La maestría y el acierto del artículo anterior nos apabullan. Ha faltado la referencia al Marca como lectura de cabecera, según confesión del propio presidente. No se dirá que incurrimos en difamación, lo que tal vez podría reprochársenos si aludiéramos a otros rumores más siniestros. Pero como diría Mariano hablemos de las cosas importantes. El confiado articulista se refiere varias veces al Lusitania, asumiendo que todos los lectores saben de qué se trata, cosa improbable, al menos por lo que a la información que en cepogordo puedan encontrar, pues es este un libelo cigarrero en el que nunca se habla de cigarros, cosa paradójica. Tampoco hay pornografía ni ideología de género, y es una pena dirán algunos. Adelantemos dos cosas:
El Lusitania es un cigarro muy grande.
El Lusitania es una maravilla.
Es por tanto una maravilla, un gran cigarro de la casa Partagás. Jaime Partagás fue un gran tabaquero decimonónico, fundador de la marca que sigue llevando su nombre de la que el cepogordismo es gran seguidor y defensor. Nos gusta más que Montecristo y por supuesto, más que Cohiba, marca que despide, la pobre, un tufillo a constructor, dinero negro y corrupción. Pero que fuera de ese contexto tampoco está mal.
El Lusitania es un inmenso cigarro, que requiere gran fortaleza física en quien lo fuma o bien, siendo una enclenque, un mierda o un piernas, una vida sosegada, un cuerpo descansado, una existencia regalada. También requiere de una cartera bien provista de los billetes de colores menos vistos.
Esta es la ficha oficial del cigarro, puesto en estanco español (entre la Leire Pajín –mira que es fea la tía- y el Mariano están liquidando este invento español que es el habano y que nunca se asoció en España a la ordinariez ni a la prepotencia):
Marca: Partagás
Vitola Salida: Lusitanias
Vitola Galera: Prominentes
Cepo: 49
Longitud (mm): 194
Precio: 16.50 €
Tiempo de fumada: Más de 90 minutos
Presentación
Caja de 25 Unidades (412,50 euros).
¿Se han fijado en el precio? Para echarse a temblar. Perdonen que hablemos de dinero, el cochino y sucio dinero. Nosotros somos de aquellos que todavía pensamos que es una ordinariez. Pobrecitos. El habano se ha disparado. Esto no era así antes, pero con la democracia ya se sabe, el tabaco para los ricos, y para el presi, claro, que o dedicaba parte de los sobres de Bárcenas a hacer acopio, o se los regalan, tal vez algún constructor que siga en activo, o incluso el gobierno cubano, porque ya se sabe que este PP es así, ecléctico.
Este cepogordista que les escribe tuvo una vez una caja completa, nueva, entera, sellada y con sus veinticinco cigarros en extraordinarias condiciones de Partagás Lusitania. Pero no se asusten no pagó ese precio, se la trajo un amigo entrañable de la mera Cuba. ¿Intentó el cepogordista lucrarse organizando mercadillos o revendiendo a los pobres compañeros de fumeque? No señor, garbo, tronío, empaque y solera: mientras duraron, quien quiso fumo en casa los Cigarros del Presidente… No han vuelto desde entonces. Si alguna viaje a la pobre isla que fue la perla de las Antillas, la joya de nuestra corona, ya sabe.