domingo, 21 de octubre de 2012

UNA AMENAZA SE CIERNE. MARGUERITE

Pasó septiembre sin darnos cuenta. Las playas vacías y los paseos apenas transitados por parejas de ancianos y algún rezagado, como yo, que aguarda bajo las palmeras lo que la jornada quiera darle. Trato de reponer fuerzas. Estoy sentado en un banco frente al Mediterráneo, acabo de encender un Punch que me regaló ayer el cónsul honorario de una extraña república del éste cuya existencia desconocía. La situación en casa de tía Beatrice se ha vuelto insoportable. El verano transcurría maravillosamente, acababa de recibir una nueva remesa de cigarros y un cajón de libros cuando al regresar de un paseo matutino encontré sobre la bandeja del hall la terrible misiva.

Mi estado de nervios es tal que no soy capaz de decirte si la ligadura proviene del hoyo de Monterrey o de otra vega, cuando uno no es capaz de distinguir ni lo que fuma es síntoma inequívoco de que la cosa anda mal, muy mal, así que decido regresar a casa y tomar la pluma para ponerte unas líneas con el somero relato de mis desdichas.

Todo comenzó a principios de mes.

La carta del cabinet Lafleur-Ponsardin-Jaqcuet-Vannon, los abogados de tía Beatrice, informa en su prosa escueta per no carente de elegancia que gracias a la decisión del nuevo gobierno del horrible Hollande su próxima liquidación fiscal puede alcanzar una cifra superior al millón largo de euros. Tras la estupefacción inicial se convocó una reunión de emergencia. Las dos tazas de Earl Grey no hicieron efecto, tampoco la copita de chartreuse, ni la de oporto ni tan siquiera las pastillas de menta que mezcladas con todo lo anterior y un nuevo vistazo a la carta sumieron a tía Beatrice en una suerte de sopor que nos obligó a dejarla en cama durante cuarenta y ocho horas.

Han sido jornadas de teléfono y comidas a base de cold cuts y ensalada de frutas. Un latazo. Tía Beatrice ha llamado a todas sus amistades. Paris, la Turena, el Lemosín, Biarritz, Aix les Bains, Avignon, ¡nada que hacer! El horrible Holland va en serio y muchos amigos comienzan a tomar el camino de Londres, Bruselas, Luxemburgo, un horror ¿a quién se le ocurre que se pueda vivir en Luxemburgo dónde no caben ni dos campos de golf y uno de polo?

La tía Beatrice me ha tomado tal afecto que hablamos de España. Marguerite frunce el ceño y yo pongo los ojos en blanco, o al revés, ya no me acuerdo.

De España nada, le digo. Ya lo dijo el sobrino de Pepón Leguineche, a España no se puede ir ni a heredar, y ahora con Rajoy y sus sicarios con gafas de colorines menos aún. En España sólo se puede vivir bien con el dinero fuera y los bienes registrados a nombre de sociedades. Un papeleo infame y confiar en un despacho de los que minutan una barbaridad, no es plan.

Ha llegado octubre y seguimos sin solución. Desde que llegó la carta, Marguerite ha perdido peso y su piel dorada (una mujer realmente elegante nunca se tuesta como un maní salado) no tiene la tersura de hace unos días.

Ayer intervino Hugo, el primo de tía Beatrice que lleva las bodegas.

Llegó temprano en un Jaguar verde oliva del año de Maricastaña. Entró en el comedor de diario dónde solemos tomar el desayuno y tras una breve inclinación de cabeza dirigida hacia mi persona y un fugaz beso en la mejilla de su prima se sentó a la mesa y sin mediar palabra se zampó piano ma non troppo una tortilla (francesa, obviamente) de dos huevos, una salchicha alemana de ternera, tres riñones a la plancha, dos tomates pochées y una tostada con jalea de ruibarbo todo ello regado con medio litro de zumo de naranja y varias tazas de Lyon’s breakfast tea.

Hugo, hombre sin piedad cuando se trata de contar y repartir euros,  se sentó en la butaca junto a la ventana que se abre sobre el jardín japonés y tras encender su Chacom cebada con una generosa ración de Old Dublin (no sé por qué pero lo irlandés gusta mucho en esta familia) y al tiempo que lanzaba anillos y nubes a las cuatro esquinas del salón, comenzó a explicar con el tono monocorde de quien dicta una lección el plan de acción que iba a permitir a tía Beatrice sacudirse el yugo hollandiano sin verse forzada a emigrar.

A medida que el dictado avanzaba y la densidad del humo aumentaba, las sienes de nuestra querida tía comenzaban a  latir con tal fuerza que Marguerite no podía dejar de fijar su vista, hipnotizada por un fenómeno cuasi paranormal. Yo por mi parte trataba de recordar pasajes felices de mi anterior existencia, arias de ópera, retruécanos de Jardiel Poncela y tuve que recurrir a la muy socorrida tonadilla de Mary had a little lamb como único modo de calmar los nervios.

Las previsiones de Hugo resultaban catastróficas. El patrimonio de tía Beatrice quedaba fraccionado en pedazos ínfimos repartidos en una maraña de sociedades afincadas en los lugares más pintorescos. Las palabras Singapur, Dubai, Bakú y Hong Kong resonaban en nuestros oídos como el canto de un empleado de Thomas Cook enloquecido. Las rentas no podían cobrarse como antaño, las cuentas del Lloyds congeladas y los fondos de Rothschild y Lazard volarían mas allá hacia un ignoto universo de fibra óptica y bytes, una nube de dinero digital cuya ubicación ningún geógrafo conoce.

Hugo marchó como había llegado, a bordo de su coupé oliva y como única concesión a la harmonía familiar alzo la mano como si nos estuviera brindando un toro, o mejor dicho, rematando la cornada que acababa de partir en dos la apacible estancia veraniega.

Desde aquella fatídica visita Beatrice está en cama y Marguerite a su lado. Al caer la tarde, Marguerite cansada y ojerosa viene a reunirse conmigo bajo el magnolio y apoya su cabeza de oro sobre mi hombro, en silencio. Desde hace poco ha desarrollado la costumbre de acariciarme los dedos, uno a uno, desde la yema hasta la palma como si estuviera haciendo una cuenta extraña de nuestros amores o de los infortunios familiares.

Debo dejarte porqué escuchó a lo lejos un estruendo familiar, un bulle-bulle de telas y equipajes, me da la sensación de que tía Beatrice ha despertado de su letargo y nos preparamos para marchar, adónde y cuándo no se decirte, espero poder escribirte pronto.

Tuyo, siempre.

S.

viernes, 19 de octubre de 2012

Alcides en tren

En el intervalo de dos días, entre tren, pueblo y polígonos, en ese paisaje ajeno, prehistórico por su aspecto abrupto y su vegetación rala, prehistórico por su urbanismo detenido en los años sesenta y setenta, y por la humedad de la proximidad del mar, es como si uno desapareciera, como si durante esos dos días se sufriera un rapto con amnesia, se viera lo que no es propio. No hay casa, hogar, lo cotidiano no existe, no hay familia, no vamos a los toros, el paisaje es otro, no hay rastrojos ni encinares. Todo tiene, con su silencio de barriada salubre en alquiler, un vago aire de melancolía. Unos chinos de risa cruel desayunan en la mesa de al lado, y con ellos una máquina por la que se recibe la risa de otra china. En el tren la llanura áspera magnificada por un cielo cubierto de nubes oscuras, densas, que parecen aplastar, amasar, extender más aún el paisaje quieto, como inmutable. El tren correo a casi trescientos kilómetros por hora, y hasta acercarse a Madrid ausencia, ausencia, sólo la naturaleza que parece quieta, callada. Apercibida fugazmente una iglesia al final de una quebrada, visión sobrecogedora y hermosa, de otro tiempo, de este tiempo, que viene a poner en su sitio nuestras preocupaciones electrónicas, nuestra prisa, y sobre todo nuestro deseo de aparentar prisa y ocupación.

-         Joroba Doroteo, si es que la gente es tonta.
-         Ya hijo, ya, pero si es que son así, que quieres que te diga, cuando menos hacen más cara de prisa. La cosa es parecer y pisar fuerte.
-          Lo mismo que con las titis…
-          Doroteo, nadie dice titis ya hombre, y hasta te pueden meter en la cárcel por usar expresiones como esa. Es mejor que digas, más respetuosamente, una tronca. Me han dicho que es más de hoy, más moderno. Yo en el pueblo es que no me entero.
-          Pues el otro día en el trabajo, una con un tatuaje del tobillo hasta la ingle. ¡Menos mal que llega el frío!
-          ¿Pero cómo sabes tú hasta dónde…?
-          Yo no sé nada, pero es que como desaparecía por encima de la rodilla pues lo demás me lo he imaginado. Al principio pensaba que era una flor, pero al fijarme (curiosidad que le pierde a uno) resulta que era más bien una enredadera, madreselva, glicinia o así, enroscándose por la pierna...
- Bueno dejemos aquí la cosa.

FUMEQUE MEDITATIVO

Español contemporáneo arreglando la cosa política.


jueves, 18 de octubre de 2012

MIL PERDONES

Parece que un tío pelele, sin querer, ha programado la máquina para que les lleguen los comentarios a algunos pobres y sufridos lectores, con las molestas consiguientes, pues hay mucho desaprensivo comentando, mucha mala baba, mucho anonimato (los propios cepogordistas en primer lugar). No era esa la intención, pues no pretendemos molestar. Aunque lo intentáramos, creemos que no conseguiríamos ni molestar ni ganar cuartos, tan etéreos y alto volamos. Fly, fly, habano fly, decía un cepogordista en el exilio. Pedimos perdón y volvemos a perdernos en la penumbra azulona, en la niebla sutil del habano. DECÍA PLA, EL GRAN PLA, QUE ÉL FUMABA PARA BUSCAR ADJETIVOS. Vaya esta frase, pescada en Salmonetes ya no nos quedan, como compensación por lo sucedido y homenaje a todos los fumadores.

COYOACÁN

El consejero de Interior catalán dice que puede haber quien "quiera contraponer la legalidad jurídica a la legalidad democrática". No hay mucho más que esto. Este es el nivel. Y con frases como ésta por el aire, que hubieran hecho suyas Goebbels, Hitler o Stalin, los demás en nuestro mundo.

La política española es un permanente darle vueltas a un círculo cerrado, alrededor del que se habla, se parla, pero no se actúa. Así está Sangli, con opiniones para todo y análisis acertadísimos, que compartimos en casi todo lo que dice. Pero son análisis que tienen quince o veinte años y desde entonces son los mismos. Ya sabíamos desde los tiempos de la facultad lo que pasaba, la falta de división de poderes, la partitocracia, la intoxicación de lugares comunes sobre la democracia. Dentro del círculo blindado, sobre el que hablamos cansina y eternamente, sin hacerle una arista, la Clase no ha hecho suyo el discurso de Sanglier, sólo faltaba. Sangli cree en exceso en el poder de lo digital, pero tiene también la honradez de confesar que simplemente no tiene energía. Sangli quiere una ermita intelectual, en Coyoacán o en San Angel. Mentalmente, Sangli ha emigrado.

Luego está lo de la condición femenina: me dicen que la mujer se siente humanamente inferior y que en el fondo no paran de arrearse unas a otras.

UNA DEL ESCRIBA

LOS LIBROS CON LOS QUE EL ESCRIBA NO PUDO MAS


Desoyendo los sabios consejos de quienes opinan que nadie debe sentirse obligado a leer hasta el final un libro que no le satisface, el escriba, niño de la lejana posguerra, ha tenido siempre por norma apurar hasta las heces el cáliz literario que en cada caso le tocó beber, y cumplir íntegramente la penitencia que merecía por su propia culpa in eligendo.  Cierto es que en mas de una ocasión optó por suspender indefinidamente la lectura en espera de momentos mas propicios, que, como él mismo sospechaba, nunca llegaron.  Pero han sido muy contadas las veces en que el escriba decidió que no valía la pena, o no era capaz, de soportar ni una línea más.

Uno de los libros que el escriba abandonó a media lectura, irritado y asqueado, fue el engendro de Ken Follet  llamado “Los Pilares de la Tierra”, insufrible culebrón de obispos malos y curas buenos  (medievales progres avant la lettre), cuyo aplastante éxito en todo el mundo demuestra que en todas partes cuecen habas  (aunque en España sea a carretadas, por completar el refrán).  Ken Follet sigue escribiendo best-sellers e incrementando su mal ganada fortuna, pero desde luego no a costa del mermado bolsillo del escriba

Otro de esos libros de los que nuestro hombre decidió liberarse, en una fase temprana del embarazo, fue el no menor engendro intitulado “Un asesinato piadoso”, fruto de la fértil pluma de Don José María Guelbenzu. Este señor busca hacerse rico  -no sabemos si lo ha conseguido-  escribiendo novelas de género policiaco cuya protagonista es una jueza de instrucción llamada Mariana de Marco, no recuerdo si soltera o divorciada, pero en cualquier caso legalmente libre a los efectos que no es necesario exponer. Cuenta el escriba que el bodrio comenzó a atragantársele ya en la página 39 en el momento en que  “Marina pasó a la cabina del retrete”. Si hemos de creer a Guelbenzu, “Se bajó el pantalón y las bragas hasta las rodillas, tomó asiento y orinó pensativamente […]  Luego cuando terminó, cortó de manera mecánica un trozo de papel higiénico, lo doblo, lo limpió y se vistió de nuevo”  (de lo que resulta que lo que Doña Marina limpió, no sabe bien cómo, fue el papel higiénico y no lo que todos estamos pensando; así como que la ilustre Señoría se vistió sin antes haberse desnudado).  Poco después el escriba volvió a sobresaltarse al comprobar que el señor Guelbenzu,  “colaborador habitual de las secciones de Opinión y Libros del diario El Pais” y factotum del suplemento Babelia, no tenía reparo en escribir que cierto personaje  “solía frecuentar” no se qué establecimiento. Con todo, el escriba habría superado estos contratiempos de no ser porque el relato le pareció tan alicorto como pedantesco (sin duda, marca de la casa) y carente de interés.

Del abandono de estos y otros subproductos del género novelesco el escriba se siente orgulloso.  No así de otro, que nuestro buen hombre atribuye, pesaroso, a sus propias limitaciones. Nos referimos a  “La montaña mágica”, de Tomas Mann.  El escriba se aferra al fácil símil que le brinda el título de la novela para confesar que pedaleó esforzadamente durante muchos capítulos pero llegó un momento en que las fuerzas no le respondieron. Él mismo reconoce que es una lástima porque en algún lugar  -no, desde luego, en Babelia-  ha leído que La montaña mágica es una de las tres novelas cumbres del siglo XX, de imprescindible lectura.  Las otras dos son …

Al llegar a este punto el escriba dibuja un gesto de ingenua malicia, que no sabemos muy bien si es tan sólo un modo de decir mañana mas, o una incitación a los improbables pero necesariamente selectos lectores de Cepo Gordo.

SC

ANTE LAS ELECCIONES VASCAS: INCÓMODAS RESPONSABILIDADES.

En la noche de ayer tuve la ocasión de escuchar una parte de la tertulia de es.Radio en la que participaban varios contertulios, entre otros el periodista y director del Observatorio Internacional de Victimas del Terrorismo D. Cayetano González.

En concreto estuve escuchando los minutos que dedicaron a comentar la entrega de los premios que el antes citado Observatorio, acto que se celebró ayer en Madrid y las breves entrevistas a Ángeles Domínguez e Irene Villa. Tras las entrevistas el Sr. González repitió en varias ocasiones que el próximo Domingo las víctimas iban a sentir un gran dolor y tristeza (hablo de memoria y por tanto las palabras no son exactas pero si el sentido de las mismas) ante el más que probable éxito electoral de EH Bildu.

En primer lugar, quiero manifestar y dejar claro que entiendo y comprendo perfectamente a lo que se refiere el Sr. González. Entiendo y comparto igualmente el dolor de las víctimas del terrorismo y la indignación ante las frecuentes e innecesarias muestras de abandono y falta de sinceridad que hacia ellas demuestran no pocas instituciones públicas y privadas de esta maltrecha sociedad.

Ahora bien, echo en falta en el comentario del Sr. González y en los de otros muchos periodistas y tertulianos que a menudo tratan del "problema vasco", las referencias al porqué los partidos que forman bandera con el MVLN y sus aledaños gozan de amplia cobertura legal y disfrutan de los mismos derechos que los del resto de las fuerzas políticas con representación.

Desde hace un tiempo critican al PP y al PSOE y por supuesto al PNV pero siempre evitando hablar del "marco general", de la necesidad de cambiar las cosas desde la raíz, de enmendar los numerosos errores del pasado.

A mí que a éstas alturas acerquen a un preso a una cárcel o a otra me importa un pito porque la batalla más importante sigue sin darse y no se da por la sencilla razón de que el sistema se construyó teniendo a éstos "inquilinos" metidos en la finca y en vez de echarlos y sanear el piso infestado de suciedad se les hizo un cuartito sin ventanas para ver si allí no molestaban la digestión pacífica del resto de vecinos.

Sucede que desde que se inauguró el régimen de 1978 hasta la fecha presente ninguno de los partidos políticos que ha ostentado el poder ha tomado medidas concluyentes y decisivas para evitar al desarrollo de los diferentes brazos y entramados políticos de apoyo al terrorismo.

Junto a esto, tampoco se han tomado medidas para evitar la manipulación de la conciencia ciudadana y han dejado que determinados sectores tomen el control de la educación, la cultura y los medios de comunicación. ¿Acaso no sabían UCD, PSOE y PP lo que se enseña a los niños y jóvenes y cuál es el contenido de los programas culturales? Por supuesto que lo sabían, pero no era crítico, no era lo importante.

Lo que no parecen comprender muchos de estos opinadores profesionales es que el mayor o menor éxito electoral de una opción separatista no está simplemente vinculado al hecho de que exista un grupo de "malos, muy malos" que votan y ya está.

No señores, por supuesto que hay un grupo de electores convencidos que comparten los ideales de esas siglas y cuyo compromiso viene de muy atrás, pero también existe un grupo, numéricamente creciente y al final más importante que se ha ido incorporando a esa comunión de ideas a través del adoctrinamiento recibido desde el parvulario.

¿Qué han hecho los partidos políticos "constitucionalistas" para evitar este fenómeno de cambio social? Nada o casi nada y lo que han hecho, lamentablemente, lo han hecho mal.

Uno de los grandes problemas con el que nos encontramos al enfrentarnos al mal llamado "problema vasco" es la confusión de los diferentes frentes en presencia.

Ahora bien, los partidos políticos están formados por individuos. De nada sirve acudir a una manifestación o rasgarse las vestiduras por las ondas y ante la pantalla si luego por intereses poco confesables no se atacan las raíces del problema.

Por supuesto que los responsables del terror son los terroristas y los responsables de la mentira son los mentirosos y que son igualmente responsables los que se han beneficiado directa o indirectamente de ambos. Ahora bien ¿por qué no se habla de la responsabilidad de no haber querido atacar el fondo de las cosas?

O mucho me equivoco o es que es algo que no interesa airear demasiado porque entonces ese Domingo de llanto lo tendrían que compartir muchas otras personas pero por motivos bien distintos.

Muchos son los que tendrían que ponerse de rodillas en la plaza pública para pedir perdón a víctimas y ciudadanos cuya vida se ha visto transformada por no haber hecho nada o por dejar que sus pequeños o grandes intereses personales y de partido se antepusieran al bien común.

Los movimientos políticos (y el terrorismo separatista es eso, política por vía del terror) no se combaten sólo ni fundamentalmente con el ejercicio de la fuerza. ¿Qué se ha hecho para favorecer de manera efectiva que las ideas erróneas no se extiendan? ¿Por qué se ha mantenido un sistema de financiación de partidos o de beneficios políticos a sabiendas de que servía a intereses sumamente negativos? ¿Por qué se ha amparado, torciendo la ley, el desarrollo de actividades claramente delictivas e indeseables?

Imperfecciones del sistema democrático dicen unos, siniestra cara dura digo yo.
La conclusión es que el próximo domingo, no sólo las víctimas sino el resto de personas de bien pueden sentir legítima repugnancia al ver que una de las regiones más relevantes de esta nación fragmentada cae en manos de unos enemigos de esa propia nación y del mismo pueblo que dicen ensalzar y defender.

¿Llegará el día en que se hable y se depuren las otras responsabilidades y se cree una conciencia pública al respecto?
¿Hasta cuándo se mantendrá la mentira y la desinformación?

Sanglier.