jueves, 4 de octubre de 2018
miércoles, 12 de septiembre de 2018
Memorias del Poligó. Ilustración de autor portugués, sin duda magnífico.
6 de noviembre.- Polígono.
Me acerco un momento a tomar algo en la barra de un bar del polígo. Busco el
periódico del día. No está. Miro hacia las dos mesas ocupadas. En una de ellas
un gordo rotundo, impertérito, como de mármol o mejor de plomo, inmóvil, con un
palillo en la boca. Lo tiene el. Nada que hacer. Lo lee con absoluta
concentración e inmovilidad. Con el palillo en la boca. Ni siquiera el palillo
se mueve. No se le oye pasar las hojas, no hay gestos. Creo que las pasa con la
mirada. Al pagar lo hace con la mínima gesticulación, la cabeza fija, no
parpadea, el palillo sigue en su sitio, petrificado. Hay en este gordo mucha
humanidad, incluso en su flemática quietud. Siempre habrá más humanidad en un
gordo potente y sano que en un flaco huesudo y rechupado, sin duda. Toda la
barra tiene el cuello girado hacia la televisión. Desde que he llegado el único
tema es el futbol, la sequía de goles, se dice, de una superstrella del
deporte, como si el jugador fuera un dios del Olimpo que provocara la lluvia o
la sequía de goles. Toda la barra está atenta y sigue con interés el asunto.
Los que comen bocadillo se han girado ya del todo hacia el aparato. Los que
tienen plato sobre la barra, van y vienen girando el cuello. Tristeza de
poligó. Sólo el potente gordo, en su silencio, en su quietud paquidérmica, como
de pausado y pastante rumiante, añade una nota pintoresca, de color, a este
panorama de triste silencio televisivo.
De los diarios del gran polígrafo Alcides
Bergamota Elgrande
(Nota: como es obvio la ilustración está muy por encima del ambiente y de los personajes reales de los que transmite una imagen distorsionado a mejor, sobre todo del camarero).
martes, 11 de septiembre de 2018
AU SIGNE DE FLORE (las referencias las daremos otro día).
(…) pero yo era como tantos otros, que ven la relación entre la gestión
política y el caso físico o moral del país, pero quieren cerrar los ojos a
ello. Si mi propia doctrina me lo reprochaba, la dormía considerando que el mal
democrático era definitivo e insuperable. ¿Osaba consentir a la muerte de
Francia? A eso no. Pero pensaba en ello lo menos posible.
Charles Maurras
lunes, 10 de septiembre de 2018
Poética de Sinforoso García Pote IX: Campo de cereal con la mies granada, junto con comentario inspirado.
Era la
carretera una delgada línea de asfalto que se derretía bajo el sol del estío.
Avanzábamos con las ventanillas bajadas por un paisaje cuajado de luz y
silencio. Un silencio atronador, no se oía más que el calor, sobre el fondo que
parecía eterno, del zumbido de los insectos, uniforme y constante. Monótono y
hermoso concierto de grillos y chicharras. Delante, espejismos. Del asfalto se
levantaba una bruma, como si se derritiera el horizonte. Pero no llegábamos a
ella nunca. Tierras de cebada cuajadas de cereal a la izquierda, arboledas y
una aldea a la derecha. La minúscula carretera cruzaba un puente para sortear
un arroyo veraniego, y aparecían los pinares detrás de una primera línea de
álamos.
lunes, 3 de septiembre de 2018
Desvaríos al sol. Cuadernos de la Fundación Tato.
- Los Morcon
Austria-Este siempre han sido problemáticos.
- No me diga.
- Hombre es
obvio.
- ¿Lo dice por
la mésalliance? Supongo que la
familia de ella encajaría mal el asunto.
- Pues no,
ellos no dijero nada, tampoco era una joya la niña y no aportaba patrimonio.
- ¿Fueron los
Morcón?
- Pues si. Los
que son las cosas. El abuelo quería dote y se puso hecho una furia. Los
Carrizosa Ventimiglio en cambio estuvieron muy discretos.
- Tengo
entendido que encima la parejita acabó a palos.
- Natural, hoy
no se aguanta ni una tos.
- Y menos
ella, con lo tragona que era y ambiciosa.
- Gastaba
mucho.
- Y el: corto
de genio, medio lelo, y con eso mal mandado.
- ¡Vamos que
algo jopútico el aninal!
- Mal burro el
que a palos anda, ya lo dice el refrán y es una verdad como la copa de un pino
centenario.
- ¡Vivimos
bajo la tiranía de las moscas borriqueras!
- ¡Zumba que zumba!
- ¡Viva don
Ramón, conio!
- ¡Eso, y al
que no le guste que se aguante, palo, palo y palo!- y al decirlo accionaba con
la pesada cachaba de cerezo, manejándose con pasmosa soltura y gran violencia,
haciendo molinetes que hubieran partido la cabeza de cualquier enemigo, igual
en todo a como se casca un huevo.
La
sobreexcitación había llamado la atención de la del quiosco, vieja cotilla. Así
que había dado la voz de alerta. Además, el sol estaba ya alto y pegaba fuerte
sobre los bancos de la plaza.
- Vamos
señores, que ya es hora, que les va a dar algo. Se levantaron los dos con algo
de trabajo. Sin demasiada queja y con bastante dignidad siguieron a Jeromo
hasta la Fundació Tato dónde entraron sin rechistar.
- Cualquiera le tose a Jeromo, con lo cacho mula
que es, la última vez me metió para dentro a brazo, cruzado por encima de su
hombro izquierdo, ¡como un saco de pienso!
viernes, 31 de agosto de 2018
Literato: ¡mata quinto!
Hablando de Cela con un
conocido que se las da de literato e interesado por la cultura, aunque en
materia de lecturas parece un poco pinta monas, me comenta que Cela no le
interesa demasiado. Hasta ahí bien, es lógico seleccionar y normal que a cada uno
le atraigan cosas distintas. Sin embargo añade un comentario más. Un comentario
torpe que pronuncia destilando suficiencia. Viene a decir que eso de la España
negra, que es un poco siniestro y al fin y al cabo menor, limitado, antiguo,
tarado; que el progreso lo ha dejado ya muy caduco. Al decir esto viene a
confesar que no ha leído a don Camilo. O que lo ha leído poco y mal. Ayer
abrimos un tomo de don Camilo al azar y caímos en medio de una galería de
personajes. El texto que pintaba a un maestro de escuela es de una belleza, de
un lirismo contenido, con su punto socarrón, y su asidero en una realidad que
se puede palpar, verdaderamente admirables. Hay además, en ese breve retrato,
una reflexión sobre la creación y la escritura sencilla y hermosa. Por supuesto
que hay en su obra altibajos, textos menores o poco conseguidos, pero también muy
notables logros, mucha belleza y una gran personalidad. No nos parece poco. Volveremos
sobre el asunto ridículo de la España negra, pero otro día.
Para el Heraldo de Nava,
A. Bergamota Elgrande
miércoles, 1 de agosto de 2018
Faltan hoy !cafeses y tertulias!
El hombre de
café es, entre otras cosas, manantial inagotable de resentimiento.
Gregorio
Marañon.
Ramón Gómez de
la Serna.
Fonda de San
Sebastián.
Botillería de
Pombo.
Café de Apolo
en Cádiz, 1791.
Café Suizo
(Bilbao), 1811.
Fontana de
Oro, 1817.
Café de
Lorenzini, 1820.
Cafñe del
Príncipe, 1831.
Café de la
Amistad (Avila).
Café Pepillo,
1873-1981 (Avila).
Café Gijón,
1888.
Café Vapor,
1890 (Zaragoza).
Café Els
Quatre Gats, 1898, Barcelona.
Café de la
Montaña, 1899.
Café Iruña
(Bilbao), 1903.
Café de la
Gran Peña (Chicote), 1917.
Café del Lyon
d’Or, 1929.
Café de Chinitas, 1943.
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