martes, 7 de abril de 2020

Bergamota y Tato. Retales de conversación.


Mire Bergamota, se lo vuelvo a decir. No olvidemos que vivimos en una sociedad en la que la gente se hace una foto de la minga para convertirla en digital y que circule por las redes. Así están las cosas y no hablamos de individuos estrafalarios sino de, por ejemplo, los adolescentes. Alguno dirá que son cosas de la edad. Seguramente, pero que se manifiestan y se canalizan de manera harto distinta a como podía hacerse en el pasado. En el pasado, el señorito canalla podía serlo pero sin salir de un orden de realidad y a una edad normalmente más tardía. Y no lo hacía ahíto de pornografía que es dónde está el quid de la cuestión.

Que cosas dice, no me dé detalles por favor.

Volvía de comer, bajo un sol de febrero incomprensible por su fuerza. Hasta el punto de que llevaba puesto un sombrero de paja a modo de protección y a la vez una bufanda. Al cruzar una rotonda se acercó a una de las iglesias del lugarejo. Se podía ver, adosado a una de las paredes del atrio, una cruz alta, asomando con la perspectiva por encima de las vallas cerradas. Y sobre la cruz un cristo crucificado. Y esa imagen resultaba de repente sorprendente, como desplazada o incongruente con aquél día soleado y la satisfacción que producía la digestión de una comida que había sido copiosa y excelente. Detuvo el paso quedándose como absorto, tratando de recordar algo. Aquello representaba algo, era aquella religión, aquél antiguo culto.



lunes, 6 de abril de 2020

Los grandes hombres.


Un lugar común es sin duda que España no trata bien a sus grandes hombres (y mujeres). Es un lugar común si lo consideramos como una característica española. Si dijéramos, ¡cuán a menudo las naciones no tratan bien a sus grandes hombre y mujeres! entonces, totalmente de acuerdo. Un par de ejemplos fuera de nuestras fronteras: Temístocles, vencedor de Salamina, salvador de Atenas, más tarde desterrado por sus conciudadanos. Clive, verdadero artífice de la India británica, que fue desposeído de todos sus títulos y cargos y terminó sus días como un oscuro ciudadano, paseando por las calles de Londres (dueño de cierta fortuna, eso sí).










domingo, 5 de abril de 2020

La queja.

No es posible quejarse apenas de nada, si uno está encerrado en casa, gozando de buena salud. Otra cosa es experimentar añoranza por la vida normal, recordando por ejemplo lo que hicimos el año pasado por estas mismas fechas: asistir a Misa por la mañana, domingo de Ramos, y acudir por la tarde a los toros. Tal vez los toros históricos pudieran ser algo terrible y brutal, en mayor o menor medida, como puede verse en algunas de las interpretaciones que dejaron, por ejemplo, Goya o Gutiérrez Solana. Aunque tampoco puede afirmarse como una evidencia. Sin embargo, hoy, en el mundo en que vivimos, el contraste que representan con lo electrónico, lo digital, lo plástico, liso y pulido, con la jauría que son las redes sociales, todo ello tan omnipresente durante estos días de reclusión, resulta esencial para no perder ya del todo y definitivamente el norte.

Y de regalo, por ser abril, esto de Lope:

Apenas Leonora
La blanca aurora
Puso su pie de marfil
Sobre las flores de abril...

sábado, 4 de abril de 2020

La tertulia y el cigarro habano.


Historia de una tertulia de Antonio Díaz-Cañabate, es un estupendo libro, pero lo será sólo para quien no le haga mohines a la fiesta de los toros, al tabaco y por supuesto a la tertulia. La tertulia no es sólo charlar, es hacerlo juntos, todos a una. Así lo explica el autor recordando que una noche se trasladaron del café habitual a casa de Edgar Neville que les había invitado a cenar: “En el salón de Neville, decorado con dos admirables Solanas, la tertulia acampó. Nada de los grupitos que suelen formarse en estos casos, generalmente, a un lado las señoras y a otro los caballeros. No: se hizo la tertulia. Gran corro.”


Y añade el autor, algo que al cepogordista, a la tropa de Nava de Goliardos, a los redactores de la Voz de Nava, al patronato de la Fundación Tato para Varones Desahuciados, les ha llegado al alma. Es lo siguiente:

“Se hizo la tertulia y se encendieron los puros, que son como las luminarias que alumbran la fiesta inefable, sin las cuales parece que no se puede hablar. Una tertulia sin puros es una reunión de hombres tristes, que suspiran de vez en cuando”. (pág. 204 de la edición de la editorial Renacimiento del 2019).

Paisaje.


Esta reclusión, nos hace pensar en el exterior, exterior por el que a menudo hemos paseado antes sin prestar atención, sin mirar.





martes, 24 de marzo de 2020

LA POÉTICA DE SINFOROSO GARCÍA POTE - XV. Tapia.


TORO, de nuevo.


Hemos viajado este otoño dos veces a Toro. Las dos han dejado un recuerdo excelente en el viajero. Pero la segunda vez visitamos el Monasterio de Sancti Spiritus el Real y eso es algo que deja un poso único, asombroso. El visitante, que como ya ha confesado en la reseña que hizo del primer viaje, es poco más que un pelagatos, se queda admirado ante ese mundo que ya no es el suyo, las altas paredes, la grandeza de la Religión, el templo imponente, la majestad del lugar. A ello contribuyeron también el día claro y frío, el paseo al río, cruzando el puente romano, o medieval, que franquea un Duero represado y por eso revuelto. La larga y estimulante caminata, primero bajando hasta el agua, de espaldas a la colegiata, y luego subiendo lo bajado, resoplando y deslomado como un burro viejo. En lo alto, a contraluz, pasan al trotecillo como unas sombras. Tal vez sea el séquito de Juan Rodríguez de Fonseca, el obispo Fonseca, que marcha a la corte de los Católicos Reyes para organizar la América recién descubierta. Ha sido un momento. La imaginación y la cuesta le juegan una pasada, que no es mala, al visitante. Las puertas del Monasterio se abren a la hora prevista para los pocos que somos. Esto es un aliciente más que contribuye a realzar la visita. Las personas que coinciden con nosotros no gritan, son discretas, miran con calma y no corretean. No hay rastro de villanos, ni de gentuza, no se hace notar el vulgo insolente y soez, simplemente porque no está. Pero no nos dejemos llevar por la vesania de los tiempos. Volvamos al Monasterio:

Pero Cabeza de san Julián, cristo del amparo de Toro, Juan de Juni. Escuela.
Dominicas de Toro. Monte Sacro, desde la creación, el nuevo Adan y la nueva Eva. El puente, los niños jugando.
Cristo de las batallas, patrón de toro. Agustín canta coplas.
Lorenzo de Ávila tuvo casa en Toro, oración en el huerto. Santo Domingo atrapa al demonio en forma de pájaro dragón para que no distraiga a las meninas.
Portal enchinarrado, por empedrado.

Un chino o un japo.