jueves, 4 de julio de 2019
martes, 2 de julio de 2019
Palo.
Al que se meta con Azorín, palo.
No hay duda de que a día de hoy, y pese a todos los peros y problemas,
una tarde de toros es un acontecimiento mayúsculo, algo único, el espectáculo
público más extraordinario, auténtico e interesante de un occidente que crea
poco y está dedicado a repasar y a sobar lo hecho hace años por las
generaciones anteriores. Una fuente de impresiones y estímulos de toda suerte,
única.
lunes, 1 de julio de 2019
Soldado azul.
Hemos vuelto a ver la película Soldado azul. Son notables las diferencias
respecto de la novela del mismo título que adapta, y es mucho lo que debe a una
buena banda sonora setentera que le da un aire de juvenil rebeldía de otra
época, siendo el fondo de la historia que cuenta, la espantosa masacre de Sand
Creek, terrible. Hay escenas de una violencia excesiva, violencia que podía
haberse tratado o transmitido de otra manera sin perjudicar al relato. Fue todo
un escándalo entonces y siguen siendo excesivas incluso para mellada
sensibilidad actual. Afortunadamente se concentra muy al final, casi en el
desenlace. Pero hasta entonces tiene la película un aire setentero y como de
contracultura que hace sonreír en algunos diálogos, una pareja de protagonistas
que funciona muy bien en esa clave de época –no nos preguntemos si la Cresta de
1860 podía o no parecerse a Candice Bergen o si es verosímil un soldado como
Peter Strauss, prácticamente objetor de conciencia desde el principio de la
historia- y una trama principal clásica, bien tratada y entretenida, durante la
que se nos cuenta como los dos protagonistas escapan a un ataque indio y su
odisea campo a través para llegar a Fort Union, con el consiguiente proceso de
conocimiento mutuo y enamoramiento.
Decíamos que aunque el hilo argumental es
el mismo, las diferencias con la novela de Olsen son notables y la principal el
tratamiento de la protagonista femenina. Frente a la más bien ruda y recia
campesina de la novela, nos encontramos con una atractiva, deslenguada y un
tanto cínica activista de los derechos humanos encarnada por una de esas suecas
espléndidas que enloquecieron al hispánico carpetovetónico del desarrollismo.
Tampoco les fue mal allende los mares.
Volviendo a la banda sonora, le da a la película –que se leyó en clave
de denuncia de la guerra de Vietnam- una aire de inocencia traicionada, de fe
hippy en un país joven en pleno crecimiento y al que se quiere (“Yes this is my country/ Young a and growing/
free and flowing. See to see (…)”). Crecimiento, esperanzas y visiones
idealistas quebrantadas por la inmoralidad de los mayores y de los dirigentes,
personificada en el coronel al mando de los voluntarios de Colorado, viejo,
seco, rígido, incomprensivo, racista…
La del vozarrón protesta es Buffy Sainte-Marie, activista amerindia, canadiense de origen Cree, autora e intérprete de música folk, étnica, de lánguidas melenas, desgarrada, rebelde, la imaginaos meneando la cabeza, haciendo que se agite al viento el largo cabello suelto, mientras toca la guitarra como quien blande un arma para el combate… Los Estados Unidos siguen a vueltas con todo esto, el racismo y la violencia insertos en la raíz de su nacimiento como nación, y de paso la redención de esa culpa nos la hacen pagar a todos con el alumbramiento puritano de lo políticamente correcto y las discriminaciones positivas que son eso, una prolongación del racismo y la violencia. ¡Dichoso el dominico Montesinos que ya en la Hispaniola nos evitó a los españoles este terrible camino de expiación…!
Para el Heraldo de Nava, A. Bergamota.
La del vozarrón protesta es Buffy Sainte-Marie, activista amerindia, canadiense de origen Cree, autora e intérprete de música folk, étnica, de lánguidas melenas, desgarrada, rebelde, la imaginaos meneando la cabeza, haciendo que se agite al viento el largo cabello suelto, mientras toca la guitarra como quien blande un arma para el combate… Los Estados Unidos siguen a vueltas con todo esto, el racismo y la violencia insertos en la raíz de su nacimiento como nación, y de paso la redención de esa culpa nos la hacen pagar a todos con el alumbramiento puritano de lo políticamente correcto y las discriminaciones positivas que son eso, una prolongación del racismo y la violencia. ¡Dichoso el dominico Montesinos que ya en la Hispaniola nos evitó a los españoles este terrible camino de expiación…!
Para el Heraldo de Nava, A. Bergamota.
Los calores.
¡Que
calor…! exclamó Tato al llegar. Vengo de una comisaría de policía de presentar
una denuncia. Calor, calor y calor. En el pasillo principal de la Fundación,
nuevamente, pájaro y pájara timándose con descaro. Se notaba que bajo una
conversación insulsa de míseros cotilleos, latían las irrefrenables pulsiones
de la naturaleza, la llamada a la polinización, ¡la gallina y el pavo real! Sin
embargo, escéptico, Doroteo comentaba: ¿Pero que pavo ni que nada? ¡¿Pero tú
has visto la pluma del pájaro?! Esta chica, la pobre es que no se entera.
Maricón perdido y ella poniendo ojitos de ¡soy tuya Fermín!
jueves, 27 de junio de 2019
martes, 25 de junio de 2019
miércoles, 19 de junio de 2019
El paso al frente. Extracto de un texto más largo aparecido en el Heraldo de Nava.
En
primer lugar agradecer el esfuerzo del autor por tratar de elevar un poco el
nivel de la reflexión en estas horas de frenesí político. Pero sólo hasta aquí
llega mi coincidencia con él. De la lectura de su artículo surgen infinidad de
objeciones, de distinto orden. No es posible exponerlas todas en este
comentario, pero ahí van algunas de ellas:
Una
de carácter general, aplicable tanto a este artículo como a otros de tono
similar que han ido apareciendo en blogs, medios, tertulias y hasta en prensa
de papel. Todos ellos escritos desde posturas católicas. La impresión general
es que para todos ellos la aparición de XX no sólo no representa algo de luz
al final del túnel, sino que por el contrario les ha disgustado profundamente.
Todos denuncian la situación de la sociedad española, pero cuando surge alguien
que puede representar, aunque sea remotamente, una esperanza, entonces se ponen
exquisitos para rechazarlo en nombre de los grandes principios, pero sobre todo
con el argumento de que XX no es perfecto. Una actitud que nuestro refranero
conoce perfectamente, por desear lo mejor, rechazan lo bueno. Nuestra vida
pública es un lodazal en el que estamos enfangados desde hace años, en el que
el olor a agua estancada sube y sube sin cesar. Cuando por fin algunos de los
que lo sufren, en lugar de quejarse, deciden ponerse manos a la obra y tiran de
pico y pala para tratar de desatascar la situación, entonces los que desde hace
años venían quejándose de la situación empiezan a objetar que el pico no es
adecuado, la pala podría ser mejor, y el uniforme de los poceros tiene un botón
descosido. Es lo que yo llamo la actitud Chateaubriand, no por la pieza de
carne, sino por el escritor católico francés. Le gustaba tanto cantar el fin de
un mundo, lamentarse ante lo que fue y ya no será, que él había conocido y los
demás no, que acababa por necesitar ruinas para inspirarse… y con su actitud
contribuía decisivamente a crearlas, a desarmar a los suyos. Nada de lo que
hicieran los contemporáneos de su cuerda era lo suficientemente puro, lo
suficientemente auténtico.
Pues
bien, parece como si a muchos católicos les molestara que alguien intentara
enderezar lo que ellos denuncian que está torcido. Como si el intento o el
éxito posible fuera a dejarles sin la ruina que es su motivo de inspiración. ¿Y
ahora que denuncio yo? ¿Y ahora contra que clamo? Cuando otros empiezan a
moverse nos damos cuenta de que nos hemos quedado quietos, y eso escuece. Éramos
nosotros los que por nuestros méritos y por nuestra pureza inmaculada merecíamos
estar a la cabeza. Sin duda, pero es que seguimos quietos y otros han dado un
paso al frente. (...)
A. Bergamota Elgrande
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