Benito
Pérez Galdós, La batalla de los Arapiles, Episodios nacionales, primera serie.
sábado, 11 de septiembre de 2021
Historia de España. Sin cosillas como esta no se puede entender nuestro siglo XIX, dice Alcides Bergamota.
lunes, 6 de septiembre de 2021
¿Dónde exiliarse? Comentario a un artículo antiguo, por Genaro García Mingo Emperador.
En
lugar de la reforma que nunca se atrevió a llevar a cabo el PP, con dos
inmensas mayorías absolutas que para eso se le dieron, el 11-M nos trajo a
Zapatero y Zapatero trajo consigo la izquierda de 1934. Es así de triste, la
misma. Y no cabe la excusa de que la trajo para responder a una persecución
fascista o a la opresión de la derechona. No había tal. Fue como durante la II
República. Para la izquierda, la II República debía ser de izquierdas o no ser.
Ganó la derecha en el 33. Contra ese triunfo se organizó el golpe del 34 en
toda España, aunque fuera más virulento en Asturias. Y ahora, nuevamente estamos
en lo mismo, con los mismos actores: izquierda radicalizada, socialistas, comunistas
y separatismos totalitarios de todo pelo con el brazo político de ETA a la
cabeza, todos ellos a la caza de España y de nuestra convivencia. Es así de
triste.
Lo
de acudir al liberalismo -palabra polisémica donde las haya- yo lo entiendo por
su parte como un reflejo para buscar refugio ante el panorama que tenemos
encima, ¡bajo algún techo habrá que cobijarse! Sin embargo, liberalismo y
libertad no son exactamente lo mismo. El liberalismo no deja de ser una
ideología, con todo lo que ello implica de interpretación sesgada y limitada de
la realidad, con un concepto del hombre basado en la libertad negativa que hace
de nosotros mismos el centro y medida de todas las cosas. Mientras hubo una
sociedad tradicional, heredera del cristianismo, que logró mantenerse en pie,
el liberalismo pudo implantarse, sujeto y acotado por creencias que no habían
desaparecido del todo, y que daban lugar a sociedades que no habían perdido ni
estructuras, ni sentido común. Se da la paradoja de que el liberalismo ha
podido implantarse en Europa al amparo de un mundo tradicional al que ha ido
lentamente destruyendo.
lunes, 30 de agosto de 2021
Sobre la España Imaginaria de Aquilino Duque. Apunte.
Terminamos ayer La España imaginaria, de Aquilino Duque, magnífica colección de artículos que resulta fascinante leída hoy, pues los primeros son de finales de los sesenta y el último de 1983. No he conseguido encontrar en ellos la expresión materialismo orgánico utilizada para definir al franquismo, aunque pensaba que la había leído en alguno de ellos.
En 1967 escribe, por ejemplo, lo siguiente:
“Por todo lo dicho, yo pienso que con lo único que cabrá equipar a la Sevilla del futuro será con el cementerio de Génova, derroche de mal gusto de las masas burguesas, o con la Exposición de realizaciones de Moscú, derroche de mal gusto de las masas burocráticas. Sin embargo, no es cosa de extremar nuestro rigor con los pobres nuevo ricos, con los humildes grupos de presión y otras criaturas del materialismo ambiente, más o menos dialéctico, cuando lo cierto es que si casi campan por sus respetos e imponen sus gustos es gracias a una tecnocracia para la que el humanismo y la cultura, amén de poco lucrativos, son gérmenes de inquietud política; una tecnocracia que entiende el progreso y el urbanismo como esos curas que entienden el aggiornamento y el Concilio haciendo polvo la liturgia. No nos maraville, pues, si un día se juntan los que Dios crió y vemos el Palacio Arzobispal convertido en complejo hotelero.”
viernes, 7 de mayo de 2021
Comer solo, segunda parte. Un apunte de los cuadernos de A. Bergamota (época de hierro).
lunes, 26 de abril de 2021
Comer sólo. Un apunte de los cuadernos de A. Bergamota (época de hierro).
Antes no pensaba que un día llegaría a comer sólo. Uno se veía más bien formando parte de una eterna tertulia, ejerciendo una mezcla de estoico silencio y verborrea hispánica. Pero el rodillo se impone y las cosas salen más como quieren que como pensábamos. Allí estamos, en la mesita dónde nos deposita un camarero que ya no se extraña de estas cosas. Sacamos el libro que nos hace compañía y lo cierto es que, puesto que vivimos en un ajetreo constante, este rato de soledad acaba por no parecernos mal. Y luego está el truco de las gafas. El sencillo gesto de quitárselas, dejando libre la nariz de su peso, es suficiente para que la miopía se adueñe de la situación rodeándonos con una vaga nebulosa, una proximidad borrosa, difusa, que nos aísla felizmente de un espectáculo que a menudo no es edificante. Lo del espectáculo depende un poco de dónde se coma y de la suerte que se tenga. La nube miope es menos importante en el polígono que, por ejemplo, en la cafetería de un centro comercial situado en una zona residencial de alto nivel de vida, dónde resulta no sólo necesaria sino imprescindible.
martes, 20 de abril de 2021
Historias de J. Nipón (o Nippon). Coleccionadas por Genaro García Mingo. II.
J. Nipón, tan aficionado al fútbol, nos recuerda en estos días de mundial que a los marroquíes les llaman los leones del Atlas, mientras que, a los tunecinos, las águilas de Cartago, y con estas hermosas palabras tan cargadas de sentido y épica nos quedamos pasmados y parece que la mañana pierde algo de su cansina rutina.
Me dice J. Nipón hablando de las coderas que necesita mi jersey:
- Quedaría
moderno dentro de tu antigüedad, quiero decir, de tu clasicidad.
El gran Nipón me anuncia que van a publicarle su segundo libro de poemas. Duda entre varios títulos: Versos confinados, Versos a la Sal, Ruperta la poesía despierta, Versos confitados, Barbacoa o macedonia de versos, Ensalada de versos variados, Bocata de versos, Versos con tocino, etc.
Me dice J. Nipón, fisgando un libro que me acaba de llegar: es bastante grueso, pero como tú eres una ardilla de biblioteca… Y nunca mejor dicho. No acabamos de entender por qué lo de nunca mejor dicho. Me quedo con que mejor ardilla que ratón, o que rata, desde luego. Al mencionar a un niño en la llamada edad del pavo, Nipón apostilla, ¡más bien del faisán!
jueves, 15 de abril de 2021
1917. El Estado catalán y el soviet español.
El historiador de origen granadino Roberto Villa García acaba de publicar en la editorial Espasa el libro titulado “1917. El Estado catalán y el soviet español”.
De la entrevista con el autor que publica el medio digital Todo Literatura (https://www.todoliteratura.es/) destacamos lo siguiente:
“Realmente lo que se ha publicado sobre la revolución española de 1917 era desenfocado, incompleto y fragmentario. Cuando te acercas a aquellos acontecimientos, te das cuenta de que no se conocen con el detalle con el que conocemos, por ejemplo, lo sucedido de 1931 en adelante. Sólo sabemos generalidades y no pocos hechos han sido sometidos a tergiversaciones partidistas”, sostiene Roberto Villa García. En su opinión “la encrucijada actual que se nos plantea a los historiadores es si volvemos a las fuentes para establecer con precisión hechos y procesos, con la aspiración de conocer qué sucedió en realidad, o si vamos a conformarnos con los relatos y las narrativas, esto es, si vamos a permitir que la historia de nuestro siglo XX sirva sólo para fabricar una Memoria oficial y, a través de ella, una coartada para legitimar determinadas causas políticas del presente.”
Realmente, el historiador en su contestación nos da la clave de como enfocar las cosas, tanto para quien quiera dedicarse a la historia profesional o simplemente acercarse a ella como lector.
El autor de la entrevista es Javier Velasco Oliaga. Puede leerse completa en https://www.todoliteratura.es/noticia/54541/entrevistas/entrevista-a-roberto-villa-garcia:-hasta-la-publicacion-de-este-libro-no-se-conocia-lo-que-sucedio-en-nuestra-revolucion-de-1917.html.
Un ejemplo extremo para ilustrar lo anterior sería el de las famosas fotos de Stalin. Como es sabido, Stalin ordenaba que se retocaran las fotografías en las que aparecía para eliminar de ellas a los colaboradores que habían caído en desgracia o a los que había mandado asesinar. El ministerio de la verdad de 1984 de Orwell actuaría de la misma forma. Pues bien, el álbum de fotografías retocadas de Stalin en su conjunto constituye un relato. Sin embargo, la realidad, los hechos, estarían en las fotos sin retocar, tal y como las tomó el fotógrafo.
En las conversaciones sobre historia entre aficionados y en muchos de los libros escritos por divulgadores o por sesudos historiadores resulta asombroso ver como predomina el relato. Se prescinde de los hechos que sean necesarios para encajar el relato en el propósito buscado, desaparecen perspectiva, matices, hechos. La historia comparada es por supuesto inexistente. Esto sucede a veces por pura ignorancia. Por ejemplo, cuando se dice que España es un mosaico de naciones y esto se afirma apoyándose en la existencia de algunas lenguas regionales, como si estas lenguas no existieran en el resto de Europa. El que esto afirma simplemente no sabe, no es consciente o no recuerda que, en Italia, Alemania, Reino Unido e incluso Francia con otros matices, las lenguas regionales son más numerosas que en España, tienen más vigor y hasta hace poco faltaba un idioma común como el español, papel asumido por el alto alemán o el toscano cuyo uso se generaliza y estandariza sobre todo a partir del siglo XIX. En otros casos, no se trata de ignorancia sino de mala fe, sectarismo o servicio a una causa ideológica (no la llamemos política) o monetaria. Ambas suelen ir de la mano.