falta de pluralidad de los medios de comunicación, envejecimiento de la población, progresivo deterioro del tejido social, destrucción de familias, aborto, paro estructural, eutanasia a la vista, etc.

El régimen del 78 sin duda vino acompañado de prosperidad, pero llevaba dentro muchos males y el balance es preocupante. Porque no hemos llegado a la situación de hoy por casualidad, ni de repente. Esto lleva gestándose años, mientras todo el mundo ponía parches calientes a las barbaridades que íbamos viendo (desde los crímenes de la ETA a la persecución del español en España).

En lugar de la reforma que nunca se atrevió a llevar a cabo el PP, con dos inmensas mayorías absolutas que para eso se le dieron, el 11-M nos trajo a Zapatero y Zapatero trajo consigo la izquierda de 1934. Es así de triste, la misma. Y no cabe la excusa de que la trajo para responder a una persecución fascista o a la opresión de la derechona. No había tal. Fue como durante la II República. Para la izquierda, la II República debía ser de izquierdas o no ser. Ganó la derecha en el 33. Contra ese triunfo se organizó el golpe del 34 en toda España, aunque fuera más virulento en Asturias. Y ahora, nuevamente estamos en lo mismo, con los mismos actores: izquierda radicalizada, socialistas, comunistas y separatismos totalitarios de todo pelo con el brazo político de ETA a la cabeza, todos ellos a la caza de España y de nuestra convivencia. Es así de triste.

Uno de los fallos más graves del sistema del 78 fue sin duda inspirarse en la II República y propiciar la ausencia de una verdadera derecha. El PP no lo ha sido nunca, sólo ha sido el partido turnista de un reparto oligárquico del poder, a la manera del siglo XIX. Cargado de complejos fue además cediendo todo el terreno cultural a nuestra paupérrima izquierda, hasta el punto de que verdades obvias (como por ejemplo la carga de asesinato en masas del comunismo) no se pueden decir hoy en voz alta sin verse abrumado por el oprobio oficial. El famoso páramo cultural empieza a parecer más propio de esta etapa que de aquellos cuarenta años tan vilipendiados.

Lo de acudir al liberalismo -palabra polisémica donde las haya- yo lo entiendo por su parte como un reflejo para buscar refugio ante el panorama que tenemos encima, ¡bajo algún techo habrá que cobijarse! Sin embargo, liberalismo y libertad no son exactamente lo mismo. El liberalismo no deja de ser una ideología, con todo lo que ello implica de interpretación sesgada y limitada de la realidad, con un concepto del hombre basado en la libertad negativa que hace de nosotros mismos el centro y medida de todas las cosas. Mientras hubo una sociedad tradicional, heredera del cristianismo, que logró mantenerse en pie, el liberalismo pudo implantarse, sujeto y acotado por creencias que no habían desaparecido del todo, y que daban lugar a sociedades que no habían perdido ni estructuras, ni sentido común. Se da la paradoja de que el liberalismo ha podido implantarse en Europa al amparo de un mundo tradicional al que ha ido lentamente destruyendo.

Hemos llegado al punto en que, al nacer, el españolito de hoy pronto pasará unos años mirándose el ombligo para dilucidar si es hombre o mujer, porque ni eso tendrá ya claro. No vayamos entonces a pedirle que luche por un premio Nobel o por su patria.

lunes, 30 de agosto de 2021

Sobre la España Imaginaria de Aquilino Duque. Apunte.

Terminamos ayer La España imaginaria, de Aquilino Duque, magnífica colección de artículos que resulta fascinante leída hoy, pues los primeros son de finales de los sesenta y el último de 1983. No he conseguido encontrar en ellos la expresión materialismo orgánico utilizada para definir al franquismo, aunque pensaba que la había leído en alguno de ellos. 

En 1967 escribe, por ejemplo, lo siguiente:

“Por todo lo dicho, yo pienso que con lo único que cabrá equipar a la Sevilla del futuro será con el cementerio de Génova, derroche de mal gusto de las masas burguesas, o con la Exposición de realizaciones de Moscú, derroche de mal gusto de las masas burocráticas. Sin embargo, no es cosa de extremar nuestro rigor con los pobres nuevo ricos, con los humildes grupos de presión y otras criaturas del materialismo ambiente, más o menos dialéctico, cuando lo cierto es que si casi campan por sus respetos e imponen sus gustos es gracias a una tecnocracia para la que el humanismo y la cultura, amén de poco lucrativos, son gérmenes de inquietud política; una tecnocracia que entiende el progreso y el urbanismo como esos curas que entienden el aggiornamento y el Concilio haciendo polvo la liturgia. No nos maraville, pues, si un día se juntan los que Dios crió y vemos el Palacio Arzobispal convertido en complejo hotelero.”


viernes, 7 de mayo de 2021

Comer solo, segunda parte. Un apunte de los cuadernos de A. Bergamota (época de hierro).

¡Como hemos comido! Pero ¿porqué habla en plural si ha comido sólo? En primer lugar, porque gusto mucho de estos plurales tan finos, en segundo lugar, porque no es cierto del todo que hay comido sólo, me acompañaban Marino Gómez Santos, Eugenio Montes, Unamuno y Azorín, Rafael Sánchez Mazas, y no sigo. Lo que ocurre es que usted estas cosas no las entiende porque es un zoquete, en varias de las acepciones de la palabra. Tanto en el sentido de persona fea y de mala traza, especialmente si es rechoncha (cuarta acepción), que usted rechoncho es y feo no digamos; como en el de persona tarda en comprender (quinta acepción). Considerarle incluido en la sexta (pedazo grande de carne vacuna) me parece que sería de una crueldad excesiva, aunque argumentos para ello no falten.

lunes, 26 de abril de 2021

Comer sólo. Un apunte de los cuadernos de A. Bergamota (época de hierro).

Antes no pensaba que un día llegaría a comer sólo. Uno se veía más bien formando parte de una eterna tertulia, ejerciendo una mezcla de estoico silencio y verborrea hispánica. Pero el rodillo se impone y las cosas salen más como quieren que como pensábamos. Allí estamos, en la mesita dónde nos deposita un camarero que ya no se extraña de estas cosas. Sacamos el libro que nos hace compañía y lo cierto es que, puesto que vivimos en un ajetreo constante, este rato de soledad acaba por no parecernos mal. Y luego está el truco de las gafas. El sencillo gesto de quitárselas, dejando libre la nariz de su peso, es suficiente para que la miopía se adueñe de la situación rodeándonos con una vaga nebulosa, una proximidad borrosa, difusa, que nos aísla felizmente de un espectáculo que a menudo no es edificante. Lo del espectáculo depende un poco de dónde se coma y de la suerte que se tenga. La nube miope es menos importante en el polígono que, por ejemplo, en la cafetería de un centro comercial situado en una zona residencial de alto nivel de vida, dónde resulta no sólo necesaria sino imprescindible.

martes, 20 de abril de 2021

Historias de J. Nipón (o Nippon). Coleccionadas por Genaro García Mingo. II.

J. Nipón, tan aficionado al fútbol, nos recuerda en estos días de mundial que a los marroquíes les llaman los leones del Atlas, mientras que, a los tunecinos, las águilas de Cartago, y con estas hermosas palabras tan cargadas de sentido y épica nos quedamos pasmados y parece que la mañana pierde algo de su cansina rutina.

Me dice J. Nipón hablando de las coderas que necesita mi jersey:

-             Quedaría moderno dentro de tu antigüedad, quiero decir, de tu clasicidad.

El gran Nipón me anuncia que van a publicarle su segundo libro de poemas. Duda entre varios títulos: Versos confinados, Versos a la Sal, Ruperta la poesía despierta, Versos confitados, Barbacoa o macedonia de versos, Ensalada de versos variados, Bocata de versos, Versos con tocino, etc.

Me dice J. Nipón, fisgando un libro que me acaba de llegar: es bastante grueso, pero como tú eres una ardilla de biblioteca… Y nunca mejor dicho. No acabamos de entender por qué lo de nunca mejor dicho. Me quedo con que mejor ardilla que ratón, o que rata, desde luego. Al mencionar a un niño en la llamada edad del pavo, Nipón apostilla, ¡más bien del faisán!

jueves, 15 de abril de 2021

1917. El Estado catalán y el soviet español.

El historiador de origen granadino Roberto Villa García acaba de publicar en la editorial Espasa el libro titulado “1917. El Estado catalán y el soviet español”.

De la entrevista con el autor que publica el medio digital Todo Literatura (https://www.todoliteratura.es/) destacamos lo siguiente:

Realmente lo que se ha publicado sobre la revolución española de 1917 era desenfocado, incompleto y fragmentario. Cuando te acercas a aquellos acontecimientos, te das cuenta de que no se conocen con el detalle con el que conocemos, por ejemplo, lo sucedido de 1931 en adelante. Sólo sabemos generalidades y no pocos hechos han sido sometidos a tergiversaciones partidistas”, sostiene Roberto Villa García. En su opinión “la encrucijada actual que se nos plantea a los historiadores es si volvemos a las fuentes para establecer con precisión hechos y procesos, con la aspiración de conocer qué sucedió en realidad, o si vamos a conformarnos con los relatos y las narrativas, esto es, si vamos a permitir que la historia de nuestro siglo XX sirva sólo para fabricar una Memoria oficial y, a través de ella, una coartada para legitimar determinadas causas políticas del presente.

Realmente, el historiador en su contestación nos da la clave de como enfocar las cosas, tanto para quien quiera dedicarse a la historia profesional o simplemente acercarse a ella como lector.

El autor de la entrevista es Javier Velasco Oliaga. Puede leerse completa en https://www.todoliteratura.es/noticia/54541/entrevistas/entrevista-a-roberto-villa-garcia:-hasta-la-publicacion-de-este-libro-no-se-conocia-lo-que-sucedio-en-nuestra-revolucion-de-1917.html.  

Un ejemplo extremo para ilustrar lo anterior sería el de las famosas fotos de Stalin. Como es sabido, Stalin ordenaba que se retocaran las fotografías en las que aparecía para eliminar de ellas a los colaboradores que habían caído en desgracia o a los que había mandado asesinar. El ministerio de la verdad de 1984 de Orwell actuaría de la misma forma. Pues bien, el álbum de fotografías retocadas de Stalin en su conjunto constituye un relato. Sin embargo, la realidad, los hechos, estarían en las fotos sin retocar, tal y como las tomó el fotógrafo.

En las conversaciones sobre historia entre aficionados y en muchos de los libros escritos por divulgadores o por sesudos historiadores resulta asombroso ver como predomina el relato. Se prescinde de los hechos que sean necesarios para encajar el relato en el propósito buscado, desaparecen perspectiva, matices, hechos. La historia comparada es por supuesto inexistente. Esto sucede a veces por pura ignorancia. Por ejemplo, cuando se dice que España es un mosaico de naciones y esto se afirma apoyándose en la existencia de algunas lenguas regionales, como si estas lenguas no existieran en el resto de Europa. El que esto afirma simplemente no sabe, no es consciente o no recuerda que, en Italia, Alemania, Reino Unido e incluso Francia con otros matices, las lenguas regionales son más numerosas que en España, tienen más vigor y hasta hace poco faltaba un idioma común como el español, papel asumido por el alto alemán o el toscano cuyo uso se generaliza y estandariza sobre todo a partir del siglo XIX. En otros casos, no se trata de ignorancia sino de mala fe, sectarismo o servicio a una causa ideológica (no la llamemos política) o monetaria. Ambas suelen ir de la mano.